Fue un viernes de Diciembre de 1991, River ya campeón del Apertura jugaba en la fecha 17 contra Argentinos Juniors en el Monumnental. Perdimos 1 a 0, pero el resultado fue anecdótico, porque habíamos dado la vuelta antes de empezar a jugar. Ese día con casi 8 años, fue mi primer día en la cancha. De ahí en adelante, nunca mas dejé de ir. Algunas épocas con mas frecuencia, en otras menos. En algunas épocas siendo socio, otras veces (cómo ocurría en los viejos buenos tiempos) iba un rato antes del partido a la boletería para comprar mi entrada.
En tantos años de cancha, cómo seguro muchos de ustedes, he visto y vivido de todo, tanto lo que pasaba en el césped cómo en las tribunas. Pero lo que estoy notando que pasa con la hinchada River en los últimos años (pongámosle 5 o 6) y que partido a partido se acentúa mas, es algo que no vi nunca. El nivel de histeria, locura y ceguera futbolística con el que la mayoría de los hinchas asistentes a la cancha vive el partido, es algo a lo que no le encuentro explicación. No se si será un atributo exclusivo de los hinchas de River, o de todas las hinchadas. Lo que si puedo decir es que es perjudicial para cualquier equipo, máxime si son (cómo en en caso de los jugadores de River) limitados técnica y espiritualmente. Pero se torna insoportable para cualquier jugador los constantes murmullos, puteadas, histeria. No hacen mas que contagiar ansiedad y que los jugadores tomen peores decisiones que las que toman habitualmente. Párrafo aparte para los incesantes pedidos al árbitro de cosas que NO OCURREN.
No soy sociólogo, no tengo muy en claro los motivos por los cuales la gente trasmite tanta locura, no se si será una cuestión social, no se si será que como hinchas de River hemos sufrido mas de lo que nos podíamos imaginar y verdaderamente nos merecemos una alegría que parece que cada día está mas lejos, no se si es que la gente que va a la cancha ya no es la misma que solía ir antes, los motivos pueden ser miles, pero el resultado es uno sólo y es netamente perjudicial.
Siempre pensé que una hinchada idiotizada no te lleva a buen puerto, si miramos nuestra historia nos cansamos de ganar todo con una hinchada exigente de “paladar negro”, que aplaudía cuando tenía que aplaudir y repudiaba cuando tenía que repudiar. Actualmente oscilamos constantemente entre la absurda cultura del aguante y la absurda cultura de la histeria. Y así nos está yendo, hace diez años que falla el tridente fundamental: Dirigentes – Jugadores – Hinchas.
No se si estarán de acuerdo o no conmigo, pero quería compartir con ustedes esto que pienso. Ya no solo sufro por lo que pasa en el césped, también sufro por lo que pasa en las tribunas.