y pero si no te queda otra, yo lo que hice es comprarme una tablet china y los libros por internet te los conseguis. Por ejemplo yo conseguia games of thrones completo cuando aca recien ahora se puede conseguir las 2 primeras partes
Yo odio leer en PC, pero me estoy acostumbrando a leer en una pantalla portatil. Ademas el Kindle tiene la particularidad de que no usa pantalla con backlight, con lo que a fines practicos es lo mismo que el papel en cuanto a lectura, salvo por el hecho de que no podes hacer anotaciones.
Por un lado es una poronga, pero por otro te abre las puertas a un monton de libros que no se consiguen aca ni en pedo. Y si conoces el idioma original, te permite conseguir esa version sin necesidad de recorrerte todo Corrientes y Parque Rivadavia para conseguir una copia vieja y gastada.
Depende del libro… No me voy a poner a escribir en una novela… A veces remarco cosas o escribo alguna gilada que se me ocurre en el momento en algunos otros texos.
Sin estar de acuerdo para nada con la prohibición, si es real el porcentaje que comentan en el último párrafo es como demasiado, no, habría que empezar a revertirlo …
Cámara argentina del Libro cree que nueva norma puede limitar importaciones
Buenos Aires, 23 mar (EFE).- Una nueva disposición del Gobierno argentino que regula los niveles de plomo permitidos en la tinta empleada en libros y revistas puede generar “limitaciones” en la importación de textos, advirtió hoy la Cámara Argentina del Libro (CAL).
Hasta ahora, “no había restricción alguna, por ejemplo, para traer libros por ‘courier’ (correo expreso por vía aérea). Ahora, un editor deberá proceder a realizar un despacho común” a través de la Aduana, señaló la fuente.
El servicio de correo por avión está habilitado para envíos que no superen los 50 kilos y no tengan un valor superior a los mil dólares.
La medida fue establecida en medio de la polémica por las quejas de empresarios de Argentina y países vecinos por la implementación de políticas que consideran proteccionistas.
Desde febrero pasado, el Fisco argentino obliga a los importadores a avisar sobre sus compras antes de concretarlas, lo que se suma a una política de sustitución de importaciones para incrementar los niveles de producción local.
En octubre pasado, el Gobierno firmó un convenio con la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) para “equilibrar la balanza comercial” del sector editorial, después de las trabas que encontró la importación de libros en el país.
En la actualidad, el sector editorial importa, principalmente de España, Colombia, China, Uruguay, el 78 por ciento en volumen y el 67 por ciento en valores, de lo que se comercializa en Argentina, según cifras oficiales.
El Gobierno argentino pretende que las grandes editoriales extranjeras, la mayoría españolas, comiencen a imprimir sus textos en el país, donde se distribuyen entre 75 y 78 millones de publicaciones al año, señalaron fuentes del sector gráfico. EFE
Según lo que se gustavo, les sale más barato imprimir en el exterior que acá (leete la nota del turquito).
Además tengamos en cuenta que las mejores editoriales son españolas…y tienen una cantidad de títulos que acá no van a imprimir en la puta vida.
Ya faltan libros por las trabas a las importaciones
A las restricciones impuestas en octubre, se sumaron nuevas regulaciones. Los editores dicen que no dejan entrar 3 de cada 10 títulos. Afecta a libros infantiles, pero también a los de Inglés y Medicina.
Con diseño. Los libros para chicos con formatos especiales (que traen figuras desplegables, títeres o sonidos) se producen en China y son los que más podrían faltar con las restricciones.
Con diseño. Los libros para chicos con formatos especiales (que traen figuras desplegables, títeres o sonidos) se producen en China y son los que más podrían faltar con las restricciones.
27/03/12
Basta de osito desplegable, brillantina, ruiditos en las páginas, títeres metidos entre las tapas. Basta de todas esas cosas que se imprimen en China: los libros para chicos son los que de manera más drástica sentirán las restricciones a la importación.Pero no están solos. Ya faltan libros de Medicina y de Inglés, cuentan los libreros. Para ser precisos, dicen, los de las editoriales Oxford y Santillana. Ya se están contratando menos libros en ferias internacionales. Ya los científicos tienen problemas para recibir revistas de afuera. Ya se están imprimiendo más libros en el país, y los costos de impresión aumentaron alrededor del 20% sobre la inflación, cuentan los editores. Ya no se puede traer libros “puerta a puerta” por courrier: si uno quiere que le manden, digamos, 10 o 20 libros, tiene que ir al courrier, buscar la documentación, pagar 60 dólares más IVA, ir a la Aduana en Ezeiza y ahí esperar a que le digan si su envío puede ser recibido o necesita un despachante. Ya la gente del sector avisa que traerá muchos menos de esos libros que venían de a 300 o 400 ejemplares y que eran “gustitos” colados en containers más grandes.
Este es el resultado de las restricciones a la importación de libros que se empezaron a implementar en octubre y a las que se sumaron nuevas regulaciones en las últimas semanas.
En octubre se “acordó” con Guillermo Moreno que cada editor tenía que exportar por el valor que importaba. Y la Cámara Argentina del Libro (CAL) arregló un sistema según el que los socios de esa Cámara –que agrupa, sobre todo a editoriales chicas– podían compensar exportaciones e importaciones entre ellas. Cada editorial tiene, así, un tope de importaciones anual.
Lo nuevo es, básicamente, el análisis de la cantidad de plomo que tiene las tintas de los libros y la necesidad de entregar una declaración ante la Dirección de Lealtad Comercial –dependiente de Comercio Interior– por cada libro que se va a importar. Y cuando se entrega la declaración, a esperar: ellos dirán cuáles libros entran y cuáles no. Título por título.
Ayer, el tema ardió en Twitter. La mecha la encendió Hernán Casciari, el autor de “Más respeto que soy tu madre” y de la revista, blog, editorial y bar Orsai. En su blog, contó del orgullo que suele mostrar él, que vive en España, por la vitalidad de la cultura argentina. Pero que ayer, cuando lo llamaron de una radio para preguntarle por qué los argentinos no podían encargar publicaciones al exterior, no tuvo qué decir. Y largó un hashtag, esos temitas que corren en Twitter: #liberenloslibros. Y ese tema estuvo en punta todo el día.
“De los pedidos de licencia que hicimos –cuenta Teresita Valdettaro, de Guadal– nos aprobaron el 70%. No sabemos por qué los demás fueron denegados. Como la medida recién empieza, los libros que presento ya los tengo encargados, o impresos en China, o en el barco o en el puerto”. Aunque ayer el presidente de la Cámara Argentina del Libro, Isaac Rubinzal, dijo que a la fecha no tienen “paradas las importaciones”, Guadal todavía tiene en el puerto entre 12 y 16 mil libros. “Son tres o cuatro colecciones. Están ahí porque no tenemos plata para sacarlos: necesitamos unos 16.000 dólares por colección”, dice Valdettaro. Estos libros, dice la editora, tienen un costo promedio de un dólar y medio, a lo que ahora se sumó un dólar de gastos aduaneros.
“Solía comprar 100 libros en las Ferias de Frankfurt y Bologna. Este año, contraté 5 reimpresiones y 5 nuevos”. El control del plomo, dice, es más una traba burocrática que real: “Ningún imprentero oriental desconoce estas regulaciones. Internacionalmente no sólo se chequea el plomo sino también las puntas redondeadas”.
En definitiva, dice, se acabaron los libros “con chiches”. Porque “para texturas o sonido, no existe tecnología fuera de China, y si existe es muy cara. Nosotros, los ingleses, los rumanos, todos imprimimos en China. Acá puedo hacer los de cartón, pero me cuestan más del doble”.
“Es casi imposible, por precio, hacer los libros en la Argentina”, dice Ana María Cabanellas, de la editorial Heliasta, ex presidenta de la Unión Internacional de Editores. “Pudimos hacer entrar los libros, pero nos mandaron los pallets a una inspección del SENASA por primera vez en años…” “Voy a dejar de traer libros de menos de 600 ejemplares”, dicen desde una editorial grande. “No te digo los títulos porque le vendo al Estado y no quiero que me identifiquen”. Algo parecido pide el director financiero de una de las líderes en libros infantiles. “Traíamos 400.000 ejemplares por año. Y localmente, producíamos 2 millones. De cada título, a veces eran muchos ejemplares, a veces 200. Y estos, si no pueden entrar, tampoco los podemos hacer”. Son libros de inglés, de metodología de la enseñanza, de gramática. Los costos, cuando empiecen a imprimir en la Argentina, van a subir, dice. “Del año pasado a este los presupuestos aumentaron un 35, 40 por ciento. Si se le descuenta la inflación…” Esos costos, dice “inevitablemente, van a terminar en los precios”.
Otro importante distribuidor cuenta que acaba de pedir “30 libros de títulos de los que antes hubiéramos traído 70. Eso limita las librerías a las que podés entrar. Estoy repartiendo 2, 3 ejemplares por librería. No puedo ir a Yenny…”. Los libros que trae son exquisiteces de editoriales chiquitas, que nuestro paladar ya no probará.
Muchos editores apuntan a la Federación Argentina de la Industria Gráfica. Ellos, dicen, presionaron para que se imprimiera acá. Ayer su gerente, Jorge De Vito, dijo a Clarín que “los libros de texto argentinos tienen que pagar IVA sobre todos los insumos. Si ese libro se imprime en el exterior, no paga IVA. Estamos subsidiando a las imprentas del resto del mundo”. Y aseguró que aquí se puede imprimir todo. Aunque la complejidad del sector –¿quién va a imprimir los tres libros que se traen de una Universidad del País Vasco?– lo desmienta.
Se trata de que la defensa de la industria nacional no acote la diversidad cultural y nos meta, de nuevo, en el País Jardín de Infantes. Natu Poblet, lectora y decana de los libreros, se preguntaba hace unos días si llegarían, por ejemplo, los libros de la poeta polaca Wislawa Szymborska, que se editan en España. Por ahora, queda el reclamo: #LiberenLosLibros.
Casciari, sin respuestas
27/03/12
Hernán Casciari publicó en su blog: “Me llamaron de una radio de Barcelona. Querían saber por qué los argentinos no podemos recibir publicaciones extranjeras, ni revistas científicas (…), en nuestros domicilios”. “Por qué un científico tucumano suscrito a Nature tendrá que viajar 1200 kilómetros para retirar su ejemplar de Ezeiza”. “Después de años de tener respuesta para todo, me cerraron el orto”.
Y bueno le va a venir bien al tucumano venirse hasta ezeiza por una revista… así pasea, se toma un cromi, viaja 15 hs, o se toma un avión y con eso paga 200 veces más la revista; tucumano elitista, anda comprando nature… qué mierda es eso? por qué no compra la revista vamo lo pibe que edita el cenáculo de escritores del choripan? Científico es? que vaya a lavar los platos fascineroso de mierda.
No dejan entrar libros y al mismo tiempo pasa esto…
Bien por la cultura, eh?
Boudou cerró el Museo del Senado
Su director de Cultura ordenó vaciar la muestra
Juan Laxagueborde, director de Cultura del Senado nombrado por el vicepresidente Amado Boudou, ordenó cerrar y desmantelar el Museo de la Cámara alta, en un intento de utilizar ese espacio para la realización de eventos y tertulias sociales. Si bien en las últimas horas hubo un principio de marcha atrás en la medida, el salón de exposiciones permanece vacío, los objetos que formaban parte de la muestra están guardados en el segundo subsuelo del edificio anexo y no hay una fecha cierta de reapertura.
El Museo del Senado Domingo Faustino Sarmiento se encuentra en la ochava de Hipólito Yrigoyen y Solís, recibe un promedio de 50 visitas por día y en él se pueden ver piezas únicas que hacen a la historia del Poder Legislativo, como un facsímil de la Constitución de 1853, las versiones originales de las leyes del voto universal y femenino y una réplica de la primera Constitución reformada en 1994, entre otras piezas.
La decisión de cerrar el salón fue tomada y transmitida de forma verbal el martes último a la directora del Museo, Estela Inés Masjoán, por personal de la Dirección de Cultura. Según esa directiva, el salón de exposiciones debía quedar liberado en un plazo perentorio de 48 horas.
La noticia corrió de manera rápida por despachos y pasillos del Senado y se tradujo en el interés de interiorizarse de los hechos transmitido a las autoridades del Museo por personal de todos los sectores y de los gremios de los empleados legislativos (APL), del personal superior (APES) y de los trabajadores del Estado (ATE).
LA NACION intentó comunicarse el viernes último con Laxagueborde para obtener más detalles de su decisión, pero el funcionario no respondió a la requisitoria.
Sin embargo, fuentes parlamentarias confirmaron que minutos después de la llamada de este diario se apersonó en las oficinas del Museo Pablo Chiesa, empleado del despacho de la senadora ultraoficialista Liliana Fellner (Jujuy), pidiendo que nadie hablara con la prensa.
Además, Chiesa acercó una nota firmada por Laxagueborde que respaldaba lo que hasta ese momento sólo había sido una orden verbal. El escrito, al que se “invitó” a suscribir a Masjoán para mostrar que la medida contó con el aval de la conducción del Museo, sostiene que el desalojo de la sala forma parte de una serie de reformas destinadas a mejorar el ambiente y a adecuar los propósitos de la institución.
Sin embargo, hasta el momento no existe un proyecto para la realización de esas supuestas mejoras.
La nota tampoco explica por qué se decidió vaciar el Museo en un plazo perentorio de 48 horas si, como mínimo, cualquier plan de reforma necesitará de la convocatoria a un proceso licitatorio que demandará, por lo menos, unos tres meses antes de poder ponerse en marcha.
El Museo del Senado es una de las 145 instituciones de su tipo que existen en la ciudad de Buenos Aires y una de las más visitadas en la Noche de los Museos, que se celebra todos los años en noviembre. Cualquier decisión que afecte su funcionamiento, como un cierre temporal, debe ser comunicada a la Dirección General de Museos, que depende del gobierno porteño.
Hasta el momento, no se ha dado parte a esa dependencia porteña sobre un eventual cierre del Museo. Sin embargo, en los hechos, la institución permanece cerrada desde el jueves de la semana pasada, cuando su salón comenzó a quedar vacío. Represalias
Hasta el momento, de la exposición que mostraba el Museo sólo quedaron aquellos elementos que fueron imposibles de trasladar, por su volumen y peso, pero sobre los que se mantiene la orden de retirarlos. Así, aún permanecen en el salón una histórica linotipo de la Imprenta del Congreso, que pesa 1,2 tonelada; parte del mobiliario del Salón Rosado, una mesa riñón y una parte de la alfombra Savonier regalada al Congreso por la infanta Cristina de España en ocasión del Centenario de la Patria, en 1910.
Si bien nunca quedó explicitado, en ámbitos gremiales adjudicaron la decisión de Laxagueborde a la necesidad de obtener un lugar donde realizar sus tertulias culturales y políticas.
Esas fuentes también coincidieron en relacionar la orden de desalojo con una represalia contra el Museo por haber reconocido a LA NACION que las reformas del despacho de Boudou fueron hechas sin consultarlos.
ademas… a quien se le ocurre que un tucumano lea? dejemonos de hinchar las pelotas con eso los del norte… si tienen tiempo libre, que vaya, se haga un asadito en el dique el cadillal y sanseacabó…