Vergüenza. Esa es la única palabra que se me ocurre.
Evidentemente, estamos todos de acuerdo con la gestión de nuestros dirigentes.
Pasé por la cancha, y no había nadie, salvo una camioneta con polis y algún que otro extranjero sacando fotos.
Bueno, dije, estaran todos en la casa del gordo. Así que me fuí para ahí, y me encontré con la “marcha”. Y lo pongo así, porque a la “marcha” fueron 20 personas, no miento. Había 5 chicas con pancartas en la esquina, y un par de grupitos, en serio, no más de 20 personas.
Y un operativo policial desplegado completo, con vallas, carros, infantería… Si uno pudiera separar la bronca y la indignación que produce la situación, el cuadro era realmente cómico…
Obvio, el gordito no estaba, no se veía una luz en la casa.
Si todo el repudio que generan estos tipos se refleja en 20 personas nada más, estamos en el horno. O somos muy caretas, quejarse y quejarse, y no hacer nada, no sirve.
Al club lo salvamos entre todos, o no lo salva nadie. ¿Necesitamos llegar a lo que llego Ra-Sin-Club para que aparezcan las voces de repudio? Espero que no…
Hoy de los 20 que fueron, varios decían: “yo no vengo más, es al pedo…” Y esto es así, se va cayendo en el desinterés, esto es típico de los Argentinos. Que vaya otro, etcétera, y el que va se termina sintiendo un pelotudo por perder el tiempo. Ojalá algún día cambiemos como sociedad, ahí van a cambiar nuestros gobernantes.
Hoy, tengo un motivo más para estar triste por River.