Por actitud corporal, por discurso, por acción decidida, el Ogro firmó con River mucho tiempo antes de cumplir con la formalidad de estampar su nombre en el contrato, algo que de hecho todavía no sucedió. Cuesta encontrar en el archivo a un jugador tan comprometido con un deseo ligado a una camiseta. El 8 de enero, cuando Newell’s le había depositado el dinero que le adeudaba para evitar que quedaba libre, Fabbiani aceptó gustoso posar con la camiseta de River en una nota con Olé, por las mismas horas en las que otro goleador, Sebastián Abreu, decidía dejar River para jugar en la Segunda de España. La comparación, aunque odiosa, ilustra los extremos.
"River es lo que busqué toda mi vida. No puedo dejar pasar esta oportunidad", decía a los cuatro vientos, contradiciendo el manual de todo futbolista, que no sabe/no contesta hasta que el último papelito legal está firmado. Al Ogro no le importaron formas ni reglas diplomáticas. Provocador compulsivo, arremetió contra todos, no le importó decirle sí a Vélez y no a Vélez en un abrir y cerrar de horas. Y cuando más de una vez el conflicto pareció llegar a una vía muerta, el delantero no se movió de su intención primaria: “Yo ya me decidí, de última estaré seis meses parado, a Newell’s no vuelvo más, tendrá que ir mi doble. Yo me la juego por River”.
A tal punto llegó su movida, que después del accidentado partido contra San Lorenzo, salió a respaldar a ¡Falcao! como si fuera su compañero: “Le dije a Radamel que yo lo voy a defender”, dijo.
Néstor Gorosito, hay que decirlo, jugó de entrada el mismo juego. “Fabbiani puede ser el Barros Schelotto de River”, decía Pipo sin despeinarse. Y viendo el embale que traía Fabbiani para jugar en River, Pipo fue más allá: “Por cómo se metió, es un referente sin haber jugado”. Mamita…
Poco a poco, la postura del jugador fue generando muecas de aprobación en el siempre difícil anillo del Monumental. Y ante una plantel desgastado, anímicamente anémico y espiritualmente golpeado, el contraste con el Fabbiani exhultante se hizo evidente. “Este muchacho hizo todo y más para jugar en River. Y está claro ahora de que no fue incentivado por nosotros. Para mí es un caso fuera de lo común, la insistencia de este chico es única, nunca lo vivi. La fuerza que ha puesto… Es un orgullo escucharlo. Ojala lo podamos tener porque si asi quiere a River me imagino que en la cancha lo va a demostrar”, es ilusionó Mario Israel.
Y como si le faltara algo, alguien le preguntó si hubiera hecho este mismo esfuerzo por jugar con la azul y oro: “Antes muerto que jugar en Boca”. Sí, Fabbiani también ya juega los superclásicos.