Nueva marcha contra el gobierno - 8 de Noviembre

El cheto de Boudou come chori??

No te bolsiquearon?

Y si tambien hay parrilas en los departamentos de un millon de dolares de puerto madero donde vive el vice y la plana mayor del oficialismo

Todavía no caigo. Estabamos en la calle y cae Boudou así de la nada. :lol:

A mi si me parece muy rescatable que no haya un partido politico en medio de una organizacion de una marcha, me parece mucho mas transparente que como pasa en la mayoria de los actos que van gente paga para llenar.

¿Boudou fue a tocar algo con la mancha de rolando?

Hebe de Bonafini se sumó a las críticas contra la marcha: “Nos dan asco” – Infobae.com

Hebe de Bonafini se sumó a las críticas contra la marcha: “Nos dan asco”

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La titular de Madres de Plaza de Mayo apuntó en duros términos contra el cacerolazo del jueves. “Les decimos que no ensucien con sus puercas manos el pañuelo, que es amor, abrazos a nuestros hijos que ustedes asesinaron”, apuntó

Hebe de Bonafini se sumó a las críticas contra la marcha: “Nos dan asco”
Crédito foto: NA

Hebe de Bonafini se sumó a las voces del oficialismo que arremetieron contra el cacerolazo del jueves pasado. Como el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manuel Abal Medina, o el diputado Carlos Kunkel, la titular de Madres de Plaza de Mayo criticó a las personas que se sumaron a la manifestación.

“Nos dan repugnancia. Con ellos no queremos nada: ni pactos ni diálogos. Ellos son la clase que nos humilla diciéndonos ‘negros de mierda’; los explotadores de siempre, los que no quieren que los niños pobres sean felices con los planes de Cristina (Kirchner): odian la igualdad”, sostuvo.

En una columna de opinión publicada en el diario Tiempo Argentino, De Bonafini consideró que “la clase que fue a la Plaza es la heredera del plan económico de (Domingo) Cavallo y (José Alfredo) Martínez de Hoz”.

“Nosotros repudiamos esta manera y nos dan asco los que marcharon, los que diciéndole de todo a nuestra Presidenta pedían libertad, los que estaban felices cuando entraron a nuestras casas para secuestrar y torturar hasta la muerte a nuestros queridos hijos dicen ahora que tienen miedo de que los secuestren”, insistió.

En ese sentido, la titular de Madres de Plaza de Mayo consideró que quienes participaron del cacerolazo “son los dueños de los campos, de los bancos, de las grandes empresas”. “Les brota en sus casas, el odio de clase”, señaló.

De Bonafini repudió además el uso que un manifestante realizó de un pañuelo blanco en su cabeza, tradicional símbolo de la entidad de Derechos Humanos. “Las Madres les decimos que no ensucien con sus puercas manos el pañuelo, que es amor, abrazos a nuestros hijos que ustedes asesinaron”.

“El jueves es nuestro día desde hace 35 años en donde pedimos Justicia y que gracias a nuestra querida Presidenta, podemos ver ahora entre rejas a los que ustedes defienden”, recordó, en referencia a las tradicionales rondas de los jueves que las Madres realizan en torno a la Pirámide de Mayo.

“Si quieren el Gobierno, vayan a elecciones a ver quién los vota. Siempre llegan al poder por medio de las dictaduras cívico-militares”, concluyó.


señora, antes de hablar, primero devuelva la plata de las casas que les robó a los pobres…

La consigna “basta de kirchnerismo” cuando el kirchnerismo sacó el 54% y el segundo el 11%, le guste a quien le guste, es antidemocrático y es golpismo


Es respuesta a otro que estaba circulando, y que era mucho más descalificador


Siempre me va a aprecer cuestionable una protesta multipropósito, donde los motivos que esgrimen unos, se contradicen con los que esgrimen otros, y ambos suman o hacen números para los mismos
La mitad de los entrevistados hacían referencia a un hecho inexistente, la reforma de la CN, y otros se quejaban de la inflación, y compartían marcha con los que piden liberar el dólar

PD: Alperovich es un mamarracho, pero si Tucumán no genera una opción dentro del oficialismo o de la oposición, es responsabilidad de los tucumanos. No es una provincia despoblada como Formosa o La Rioja, donde es más sencillo instalar un feudalismo

Con la misma ligereza y arbitrariedad con la que aca se dice para deslegitimar los actos del gobierno, que hay gente que va para cobrar un plan, tambien podriamos hablar de que el otro dia debia haber ALTOS EVASORES y negreros.

Uy encontre uno!

No, pero nunca me imaginé a un vicepresidente repartiendo vasitos de plástico. :stuck_out_tongue:


La maldición argentina de ser hoy un representante de la clase media
Por Beatriz Sarlo | Para LA NACION

Cuando Raúl Alfonsín ganó las elecciones presidenciales, en 1983, se esperó ansiosamente que los peronistas hablaran por televisión reconociendo la victoria. Mucho parecía depender de ese reconocimiento, que iba a dar legitimidad a los resultados. Hacia media noche, el ensayista Jorge Abelardo Ramos (de quien descienden Jorge Coscia y Ernesto Laclau) apareció en las pantallas desconfiando todavía de los escrutinios parciales: “He visto a gente festejando por la calle Santa Fe, vestidos con Pierre Cardin”. Ramos era un provocador, pero la frase con la que quería desacreditar un posible triunfo de la UCR tiene una historia que se prolonga hasta el presente.

Invalidar una manifestación por la composición social de sus integrantes fue un tipo de discriminación que se difundió precisamente para atacar al peronismo. Vittorio Codovilla, dirigente del Partido Comunista, calificó a las masas movilizadas por Perón el 17 de octubre como una multitud de marginales y lúmpenes. La oposición a ese primer peronismo reduplicó esa apuesta discriminatoria: negros, cabecitas, fueron los sustantivos que usaron los “cultos” para designar a los obreros.

Décadas después, el lenguaje de la discriminación vuelve a utilizarse para describir a los manifestantes del jueves pasado. De nuevo, las calles que se mencionan son Santa Fe y Callao como centro místico de la convocatoria. Si ese lenguaje podía describir adecuadamente la anterior movilización de caceroleros, que fue pequeña y poco entusiasta, no parece el más adecuado para la última. El cruce emblemático de las dos avenidas de Barrio Norte tuvo decenas de espejos en las ciudades argentinas.

Sin embargo, las críticas kirchneristas a la movilización del jueves se apoyan en datos y citan consignas indiscutiblemente escritas en las páginas de Facebook que propagandizaban la convocatoria. Allí se ha usado el lenguaje del odio contra los planes sociales y la asignación universal (“planes descansar” y “asignación para coger”, entre otras frases), que no salió de la cabeza de Cristina, sino de una iniciativa presentada, hace años, por Elisa Carrió. Este despiste ideológico, la antipatía contra la política y el encierro dentro de los propios deseos indican el terreno fracturado en el que se mueve la protesta.

Por televisión algunos relatores periodísticos se entusiasmaron recordando la “primavera árabe”. No recordaron, sin embargo, quiénes ganaron las elecciones en Egipto después de esas movilizaciones de masas. Por televisión también se subrayó la ausencia de toda interpelación política. Se olvidó, sin embargo, que es la política la que puede dar una continuidad a las reivindicaciones de quienes se movilizaron el jueves.

LA LECCIÓN DE 2001

Todo sucede como si no tuviéramos la posibilidad de aprender de 2001: si se rechaza la política, lo que se consigue, finalmente, es o el activismo permanente (difícil de sostener en una sociedad como la argentina) o la volatilización de las energías llevadas al espacio público, que encuentran muchos obstáculos para seguir allí sin organizaciones.

Las manifestaciones “espontáneas” tienen todos los problemas de la ausencia de la política que, al mismo tiempo, rechazan. Un verdadero dilema que queda de manifiesto cuando se mira el paisaje español, donde son los partidos, rechazados en gigantescas marchas, los que siguen definiendo el futuro inmediato, imponen un ajuste implacable y no escuchan el mensaje de los indignados.

¿Por qué se sostiene el kirchnerismo? En primer lugar porque ocupa por completo, casi sin fisuras, el aparato administrativo y económico del Estado. En segundo lugar, porque se apoya en una vasta organización territorial, que representa a ese Estado en los últimos rincones de la sociedad, donde viven los que más sufren y los que más necesitan.

El aparato kirchnerista no permite desbande ni desmadre. Este arte de la movilización lo conocen bien los peronistas y fue su legado póstumo a Cristina Fernández.

La movilización del jueves pasado mostró a sus integrantes lejos del Estado y del Gobierno, contra el que protestaban, pero también lejos de una armazón que pudiera abrirles el camino del mediano plazo. La política es complicadísima. Nada es menos instantáneo que sus expresiones.

Todo esto es sabido y parece antipático recordarlo ahora, justamente cuando el periodismo oficialista hace una discriminación de clase para acusar a los manifestantes, como si las capas medias no tuvieran el derecho de presentar sus reclamos.

Solitario, aunque también cediendo a la tentación de hablar de “gente paqueta”, Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, puso un alerta en su propio campo: “El Gobierno no debe descuidar esto. Es necesario tomar nota de esta importante movilización con cuyos fundamentos no estoy de acuerdo”.

Podría decirse que la manifestación del jueves puso en escena un drama de clases. Sin duda, hoy ya no se habla más en esos términos, pero lo que sucedió evocaba ese tipo de divisiones.

Los manifestantes, que provenían de ese vasto sector con muchas diferencias que son las capas medias (que comienzan, recordémoslo, con salarios de 5000 o 6000 pesos), no protestaban solamente porque no podían comprar dólares. Llevaban otras consignas y convertirlas a todas ellas en un pretexto que cubría las ganas de tener divisas a precio oficial implica despreciarlas por completo. Es la versión simétrica a la de quienes afirman que los asistentes a manifestaciones kirchneristas van “por el plan y por el choripán”.

Si esa frase es repudiable en el caso de los sectores populares, es igualmente repudiable cuando los que salen a la calle son los ciudadanos que no viven en Soldati. La clase media no debe convertirse en una clase maldita. Conoce sus intereses tanto como los conocen los sectores populares. De ellos los separa un vacío: la ausencia de una política progresista que los exprese generosamente.

Una vez más, éste es el drama. Detestar al kirchnerismo no produce política. Y hoy, en cualquier lugar del mundo, afirmar la primacía absoluta de los derechos individuales (yo hago lo que quiero con lo mío) es una versión patética y arcaica de lo que se cree liberalismo.

Es injusto hacer responsables a los manifestantes de lo que les falta y les sobra a sus consignas. Su movilización indica que hay allí fuerzas dispuestas a jugar en el espacio público.

La responsabilidad cae del lado de intelectuales y políticos que no articulamos una interpelación progresista, democrática y autónoma. No supimos escribir las cosas mejor que en Facebook.

Sinceramente esta vez esperaba otra cosa del gobierno, bue soy un boludo :evil:

¿Qué esperabas?

que salga bajar los humos y salieran a declarar al menos parecido a anibal fernandez, en cambio salieron a pegarle a la gente y a aumentar la confrontación. Esto termina con dos bandos cagandose a palos

Linda editorial del amor imposible de dylan.

Increíble que se acerquen las posturas de Sarlo y Miradas al Sur

A ver si podemos ser amables | Miradas al Sur

Las marchas del jueves merecen lecturas y respuestas cuidadosas. Los límites de la satanización y la ironía. La necesidad del kirchnerismo de ampliar la relación con sectores de las clases medias que no son gorilas ni brutales.

En los últimos meses hubo intentos de cacerolazos que terminaron de manera más bien pobre, inexpresiva, aguachenta. Cierto discurso kirchnerista encontró placer en ironizar sobre el resultado de esas convocatorias. Lo que sucedió el jueves merece menos negación, menos autocomplacencias, menos ironías previsibles acerca de la presunta extracción de clase de los manifestantes. La del jueves fue una expresión importante que no sólo ocupó buena parte de la Plaza, sino unos cuantos barrios porteños, la Quinta de Olivos, ciudades del interior. No marca ni una crisis de gobierno ni algún tipo de bisagra. La movilización tampoco implica que el Gobierno deba revisar la dirección esencial de sus mejores políticas de inclusión, generación de empleo, o expansión de derechos. Aun así, el cacerolazo fue un llamado de atención.
El que escribe vive muy cerca de la Quinta de Olivos. Como buen y curioso simpatizante kirchnerista, siguió desde TN la evolución de las manifestaciones. Este es un modo de decirles a Eduardo van der Kooy y Julio Blanck, que se congratularon cívicamente por el alto rating que tuvo esa señal de noticias, que miles de kirchneristas estamos entre los más atentos de su audiencia, la alimentamos.
Este cliente de Cablevisión (ustedes disculpen), una partícula más en la vasta audiencia del Grupo Clarín, venía siguiendo TN, dando vueltas por internet, escuchando bocinazos. Cuando auscultó que la cosa venía sonora, salió a la calle. Primera sorpresa: las manzanas del barrio estaban atestadas de coches de buenas marcas estacionados a la que te criaste, como ocurre en el barrio River cuando hay recital. Mucha gente yendo a una manifestación en auto no impugna a la manifestación, apenas señala un posible origen social. Y sólo un origen posible, porque una vez que el que escribe se fue metiendo entre los varios miles de manifestantes que se juntaron ante la Quinta, no sólo confirmó ciertas caras algo desagradables (esa cosa entre pituca y prepotente de ostentar la centralidad de sí mismos, pibes de colegios privados caros), sino clases medias muy del común (jóvenes variados, alquiladores de un locutorio, de un local de fotocopias, profesionales, laburantes) que uno podría inscribir teóricamente en el campo “objetivo” de lo nacional y popular. Decir que todo cacerolero es un oligarca es sencillamente una falsedad. Hasta el recorte en la edición de Duro de domar mostró gente gorilita, pero de barrio.
Entonces: no alcanza con reiterar la figura de “las cacerolas de Clarín”, porque esa frase no dice todo y vacía la relativa autonomía política de los manifestantes. A los caceroleros los puede acelerar, irritar, encimar y convocar “la Corpo” y otros medios. Pero allá van, a poner sus cuerpos y sus broncas. Cuando las derechas dicen que ciertas protestas sociales son puro efecto del accionar de infiltrados o agitadores, niegan que haya algún disparador real de esas protestas. El kirchnerismo no puede invertir ese discurso y sólo aferrarse a la idea de que todos los caceroleros son chukies, malditos muñecos teledirigidos. No alcanza con reiterar la mueca de asco automático: que reclaman por el dólar, que huelen a perfume francés, que todos odian a la negrada. Sí, en el cacerolazo hay una dolorosa exhibición de ausencia de madurez política (por ese goce de retomar la furia del que se vayan todos), de ignorante ceguera (por querer convencerse de que en este país no se vive en libertad) y un tipo de fanatismo que causa espanto.
Lo que al kirchnerismo debería importarle es qué puede hacer ante este llamado de atención. No tanto para no ponerse en contra de ciertos sectores de la sociedad –algo que es natural que suceda–, sino para no hablar casi siempre con el ceño fruncido y evitar metidas de pata innecesarias. Ser más “amables” no implica ni ceder ni retroceder en nada sustancial. Es simplemente evitar lo que además de innecesario es piantavotos. Ser más amables con la sociedad es –como imagen o recuerdo emblemático– recoger lo mejor del clima del Bicentenario. Es saber interpelar mejor a esa parte de las clases medias que no son ni eminentemente gorilas ni viven sacadas, que pueden votar K, FAP o Pino Solanas. Hay que saber expandirse hacia ellas en lugar de putearlas desde Facebook, Twitter, el Gobierno o los medios del palo. Hay que convivir mejor con ciertos espacios y sus dirigentes por necesidad y obligación política.
Sí, los caceroleros se juntan sacados y su agenda es heterogénea, bizarra y reaccionaria a la vez, endeble, sin propuestas. A menudo los peores entre ellos se complacen en ostentar un tipo de discurso repugnante, por clasista, expulsivo, autoritario. Aun así: hay que analizar cada demanda; eso se hace cuando se hace política. Reduzcamos esas demandas de los caceroleros a apenas cuatro temas: reforma con re-re, dólar, seguridad, comunicación oficial o uso de la cadena oficial. Cada una de ellas merece atención. Veamos entonces si las iniciativas en torno de la reforma con re-re no vienen algo confusas o si no se asumió un riesgo por haberlas largado sin probar la temperatura del agua con el dedo pulgar del pie. Revisemos si no han habido observaciones críticas, desde los propios espacios kirchneristas, sobre cómo se fueron comunicando las restricciones de acceso al dólar. Si el ciclo kirchnerista no asumió tarde, con la asunción de Nilda Garré, el desafío jodidísimo de la seguridad, ahora con contradicciones en el discurso entre la ministra y su segundo. Si no hay una sobreexposición innecesaria de la figura de Cristina, que puede que patee en contra. Puede pensarse que esa sobreexposición es producto de varias cosas: de la saludable hiperactividad presidencial, de la centralidad de su figura, de la ausencia de otras voces potentes e interesantes que puedan secundarla y hasta enriquecerla, acaso de una íntima necesidad de la Presidenta de contenerse y recibir afecto en actos públicos.
Cristina arrasó en las últimas elecciones. Lo hizo no siempre enojándose, sino a menudo con su cara más sonriente, humana y constructora de un “todos”. Arrasó remando siempre “contra la Corpo”. Arrasó con menos exposición que la actual. Hoy incluso cuenta con señales de noticias más amigables que en el pasado. No todo lo que sale a decir amerita el empleo de la cadena oficial. La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para quien escribe una causa sagrada, dice en su artículo 75: “El Poder Ejecutivo nacional y los poderes ejecutivos provinciales podrán, en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional, disponer la integración de la cadena de radiodifusión nacional o provincial, según el caso, que será obligatoria para todos los licenciatarios”.
Si se trata de kirchnerismo no hay modo de ganarse la simpatía de derechas horribles (menos mal). Especialmente cuando se trata de ciertas bestias que se inflaman al grito de morite, puta, yegua y montonera. Pero sucede que la construcción política consiste en abrir todo lo que se pueda hacia la sociedad y no en deleitarse con un relato amargo, ensimismado, de viejo matrimonio mal llevado. El kirchnerismo no tiene que salir a intercambiar piñazos con lo más brutal de los caceroleros. Porque esa es una suerte de agarrada entre vanguardias que deja afuera a muchos que lo miran por tevé. Es más, para pararse ante el cacerolazo no importa sólo quiénes y cuántos fueron, sino cómo se transmite y amplifica, qué climas se generan y qué posibles contagios pueden darse. Trompearlos verbalmente es hacerles el juego. Así que mejor dejar solos a los más animalitos, que sigan enojados los peores. Y a mirar a otros sectores de clases medias. Aquellos que pudieron no votar al kirchnerismo, pero lo hicieron sin tanto odio brutal e ignorante, seudoinformado. A esos hay que dirigirse y tratarlos mejor; encuestas creíbles señalan esa necesidad. En cuanto a los más ariscos, algún que otro toquecito en las políticas y discursos oficiales podría ayudar a evitar a evitar lo innecesario, eso que, a empujones mediáticos, termina con las cacerolas en las calles.

Debate
¿Contramarcha?

La protesta del jueves pasado inició un debate hacia dentro de las fuerzas políticas y organizaciones sociales que acompañan el proyecto del Gobierno Nacional. La discusión es acerca de la conveniencia, o no, de organizar una contramarcha para respaldar
al Ejecutivo. Ayer cicrcularon versiones sobre una eventual convocatoria, que, según el caso, fueron confirmadas o desmentidas.
Miradas al Sur consultó a referentes de los diversos espacios que componen al heterogéneo colectivo que se siente representado por
el kirchnerismo.
Las posiciones al respecto fueron diversas. Algunos sostuvieron que era importante hacer una demostración de respaldo popular al Ejecutivo Nacional, y otros que la mejor estrategia consistía en apaciguar los ánimos y no hacerle el juego a los medios de comunicación dominantes, que son los principales agitadores de una profundización de la polarización de la sociedad respecto de las políticas impulsadas por el oficialismo. ¿Qué visión se impondrá en el debate? En los próximos días estará la respuesta.

A ver si podemos ser amables | Miradas al Sur


PD: me ganaste de mano por segundos. Excelente nota.

Lo pusiste de ejemplo a Aníbal!!!

No soy mucho de basarme en lo discursivo o en las personalidades. Prefiero analizar hechos, pero no funciona así la mayor parte de la gente


La nota de Sarlo no permite comentarios a pedido de ella. Cómo conoce a sus lectores

Hola puedo ser sparring del equipo de los K o llegué tarde?

Ya dije hace varias pa´ginas atrás que anibal fue el único que tuvo la viveza de declarar como habia que declarar.

Igual sigue siendo Anibal, es como funes mori muy de vez en cuando hace una bien :stuck_out_tongue: