Una frase propia resultó más que una metáfora sobre el Estudiantes de Astrada. “El que sale a empatar, por lo general pierde”, había dicho el técnico y fue una profecía autocumplida. Si Estudiantes salió a ganar contra Deportivo Quito, lo disimuló bastante bien. Es cierto que en los 2.850 metros de altura que hay en esta ciudad ecuatoriana, los partidos suelen desvirtuarse para los equipos que viajan desde el llano. Tan cierto como que esa situación se da más bien en los segundos tiempos y luego de un intento de jugarle mano a mano en los 45 iniciales. El mismo Estudiantes es la prueba: el año pasado perdió contra Liga (muy superior al Deportivo) y su caída fue recién luego de jugar 55 minutos de igual a igual. Ahí la deuda de oxígeno se le hizo impagable, antes era golpe por golpe.
Pero esta vez fue ni fu ni fa. Porque trató de controlar en vez de arriesgar, de creer que podía manejarle gratuitamente la pelota y los tiempos a su rival sin la necesidad de que se le desacomode el peinado. Y, se sabe, lo barato sale caro y hoy Estudiantes se vuelve a La Plata con un traspié ante un equipo que hasta hace no mucho llegó a estar trece días consecutivos sin entrenarse debido a una deuda (de dinero, en este caso) que los dirigentes tenían con ellos.
La versión del Estudiantes de Astrada no viene mostrando mucho juego de local ni de visitante, aunque cuando sale fuera de casa potencia sus peores carencias: ambición, tibieza, pasividad, falta de iniciativa. Contra Deportivo Quito estuvo más o menos cerca de convertir y más o menos cerca de que le convirtieran (hasta que finalmente lo hicieron) pero nunca modificó esa postura inicial de aferrarse al empate como principal negocio. Y eso que del otro lado tenía espacios para filtrar, se veían fallas para hacer daño… Claro que, para todo esto, es elemental la decisión porque es difícil lograrlo por accidente, y Estudiantes no tuvo esa actitud. Y, encima, hace rato que sus individualidades no muestran el nivel que tenían hace un año.
Por eso el equipo se va castigado de Ecuador. ¿Que el contrario se llevó un premio excesivo? Sí, es verdad, pero no alcanza para eximir a Estudiantes, para levantarle este aplazo que le pone el boletín en rojo. Si Andújar fue el mejor de su equipo es porque fue la solución a las deficiencias de sus compañeros, salvo la última, que no pudo evitar y significó la condena a una tercera posición que preocupa. Aunque hay algo peor: la falta de audacia, esa es la condena más difícil de apelar. Un equipo que sale a empatar, generalmente pierde. Sólo, eventualmente, empata o gana.
Sacado de Olé. Y ahí se ven los discursos de Astrada y lo que hace. Además de ser todo lo que es, como DT es ESPANTOSO.
Abrazos, Martín.