Revivo esto con una historia sucedida un día que varios recordarán
Un nuevo día de copa Libertadores estaba empezando. Juega Boca en Brasil por semifinales y, como cada día que esto pasa, me levanto con un malestar estomacal, mental y testicular (los huevos inflamados). Mi señora madre, que conoce perfectamente la razón de mi cara de culo que esta por despedir 16 litros de diarrea, de todas formas pregunta. Luego de saber sigue indagando (¿vieron que las madres cuando pasan el medio siglo es como que tienen una segunda “edad de los porque”?): “¿Y por que los odias tanto?”
No es la primera vez que me hace esta pregunta, de hecho, me la hace bastante seguido y nunca se la puedo responder. No es que no haya respuesta, sino todo lo contrario. La respuesta es tan amplia que no se puede dar así nomás, necesitaría un aula magna y varias decenas de horas cátedra para explicar la situación. Desayunando y a pocos minutos de perder el colectivo, tratar de explicarle eso era mas dificultoso que intentar de que entienda la ley del off side mientras pasan el telebeam. Pero no me quería quedar callado, así que recurrí a una anécdota que databa de hacía exactamente 7 días.
“Mira mamá, el miércoles pasado a las doce de la noche, bajaba en el ascensor desde el quinto piso hasta la planta baja del edificio de la tía. En el tercero se abre la puerta y sube una señora extremadamente petisa, extremadamente gorda, extremadamente canosa, extremadamente fea y extremadamente desagradable.
Al verla, asiento con la cabeza emulando una persona amable y escucho la siguiente sucesión de letras: ‘buena nochess, ¿no sabé como salió boquita?’. Después me dijo mas cosas pero ya no le presté atención. Le deseo de todo corazón que se le caiga los dos dientes que le quedaban. Pero en fin, querida madre, ¿es necesario que te explique él porque?”, le di las últimas 2 pitadas a mi café y me fui a la facu.
¿Ustedes, amados lectores, también requieren una explicación? OK. Me enerva que sean tan básicos y conformistas. Me da asco el barrio en el que moran. Me hace girar el moño a 500 km/h que piensen que son envidiados tan solo por 10 años de ganar cosas cuando hace mas de 100 que se juega al fútbol y siempre fueron todo lo anterior pero sin logros. Allá por el año 1986 no existían para nada y, así y todo, mis 3 primeros intentos de comunicación fueron “mamá”, “papá” y “boca caca”.
Luego de la facu, me fui directamente a un barsito. “Ya esta tu comida, pibe”, me dice el chico del otro lado de la barra y me despabila mientras un jugador del Flu transporta la pelota desde mitad de cancha. Me dispongo a pagar y mientras espero el vuelto… ¡GOL! ¡GOOOL! ¡GOOOOOOOOL! ¡¡¡VAMOS FLUMINENSE CARAJO, GOL!!!
Nunca en mi vida tuve tan poco miedo de morir. Varios me miraron mal y uno me insultó. Fue entonces cuando con una sonrisa de oreja a oreja y ambas manos en la zona genital repetí en varias oportunidades: “¿Querés la copa? ¡¡¡Acá está la copa!!!”. A la cuarta vez me invitó a pelear y acepte gustoso, repitiendo la mágica frase, pero esta vez, con una sola mano en la zona baja, y la otra apuntando hacia la vereda.
Una vez afuera, la fuerza de seguridad no se hizo esperar. Bah… en realidad… ni fuerza ni seguridad. Apareció un hombre vestido de azul muy parecido al Jefe Gorgory de los Simpsons, pero más gordo, menos gracioso, mas pelado, menos tierno y más hijo de puta. O sea, nada que ver con el capo de Gorgory. ¡Y encima era bostero! Me increpó de mala manera intentando golpearme pero lo evadí. Me tranquilice un poco y le dije muy seriamente: “Oficial ¿quiere la copa? ……………¡¡¡Acá está la copa!!!”
Una vez fuera de la comisaría pude ver el resumen del partido en los noticieros de trasnoche, pero eso no importa. Este posteo tiene el único fin de pedirles recomendaciones acerca de lugares a donde comprar comida, ya que a ese bar no voy a poder volver nunca, debido a que todos los mozos y empleados de cocina son fanáticos xeneizes y deben tener muchas ganas de, en el mejor de los casos, escupirme la comida. Espero que puedan ayudarme.
Me despido de todos ustedes con un mensaje informativo, el cual espero que llegue al destinatario correcto: Geoge W. Bush, querido amigo, en la Boca hay petróleo, lo sé de muy buena fuente. Eso sí, si querés hacerte con él, primero vas a tener que destruir todo a tu alcance. Mi humilde recomendación es que no malgastes tus armas de destrucción masiva en todo el barrio. Usa tu NAPALM y los misiles atómicos para la bola de cemento azul y amarilla (excluyente que esta tarea se realice un domingo a la tardecita) y para el resto de las “viviendas” te va a alcanzar con contratar al lobo del cuento de Los 3 Chanchitos.
Nota: Los sucesos y personajes vertidos en este posteo son de ficción. Cualquier coincidencia con la realidad es mera casualidad. Promoción valida en todo el país excepto Córdoba y Mendoza. No sé porque, pero nadie los invita a jugar.