Pasó el Muro, pero, al parecer, los ladrillos siguen en el Monumental. El campo de juego es un desastre, no tan terrible como podría haber sido si los nueve conciertos hubieran tenido público de pie, pero no quedó en buenas condiciones. Eso sí, el club embolsó unos 3,5 millones de dólares por las nueve noches en que Roger Waters presentó “The Wall Live”.
¿Entonces? ¿Conviene o no conviene? Es el eterno dilema. Los hinchas de River- la gran mayoría- se ponen como locos cuando el césped del Monumental es tan duramente castigado como en la seguidilla de Roger Waters. El club esgrime motivos económicos y, claro está, razón no le falta. River selló un convenio con Pop Art de 7 millones de dólares por 20 conciertos.
Eso sí, al fin y al cabo, River, además de ser un club social –cuya vida se vio cruelmente afectada durante el paso de la Watersmanía- es, en definitiva, un equipo de fútbol. Entonces, lo deportivo, ¿dónde entra? Cuando al Millo le tocó jugar frente a Chacarita en el castigado césped del Estadio Único, Matías Almeyda y los jugadores se quejaron. Ahora, el césped de Núñez también está muy golpeado.
Para peor, el frío que azota Buenos Aires no ayuda a una pronta recuperación de la gramilla. Claro, el césped del Monumental estuvo “invadido” desde los primeros días de Marzo (el 3 River enfrentó a Quilmes, como local, ya con medio escenario montado) hasta el 21. Mucho tiempo en el que el campo de juego recibió escasa luz del sol y, encima, sufrió el peso de enormes estructuras.
Almeyda, incluso, pensó en mudarse. Lo cierto es que el campo, muchas veces, le costó muy caro a River. En 2007, luego de una serie de recitales, River recibió a Arsenal por la vuelta de las semis de la Copa Sudamericana. Un pozo del campo de juego evitó que un remate de Fernando Belluschi fuera gol. Después, River cayó por penales.
¿Otra? Luciano Figueroa se rompió los ligamentos al agarrar un pozo tras un show de los Rolling Stones. ¿Más? Ariel Ortega explotó y dijo “En esta cancha de mierda no se puede jugar”, luego de un River 0- Defensor Sporting 0, en pleno Núñez, también por la Copa Sudamericana 2007, como anticipando el desenlace.
¿Y la mudanza? Si bien es lo que Almeyda desea y hasta se animó a sugerir, es operativamente inviable. El representante de socios de River, Gustavo Poggi, le contó a Rock ‘N Ball que cuando River se muda a Vélez dispone de la mitad de los lugares que posee en el Monumental. ¿Traducción? Canje y malestar. Otra no hay. Y el match es el sábado, así que tampoco queda mucho tiempo para orquestarlo.
¿Cómo es el tema de River local en Vélez? El José Amalfitani tiene lugar para 44 mil personas, casi 20 mil menos que en el Monumental. De esas 44 mil, se habilita para bastantes menos. Además, dos mil se van en pulmones entre la Sur Baja y la popu visitante. 8 mil son para la visita y al Millo le quedan unas 27 mil localidades, aprox. Cada duelo que River juega en Núñez asisten no menos de 20, 22 mil socios. No dan los números, claro.
Para peor, no es que ante Ferro el césped sufrirá las consecuencias y después se recuperará. Porque de hecho, apenas termine el duelo entre el Millo y el Verdolaga el Monumental se preparará para recibir al “Quilmes Rock 2012”, que promete traer unos shows de larga duración y con miles de almas saltando sobre el ya castigado verde césped de Núñez, como por ejemplo el doblete de Foo Fighters del próximo 3 y 4 de abril.
River, en teoría, cuando se termine el Quilmes Rock tendrá que recibir, como local, a Huracán y, una semana después a Instituto de Córdoba. ¿Es beneficioso o perjudicial tener el campo así? Almeyda no quiere saber nada, pero la realidad del club indica que la plata que entra es buena y sirve. El eterno dilema, claro. Ah, Daniel Passarella había prometido: “Basta de recitales en River”. ¿En qué quedamos?
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Recitales en River: El perjuicio detrás del beneficio | Rock 'N Ball