Rincon del Mejor Equipo del Mundo!

Viendo la copa de la liga española, se puede apreciar cabalmente la reverenda cagada que son últimamente nuestras copas. Esa que era un camión era como para rompérsela en la cara a Grondona.

Guardiola, un ‘cruyffista’ radical

     [b]El técnico alineó en San Siro un 3-4-3, sistema que definió al holandés al frente del Barça [/b]

Técnico que discute con lo convencional e intervencionista como pocos, siempre dispuesto a tomar decisiones, Pep Guardiola presentó ya en el primer partido de esta Liga, frente al Villarreal, una línea defensiva de tres, que no de tres zagueros, toda vez que Mascherano y Busquets, dos mediocentros, completaron la retaguardia junto al lateral Abidal. Sin Piqué, Puyol ni Alves por imposición, y sin Xavi ni Villa por decisión técnica -todos teóricos titulares-, la apuesta le salió redonda al Barça, exento de apuros para sacar la pelota, sin problemas para contener el caudal ofensivo del rival. Resultó que los defensas estaban en campo adverso, con Messi, Pedro y Alexis como primer incordio, como una barrera infranqueable. El 3-4-3, toda una apuesta cruyffista, expresa una vez más la voluntad del técnico de sorprender al rival, de configurar un equipo incómodo, de esos complicados para pillarles el truco. “Sin la capacidad de sorpresa, estamos muertos”, reflexiona Guardiola. A cada año da un giro de tuerca hasta dar con la tecla, hasta encontrar, ahora, la versión Barcelona 4.0.

Obsesionado con la mejor evolución del juego azulgrana, para Guardiola hay ciertos axiomas definitivos: el equipo se despliega a través del balón; en el área no se está, sino que se aparece; la posesión es la mejor arma para desarticular al rival; el fútbol es de los centrocampistas; y, entre otros muchos y sobre todo, el equipo se tiene que acomodar a Messi, su centro de gravedad, en la misma medida que La Pulga se acomode al equipo. Para lograr esto, Guardiola puede utilizar su ya recurrente 4-3-3, el ocasional 4-4-2, y el clásico azulgrana pero atrevido 3-4-3. “El sistema solo es un punto de partida. Es algo flexible”, argumenta el entrenador. Pero en el Barça todos hacen de todo, hasta el punto que no es raro ver a un delantero iniciar la defensa como que un zaguero le ponga el lazo final a la jugada. Es el sello modernista del Barça, la firma de Guardiola. Mientras al dream team le alcanzaba con la genialidad de una estrella, mientras que al grupo de Robson y de Van Gaal se les recuerda especialmente por las figuras de Ronaldo y Rivaldo; mientras al equipo de Rijkaard se le señala como la pandilla de Ronaldinho; a este Barça, más que por Messi, el mejor de todos, se le ensalza por el juego colectivo, hasta el punto de que se exportan los éxitos a la selección española, donde no participa el astro argentino. Pero para que todo funcione, en esa mezcla de vena holandesa con catalana, Guardiola persigue siempre la versión nueva, la que sorprende.

La raíz de Cruyff. Acostumbrado a mirar ya desde muy joven al fútbol centroeuropeo, y especialmente a los equipos húngaros, austriacos y checoslovacos, el Barcelona se convirtió en un fiel seguidor de la escuela del Ajax y oranje, siempre con los mentores Stefan Kovacs y Rinus Michels a la cabeza. Desde que llegara El Flaco al banquillo, el Barça entendió el fútbol como un juego de ataque y se distinguió tanto por su facilidad por concebir la jugada como por la velocidad en que la ejecutaba. Lo primero que hizo -idea que adoptó Guardiola porque ocupó el puesto, pero que después le dio un vuelco-, fue crear la figura del 4 (Milla). Después, instauró una columna vertebral -Zubizarreta, Koeman, Guardiola, Bakero y Laudrup- inamovible con las permutaciones en la periferia, con el intercambio centrales, de volantes o de extremos. Un 3-4-3 que permaneció hasta que llegó Romario, hasta que, ya con la Quinta de Lo Pelat, el técnico fue desterrado.
Quedó claro, sin embargo, que la propuesta de Cruyff admitía una concesión en el juego: igualar el número de sus zagueros con el de los delanteros adversarios, una argucia que tendía a lograr que los peores de su equipo anularan a los mejores del rival para que decidieran los que son buenos de verdad. Una apuesta que imitó Guardiola frente al Villarreal, con la diferencia de que este Barça apenas se inquietó atrás; la presión adelantada, con el reparto posicional y con el esfuerzo colectivo y generoso, algo que define y destaca a este equipo sobre el de Cruyff, donde las divos actuaban como tales.

Retales de Robson y Van Gaal. Pocos entienden tan bien como Guardiola a la afición azulgrana del Camp Nou, que abucheaba a Robson cuando sustituía a De la Peña por Couto. También le llegó la rechifla del estadio cuando ponía al central Popescu de medio centro. Guardiola, sin embargo, comprende el fútbol al revés, al punto de que sitúa a los medios como centrales. Y con Van Gaal, con quien reconoció haberse hartado hablar de fútbol, absorbió también conceptos, sobre todo referentes al juego posicional.
La figura del Piojo López, un tormento al que no se supo detener, condicionó a ese Barça, toda vez Van Gaal aplicó circunstancialmente el 3-4-3 para tirar del cuaderno cruyffista y de la referencia del Ajax. Dos marcadores y un libre, dispositivo que permitía ganar un centrocampista. Lo probó en amistosos como el Hertha Berlín y Boca, sin éxito, y repitió en la Supercopa ante el Valencia, con el mismo destino. Por lo que regresó al 4-3-3, con Rivaldo de 11, extremo y víctima del método. Aunque más metódico y menos liberal en la pizarra, Van Gaal instauró los dos laterales fuertes, inauguró la transición de Xavi y Puyol, y persiguió la idea de aprovechar los extremos. Un dibujo cercano al de Guardiola, pero interpretado por muchos holandeses y, por consiguiente, poco identificado por la romántica hinchada azulgrana.

El modernismo de Rijkaard. Su fútbol solo cogió forma desde que el incombustible Davids, alguien quien entendía cada jugada como un reto definitivo, llegara en el mercado invernal de 2003, cuando ya se daba por descontado su adiós y el relevo de Scolari. Ganó el equipo un medio a la vez que perdía un delantero y traspasaba a Ronaldinho al flanco izquierdo. Una alteración decisiva porque el balón tuvo dueño, porque se le ponía punto y final al juego cuando lo dictaba Ronnie, más participativo con libertad de movimientos. “La ley del fútbol consiste en saber juntar al equipo y negarle el espacio al rival”, defendía Rijkaard. Algo posible con la nueva definición del 4 que le dio al Barcelona.
Aunque también utilizó el 3-4-3 en La Romareda en un decisivo partido de Copa, con Oleguer, Puyol y Thuram en la zaga, siempre prefirió el 4-3-3 porque sugería que los extremos eran lanzas definitivas, porque prefirió tener más jugadores en territorio ajeno. “Lo más difícil en el fútbol es saber jugar arriba, en campo del rival”, esgrimía.

Guardiola, desde atrás y con los extremos a pie cambiado. En el primer curso del técnico al frente del Barça, después de descartar a futbolistas como Deco y Ronaldinho -a Eto’o lo readmitió- porque consideró que preferían la juerga al balón, se vieron tintes cruyffistas de buenas a primeras, hasta el punto de que pareció que ningún equipo había interpretado antes mejor el fútbol total del Ajax de los setenta.
Pero el técnico revisó y remozó los conceptos de su inspirador, más acordes al juego actual, más físico y con más ritmo, con menos tiempo para ejecutar el pase. El fútbol pasó a ser más equilibrado y metódico, más solvente. Y para Guardiola no hay pase más importante que el primero. “Si ese toque es bueno, todo es más fácil”, conviene el técnico. Por eso Piqué se ganó un sitio en la zaga, por su capacidad para provocar al delantero y por crear un hueco en la siguiente línea. Y por eso, en la final europea, dadas las numerosas bajas, prefirió alinear de central a un medio centro (Touré) que otro zaguero. Alves, al tiempo, se reafirmó como un lateral de recorrido, como un jugador que rompía a la zaga contraria. “Porque cuando sube, rompe y sorprende”, reflexionaba Guardiola. Y la banda derecha, con Messi a pie cambiado, como hacía Cruyff con Stoichkov, se convirtió en un espectáculo, en un ciclón que nadie pudo frenar, como se atestiguó con la consecución del triplete por primera vez en la historia de la Liga.

El recurso del juego directo. Preocupado porque el Barça se podía volver previsible, Guardiola decidió fichar a dos jugadores que parecían no casar con la filosofía del fútbol instaurado. 25 millones por Chigrinski; 45 más Eto’o por Ibrahimovic. La idea del técnico no era otra que proponer una alternativa al juego en situaciones extremas, una variante para resquebrajar y, de nuevo, sorprender a los rivales.
Con buen pie para el desplazamiento, Chigrinski estaba llamado a dar la salida limpia de la pelota, pero, sobre todo, a lanzar balones de 50 metros en busca del generoso pecho de Ibra, que arrastraba a los defensas y originaba huecos con sus movimientos, que podía rematar por arriba unos centros que se resistían a llegar. Chigri no cuajó en el Camp Nou, que le cogió ojeriza y nunca le perdonó la derrota con el Sevilla la noche de Reyes. E Ibra sí que resultó capital en fases del campeonato, pero no hizo migas con el grupo y tampoco con Messi, el mayor de los pecados. Su aventura duró un año, lo que tardó Guardiola en reinventar la fórmula. Sí que se quedó como arma válida, sin embargo, los dos pasos atrás de Busquets para situarse en la línea de los centrales, para ayudar a dar la salida desde atrás. “Hay más centrales, más vías que marcar, por lo que multiplica las opciones de pase”, resuelve Guardiola. Pero se pierde protagonismo en la medular, algo que este año considera decisivo.

Villa como síntoma. “Parece que no me entiendo con los delanteros centros”, bromeó un día Guardiola, sabedor de que su relación con Eto’o e Ibra no había sido la mejor. Y se trajo a Villa, de quien se presuponía su facilidad para adaptarse al grupo porque se mueve como pocos a las espaldas de la zaga, porque se desmarca sin cesar. Pero en una nueva remodelación, Guardiola prefirió colocar a Messi como delantero de postín, al estilo Cruyff con Laudrup. El resultado y el éxito fue inmediato, toda vez que Leo pasó de ser el Balón de Oro a la Bota de Oro, un estilete definitivo. Y, ya suelto, incluso ejerció de trampolín del equipo, como el futbolista que daba el último pase.
La recolocación de La Pulga supuso la reubicación de Villa al extremo izquierdo, como hicieran Rivaldo y Ronaldinho en su día. Se le alejó de la portería para acercar a Messi. “David nos da un plus ahí porque arranca desde fuera y gana las espaldas de los rivales”, apuntó Guardiola.

El penúltimo retoque. “Nos aportan algo distinto”, remarcó Andoni Zubizarreta, el director deportivo, al traer este verano a Cesc y Alexis. Dos piezas a ensamblar, dos nuevos recursos dentro del nuevo arreglo de Guardiola al juego de siempre, que pasa por el poder de la medular, la profundidad y, presumiblemente y de vez en cuando, el 3-4-3. Quiere desborde, regate, competitividad: ha aumentado el núcleo de titulares y de variantes.
“El fútbol es de los centrocampistas”, defiende el técnico azulgrana, que ya lo tenía claro en tiempos de Luis Aragonés como seleccionador, cuando solo tenía a Raúl y le sobraban los medios de calidad. “Ponga a mediocampistas”, le decía, sin demasiado éxito. Y eso hace ahora con el Barça, donde se acumulan los medios, sobre todo con la llegada de Cesc y el ascenso de Thiago. La idea es que desde el eje del campo se mantenga la posesión del balón, que se reparta con equidad a ambos costados, que se rompa desde la segunda fila y que, en definitiva, se vuelva un poco a los orígenes -parte de la culpa la tiene Tito Vilanova, que actúa como Rexach con Cruyff, que conoce los chicos de la casa- de la generación del 87, cuando la pelota la sacaba desde atrás Piqué, cuando la impulsaba desde el centro Cesc y la punteaba Messi. Ahora se incorpora, además, Alexis, un extremo profundo, de esos que dan vértigo al juego, que tira el quiebro sin complejos y saca centros a mamporro.
La modificación también pasa por el dibujo. Aunque jugar con tres zagueros no es nuevo ni para Guardiola, que lo aplicara de inicio contra el Villarreal -por más que también lo justificara por las bajas- supone una nueva revolución. Parece una propuesta con continuidad, toda vez que en las demás ocasiones que lo practicó se tildó de circunstancial. “Vimos que el rival jugaba con tres centrales, por lo que adelantamos a Alves”, señaló hace un par de cursos en un duelo ante el Zaragoza, como si se tratara de una consecuencia lógica, al más puro estilo cruyffista. También lo ejecutó por momentos ante el Espanyol y el Athletic, pero siempre con la idea de que así podía hacer más daño. Ahora, sin embargo, también lo hace porque puebla más la medular. Cesc, Xavi, Thiago, Iniesta, Busquets y Keita toman el mando de nuevo. “Este sistema es de Cruyff”, concede Guardiola; “pero lo importante es dominar, tener la pelota y atacar. La táctica la hacen buena los jugadores”, esgrimió la semana pasada. Él, por si acaso, la retoca para que nadie dé con la fórmula. Y, como se vio en San Siro, parece funcionarle.

No hay un rincón para Messi solo??

//youtu.be/I6A_K8oWqfk

Mañana se termina la mentira del Barcelona.

:mrgreen:

Por dios lo que juega Iniesta. El segundo pase gol que mete casi que acaricia la bocha abriendo el pie por dios cuanta calidad cuanta magiaaaaaa. Ojala algun dia pueda viajar para verlo en vivo.

Algunos detalles de Iniesta en el clásico del sábado

//youtu.be/g7A5xCp2Ax8

Jaja miren el intento de entrevista q le hacen a Messi unos Japoneses dsp del partido.

//youtu.be/oSDttB0kn6Y

Sin dudas el barca es el mejor del mundo…

Xavi Hernández, mejor creador de juego del mundo por cuarta vez consecutiva

Messi e Iniesta, segundo y tercer clasificado en la lista confeccionada por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol

El centrocampista del Barcelona Xavi Hernández, ha sido elegido por cuarta vez consecutiva mejor constructor de juego del mundo por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS).

Xavi ha superado en la elección, en la que han tomado parte medios de comunicación y expertos de 81 países de todos los continentes, a sus compañeros de equipo el argentino Leo Messi y Andrés Iniesta, segundo y tercero, respectivamente, también por delante del creador de juego de la selección alemana y del Real Madrid Mesut Özil.

El top 16 de los mejores constructores de juego del año 2011 está compuesto por trece europeos y tres sudamericanos y tienen diez nacionalidades diferentes, entre las que España está representada cinco veces y Alemania dos.

LA LIGA SE IMPONE
Los 16 actuales mejores creadores de juego del mundo juegan en las cinco ligas más fuertes de Europa: en España (7), Inglaterra (3), Italia (3), Alemania (2) y Francia (1).

Entre los tres constructores de juego que han entrado en la clasificación mundial anual por primera vez, se encuentra el español David Silva, en sexto lugar.
Además, entre los 10 primeros hay cinco españoles y tres extranjeros que juegan en la Primera División española, de los que cuatro militan en el Barça y tres, en el Real Madrid .

Xavi y Messi serán homenajeados, con sendos trofeos de oro y plata de la IFFHS en la Gala del Balón de Oro de la FIFA 2011 el próximo día 9 de enero en Zúrich.

La semana pasada me di una vuelta por el museo del club y acá les dejo algunas fotos de la visita :slight_smile:

Disposición de las fotos y copas en el museo

Kubala y el Barça de las 5 Copas

Kubala con Di Stéfano, antes de su polémico pase al Madrid. Luis Suárez, único español ganador del Balón de Oro

El fichaje de Cruyff, y el 0-5 en el Bernabéu

Supercopa de Europa y Mundial de Clubes logrados en 2011

Paulino Alcántara, jugador de origen filipino y máximo goleador de la historia del club (357 goles en 357 partidos), con su característico pañuelo blanco que usaba para secarse el sudor

2 cracks de los años 20, Samitier y Zamora

Champions del 92

Liga 92-93

Camiseta de Laudrup en la final de Wembley 92

Botines de Ronaldo en la final de la Recopa 97

Botines de Koeman en la final de la Champions 92

Balón de Oro Stoichkov 94

Las 6 copas del 2009


Masip levantando la Copa de Handball y el gol de Koeman en Wembley 92

Maillot amarillo del Tour de Francia dedicado por Indurain

Camiseta firmada por el equipo campeón de la Basket Euroleague 2003

Bota de oro y Balón de oro de Messi


Paulino Alcántara, junto a Hans Gamper, fundador del Barça




Vista al Palau Blaugrana, donde juegan las otras secciones deportivas

Pantallas táctiles interactivas para ver videos históricos

Pantallas gigantes donde pasan goles y finales recientes

Afueras del estadio

La presión como consecuencia

La presión como consecuencia | martiperarnau.com

El padre de todo esto, Johan Cruyff, dice: “Si se pierde el balón, la clave es cómo lo recuperas otra vez. La idea antigua era ir a defender a nuestra área y presionar para recuperar antes. Ahora han perfeccionado los detalles y el espectáculo más grande es cuando el Barça no tiene el balón. Eso es lo más grande que hay ahora mismo en el fútbol porque en lugar de ir hacia atrás se van adelante. Defienden hacia delante” (“Senda de Campeones”). El abuelo de todo esto, Laureano Ruiz, dice: “En el fútbol actual es un error cometer una falta táctica cuando se pierde el balón. Lo que hay que hacer es intentar robar la pelota con la presión, como hace el Barça” (“Al primer toc” de RAC1). Esto que manifiestan ambos maestros es esencial para comprender el éxito del equipo de Guardiola. No sólo practica de forma excelente el juego de posición, con el equipo viajando junto al estilo de la cordada alpina y usando la posesión del balón como instrumento para alcanzar sus fines. Además, ha convertido la presión arriba (otra consecuencia de lo anterior) en un arte.

Guardiola lo define siempre con una frase: “Hemos defendido bien porque hemos atacado bien”. Traduzcamos: al viajar juntos e interpretar con corrección el juego posicional, los jugadores se encuentran en las posiciones adecuadas (juntos, agregados y cercanos al balón) en cuanto uno de ellos sufre una pérdida. Al estar cerca, la recuperación es sencilla y veloz. El desgaste es mínimo, pues deben recorrer muy pocos metros, de ahí que puedan hacerlo a máxima velocidad. Y el momento es el idóneo: el equipo rival no ha tenido siquiera tiempo de pensar en cómo reorganizar su fase ofensiva. Al atacar bien se defiende bien. Y, como digo, no es causa, sino consecuencia de viajar en cordada, estar juntos, generar superioridades y contextualizar la posesión del balón como una herramienta general.

Si cada jugador está en la posición idónea, resulta sencillo recuperar el balón tras perderlo. Se consigue con muy escaso desgaste físico, dado que los compañeros se encuentran muy próximos a quien lo ha perdido y, al estar situados muy arriba y cercanos, se logra otro efecto importante: consiguen orientar la salida del contrario en la dirección que le interesa al Barça. A cambio, y con la salvedad mayúscula de Leo Messi, el equipo renuncia, de manera intuitiva, al contragolpe. La concepción del juego blaugrana como cordada alpina solo permite de forma esporádica la acción del comando que contraataca. El mejor ejemplo de ello se dio en Milán hace varias semanas, cuando Abidal se olvidó de todo, lanzándose al galope tendido, hasta que comprobó que estaba completamente solo. Ningún compañero le había seguido en el contragolpe. Al contrario: le miraban sorprendidos desde lejos, como diciendo: “¿Dónde va este?”.

Esta nota es muy interesante:

Xavi juega de circuncentro

Paradigma Guardiola

Nadie puede determinar con exactitud de qué juega Xavi. Tal vez, porque en su momento muchos gritaron que en el mediocampo sólo cabía el físico fuerte desjerarquizando a la técnica para el pase o a jugadores de 1,70. Alguna vez se usó Edmilson o Van Bommel por sobre Xavi; o bien el tan sufrido Emerson-Tommasi por sobre Guardiola.

En esos momentos, con melancolía, Xavi recordaba: “Todo el juego se basaba en triángulos. Cruyff había implementado esto”. Por suerte, ahora lo pueden ver. Cada jugador del equipo de Guardiola encontrará un triángulo y tendrá al menos dos opciones de pase. Ahora bien, al fútbol de los triángulos, le podemos sumar un concepto desde la geometría. Existe un punto llamado circuncentro. El circuncentro es el centro de la circunferencia que pasa por los tres vértices de un triángulo. Lo intentamos demostrar en el vídeo: en el juego azulgrana, Xavi siempre es el circuncentro. Un punto de apoyo geométrico que no para de crear superioridad en las diferentes líneas.

Los triángulos son básicos para el avance en el juego de posición. Si el rival logra romperlos, quebrará intenciones. Xavi, en el pasado, volvía a reclamar: “Eso es Can Barça: triángulos, rondos, conservaciones infinitas de balón. Esos conceptos nos los enseñaba Joan Vilà. Son ejercicios que ya no hacemos en el primer equipo, porque hay jugadores que no se han criado aquí. No es lo mismo un rondo con Oleguer, con Iniesta o conmigo que con los brasileños, que pisan la pelota. Con nosotros, el balón ni lo ves”.

Como siempre Cruyff lo aclara: “El sistema se basa en que todos los jugadores forman un triángulo con otros dos, estén en la posición que estén y siempre un triángulo, de manera que en caso de sentirse presionado a la hora de sacar un balón, el futbolista lo tendrá más fácil para retenerlo. Un sistema simétrico vertical y horizontalmente en el que hay dos piezas claves: el 4 o lo que hoy llamaríamos pivote, y el 10 o lo que llamaríamos mediapunta. De ahí que la capacidad de mantener la posición sea tan importante en el esquema Barça: un jugador desorientado romperá el triángulo y complicará la vida de sus compañeros más cercanos y de todo el equipo”.

La escuela holandesa lo lleva en la sangre. Su fútbol nace en los triángulos. Danny Blind comentó que los entrenamiento del Ajax de Van Gaal se basaban en movimientos para formar triángulos: “Triángulos por todo el campo. Cada jugador era un vértice y debía tener dos opciones de pase. Era la clave. Tanto para Cruyff como para Van Gaal. Era la mejor manera de jugar y de estar bien colocados y seguros cuando perdíamos la pelota. Si la perdías siempre había alguien por detrás del balón porque los triángulos te ayudaban a conservar la posición”.

“Si en tu sistema hay matemáticamente más triángulos, el mismo se hace más fácil porque los jugadores sin pensar ya están en posición. El campo no quedará tan grande y habrá siempre más espacios. Por eso los otros sistemas no son tan buenos para la circulación del balón”, sostiene Van Gaal.

Xavi es la reivindicación del pase. Con él en el campo, hay más cooperación. Igual pasa con los triángulos. Se trazan mayor número gracias al de Terrassa.

Qué genio fue y qué bien le hizo al fútbol Cruyff. Allá se implementan figuras geométricas al juego para que siempre tengan opciones. El movimiento sin pelota es esencial en el fútbol, y acá creo que es una de las mayores falencias. O no se labura o los DTs no tienen idea de cómo hacerlo.

Al respecto, dejo otra nota muy buena a Danny Blind, quien fuera el libero del Ajax de Van Gaal. A los que no lo pudieron ver por ser unos pendejos de mierda (?), les recomiendo que busquen en YouTube videos del Ajax y de Litmanen, un pecho fresco :mrgreen: pero que en ese Ajax la rompía

Danny Blind: “Lo más difícil es decidir con el balón”

El Ajax de Van Gaal se estructuraba a partir de su líbero, el capitán Danny Blind (Oost Souburg, 1961). El lunes se cumplieron 15 años de la visita de aquél equipo al Bernabéu. Fue un maremoto. Hoy el Madrid vuelve a encontrarse con el Ajax y Blind, que es director de fútbol del club de Ámsterdam, hace memoria y en la mente se le representan imágenes sobre una libreta: piensa en triángulos.

Mourinho promete sudor
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Pregunta. Los aficionados del Madrid quedaron conmocionados con aquel partido. ¿Usted qué recuerda?

Respuesta. Cuando construyes un equipo lo haces para que algún día pueda jugar como el Ájax jugó esa noche. Todas las ideas de Van Gaal sobre cómo jugar al fútbol se concretaron ahí. Debimos ganar por 0-5 pero el árbitro nos anuló dos goles en la primera parte y acabamos 0-2. Litmanen estuvo fantástico en uno de esos tres o cuatro partidos que se te quedan grabados. Ahí alcanzamos casi la perfección. Lo más hermoso que te puede pasar como futbolista es sentir que estás en sintonía con todos tus compañeros y que estás logrando la coordinación perfecta frente a jugadores como Redondo, Laudrup o Raúl. Sientes algo tan especial… Porque sabes que es la culminación de un trabajo muy duro. Sabes que has hecho cientos de entrenamientos ensayando la posesión, seis contra tres, bajo presión, a dos toques, a un toque, horas, años… La afición nos demostró que tenía un gran corazón porque nos despidió con una ovación.

P. ¿Puede explicar cómo eran los entrenamientos?

R. Van Gaal nos paraba así [coge un rotulador y dibuja un laberinto de triángulos en una libreta]: dos por detrás, dos a los costados, dos arriba y uno en el medio, que siempre era yo, o el ‘diez’, Litmanen. Había que moverse formando triángulos. Triángulos por todo el campo. Cada jugador era un vértice y debía tener dos opciones de pase. Era la clave. Tanto para Cruyff como para Van Gaal. Era la mejor manera de jugar y de estar bien colocados y seguros cuando perdíamos la pelota. Si la perdías siempre había alguien por detrás del balón porque los triángulos te ayudaban a conservar la posición.

P. ¿Usted se sentía líbero o medio centro?

R. Era el líbero pero me descolgaba al medio. Jugábamos con un 4-3-3 que evolucionaba hacia un 3-4-3 cuando yo me incorporaba. Podía hacerlo porque reconocía el momento oportuno para sumarme al medio campo, los tres que quedaban atrás, Frank de Boer, Reiziger y Bogarde, eran muy inteligentes para colocarse y marcar en igualdad numérica, y los del medio, Ronald de Boer, Davis y Litmanen, eran muy seguros con el balón. Todos tocábamos y Finidi era el eslabón perdido. Tenía toda la banda para desbordar. En el medio es muy importante tener disciplina para no salirte de tu posición y ser simple en el pase. El dribling que quede para los hombres de banda.

P. Usted tenía más de 30 años en un equipo con una media de 25. ¿Cómo vivía ese liderazgo?

R. Tenía 34 años. Rijkaard lo dejó ese verano. Era el líder. Pero los hermanos De Boer y Litmanen, aunque tenían 23 o 24, jugaban con una gran madurez. Litmanen sustituyó a Bergkamp cuando fichó por el Inter y Van Gaal tuvo tres años para trabajar con el 80% de los jugadores. El técnico sabía formar jóvenes y yo era su mano derecha porque había coincidido con él durante siete años en el Sparta de Rotterdam. Sabía cómo pensaba Van Gaal y sabía hacer las cosas a su manera en el campo.

P. A usted lo fichó Cruyff en 1986. ¿Qué le pidió?

R. Yo era lateral derecho en aquella época y me puso como marcador por la derecha en un sistema de 3-4-3. Rijkaard era el número ‘cuatro’, el líbero, mi predecesor, y Cruyff quería que cuando nuestro portero tuviera la pelota nuestros dos marcadores laterales se abrieran mucho para hacer correr a los atacantes y sacar el balón jugado. Teníamos que defender en primer lugar, pero Cruyff quería que jugáramos al fútbol. Por eso me fichó: porque no era un defensa de corte italiano. No pegaba. Jugaba. Me colocaba… Y ese año ganamos la Recopa de Europa.

P. Cruyff, Van Gal, Guardiola, Wenger… Entrenan a sus equipos para tener el balón. Sin embargo, la mayoría de los entrenadores con fama de trabajadores se caracterizan por primar el orden sin balón. ¿Por qué?

R. Porque lo más simple es defender y esperar tu momento para contragolpear. Tener el balón y tomar decisiones con el balón es muchísimo más complicado porque el balón te puede hacer débil. Tienes a seis o siete jugadores por delante de la línea del balón y dejas espacios. Hay que disciplinarse mucho para no caer en errores cuando tienes la pelota. Pero tener la iniciativa, tener el control del partido a través del pase, sigue siendo la mejor manera de jugar al fútbol.

P. Van Gaal lo tenía a usted, Cruyff lo tuvo a Koeman, Sacchi tuvo a Baresi, Guardiola a Piqué… ¿Sin un central que salga jugando es imposible tener el balón?

R. Para jugar así necesitas lo que tiene el Barça: Piqué, Puyol, Busquets o Touré… Defensas que sepan jugar al fútbol y que tengan ojo para la posición. Ya puedes poner al mejor defensa italiano, a Materazzi, que allí no va a funcionar.

P. ¿Quién fue su ídolo de pequeño?

R. Me encantaban Cruyff y Van Hanegem. Pero me sentía identificado con Baresi. Siempre adelantando la línea, siempre leyendo el partido. Baresi era parecido a mí. O yo era parecido a Baresi.

P. ¿Qué ha heredado este Ajax del suyo?

R. Ahora no tenemos extremos puros. Pero es lo que buscamos. La academia del Ajax nunca cambiará eso. Los más jóvenes juegan con un 3-4-3 hasta los 16 años, y luego cambian a un 4-3-3, que es más realista. Esperamos que la academia produzca un extremo de primer nivel. Mientras tanto, en el primer equipo a veces jugamos con tres delanteros. Pero Luis Suarez no es un extremo. Ni un delantero centro. Es un híbrido. En los setenta, con Cruyff, Rep… Era mucho más fácil quedarte pegado a la raya y hacer el uno contra uno y centrar para el cabezazo. Ahora te hacen el dos para uno y te cierran. Necesitas que los extremos hagan la diagonal y que acaben la jugada. Suarez siempre arranca como un extremo derecho pero acaba en el medio, con libertad. En el extremo izquierdo juega Emanuelson, que realmente es un centrocampista de ataque, con más deberes defensivos. En el Barça los extremos tampoco viven mucho en la raya. Se mueven. Se cambian con los interiores. Los equipos están tan bien organizados en defensa que necesitas muchos más intercambios para desbordar. Eso hace 15 años no ocurría.

P. ¿Qué le parece el Madrid?

R. Le llevará algún tiempo encontrar un funcionamiento. Conseguir que el equipo juegue un fútbol atractivo. Creo que en Madrid quieren resultados pero además quieren ver algo interesante. Quieren llegar a un fin pero no por cualquier medio. De momento, Mourinho está comenzando. Y ha comenzado por formar su bloque defensivo: sus cuatro defensas y sus dos medios defensivos por delante. Así es como él trabaja. Y creo que tendrá éxito al final porque arriba tiene jugadores de gran calidad: Cristiano y… Özil es un jugador de primera clase. No sólo regatea. Puede ser muy creativo a un toque. Ve al hombre libre a la primera. En el instante justo. Da velocidad al juego. Y esto es terrible para los oponentes.

R. ¿Cree que Mourinho ofrecerá al público lo que pide?

R. Mourinho tiene que encontrar el equilibrio. Él es lo suficientemente inteligente como para saber que aquí la cultura de la gente es completamente distinta que en el Inter. Lo tendrá mucho más difícil que en el Inter porque tomar la iniciativa siempre es mucho más complicado. La gente tiene que aceptar que para ver lo que quiere ver necesita esperar.

Ah bueno, Litmanen pecho fresco… Después se jacta de ser megusteado…

A ver, qué ganó Litmanen con la Selección? (?)

Nah, posta en ese Ajax era un crack, cuando fue al Barcelona, la cagó.

Igual, pongo dos notas sobre cómo se mueve toda una escuela de fútbol y se quedan con la chicanita… Cómo desprecian! :mrgreen:

PD: Ahora, Cappa tenía razón: el Barcelona no trabaja…:twisted: