Lindisima la naranja flúor, siempre me encantó esa camiseta.
El barcelona en los ultimos años viene flashiando mucho con las camisetas suplentes. Ultimamente cambio mucho. Hubo una rosa, otra fluo, amarilla, celeste, naranja, negra, verde
Esta mas bueno el de River con su tunel del tiempo
pd: ¿cuantos euros cuesta una entrada a ese museo?
Creo que salía 20 euros, y gratis para los socios.
Son dibujitos que hicieron los de Sport nomas. Aunque va a ser parecido a eso la camiseta, que bronca cuando esos hijos de puta muestran dibujitos del diseño de la camiseta diciendo que es primicia de ellos.
@EleteTSC Eleté (TSC)
Barza titular como ya dijimos: banda central ancha en grana con dos azules a los lados con una transición a través de pequeños puntos…
@EleteTSC Eleté (TSC)
Confirma además lo de que la suplente será en degradé de amarillo y anaranjado. Según el hombre este ambas del Barza le parecieron lindas.
Ya en fox estan dando una de las mayores muestras de este equipaso. En un partido un poquito importante: La final de la champions vs United en 2011.
También la estoy viendo de nuevo, qué baile por Dios.
mañana juega barcelona - valencia?
c
Tranqui 120
Marca que bronca que me da la concha de la lora!
1-1. lo tiene para la vuelta el barcelona.
vs athletic bilbao fija.
3 partidos sin ganar para el barsa de pep…record negativo de este equipo
3!!! y encima 3 empates…
el mejor equipo de la historia, lejos
El ariete con alma de galeno
Hoy se cumplen 100 años del estreno de Paulino Alcántara, mejor jugador asiático de la historia, con la camiseta del Barça
El cuadro de marcas se mueve en cada partido desde que Leo Messi debutó hace ocho años con el Barcelona. Ahora mismo, con 222 goles, La Pulga aspira a batir el récord goleador de César Rodríguez: 235. Pero antes que ellos hubo un futbolista excepcional que anotó 357 tantos en 357 partidos: se llamaba Paulino Alcántara Riestra y le apodaban El Romperredes. Hoy, 25 de febrero, se cumplen precisamente 100 años de su debut con la camiseta azulgrana. Fue en un partido contra el Català, correspondiente al Campeonato de Catalunya, en el que el Barça se dio un festín (9-0) y Alcántara, con tan solo 15 años, firmó un triplete.
Paulino Alcántara, en una imagen de archivo.
Nacido en Iloílo, un pedazo de cielo terrenal en Filipinas, el 7 de octubre de 1896, de madre filipina y padre español, heredó de ella los rasgos morenos y los ojos hundidos, que le daban un aire triste: una paradoja tratándose de alguien que dio tantas alegrías. Después de que el revolucionario Emilio Aguinaldo declarara la independencia de Filipinas el 12 de junio de 1898 la familia Alcántara tuvo que abandonar el país un año más tarde. Y emprendió rumbo a Barcelona. “Mi niñez, mi adolescencia y lo mejor de mi juventud lo viví en esa ciudad”, solía recordar Alcántara. Messi, que también nació un miércoles, como Paulino, porta hoy con elegancia el mismo número 10 que su antecesor, un punto de partida para dos futbolistas históricos para el Barça.
Como a La Pulga, al joven filipino tampoco le acompañaba su físico: “En aquella época mi delgadez y mi estado de salud eran precarias”, se lamentaba. Aun así sus goles sedujeron a Joan Gamper, fundador del club, que tras verlo durante varios partidos con el filial decidió que su momento había llegado. El niño prodigio, que debutó con el primer equipo un 25 de febrero de 1912, tardó en dar el salto un año más Messi, que se estrenaría con 16 años frente al Albacete, al que endosó un tanto.
El viejo graderío del estadio pronto se enamoraría de los goles de Paulino. En tiempos en los que el único medio de comunicación era el periódico, el juego delicado de Alcántara era homenajeado con la narrativa de las crónicas periodísticas. Su marca, un pañuelo blanco colgado de la cintura, fue el distintivo de elegancia por el que siempre se le reconoció mientras corría con el balón. A pesar de que era ovacionado en toda Cataluña, la vocación de Alcántara estaba lejos del balón. Y el 2 de mayo de 1916, el buque Fernando Póo se preparaba para zarpar rumbo a Manila con Paulino a bordo. Con el ambiente sociopolítico algo más apaciguado, el futbolista decidió dirigir su carrera hacia la medicina y volver junto a sus padres a su tierra. Una multitud acudió aquel día hasta el puerto de Barcelona para despedir a aquel atleta que quería ser doctor. “Sentí una alegría un poco triste”, confesaría Alcántara.
La turbulencia de la aventura lo dejaría, sin embargo, marcado para siempre. En Singapur, donde el barco hizo escala, el calor extenuante provocó que el futbolista y sus amigos se lanzasen al agua a pesar de ser advertidos de la presencia de tiburones. El pánico se apoderó de Alcántara cuando sintió una mordedura en la pierna. Las extremidades delgadas que tantas alegrías habían producido en Barcelona se bloquearon y estuvo a punto de ahogarse. El escualo resultó ser un amigo de Paulino, que recibió una contundente reprimenda. La pesadilla del viaje prosiguió cuando un choque contra unas rocas causó daños de consideración al buque. Pero a pesar de los desperfectos, el capitán logró anclar el navío en la costa filipina con los pasajeros amontonados en la bodega. Y Paulino, que dormía sobre el ataúd de un compatriota muerto cuando le avisaron de que podía bajar, pronto demostraría sus virtudes con el Bohemians, un equipo de fútbol local.
El juego distinto del recién llegado cautivaba, aunque el fenómeno Alcántara estaba aún por explotar. Paulino se convirtió en un mito cuando cambió el balón por la pala de pimpón. Con ella se proclamó subcampeón del país y representó a Filipinas en los juegos asiáticos. El sabor de la fama estaba en su punto máximo de efervescencia cuando a finales de 1917 un telegrama llegó a sus manos: “Se me pedía urgentemente que regresase a España, indicándome que mi club verdadero, el Barcelona, había perdido los dos últimos campeonatos durante el tiempo que yo estuve ausente”. Tras varias discusiones con sus padres, reacios a que su hijo volviera, Paulino partió de vuelta a España el 20 de febrero de 1918. Tras dos meses de una travesía “interminable”, como describiría en sus memorias, el 28 de abril de 1918 pisó Barcelona para quedarse. Cuatro días después se estrenó de nuevo frente al Atlètic de Sabadell. Marcó tres goles.
Su llegada avivó la esperanza de los seguidores barcelonistas hasta que se topó con el técnico Jack Greenwell, que decidió ubicarle en la defensa debido a su fragilidad física. En la mente del entrenador un delantero tenía que ser fornido y con dotes atléticas sobresalientes para poder sobreponerse a la defensa rival. El cambio de posición provocó que los socios amenazasen con no pagar sus cuotas mensuales si el jugador no volvía a su puesto. Asediado por la afición, Greenwell se retractó. A sus 22 años, Alcántara volvió al ataque y continuó con su racha goleadora, la mejor que se daría jamás en el club.
Un cuadro azulgrana clásico de los años veinte, con Josep Samitier y Paulino Alcántara (abajo), entre otros.
La fama internacional le llegaría con la selección española, a pesar de que la dejó plantada en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920 porque durante aquellas fechas tenía exámenes en la facultad. Debutaría un año después, el 7 de octubre de 1921, contra Bélgica, en un partido en el que marcó en dos ocasiones. Sin embargo, el momento que lo convertiría en leyenda se produjo el 30 de abril de 1922 cuando España se enfrentó a Francia en el estadio Le Bouscat de Burdeos. Un balón perdido que rondaba el borde del área se topó con el pie embravecido de Alcántara. La potencia que este imprimió al balón destrozó la red, que no resistió el impacto y cedió. En aquel momento nació, como le bautizaron las crónicas del momento, El Romperredes. El 3 de julio de 1927 una avioneta cruzó los cielos dejando caer un balón en la cancha del antiguo campo de Les Corts, que lucía lleno para el partido entre el Barcelona y España como homenaje para Alcántara, que se retiró con solo 30 años porque sentía que era el momento justo para dedicarse a la medicina. Durante su trayectoria consiguió diez copas Cataluña y cinco Copas del Rey. En 1951 se convirtió en seleccionador nacional durante tres partidos, algo que nunca terminó de gustarle.
Víctima del tiempo, a Paulino Alcántara no se le reconoce como el máximo goleador de la historia del Barcelona. En los registros oficiales se omite la figura del filipino, que se retiró en 1927, un año antes de que se estableciera la Liga y las competiciones que empezaron a contabilizarse. A pesar de no aparecer en los registros, la FIFA consideró en 2007 a Alcántara como el mejor futbolista asiático de la historia.
Lo mejor de su vida fue su enfermedad por el fútbol, como le gustaba decir al doctor Alcántara. “Fue increíble el instante en que sentí por vez primera que se apoderaba de mí la acción futbolística e incrustaba su virus en mis venas”, describió el galeno. Paulino Alcántara Riestra sigue contemplando al Barcelona cuando juega como local. Con su camiseta desgastada, sin publicidad y el pañuelo blanco en su cintura, entra en el estadio como socio vitalicio y se acomoda cerca del arco para ver a Messi, el único que le invita a hacer una pausa en su eterno descanso. El viaje es corto, va y vuelve cada vez que La Pulga lo requiere. El Romperredes murió el 13 de febrero de 1964. Sus restos descansan en el departamento cinco, nicho número 4.292 del cementerio de Les Corts; justo tras el Gol Norte del Camp Nou.
yo queria hacer el rincon del mas grande de inglaterra, osea el liverpool
pero no lo hice porque hay un th para la liga inglesa…
No sabes cuanto te banco
gracias loco, el liverpool es mas grande que el barcelona aun.
mañana con todo, dale que la carling es nuestra
Lio Messi nunca se tira:
//youtu.be/9S7hlL4sJek
Tiene esa cosa amateur Messi, ese gusto por jugar a la pelota todo el tiempo, por eso no se tira. Y tampoco protesta.
Genial video.