Que hermosa foto
Algo que me acordé es que en las elecciones del 2005 estaba Ramón en el club y mi viejo y yo le dimos la mano. Yo tenía 10 años.
30/12/2012
-Bueno Ramón, 10 años y parece que fue un día, no?
-No, mucho tiempo, muy feliz, esperemos que podamos hacer todo lo que quiere la gente
ojala lo contraten de europa asi vemos su merito en dirigir con un gran presupuesto y total libertad de comprar jugadores.
Escribí esta nota sobre Ramao:
El subestimado
Una cumbia de fondo, varios extraños alrededor, la camisa celeste desabrochada un botón más de lo habitual y el brillo de la transpiración en la frente, consecuencia de un vestuario repleto que festeja el campeonato 35. Ramón Díaz se desentiende del jolgorio y dice: “En este país subestimamos a todos”.
La frase repica en mi cabeza hasta algunas semanas después de su salida sorpresiva. Sin pensar demasiado, por lógica, va en referencia a él y a su hijo Emiliano. No vale la pena profundizar razones en Emiliano más allá del obvio “es el hijo de…”. De la subestimación autoproclamada de Ramón surgen dos preguntas al unísono. Primero, quién lo subestima. Segundo, por qué lo subestiman.
El quién es tan amplio que se podría englobar como el mundo del fútbol. Dirigentes de River, dirigentes ajenos, algunos futbolistas, gran parte del periodismo deportivo, hinchas de otros clubes e, incluso, propios hinchas riverplatenses. Hinchas a quienes Ramón mareó hasta las náuseas de tantas vueltas. 9 títulos: seis torneos locales, una Libertadores, una Supercopa y la última Superfinal.
Aquellos hinchas que osaron catalogarlo como “una mentira” e invocaron a la “suerte” para justificar su éxito habrán reflexionado después del campeonato obtenido. Ramón alegró comWo nadie a toda una generación y puso de pie a otra; la más pisoteada de la historia de River. La generación que nació a partir del ´90 y que apenas era consciente del torrente de logros en la transición de siglo.
“Ramón Díaz sólo sale campeón con figuras” es la acusación cliché de quienes lo subestiman y a la cual erosionó en el 5-0 a Quilmes. Cabe aclarar que el equipo campeón en 2002, pese a los nombres rutilantes, lo había patentado él. Y cabe aclarar que no cualquiera sale campeón con figuras.
No entienden cómo alguien con un lenguaje tan rudimentario es tan exitoso. Ese es, en parte, el porqué. Su trabajo se reduce al “Jugá, jugá, jugá” que grita en los partidos, piensan, cuando dio sobradas lecciones tácticas. Si no, repasar los partidos versus Newell’s y Vélez. Piensan que sólo los solemnes de gestos adustos pueden ser inteligentes. Ramón desdramatiza, se ríe, chicanea, saca chapa, sabe qué decir, cuándo y, aunque no lo parezca, ninguno de sus dichos emana inocencia. Es más vivo que cualquiera con esa dificultad de construir oraciones gramaticalmente correctas.
Se fue por tercera vez y por tercera vez campeón. Hito en la historia del fútbol. La primera, allá por febrero del 2000, tras perder un clásico ante un combinado de juveniles en el verano. La segunda, con el recién asumido José María Aguilar y su propuesta de “cambiar el perfil de entrenador” porque salir campeón había pasado de moda. Y la última, cercado por D’Onofrio y Francescoli –quien, con seguridad, pasará a ser la cara visible del fútbol- y ante un probable éxodo de titulares.
No confundir. Ramón es un hincha de River fervoroso, pero primero es hincha de Ramón. Hincha de sí mismo como (casi) todos los protagonistas en el fútbol. Comprendió que repetir la campaña era quimérico y optó por irse otra vez campeón y agigantar el mito.
Lo subestimaron porque sus últimas tres experiencias como entrenador habían sido malas, aunque su único fracaso estridente se presentó en América de México, donde gozaba de un presupuesto colosal para el armado del plantel. Se lo subestimo. Volvió a River después de diez años de proscripción, en los que el club se desmoronó hasta los escombros. Un semestre inicial auspicioso. Un segundo semestre pésimo. De nuevo lo subestimaron y de nuevo salió campeón. El banco de River está hecho a su medida y Ramón se sienta con la repentización de un ciego.
Es imposible precisar si Ramón y River se volverán a cruzar. Salvo un escándalo, hay D’Onofrio o correligionarios hasta 2021 cuanto menos. Para perder una reelección con el aparato a disposición, no sólo se necesita lo malo de Passarella sino también lo torpe como para ni disimularlo.
Hay algo inevitable. Cada vez que tambalee un entrenador habrá un “Je” sobrevolando el Monumental. Otra vez. Aunque esta vez con la intensidad suficiente para despeinar a más de uno.
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Muy buena nota Maxi! No sabía que eras periodista.
Merece agarrar la selección más que nadie.
Dicen que Sabella se va por más que ganemos el Mundial. Quién más puede tomar ese lugar?
Es obvio que simeone o martino
Está muy identificado con River para agarrar la selección, pero ojalá, seria un aliciente verlo en el monumental de nuevo aunque sea con la celeste y blanca
ya te lo inyectastes? la concha de tu madre donfrio!
no le dan la seleccion ni aganchos, fuera de river no lo quiere nadie, hasta en river se la hacen dificil
Me gustaria ver a Ramon en la seleccion, pero es muy dificil…si ya en River hay muchos hinchas que no lo quieren por su color de piel, porque no habla bien o por su forma de ser, imaginate en el resto de Argentina…a Ramon lo odian hinchas de todos los clubes, incluso hinchas de San Lorenzo que deberian estar agradecidos con el porque hace poquito era el ultimo tecnico que los habia sacado campeón. Sin contar claro que tiene en contra a todo el “periodismo” de este mugroso y horrendo país
RAMÓN DIAZ ES MÁS GRANDE QUE PELÉ
CORTITA Y AL PIE, MAS CLARO HECHALE AGUA
COMO SIEMPRE EL SOCIO VOTANDO AL MAS PRESI MAS CHOLULO Y QUE SALE MEJOR PEINADO EN LA TELE
Créo que algún día, va a ser entrenador de la Selección Argentina, para mí es siémpre el mejor DT Argentina en la actualidad.
Nada, pasaba a decir que te amo Ramón.
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