No, yo estoy con vos Hernán.
Por cierto, qué otra prueba quieren de que Brasil nos tiene de hijos? Déjense de joder, el orgullo de no admitirnos hijos de Brasil nos lleva a confiarnos demasiado. Es el mismo orgulloso que tiene River de querer seguir apostando a todo, cuando la realidad futbolística e institucional del club muestra que los objetivos tienen que ser más bajos, y subir de a poco.
Brasil nos tiene de hijos, y hoy nos gana sólo con la camiseta. Nada más. El “primer tiempo de hacer circular la pelota” se cortó por el miedito que le dio a jugadores como Milito y Riquelme, y NO HUBO OTRA IDEA. Las cosas no se dieron como siempre, y no hubo en toda la cancha y el banco de suplentes, ni un sólo cráneo que buscara algo diferente, otra solución. Al no funcionar el planteo de siempre, estuvimos 41 minutos desorientados en la cancha. Después de que hicieron el gol, yo los veía perdidos a los jugadores, pero pensé que se iban a acomodar. Y no, no se acomodaron. Ni ellos, ni el cuerpo técnico les supo plantear una solución, y así nos fue: pedaleando en el aire nos comimos uno más. Los dejaron a todos solos, y el tipo tiró el centro que había que tirar. El pato no abrió la boca, Ayala tuvo que cerrar con lo que pudiera porque pensó que si la dejaba entra Vágner Amor sólo, y bueno…
No hay ideas, no hay una respuesta. Hay mucha calidad, pero poca cabeza. Adentro, y afuera, por parte de un cuerpo técnico que nunca tuvo variantes. Una vez que no le funciona lo que siempre hizo, y ya no sabe qué hacer.
Tuvimos que llegar a la final para darnos realmente cuenta de por qué Abbondanzieri va a ser suplente ahora en el Getafe.
Riquelme, pensamos que habías vuelto, pero no, sos el de siempre. Un gramo de presión, y te chorrea caca. Cerrame la boca y jugá un segundo tiempo de esos que vos sabés.