Sobre el glifosato

[FONT=Arial]Se triplicaron casos de malformaciones

Los datos surgen de un estudio realizado en la Maternidad Nacional de Córdoba entre 1971 y 2003. Los vinculan con la exposición materna a agroquímicos.
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[FONT=Arial]Los bebés nacidos con malformaciones congénitas severas en la Maternidad Nacional de Córdoba aumentaron entre dos y tres veces entre 1971 y 2003.
La reveladora estadística surge de un estudio realizado por la genetista Gladys Trombotto, presentado ayer en el Primer Encuentro Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados, que se realizó en Córdoba, organizado por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional.
El incremento (que es estadísticamente significativo) se vincularía a la exposición a agroquímicos, según explicó la genetista, ya que el estudio descartó que las malformaciones estuvieran relacionadas con otro tipo de antecedentes biológicos y médicos de las madres.
En los 31 años que abarcó el estudio, nacieron en la Maternidad Nacional 111 mil bebés, de los cuales 2.269 padecían malformaciones congénitas mayores, divididas en ocho grupos: cardiopatías congénitas; anomalías genitourinarias, gastrointestinales, epidérmicas, craneofaciales, músculo-esqueléticas y del sistema nervioso central, y síndrome de Down.
El estudio sólo tomó en cuenta a los niños nacidos en el hospital universitario y no a los que fueron derivados al lugar. También dejó de lado los fetos muertos malformados, así como bebés nacidos con malformaciones leves. Todos los tipos de malformaciones, con la sola excepción de las craneofaciales, se incrementaron entre dos y tres veces entre la década de 1970 y la de 2000, según precisó Trombotto.
“Me di cuenta de que algo pasaba y me puse a investigar”, dijo la genetista, que cruzó los datos de los bebés nacidos con malformaciones con obesidad, diabetes, hipertensión arterial, disfunción tiroidea, hipertermia, epilepsia, Chagas, toxoplasmosis, tuberculosis, rubéola, gripe y edad materna, sin que se hallaran correlaciones significativas.
“La tendencia seguía en aumento y no aparecía ningún factor que lo explicara, hasta que en la bibliografía surgió que en Chile estaba pasando lo mismo, en particular en la Sexta Región, donde había un alto uso de agroquímicos”, dijo. “Ahí, en el Hospital Regional de Rancagua, la tasa de malformaciones llegaba al 4,1 por mil, mientras que la global era 0,19 por mil”.
La genetista precisó que investigaciones en numerosos países confirmaron el riesgo aumentado de tener bebés con malformaciones en mujeres expuestas a agroquímicos. “En España se determinó un riesgo cuatro veces mayor; en Nayarit, México, un riesgo tres veces mayor, y en California, Estados Unidos, un estudio halló cuatro veces más riesgo de tener hijos con cardiopatías congénitas en madres expuestas a agrotóxicos”, dijo.
La investigación de Trombotto incluyó también la georreferencia en la ciudad de Córdoba. “Y si bien nuestra demanda proviene en gran medida de barrios cercanos a la Maternidad Nacional, y eso se manifiesta en el estudio, aparecen casos en barrio Ituzaingó y también concentración de casos en áreas cercanas a quintas y campos”, indicó.
En la misma línea, la genetista mencionó la situación de Misiones, donde se presenta una cantidad inusualmente elevada de niños con defectos del tubo neural (mielomeningocele), que luego fue motivo de una presentación por parte del jefe de Cirugía Infantil del Hospital de Pediatría de Posadas, Hugo Gómez Demaio. “Allá encontramos que con 400 mil habitantes, teníamos más bebés con ese defecto que en Buenos Aires, con 10 millones”, dijo Demaio, quien precisó que la tasa de mielomeningocele es en Misiones 7,2 por mil nacidos vivos, entre cinco y seis veces superior a la hallada en la población general.
“Y al empezar a poner alfileres en los lugares donde habían sido gestados esos bebés, lo primero que vimos es que todos habían sido gestados en zonas de uso masivo de agroquímicos”.
Toxicidad en el ADN
Otro ejemplo del impacto de los agroquímicos sobre la salud en poblaciones cordobesas fue el presentado por investigadores de las facultades de Agronomía y Veterinaria, Ciencias Exactas y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Río Cuarto. La investigación se desarrolló en localidades del sur de la provincia y halló toxicidad en el material genético de pobladores expuestos a agroquímicos.
En todos los casos descriptos por los investigadores, hubo diferencias estadísticamente significativas en los marcadores de toxicidad a nivel genético entre las personas expuestas a agroquímicos y los grupos de referencia (no expuestos).
La genotoxicidad se da cuando un agente ocasiona daño en el ADN y en otros blancos celulares que controlan la integridad del material genético, explicó Fernando Mañas Torres.
El científico precisó que cuando el daño se produce sobre las células somáticas, puede aparecer cáncer o efectos teratógenicos (malformaciones) durante la gestación, en tanto que si impacta en las células germinales, puede haber problemas reproductivos (esterilidad, abortos espontáneos, etcétera).
Los estudios realizados para determinar la genotoxicidad fueron tres: ensayo de aberración cromosómica, ensayo de micronúcleos y ensayo cometa (el más sensible, que permite detectar y cuantificar el daño en las cadenas de ADN).
“Desde 2005, un equipo integrado por biólogos, microbiólogos y veterinarios trabaja en el monitoreo de poblaciones humanas y animales expuestas a plaguicidas en la zona de Río Cuarto”, precisó la investigadora Delia Aliassa.
El estudio se basó en un relevamiento domiciliario y tres estudios de genotoxicidad (ensayo de aberración cromosómica, ensayo de micronúcleos y ensayo cometa) que se llevaron adelante en Río de los Sauces, Las Vertientes, Marcos Juárez, Gigena y Saira, entre otros pueblos.
En todos los casos, las poblaciones expuestas a agroquímicos estudiadas mostraron genotoxicidad en los ensayos de micronúcleos y cometa, y en algún caso, también en aberraciones cromosómicas.
En forma paralela, los relevamientos domiciliarios mostraron asimismo datos significativos. En Río de los Sauces, sobre 146 personas, el 34 por ciento manifestó que se fumigaba cerca del domicilio (a menos de 50 metros); el 35 por ciento reportó casos de intoxicación, el 83 por ciento de los cuales ocurrió en agroaplicadores; el 47 por ciento reportó casos de alergia y asma y el 12 por ciento, casos de cáncer.
En Las Vertientes, donde se relevó al total de la población (571 personas en 166 hogares), las cifras fueron similares, a lo que se agregó que el 19 por ciento de las mujeres refirió abortos espontáneos y problemas de infertilidad. Además, 82 por ciento advirtió una disminución en la cantidad de animales silvestres y vegetación.
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Es que la extensión sembrada aumentó muchísimo. Entonces no es raro que hayan aumentado las intoxicaciones con agroquímicos.
A la medida que tomó Santa Fe la aplicaría en todo el país, y tal debería agregar 2 km sin fumigaciones aéreas. O sea 500 de zonas urbanizadas, nada de glifosato, y a 2500 en total, nada de fumigar por avión, todo terrestre, para disminuir la dispersión

SOCIEDAD EL ENCUENTRO DE MEDICOS Y CIENTIFICOS SOBRE LOS AGROQUIMICOS TERMINO CON UN PEDIDO AL GOBIERNO

Un límite para las fumigaciones en el campo

Médicos, científicos e investigadores expusieron en Córdoba trabajos académicos que vinculan agroquímicos con cáncer, malformaciones y pérdidas de embarazos. En el documento final pidieron prohibir las fumigaciones aéreas y limitar las terrestres. Por Darío Aranda

[b]Desde Córdoba

[/b] Biólogos moleculares, genetistas, epidemiólogos y endocrinólogos, entre otras especialidades médicas, expusieron sus trabajos durante dos días en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y llegaron a una conclusión: “Existe evidencia (científica) que es suficientemente fuerte y consistente para reconocer que la exposición a plaguicidas aumenta el riesgo de afectar la salud humana”. Sucedió en el Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados, la primera vez que una universidad pública convoca a investigadores y académicos para abordar el uso de agroquímicos y el modelo agropecuario actual. Con investigaciones nacionales e internacionales, y con las historias clínicas de pacientes, reconocidos especialistas vincularon los agroquímicos con distintos tipos de cáncer, abortos espontáneos, malformaciones y trastornos de la fertilidad. Recordaron que en la Argentina se utilizan 300 millones de litros de agroquímicos por año y afectan a 12 millones de habitantes. Solicitaron al gobierno nacional que se prohíban las fumigaciones aéreas y se limiten las aspersiones terrestres, y pidieron la aplicación urgente del principio precautorio que figura en la ley: ante la posibilidad de perjuicio ambiental es necesario tomar medidas protectoras. Participaron especialistas de diez provincias y seis universidades nacionales.

Ya lo habían denunciado vecinos, campesinos, ONG, médicos rurales y  algunos (pocos) científicos, de manera aislada. Incluso la Justicia  comenzó a emitir fallos que reconocieron el peligro de los herbicidas y  plaguicidas. Pero, de manera recurrente, empresarios rurales, compañías  de semillas y químicos, y funcionarios suelen reclamar “pruebas”  científicas. “Durante estos dos días disertaron profesionales de seis  universidades públicas nacionales. No tenemos dudas, tenemos evidencia  suficiente de lo perjudicial del uso de agrotóxicos”, afirmó al cierre  del encuentro, el sábado último, Medardo Avila Vázquez, coordinador del  encuentro y docente de la UNC.


El propio decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC,  Gustavo Irico, abrió el foro el viernes por la mañana. “La universidad  debe dar este debate, verificaremos hechos, analizaremos el grado de  evidencia. Acá hay expertos en el tema, daremos una discusión que será  esclarecedora”, adelantó. Le siguieron casi doce horas de disertaciones  (hasta las 21). Y toda la mañana del sábado. Luego del mediodía, y ya  con todas las ponencias brindadas, se escribió y consensuó un documento  público.
“Equipos de salud, científicos, investigadores y académicos  convocados por la UNC nos sentimos en la obligación de decir: es muy  importante la agresión a la salud en las poblaciones sometidas a  fumigaciones. La situación se agrava día a día (...) en las poblaciones  sistemáticamente fumigadas a consecuencia del actual modelo de  producción agroindustrial”, afirma el documento, firmado por un centenar  de especialistas llegados al Primer Encuentro, avalado formalmente por  la Facultad de Ciencias Médicas y coorganizado por dos cátedras  (Medicina I y Determinantes sociales de la salud, de Pediatría).


Desde el inicio de las jornadas se remarcó que la universidad  llegaba tarde a una problemática que desde hace más de una década es  denunciada por poblaciones fumigadas. Se hizo autocrítica y también se  explicitaron algunas de las posibles causas a esa ausencia. “Las grandes  empresas centralizan y lucran con el 90 por ciento del conocimiento  universitario, los ámbitos oficiales de ciencia y técnica abren la  puerta al sector privado y limitan a los profesionales que buscan  estudiar en beneficio de la sociedad. Es imperioso apoyar y fomentar  tesis de maestría y doctorado sobre las consecuencias de los  agroquímicos”, reclamó Eduardo Maturano, secretario general de la  Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba  (Adiuc).


El jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad  Nacional del Nordeste (UNNE), Raúl Horacio Lucero, detalló historias  clínicas de niños malformados que comenzaron a llegar a su consultorio  en 1993. Exhibió radiografías de bebés sin dedos, chicas con brazos sin  articulación, datos de fetos muertos, abortos espontáneos. “Todos  provenían de parajes con uso masivo de agroquímicos. Todos. Tengo sus  nombres, conozco su sufrimiento. ¿Cómo me pueden decir que ‘no hay  pruebas’? Que traigan a sus esposas o hijas embarazadas y verán las  pruebas irrefutables”, desafió.


Las estadísticas de Lucero muestran una directa relación entre el  aumento de uso de agroquímicos en Chaco y casos de malformaciones,  siempre en zonas con uso masivo de herbicidas y plaguicidas. En todos  analizó la genética de los padres y confirmó que los cromosomas no  presentaban problemas. “Sabíamos que los agroquímicos afectaban los  genes, pero no teníamos la forma de realizar los estudios. Eso es lo que  acaba de confirmar Andrés Carrasco (UBA-Conicet). Lamentablemente el  tiempo nos dio la razón, la bomba de tiempo estalló, los afectados son  miles y negarlo es criminal”, afirmó.


El pediatra y neonatólogo de Malabrigo (Santa Fe), Rodolfo Páramo,  exhibió casos calcados a los del Chaco y resumió: “En toda zona sojera  encontrarán los mismo. Es un modelo productivo que destruye la vida”,  denunció y detalló la estadística de su pueblo: en un solo año, sobre  220 nacimientos se registraron doce malformaciones, “muy por arriba de  la media mundial, de un caso cada 8000 nacidos”. El médico contó que se  graduó en la Universidad de Córdoba y recordó una de las primeras  lecciones que aprendió: “Si el médico encuentra algo que daña a la  salud, es su obligación ética y moral alertar lo que está sucediendo,  advertir a las autoridades y a la población. Me lo enseñó la universidad  pública de Argentina, no entiendo a los que silencian”. Sobrevino una  ovación del auditorio, con gran presencia estudiantil.


Le sucedieron investigaciones, la gran mayoría publicadas en  revistas internacionales –como solicitan quienes minimizan las denuncias  de los afectados–. La directora de Epidemiología Ambiental del Cáncer  de la UNC, María del Pilar Díaz, explicó sus avances de investigación,  detalló un monitoreo internacional sobre el tema y dio cuenta de sus dos  últimas publicaciones, que vinculan plaguicidas y cáncer. La delegada  del Ministerio de Salud en el Chaco, Analía Otaño, detalló que en la  última década los casos de cáncer en niños se triplicaron y las  malformaciones en recién nacidos aumentaron 400 por ciento. El  científico de la UBA y del Conicet Andrés Carrasco (que acaba de  publicar en una revista científica internacional su trabajo sobre el  efecto del glifosato en embriones anfibios) cerró el encuentro.


Otra decena de especialistas detallaron sus trabajos (de las  universidades de Río Cuarto, Litoral, Rosario y UBA). Todos vinculan y  alertan sobre los efectos sanitarios de los agroquímicos. Todos poseen  trabajos a disposición de colegas y medios de comunicación.


“Es urgente avanzar en las restricciones públicas al uso de los  plaguicidas (...) es necesario aplicar el principio precautorio”,  reclama el documento de los investigadores, y pide a la Presidenta y al  Ministerio de Salud que prohíban las fumigaciones aéreas (“como ya se  estableció en la Unión Europea”) y limiten las terrestres. Insta al  Congreso a que apruebe leyes, hace un llamado al resto de las  universidades nacionales a comprometerse a proteger la salud y el  ambiente, e impulsa a analizar críticamente “el actual modelo de  producción agroindustrial y transgénico, y buscar sistemas que permitan  la integración social y el cuidado ambiental”. Quedó conformada una red  de investigadores y acordado un próximo encuentro, en marzo del 2011, en  la Universidad Nacional de Rosario.

Página/12 :: Sociedad :: Un límite para las fumigaciones en el campo


Ya es hora de que dejen de hacerse los otarios en el gobierno y escuchen sobre esto de una buena vez por todas, ojala les llegue este informe y tomen las medidas necesarias.

el viernes y sábado tuve un congreso sobre este tema, voy a ver si mañana escaneo y subo un par de datos, un embriologo dió un ejemplo brillante sobre los efectos del glifosato en etapas de formación,.