FINAL Champions League o el arte de trasladar una pelota con los piés

Quién mierda va a pagar 30 palos por PEDRO??? ¿20 por Valdés??? Cualquiera se mandaron.

Encima los 3 más importantes del Barça son canteranos.

Quiero que gane el Barsa por todo lo que viene mostrando

pero tengo el presentimiento que gana el Man U

Dani Alves 15 palos? esta regalado

¿Alguien seriamente cree que Pedro puede valer lo mismo que Ribery? Yoprefiero hasta a Lavezzi antes que a Pedro.

Van der Saar, 0,6??? :lol:

Podriamos hacer un tirito para q venga a River.

Vale mas que Chicharito por ej. segun ese diario…igualmente esas deben ser las clausulas de rescision; a nadie se le ocurriria pagar 30 palos por Pedro.

Si se manda las mismas cagadas que JP, por lo menos sale el 10% que el soberbio…


Es más: Me dicen “tenés 6 millones de euros y podés traer a D Alessandro o a Pedro que el sueldo se lo paga el FPV a cualquiera de los 2”, Sin dudas que les pido al cabezón…

se olvidan de que Masche vale 20 palos, no?

LOS HÉROES DE WEMBLEY

http://www.marca.com/2011/05/26/futbol/equipos/barcelona/1306410338.html

Koeman: “Yo no disfruté hasta que pitaron el final”

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Ronald Koeman (Zaandam, 1963) es todo una leyenda para el barcelonismo. Su gol en Wembley, que supuso la primera Copa de Europa en 1992, le ha hecho merecedor de un lugar privilegiado en la historia del club. Fue el comienzo del gran Barça de la era moderna. Koeman sabe que el actual equipo no sería posible sin el ‘Dream Team’.

Pregunta: ¿Ha contado cuántas veces ha visto el gol?

Respuesta: No, pero muchísimas. Todavía lo ponen de vez en cuando en la tele holandesa.

P. Y después de verlo ‘tropecientas’ mil veces, ¿qué le parece?
R. Pues todavía alucino un poco por cómo pudo pasar el balón entre los tres defensas que salieron de la barrera. El disparo sorprendió al portero y entró. Porque pegarle, la pegué bien.
P. ¿Su popularidad bajó con la segunda y la tercera Champions?
R. No te creas. Puede que te quite un poco de protagonismo porque han ganado ya muchos títulos y hacen un gran fútbol, pero la gente sigue recordando mucho ese momento. Era la primera y la primera nunca se olvida.
P. ¿Una vida marcada por un gol?
R. Es un gol que te marca. Por ejemplo, antes de conseguirlo en Holanda había muchas críticas por mi forma de juego en la selección. Después de marcarlo todos decían que Koeman era el mejor. Yo no podía entender que por meter un gol de falta se pudiera cambiar tanto.
“Con el potencial del Madrid me parece exagerado que se queje de los árbitros”

P. Cruyff les dijo: “Salid y disfrutad”. ¿Qué pensó?
R. Bueno, bueno… La frase está muy bien. Hay que disfrutar en los partidos, pero hay algunos muy importantes en los que hay mucha presión. Fue una frase para quitar la presión. Pero lo que es disfrutar… yo no disfruté hasta que el árbitro pitó el final. Ni siquiera con el gol porque todavía faltaban 13 ó 14 minutos.
P. ¿Tanta presión había?
R. En el barcelonismo había un sentimiento de frustración después de la derrota en Sevilla frente al Steaua. Había un poco de miedo en el ambiente a volver a perder. Es cierto que habíamos llegado con un poco de suerte, pero el equipo estuvo tranquilo y confiado. Jugamos bien, ordenados y fuimos mejores que la Sampdoria. La alegría se desbordó y recuerdo que la gente me repetía una y otra vez, sobre todo los más mayores, que ya la tenían: “¡Por fin!”, me decían.
P. ¿Pudo dormir por la noche?
R. Imposible. Me despertaba cada hora preguntándome si me había dado cuenta de lo que había hecho.
P. ¿Qué tenía el ‘Dream Team’?
R. Mucha calidad. Era un grupo con futbolistas de mucha personalidad y cojones. Había un grupo con varios líderes: Alexanco, Zubi, Bakero, Txiki… Gente muy honrada, pero también muy directa en los comentarios y que exigía mucho a los demás tanto en los entrenamientos como en los partidos. Además, siempre hubo mucho compañerismo porque fuera del campo teníamos una gran relación y también nuestras mujeres.
P. ¿Se puede entender el actual Barcelona sin el ‘Dream Team’?
R. Nuestro equipo dio los primeros pasos de un fútbol atractivo de ataque con la posesión del balón. Con Cruyff el Barcelona comenzó a ser diferente y después vinieron entrenadores con una filosofía similar. Y ahora con Guardiola es todavía más completo.
P. Y en ese equipo apareció un tal Pep Guardiola…
R. Sí, era muy jovencito. Pero a pesar de ello siempre tuvo personalidad y tácticamente era muy bueno.
P. Usted fue uno de los encargados de arroparle en sus comienzos, ¿no es así?
R. Yo tuve que hacer el papel de hermano mayor futbolístico con él. Cruyff tuvo la idea de ponernos en la misma habitación en las concentraciones. Era una idea muy holandesa. El joven que subía compartía habitación con uno experimentado para que le protegiera y le enseñara. Así el joven aprendía. Y aprendió bien. Pep siempre fue un fan del fútbol holandés, del Ajax y del 4-3-3. Tuvimos largas conversaciones.
P. ¿Cómo ve la final del sábado?
R. Muy bonita. Veo favorito al Barcelona, pero no podrá fiarse. El United es un conjunto con mucha experiencia y no hay que olvidar que en estos partidos hay factores que pueden alterar el curso del mismo como puede ser una tarjeta roja.

P. ¿Qué sabor de boca le ha dejado la semifinal entre el Real Madrid y el Barcelona?
R. Entre estos dos equipos hay una gran rivalidad y eso es bueno. Pero esta vez se han pasado un poco. El Real Madrid es un equipo que tiene todo a su favor. Tiene a los mejores jugadores, a uno de los mejores entrenadores, potencial económico para comprar casi todo… Con todo eso, ¿quejarse sólo de los árbitros? Me parece exagerado.


El Periódico de Wembley
Pep Guardiola: “No podíamos fallar”-Barça-El Periódico

                  [i]Desde que es entrenador  del Barça, Pep Guardiola no concede entrevistas. Esta primavera hizo una  excepción cuando la revista holandesa Helden (Héroes) le pidió que  explicase la final de la Copa de Europa de Wembley-92 para un número  especial dedicado a Cruyff. Guardiola se lo contó, en detalle, a Edwin  Winkels. En vísperas de otro Wembley, lo recordamos.[/i]

                  [b]Pep Guardiola: "No podíamos fallar"[/b]

               
                                     [b]Guardiola recuerda con detalle el 20 de mayo de 1992, desde el desayuno hasta la fiesta final[/b]

Cruyff dio la alineación muy pocas horas antes del partido, justo antes de subirnos a ese bus. No hizo nada especial, solo tenía un rotulador y una pizarra. Johan no se complicaba demasiado las cosas, lo hacía todo sencillo. Dio la alineación, trazó tres o cuatro flechas, dijo algo de cubrir a Mancini, Vialli y Lombardo, los marcajes de Chapi, Nando y Juan Carlos, y ya está. Nunca le metió mucha presión al partido, ni a nosotros. Más tarde, ya en el vestuario, después del calentamiento y antes de volver a salir al césped, dijo sus famosas palabras: «Salid y disfrutad», las recuerdo perfectamente. Ya habíamos sufrido bastante durante toda la temporada para llegar hasta allí, nos dijo. Estábamos en Wembley y se había acabado el sufrimiento. «Hacedme un favor -dijo-. Mirad el césped, al público, a este maravilloso estadio y disfrutarlo».
Un chaval, y jugar la final
Para él, era muy fácil decirlo, claro. En el autocar, camino del estadio, había un silencio total. Nadie abrió la boca. Notabas la tensión. Y con todos esos jugadores tan experimentados que se cagaban, ¿cómo piensas que estaba yo? Era un chaval y estaba a punto de jugar la final. ¡En Wembley! Pura historia, el templo del fútbol, con un césped increíble. Y yo estaba ahí, con 21 añitos.
Nunca veías a Johan tenso, siempre sonreía. Precisamente antes de esa final me pareció muy relajado. A mí no me dijo nada en especial. Me había apoyado mucho al principio, cuando debuté en el primer equipo, pero cuando iba cogiendo más y más experiencia, me exigía cada vez más. Y no me parecía mal, no.
El partido no lo recuerdo muy bien, no fue un duelo espectacular, futbolísticamente hablando. Tuve la sensación de que no jugamos muy bien, pero al ver la repetición por televisión, tampoco lo vi tan mal. Jugamos como siempre, atacando, tomando la iniciativa. Queríamos el balón desde el primer momento, pero fue un partido equilibrado. Ellos tuvieron dos grandes oportunidades, pero Andoni [Zubizarreta] estuvo muy bien. La Sampdoria fue bastante defensiva, su técnico, Vujadin Boskov, les hacía jugar agresivos. Nuestra mejor oportunidad fue un balón de Stoichkov al palo.
Después de los 90 minutos seguíamos 0-0. Una final típica: poco fútbol, mucha tensión e incertidumbre. Después de la primera prórroga, seguía el 0-0 en el marcador. Yo ya pensaba en los penaltis. Y les tenía pánico. Pensaba: ‘otra vez no, por favor’. Como chaval en La Masia había vivido la final de 1986, que fue un drama para el equipo, para el club, para toda Barcelona y también para nosotros, los chicos del fútbol base. Por primera vez en una final éramos favoritos, en Sevilla, ante el Steaua de Bucarest. Y hubo penaltis. Y aquel portero, Duckadam, que lo paraba todo. En Wembley todos pensamos en ello, en aquel fatídico 86, por supuesto. ¡Un club tan grande y nunca había ganado la Copa de Europa! Podíamos ser los primeros y no podíamos fallar. Otra vez, no.
Los penaltis, insoportables
Otra final decidiéndose en una tanda de penaltis. Eso hubiera sido insoportable, por la enorme tensión, la presión. En el campo, en la segunda prórroga, ya me estaba mentalizando por si tenía que tirar uno de ellos. Por mí, le hubiera dejado mi turno a Ronald [Koeman]. Mejor que los tirase él todos. Nunca fallaba. Sí, a veces, pero solo en partidos intrascendentes. Pero en los que contaban, nunca erraba, nunca. Ronald me hizo jugar mejor a mí también, siempre estaba ahí en los partidos importantes. Fue el primer defensa en el Barça que construía el juego desde atrás, sus pases fueron el fundamento de nuestro fútbol ofensivo.
Entonces llegó el minuto 111. Eusebio se fue al suelo entre dos rivales, el árbitro vio falta, tal vez por obstaculizar el balón. Koeman ya había marcado muchos goles de falta y, claro, yo esperaba que metiera este también. El fue una garantía para este tipo de estrategias, pero yo seguía pensando en los penaltis. Luego nos enteramos de que él, Bakero y Hristo habían ensayado esa falta algunas veces, sin saberlo los demás. En Wembley, estaba detrás de ellos, no muy lejos. Hristo dio el toque, Bakero paró el balón y Ronald chutó. Dos defensas abandonaron la barrera, se abrieron y por ahí entró el balón.Entró como una flecha, detrás de Pagliuca. Eso provocó una explosión de alegría, increíble. Como un solo hombre corrimos todos detrás de Ronald, hacia el córner.
Nada más marcar, me cambiaron por Alexanko. Con él, aumentamos la seguridad en defensa. Pero desde la banda, el partido no parecía acabar nunca, los últimos cinco minutos se me hicieron interminables. Después del pitido final, fue la locura total. Yo me derrumbé, tenía que vomitar, me salió toda la tensión acumulada. ¡Lo habíamos logrado! Alguna vez tenía que ser la primera y fuimos nosotros quienes conseguimos esa Copa de Europa, abriendo el camino para los que vendrían después. Siempre debe haber una primera vez. Y ya nos tocaba, estábamos preparados. Era el cuarto año de Cruyff como entrenador.
Johan estaba muy feliz, aunque seguía sin demostrar sus emociones. Jamás lo hizo. Pero también él fue consciente de la importancia de esa copa. Lo notabas en todo, en sus abrazos, en sus felicitaciones. Habíamos logrado algo histórico. Alexanko recibió la copa, le seguía Zubi, y después yo. Inolvidable, sí.
De la fiesta por la noche no recuerdo mucho. No había cenado nada y bebí demasiado. Demasiado rápido también. Enseguida estaba KO. Me fui pronto a la habitación, no tenía ganas de más fiesta. Lo más bonito, lo mejor de todo, llegó el día después. No solo el recibimiento en Barcelona, un millón de personas en las calles. Solo pensar al despertarte que éramos campeones de Europa ya te estremecía. Fue entonces cuando realmente me di cuenta de lo que habíamos hecho, del momento increíble que habíamos vivido. ¡Y en Wembley! Esa mañana me comí tres huevos fritos, me moría de hambre. Fueron los huevos fritos más buenos de mi vida. Aún los saboreo.

Cruyff dio la alineación muy pocas horas antes del partido, justo antes de subirnos a ese bus. No hizo nada especial, solo tenía un rotulador y una pizarra. Johan no se complicaba demasiado las cosas, lo hacía todo sencillo. Dio la alineación, trazó tres o cuatro flechas, dijo algo de cubrir a Mancini, Vialli y Lombardo, los marcajes de Chapi, Nando y Juan Carlos, y ya está. Nunca le metió mucha presión al partido, ni a nosotros. Más tarde, ya en el vestuario, después del calentamiento y antes de volver a salir al césped, dijo sus famosas palabras: «Salid y disfrutad», las recuerdo perfectamente. Ya habíamos sufrido bastante durante toda la temporada para llegar hasta allí, nos dijo. Estábamos en Wembley y se había acabado el sufrimiento. «Hacedme un favor -dijo-. Mirad el césped, al público, a este maravilloso estadio y disfrutarlo».
Un chaval, y jugar la final
Para él, era muy fácil decirlo, claro. En el autocar, camino del estadio, había un silencio total. Nadie abrió la boca. Notabas la tensión. Y con todos esos jugadores tan experimentados que se cagaban, ¿cómo piensas que estaba yo? Era un chaval y estaba a punto de jugar la final. ¡En Wembley! Pura historia, el templo del fútbol, con un césped increíble. Y yo estaba ahí, con 21 añitos.
Nunca veías a Johan tenso, siempre sonreía. Precisamente antes de esa final me pareció muy relajado. A mí no me dijo nada en especial. Me había apoyado mucho al principio, cuando debuté en el primer equipo, pero cuando iba cogiendo más y más experiencia, me exigía cada vez más. Y no me parecía mal, no.
El partido no lo recuerdo muy bien, no fue un duelo espectacular, futbolísticamente hablando. Tuve la sensación de que no jugamos muy bien, pero al ver la repetición por televisión, tampoco lo vi tan mal. Jugamos como siempre, atacando, tomando la iniciativa. Queríamos el balón desde el primer momento, pero fue un partido equilibrado. Ellos tuvieron dos grandes oportunidades, pero Andoni [Zubizarreta] estuvo muy bien. La Sampdoria fue bastante defensiva, su técnico, Vujadin Boskov, les hacía jugar agresivos. Nuestra mejor oportunidad fue un balón de Stoichkov al palo.
Después de los 90 minutos seguíamos 0-0. Una final típica: poco fútbol, mucha tensión e incertidumbre. Después de la primera prórroga, seguía el 0-0 en el marcador. Yo ya pensaba en los penaltis. Y les tenía pánico. Pensaba: ‘otra vez no, por favor’. Como chaval en La Masia había vivido la final de 1986, que fue un drama para el equipo, para el club, para toda Barcelona y también para nosotros, los chicos del fútbol base. Por primera vez en una final éramos favoritos, en Sevilla, ante el Steaua de Bucarest. Y hubo penaltis. Y aquel portero, Duckadam, que lo paraba todo. En Wembley todos pensamos en ello, en aquel fatídico 86, por supuesto. ¡Un club tan grande y nunca había ganado la Copa de Europa! Podíamos ser los primeros y no podíamos fallar. Otra vez, no.
Los penaltis, insoportables
Otra final decidiéndose en una tanda de penaltis. Eso hubiera sido insoportable, por la enorme tensión, la presión. En el campo, en la segunda prórroga, ya me estaba mentalizando por si tenía que tirar uno de ellos. Por mí, le hubiera dejado mi turno a Ronald [Koeman]. Mejor que los tirase él todos. Nunca fallaba. Sí, a veces, pero solo en partidos intrascendentes. Pero en los que contaban, nunca erraba, nunca. Ronald me hizo jugar mejor a mí también, siempre estaba ahí en los partidos importantes. Fue el primer defensa en el Barça que construía el juego desde atrás, sus pases fueron el fundamento de nuestro fútbol ofensivo.
Entonces llegó el minuto 111. Eusebio se fue al suelo entre dos rivales, el árbitro vio falta, tal vez por obstaculizar el balón. Koeman ya había marcado muchos goles de falta y, claro, yo esperaba que metiera este también. El fue una garantía para este tipo de estrategias, pero yo seguía pensando en los penaltis. Luego nos enteramos de que él, Bakero y Hristo habían ensayado esa falta algunas veces, sin saberlo los demás. En Wembley, estaba detrás de ellos, no muy lejos. Hristo dio el toque, Bakero paró el balón y Ronald chutó. Dos defensas abandonaron la barrera, se abrieron y por ahí entró el balón.Entró como una flecha, detrás de Pagliuca. Eso provocó una explosión de alegría, increíble. Como un solo hombre corrimos todos detrás de Ronald, hacia el córner.
Nada más marcar, me cambiaron por Alexanko. Con él, aumentamos la seguridad en defensa. Pero desde la banda, el partido no parecía acabar nunca, los últimos cinco minutos se me hicieron interminables. Después del pitido final, fue la locura total. Yo me derrumbé, tenía que vomitar, me salió toda la tensión acumulada. ¡Lo habíamos logrado! Alguna vez tenía que ser la primera y fuimos nosotros quienes conseguimos esa Copa de Europa, abriendo el camino para los que vendrían después. Siempre debe haber una primera vez. Y ya nos tocaba, estábamos preparados. Era el cuarto año de Cruyff como entrenador.
Johan estaba muy feliz, aunque seguía sin demostrar sus emociones. Jamás lo hizo. Pero también él fue consciente de la importancia de esa copa. Lo notabas en todo, en sus abrazos, en sus felicitaciones. Habíamos logrado algo histórico. Alexanko recibió la copa, le seguía Zubi, y después yo. Inolvidable, sí.
De la fiesta por la noche no recuerdo mucho. No había cenado nada y bebí demasiado. Demasiado rápido también. Enseguida estaba KO. Me fui pronto a la habitación, no tenía ganas de más fiesta. Lo más bonito, lo mejor de todo, llegó el día después. No solo el recibimiento en Barcelona, un millón de personas en las calles. Solo pensar al despertarte que éramos campeones de Europa ya te estremecía. Fue entonces cuando realmente me di cuenta de lo que habíamos hecho, del momento increíble que habíamos vivido. ¡Y en Wembley! Esa mañana me comí tres huevos fritos, me moría de hambre. Fueron los huevos fritos más buenos de mi vida. Aún los saboreo.


Siendo simpatizante del real madrid, ojala gane el barca. Tiene que ganar el buen futbol.

El Manchester juega muy buen futbol igual! Si tuviese solo un argentino me gustaria mas.

Si he vistos partidos, juega muy bien. Pero el barca, no se como explicarlo, es como una maquinita entendes? Es un reloj, eso me gusta.

Quiero que gane El Manchester.

pusieron nada mas q lo titulares, segun parece juega Abidal en vez q Masche


juega muy bien Pedro!, sin contar q con 20 años es titular en el mejor equipo del mundo, lo q pasa es q esta muy opacado con los cracks del barca

Esa camiseta del Liverpool es igual a esta de River:


Eso iba a decir Dani Alves menos que Pedro? Ahi te das cuenta que es cualquiera.

3-2 gana el Barcelona. El Manchester es un equipazo, no pierde “cómodamente” con nadie, pero bue, se verá.

Es la gran chance de que Messi o Rooney la rompan y se erigan en máximos ídolos del club. Terrible partido se avecina.

Puyol: “Este es puto”