River, mi viejo y yo (catársis necesaria)

No tengo a mi papá. Falleció en Julio de 2001. Se fue de este mundo cuando yo tenía, apenas, 15 años y muy cerca de cumplir los 16. Fue el peor día de mi vida. Sin dudas. Una de las cosas que él me legó fue este amor incondicional, enfermo y profuso por la banda roja.

MI papá era un tipo que no comía si River jugaba un partido importante. Un tipo que, cuando Canal 13 daba los partidos de Copa en diferido, se encerraba (literal) en la pieza para no enterarse. Un hombre que se puteaba y se carajeaba con los vecinos por un grito de gol. Un tipo que si River no ganaba se iba a dormir rápido, sin cenar a veces, y sin ver fútbol de primera.

Recuerdo la primera vez que me llevó a la cancha. Me llevó porque era un partido fácil, jugábamos con Gimnasia de Jujuy, en River jugaba el Enzo, Berti, Hernán Díaz, Orteguita (todavía era Orteguita, sí). Era el 30 de abril de 1994, yo tenía 9 años. Mi primera vez en River. No lo podía creer. Mis ojos se abrieron como platos y él estaba feliz. Para todo padre, llevar a su hijo por primera vez a la cancha debe ser increíble.
Perdimos 1-0. Gol de Mario Lobo. Primera derrota de River, en la historia frente al lobo jujeño y única en el Monumental (la del 2007 fue en Vélez). Mi viejo no lo podía creer. Yo estaba feliz porque había conocido la cancha. Él no lo podía creer. Me pedía disculpas, sentía vergüenza.

Ayer, cuando Lunati pitó el final y se consumó la Promoción, en lo primero que pensé fue en él. Si sintió vergüenza ese día, no me quiero imaginar lo que hubiese vivido ayer, cuando River, su River, mi River, conoció lo que es el barro. Perdimos con San Lorenzo de manera increíble, nos eliminó Boca de una Copa Libertadores (de dos bah), pero nada, NADA dolió como lo de ayer.

Ayer, dicen aquellos que se aferran al optimismo, que se tocó fondo. Yo creo que todavía se puede estar peor. Bajar a la “B” Nacional sería al acabóse, la frutillita de la cereza de diez años de inconsciencias dirigenciales o, mejor dicho, hijoputeces. Diez años de vender mal y comprar peor, diez años de desmantelar las inferiores y, cuando parecemos encontrar el rumbo, meter cambios infames de timón (Delem y Gabriel Rodríguez), Diez años de jugadores falopa. Diez años de egos por sobre el club, y no al revés. Diez años de comernos el chamuyo del “aguante” y el “qué distinto somos” y asistir, en silencio, a la desmantelación del club que tanto amamos.

El consuelo hoy es nulo. A mí el día me duele doble. Extrañó a mi viejo y, más que llorar, no puedo pensar en que diría él. Qué tan fuerte hubiese sido su portazo, que tan violenta hubiese sido la puteada a Passarella y Jota Jota o cómo hubiese vivido la época de Aguilar. Algo que no ha vivido, ya que comenzó en diciembre de 2001.
No sé porqué me dio por ahí. Quizás por fue él (y no otro) el que me enseñó a amar y respetar estos colores. El que me enseño que River era ganar, gustar y golear. El que me inculcó que en River no hay lugar para cagones y mediocres. El que me hizo entender que en River se respira fútbol, por más que el handball, la natación y la cancha de bochas anden sobre rieles.

Mi viejo es aquel que me explicó lo que era River. El club más campeón, el más grande, aquel que, sobre los de la vereda de enfrente, cuando yo lloraba desconsolado por perder un clásico me dijo “No te preocupes, ellos ganan partidos, nosotros campeonatos”. El mismo que me acompañó a la Caravana de los 100 años (último hecho de River que vivimos juntos), él mismo con el que lloré el día que empatamos 3-3 con Boca o cuando levantamos la Copa Libertadores de América. Él y no otro me hizo entender que River es algo que hoy no es.

Que estos tipos que hoy llevan la camiseta de River e intentan patearla con el objetivo de dársela a un compañero no son dignos de vestirla. Sacando un par, el resto no tuvieron el entrenamiento que tuve yo con él. A ellos no les deben haber explicado lo que es River.

¡Qué indignado estaría con JJ López! Después de verlo jugar al Negro, un jugador exquisito, verlo hacer esto con la primera debería haber provocado su más profunda indignación. La misma que me provoca a mí, y eso que yo no lo ví jugar. ¿Y de Passarella? Un tipo que dejó todo por River cuando defendió la camiseta, que fue un DT de una buena primera etapa y muy mala segunda etapa y que cómo presidente está cegado por la soberbia y el ego. Ni hablar de Aguilar, creo que lo hubiese aborrecido como el que más.

Cuando él falleció River era el más campeón de la Argentina, el Campeón del Siglo. Cumplía 100 años repleto de gloria y el slogan “la revancha se la damos en 100 años”. Ese equipo tenía jugadores de élite, y unas inferiores que prometían. Lo dirigía Ramón Díaz y el futuro era auspicioso. El presidente de River era David Pintado y, ni por asomo (no porque Pintado sea bueno, eh) sufría lo que hoy sufre.

El 27 de julio de 2001 falleció mi viejo. Hoy, diez años después (un poco más) y en el día del padre, habiendo sufrido un día de mierda ayer, cuando terminaron de pisotear a la gloriosa banda roja, el último, único y, realmente, minúsculo consuelo que me queda es que él no vio la debacle ni la destrucción de River. Jamás habló de promoción, jamás vio un DT tan cagón (y eso que habíamos sufrido a Babington, eh) y nunca se imaginó que dos gobiernos podrían hacer cenizas una institución tan enorme.

Cuando él se fue, River era todo lo que él me había dicho que era. Menos mal que no viste esto viejo querido, pero quédate tranquilo, yo a mis hijos le diré exactamente lo mismo que vos me dijiste a mí.

No tengo a mi papá. Falleció en Julio de 2001. Se fue de este mundo cuando yo tenía, apenas, 15 años y muy cerca de cumplir los 16. Fue el peor día de mi vida. Sin dudas. Una de las cosas que él me legó fue este amor incondicional, enfermo y profuso por la banda roja.

MI papá era un tipo que no comía si River jugaba un partido importante. Un tipo que, cuando Canal 13 daba los partidos de Copa en diferido, se encerraba (literal) en la pieza para no enterarse. Un hombre que se puteaba y se carajeaba con los vecinos por un grito de gol. Un tipo que si River no ganaba se iba a dormir rápido, sin cenar a veces, y sin ver fútbol de primera.

Recuerdo la primera vez que me llevó a la cancha. Me llevó porque era un partido fácil, jugábamos con Gimnasia de Jujuy, en River jugaba el Enzo, Berti, Hernán Díaz, Orteguita (todavía era Orteguita, sí). Era el 30 de abril de 1994, yo tenía 9 años. Mi primera vez en River. No lo podía creer. Mis ojos se abrieron como platos y él estaba feliz. Para todo padre, llevar a su hijo por primera vez a la cancha debe ser increíble.
Perdimos 1-0. Gol de Mario Lobo. Primera derrota de River, en la historia frente al lobo jujeño y única en el Monumental (la del 2007 fue en Vélez). Mi viejo no lo podía creer. Yo estaba feliz porque había conocido la cancha. Él no lo podía creer. Me pedía disculpas, sentía vergüenza.

Ayer, cuando Lunati pitó el final y se consumó la Promoción, en lo primero que pensé fue en él. Si sintió vergüenza ese día, no me quiero imaginar lo que hubiese vivido ayer, cuando River, su River, mi River, conoció lo que es el barro. Perdimos con San Lorenzo de manera increíble, nos eliminó Boca de una Copa Libertadores (de dos bah), pero nada, NADA dolió como lo de ayer.

Ayer, dicen aquellos que se aferran al optimismo, que se tocó fondo. Yo creo que todavía se puede estar peor. Bajar a la “B” Nacional sería al acabóse, la frutillita de la cereza de diez años de inconsciencias dirigenciales o, mejor dicho, hijoputeces. Diez años de vender mal y comprar peor, diez años de desmantelar las inferiores y, cuando parecemos encontrar el rumbo, meter cambios infames de timón (Delem y Gabriel Rodríguez), Diez años de jugadores falopa. Diez años de egos por sobre el club, y no al revés. Diez años de comernos el chamuyo del “aguante” y el “qué distinto somos” y asistir, en silencio, a la desmantelación del club que tanto amamos.

El consuelo hoy es nulo. A mí el día me duele doble. Extrañó a mi viejo y, más que llorar, no puedo pensar en que diría él. Qué tan fuerte hubiese sido su portazo, que tan violenta hubiese sido la puteada a Passarella y Jota Jota o cómo hubiese vivido la época de Aguilar. Algo que no ha vivido, ya que comenzó en diciembre de 2001.
No sé porqué me dio por ahí. Quizás por fue él (y no otro) el que me enseñó a amar y respetar estos colores. El que me enseño que River era ganar, gustar y golear. El que me inculcó que en River no hay lugar para cagones y mediocres. El que me hizo entender que en River se respira fútbol, por más que el handball, la natación y la cancha de bochas anden sobre rieles.

Mi viejo es aquel que me explicó lo que era River. El club más campeón, el más grande, aquel que, sobre los de la vereda de enfrente, cuando yo lloraba desconsolado por perder un clásico me dijo “No te preocupes, ellos ganan partidos, nosotros campeonatos”. El mismo que me acompañó a la Caravana de los 100 años (último hecho de River que vivimos juntos), él mismo con el que lloré el día que empatamos 3-3 con Boca o cuando levantamos la Copa Libertadores de América. Él y no otro me hizo entender que River es algo que hoy no es.

Que estos tipos que hoy llevan la camiseta de River e intentan patearla con el objetivo de dársela a un compañero no son dignos de vestirla. Sacando un par, el resto no tuvieron el entrenamiento que tuve yo con él. A ellos no les deben haber explicado lo que es River.

¡Qué indignado estaría con JJ López! Después de verlo jugar al Negro, un jugador exquisito, verlo hacer esto con la primera debería haber provocado su más profunda indignación. La misma que me provoca a mí, y eso que yo no lo ví jugar. ¿Y de Passarella? Un tipo que dejó todo por River cuando defendió la camiseta, que fue un DT de una buena primera etapa y muy mala segunda etapa y que cómo presidente está cegado por la soberbia y el ego. Ni hablar de Aguilar, creo que lo hubiese aborrecido como el que más.

Cuando él falleció River era el más campeón de la Argentina, el Campeón del Siglo. Cumplía 100 años repleto de gloria y el slogan “la revancha se la damos en 100 años”. Ese equipo tenía jugadores de élite, y unas inferiores que prometían. Lo dirigía Ramón Díaz y el futuro era auspicioso. El presidente de River era David Pintado y, ni por asomo (no porque Pintado sea bueno, eh) sufría lo que hoy sufre.

El 27 de julio de 2001 falleció mi viejo. Hoy, diez años después (un poco más) y en el día del padre, habiendo sufrido un día de mierda ayer, cuando terminaron de pisotear a la gloriosa banda roja, el último, único y, realmente, minúsculo consuelo que me queda es que él no vio la debacle ni la destrucción de River. Jamás habló de promoción, jamás vio un DT tan cagón (y eso que habíamos sufrido a Babington, eh) y nunca se imaginó que dos gobiernos podrían hacer cenizas una institución tan enorme.

Cuando él se fue, River era todo lo que él me había dicho que era. Menos mal que no viste esto viejo querido, pero quédate tranquilo, yo a mis hijos le diré exactamente lo mismo que vos me dijiste a mí.

:frowning:
gran texto… aunque la verdad que me hubiera encantado que nunca hayas tenido estos motivos nefastos para escribirlo

Hermoso post te mandaste javier. Hermoso lo que contaste de las vivencias con tu papa y coincido plenamente en la forma de entender al club del que somos hinchas, que desgracidadamente, no todos la entienden. Yo no se como hacen los que vivieron las buenas epocas, las epocas de gloria. Yo que soy un pibe todavia no me entra en la cabeza como se puede llegar a esto, no me quiero imaginar los que vieron a River campeon, tricampeon, campeon de la libertadores, campeon del mundo :cry: Como vos bien decis, esto no es River, hace tiempo se dejo de ser River.

+1.

Fuerza.

TE AMO RIVER PLATE

Excelente. Cuando puedas llamame. Probablemente nos juntemos mañana.

:wink: Muy Buen texto. hiciste muy buen trabajo.

excelente lo que escribiste Javier!

Lindo, muy lindo. Conmovedor y verdadero, como el amor por River. Qué te hicieron, River? :cry:

Terminé de leer el post con los ojos vidriosos, Javi.

Un abrazo grande.

No podía terminar de leer por las lágrimas Javi, si bien las palabras no sirven de nada ni ayudan a sanar el alma, hoy todos te entendemos y estamos con vos, fuerza negro!

Muy bueno, te banco.

Bastante emocionante, sumado a este momento que estoy pasando me hizo lagrimear. Increíble Javi, increíble lo que hicieron con NUESTRO River, el tuyo, el de tu viejo, el mío y el de todos…
Qué mierta te hicieron River? Qué mierda te hicieron ?

Ufff, termine leyendo el texto lagrimeando, increible.
Fuerza, estamos todos con vos javi.

Abrazon gigante

hermosas y ciertas palabras…me venía conteniendo, pero me hicíste :cry:

tal vez tu viejo esté con el mío convenciendo a San Pedro, para dejarlos escapar, bajar… y putear!!! :wink:

ABRAZO!!!

Es increible.

A mi me pasa lo mismo con mi abuelo, se fue a principio de año. El vio en la cancha al River multicampeon de los 50, el vio a RIVER PLATE.

Hoy nos toca esto!! No lo puedo creeer. Me toco la eliminacion con boca, la de san pablo, mas aun la de libertad, me dolio el partido con casla, mas salir ultimo, PERO NUNCA ANTES ALGO COMO ESTO!!!

QUE TRISTE QUE ESTOY.
ME VA A DURAR PARA TODA LA VIDA

Sí, River, tú River, el River de tu padre, el River que nos ensambló en el podium máximo del fútbol, va allá de la razón. La unión que forma, el lazo que impregna, la atmósfera que transmite, sin lugar a duda, nos llevan a vivenciar y revivir una y otra vez una serie de recuerdos, sensaciones y emociones que no se pueden explicar, deducir, ni magnificar. Estará el lado bello; el lado horrible, el lado dulce; el lado amargo, el lado iluminado; el lado opaco. Pero, sí hay algo en la vida que jamás tendrá contraste y variación, será el verdadero amor, legado y herencia que dejó el hombre que más te amó en tú corazón; River.

Te quiero muchísimo, Javi.

Abrazo.-

Gracias Caro, yo también te quiero mucho. Lo sabés.


Gracias querido, me salió esto en lugr de putear a todos.
Ese recuerdo me agarró desprevenido está mañana…


Gracias Nati, te mando un abrazo grande