Fracasa América en el InterLiga
El Atlás lo goleó
Carson, California.- Una fuerte inversión. La más grande en el futbol mexicano. Ocho nuevos jugadores. Un equipo fortalecido y se quedó fuera de la Copa Libertadores, ¿La razón?: Ramón Ángel Díaz. Sí, el “Pelado” subestimó al rival, envió suplentes para jugar contra el Atlas y su capacidad de reacción en el segundo tiempo fue nula. Los Zorros del Atlas aprovecharon la situación y ganaron el partido 4-1, suficiente para calificar y de paso cimbrar al club América.
¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
El América llegó a Carson, con el boleto a la final en las manos. Una de las finales del torneo InterLiga tenía inscritas a las Águilas. El Atlas era la víctima, los Zorros necesitaban ganar por tres goles de diferencia, algo poco probable desde la apreciación en el seno americanista. Pues la ley de probabilidades la noche del viernes dio una lección más; el exceso de confianza es el peor enemigo.
EL PARTIDO
La atmósfera estaba llena de confianza. Ramón Díaz dejó en la banca a varios de sus refuerzos, encaró el juego con un dejo de desdén sobre los rojinegros. Al minuto tres de tiempo corrido Andrés Chitiva le daba la razón a su entrenador, el colombiano naturalizado mexicano asestó el primer golpe de la noche. La jugada nació tras una buena recuperación por parte de Enrique Vera, el paraguayo recorrió algunos metros con el balón y lo cedió a Enrique Esqueda, que de primera intención filtró el esférico al ingreso por el centro de Chitiva para disparar ante la salida del portero.
En ese momento nadie sabía que el gol de Andrés haría más espectacular la caída, más grande la remontada.
El Atlas, con ese espíritu de lucha que transmite desde la banca su técnico, Darío Franco, equilibró las acciones. El medio campo se perdió para las Águilas, Vera con una tarjeta amarilla dejó de ser ese perro de caza implacable. Los Zorros no tardaron mucho para igualar el marcador.
El derrumbe del América no tuvo peor preámbulo para ellos; su mejor hombre, el undécimo portero del mundo, falló. Guillermo Ochoa no pudo controlar un servicio sencillo proveniente de los botines de Eduardo Rergis y dejó el balón botando a merced de Gonzalo Vargas, que no perdió la oportunidad de sacudir las redes.
ALERTA AMARILLA
El empuje de los Zorros encontró recompensa antes de que terminara el primer tiempo. Bruno Marioni apareció con una genialidad. Recibió el balón de espaldas al arco, justo en la línea que delimita el área grande, con la marca de Jesús Armando Sánchez. El argentino dio la media vuelta y sacó un disparo exacto a la base del poste izquierdo de Memo, que nada pudo hacer ante la perfección del tiro. Era el 2-1, era el bálsamo de esperanza para los rojinegros y la bolsa de nerviosismo en las manos del “Pelado”.
Por ello no dudó en enviar a la cancha a Jean Beausejour para iniciar el segundo tiempo, y sacrificó a Enrique Vera. Movimiento que le dio fuerza por izquierda aunque perdió más, la media cancha. Joaquín Martínez y Alejandro Argüello no pudieron controlar los sesenta metros centrales del campo.
Fue entonces que la daga se clavó en el corazón de las Águilas.
Édgar Iván Pacheco culminó un excelso contragolpe, que inició en los pies de Ismael Fuentes. El defensa central recuperó el balón, desplegó las banderas y al ver el movimiento al centro del campo sin marca de Édgar, filtró el balón. La salida desesperada por parte de Ochoa se quedó en intento, ya que Pacheco impactó el balón y sacudió las redes e hizo que las primeras gotas de sudor frío cayeran sobre la frente de Ramón Díaz y el americanismo.
DESORDEN
El “Pelado” tomó la determinación de acumular delanteros en el terreno de juego, envió a Robert de Pinho y sacó a Chitiva. Un talento menos en el medio campo. Apostó por Édgar Castillo y sacó a Lampros. Dos movimientos que terminaron por partir al equipo. Un bloque defensivo y un bloque ofensivo, con un vacío enorme en el medio campo. Espacio que los Zorros convirtieron en la plataforma de lanzamiento.
Esqueda era el nueve clavado; De Pinho entró al campo pero no tocó más que dos balones; Beausejour inquietó por izquierda, pero no tuvo comparsa al centro, ya que Cabañas estaba tirado atrás, en labor de arrastrar balones y servirlos.
AGÓNICO FINAL
La confianza con la que llegó el América al estadio Home Depot era nula durante la recta final del partido. El aire contenía gran cantidad de tensión, de nervios. Fue el Atlas el equipo que mejor dominó esos dos factores. Obligado a marcar un gol más para calificar, Atlas arriesgó y apostó con sus mejores fichas: Marioni y Achucarro.
Bruno tomó el balón en tres cuartos de cancha por izquierda. Condujo con ese estilo desgarbado, en ocasiones poco estético y a bayoneta calada ingresó al área, con empuje superó a Ismael, casi cayéndose hizo lo mismo a Joaquín Martínez y cuando de media vuelta iba a disparar vio que Jorge Achucarro venía de frente solo y con el alma conectada a la pierna derecha.
El sonido del botín chocando contra el esférico fue lo último que escuchó el América, las pulsaciones se detuvieron. El movimiento de las redes eran sinónimo de eliminación, sinónimo de fracaso.