Ni el sistema, ni los jugadores… Pompei
Ni el maravilloso Alexis, ni Ortega. Tampoco las subidas de Ferrari o los buenos cierres de Villagra, ni los denodados esfuerzos de Rosales, el lujo -accidentado pero a favor- de Carrizo. Mucho menos la fortaleza defensiva del pelado Desvaux, Loeschbor o Ruiz; ni el especulador Valdivieso. El juez Pompei, con un grosero error, abrió el camino para River, el único que pudo festejar de los llamados “Grandes”.
Luego vino, sí, servido en bandeja, ese penal con barrera que el chiquilín Abelairas clavó de zurdazo impecable.
Luego sí, todo se “clarifica”, si se quiere.
Se “aflojan” las marcas, aparece el goleador Paulo Ferrari.
Después todo se hace más simple.
Antes del horror de Pompei, todo es especulación.
Que probablemente River lo iba a quebrar. Probable.
Que seguramente Simeone iba a encontrar el punto exacto de equilibrio entre la “parsimonia de la paciencia” y el cambio de ritmo para sortear una defensa cerrada tal cual la que le planteó el equipo jujeño. Quizá.
Que era imposible aguantar el sostenido ataque de River. Todo cháchara previa, aún dentro del mismo partido.
Lo concreto: River no podía con Gimnasia.
No había convertido a Valdiviezo en figura. Ni lejos.
Lo concreto: Alexis se zambulló de una manera grotesca y Juan Pablo Pompei le sirvió en bandeja la posibilidad que, por impulso, ideas, juego propio, River no había podido generar.
Después sí. De modo que, lejos de descorchar champán, River está para seguir trabajando. En todos los aspectos.
Los “chicos” ganaron con dosis parecidas de esfuerzo, talento y capacidades de adaptación mucho más observables que los “grandes”. Tigre, Lanús y Arsenal se dieron el gusto de empezar con pie derecho el certamen, además de pasar con éxito la primera fase de la Santander Libertadores, en el caso de Lanús y Arsenal. Bien por ellos.
Y Boca la sacó barata. Román tocó una sola pelota que esta vez sí (¡Por fin! ¡Al fin!), aprovechó Rodrigo Palacio. Pero hasta ese momento, Román -cansado del viaje a Los Angeles para enfrentar a Guatemala- y Boca todo había sido lo más parecido a una sombra.
Brillaron el Kily y la “pibada” de Madelón a falta de las “Stars” boquenses.
Pero comenzó el campeonato con la lupa puesta no en el juego, sí en el error decisivo de un juez. Pompei, en este caso. Teléfono para la estrella del mundial de Alemania; teléfono para el Director de los Arbitros en la Argentina; teléfono para usted, Horacio Elizondo.
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