Pablo Desimone, El Pity Alvarez del CARP

Y ahora que me fumé toda la nota encontré ese detalle del final con una canción del tablón como para directamente desbarrancar por completo…

Lo peor de todo es que se hace el cultural, le llegás a preguntar que quiso explicar y no te sabe decir. Como pueden permitir que alguien pueda escribir estas cosas? Hay que deportarlo ya.

Pablito los pesco y despues se los fumo

Remiseroooooooo

Hola Dios, ¿cómo estás? ¿Cuánto hace que no hablamos, no? ¿Qué cosa curiosa, viste? Yo, comunicándome con el más grande. ¿Sabías que a mí me llaman igual, no? Te quería contar que estamos pasando tiempos difíciles. Que noto que más allá del amor que todos expresan, la gente está impaciente y preocupada, porque sabe pero cuesta aceptar que la “canasta” se haya quedado vacía. Y tenía que pedirte mis deseos, para que no cargues cosas en vano y si podés la llenes de lo esencial y más liviano.

Te cuento: Boca compra lo mejor que hay en plaza y por acá ni amagos de que aparezca dinero fresco. Y como es hora de tomar de decisiones, ¿qué tal si nos ayudás con un poco de luz y claridad? Mañana jugamos otra vez contra “ellos”, que parece quieren darse el lujo de poner suplentes para intentar ganarnos con un equipo menor. Y si pueden humillarnos, mejor. Una burda estrategia, nomás. No interesa mucho. ¿Sabés? Necesitamos más esperanzas, porque el frasquito se está vaciando. Y la imaginación también está escaseando por estos rumbos, Dios. Mirá que el Kaiser está pulseando con el Diablo. Dale una mano. Igual que a todos los riverplatenses, enséñanos a estar más juntos.

Tiene por delante una disquisición shakesperiana por delante: ser o no ser. ¿El saneamiento financiero del club o ser más fuerte desde lo futbolístico? Sabés lo triste de todo esto, es que aparece como una situación dilemática. O es una o la otra. Y cualquier elección es riesgosa y ese riesgo crece en la medida en que sean más drásticas las consecuencias del fracaso. Si se apuesta a lo financiero y se fracasa en lo deportivo, no habrá balance que mitigue el dolor del hincha. Si se apuesta a lo deportivo y se fracasa en lo financiero, las consecuencias pueden colocar al club en una situación desesperante.

Por eso quería comunicarme con vos, Dios. Para que en la canasta no pongas ni un poquito de “dependencia” y cero “berrinches”, que son cosas que no nos han ayudado. Queremos bolsas grandes de madurez, rellenas de prudencia y de tolerancia. Es que cualquiera sea la elección, aspirará, a lo sumo, a un 50% de éxito o a un 50% de fracaso, según lo evalúe un purista financiero o un exitista a ultranza. Habrá quienes vean el vaso medio lleno y quienes lo vean medio vacío. Habrá quienes quieran capitalizar para sí ese medio éxito y quienes juzguen despiadadamente ese medio fracaso. ¿Sabés, Dios, lo difícil que es ser también hincha “raso”, hincha del tablón? Ese que no estar atado a nombres ni partidismos. El que quiere dar al César lo que es del César y criticar imparcialmente. Ese será tildado de oficialista, opositor o timorato por los que sí tienen posición tomada, por los que siguen a un hombre o a una corriente, perdiendo a veces el único horizonte: el bien de River por sobre todo.

Te pido, Dios, que si vas a comprar para la “canasta” anotes esta lista. Un tacho de basura para tirar todo lo que nos hace daño, ya que es hora de sumar y no de restar. Necesitamos aunar voluntades, apartar sectarismos y actuar con tolerancia, apertura mental, honestidad intelectual y respeto por el otro. Porque en definitiva, la división fortalece a las facciones y sólo debilita a nuestro amado River. ¡Basta, Dios! De viudas de tal o cual, seamos amantes de River. Y también unas zanahorias, para no dejar pasar las oportunidades sin verlas. Diskettes para archivar las intrigas palaciegas malsanas. ¡Sabes, Dios, no queremos más que los oportunistas hagan su tarea! Queremos que nos enseñes a leer entre líneas para discriminar entre hinchas apasionados y agoreros interesados. Que las instituciones están por encima de los hombres. Y que los gozos jamás deberán volver a ser empobrecidos por las sombras. Para eso te pido una paleta de pintura, para la vida que queremos.

Y que el fin último debe ser devolver a nuestra querida institución al lugar más alto del deporte. Renueva, entonces, nuestra imaginación, pero que no sea tan alta para no empacharnos. Porque de nuestras lágrimas y suspiros se alimenta nuestro “corazón gallina”. Ese corazón que late al ritmo de nuestro equipo y sufre las desventuras y el dolor de ya no ser. Pero para ello, mándame fuerza y seguridad en nosotros mismos. Curitas para el corazón que no se cansa de cantar: “Aunque ganes o pierdas”, para dejar sentada su incondicionalidad. Pero que añora los tiempos del triunfo épico y gallardo del River que fue. Por eso no me quiero olvidar de gotitas de voluntad y empeño y tres o cuatro toneladas de más pasión.

Ya sabemos que a nada nos conducen los insultos y las desvalorizaciones. Basta de divisiones y egoísmos Se aceptan críticas constructivas, con cuestionamientos objetivos. Y si perdemos el rumbo, urgente mandá una brújula para retomar el camino correcto y el reencuentro de propuestas con “buena leche”. Y con el acostumbrado aguante en las tribunas. Son las únicas herramientas de las que el hincha dispone para forjar el nuevo destino de River. Es difícil, Dios, ¿no? Pero si nos perdemos la oportunidad de crecer escuchando al otro y respetando la diversidad de opinión, terminamos mirándonos el ombligo. Y así nos va. No hay dueños de la verdad. Y mucho menos los periodistas, que somos hinchas con derecho a publicar.

Para ello, para que nadie se suba al estrado, mándanos también dos piedras grandes para atar a nuestros pies y tenerlos sobre la tierra. Sin erigirnos en los dueños de la verdad. Porque, en definitiva, sólo somos rehenes de un amor sin límites. Ah, y por si era poco, Dios, mándanos una bolsa enorme de sonrisas, tan gigante como nuestra gloriosa hinchada. ¡Ey, Gracias, Dios, por atenderme! Saludos, amigo. ¿Te dije que era River, no? Espero tus señales. ¿OK?

Qué limadito que está…

Algunos de los mensajes que suelen escribir tanto sus seguidores como sus detractores en la página no tienen desperdicio…

Muy bueno, lo sacaste de LPM, la verdad muy bueno, yo de mi parte creo muchisimo en Dios y se que Él nos va a salvar y va a estar a nuestro lado, mucha fe amigos Millonarios!

we

Ta bien, no queda otra que apelar a Dios.

Salvame Jebuuusss

Jajajajajaja. Qué personaje.

¡Se viene una noche de carnaval en Victoria!

				 						Por Pablo Desimone - 12/02/2011 - 12:33  					
			
			
				 				
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Anda el Diablo Negro del carnaval bailando por los barrios. Y el domingo vuelve al cemento de Victoria. Es que ya no hay más tablón que no conozca, aunque cambie de disfraces. Anda con ropa de fraile franciscano, pero abajo lleva la Banda Sangre. Sabe que es cuestión que ruede la bocha y abandone los hábitos. Sabe que la sangre le convida el vino de Los Habitantes del Infierno. Y que esa bodega está lista para darle vida y alegría. Que lo va a asaltar cada domingo, como éste que se viene contra el Tigre del Vasco Arruabarrena, donde arranca su misionera función.

Lleva escondido su Momo, sabiendo que le toca bailar con la más renga. Que va a un carnaval de barrio. Son seis meses de tatuajes, de cartones, de apliques en las levitas, gracias al don de la vieja y al amor de alguna hermana. Que no hay dandies, no hay estrellas. Que el micro es a la romana, porque hay que seguir la fiesta. No nos vengan con rezongos de que no hay ningún Sinatra, ni Minelli, ni Freddie Mercury. Lo que hay es esta banda, la que aguanta desde el día que salimos de La Boca para murguear donde sea. En las buenas y en las malas.

Traigan los pitos, entonces. Que suenen los redoblantes, los tambores y el repique. Si hay música rioplatense, esa es la riverplatense. Vamos por los milagros del presente retorcido, para pedir que sin guita se haga fuerte el Millonario. Vamos a burlarnos de esa realidad arpía. Ya bastante tenemos con la apagada fe del usurero. ¿Quién le paga intereses a este moroso cuando nos llena la vida de gracias y de emociones? Venga vida, venga, déjese llevar. ¿No vio que andan los duendes vestidos de elegantes, mimosos, caprichos, viciosos, bacanes? Venga que acá está su ADN carbonero. De las orillas mudadas de La Ribera hasta al Plata. Venga que anda su esqueleto de porteño buscando ritmos de cancha. Venga a ver a sus mascotas que vienen haciendo escuela. Que ya saben los tres saltos, la matanza y la rumba. Igual que ese piberío, como el Manu y el Erik, saben de caños, de rabonas y pisadas. Y si falta purpurina roja y blanca en el pecho, tenemos al Gladiador bastonero de la orquesta. El que es capaz de cazar sin cobrar la piel del oso.

Arrímese hasta Victoria, igual que el padre Francisco, que como usted, como yo, le gusta el fútbol y el vino. Es de los nuestros. Le explico. Además del sacramento que suele darle a los pobres, comparte el pan, la esperanza y luego espera la misa… pagana de los domingos. Sabe que nos aguarda un semestre de oración, para que el Diablo se abuene hay que soltarlo y bailar. Y nosotros, con esta banda del “delirio y carnaval”, con trapos, con estandartes, con las banderas de todo el país, con River en la piel, sin dudar ni un solo instante, de fierro “vamos a estar”. Noche de carnaval en Victoria. Como siempre, allí nos vemos. Más que siempre, a no aflojar. ¡Bum… chi… chi… chi… bum!

Lo vi en la tribuna a Pablito. La tira de pendeviejo el hijo de puta. Que escriba una crónica sobre las marcas que dejaron los piedrazos sobre Libertador, o que ingrese a la casa de Gran Hermano en reemplazo de Conchita :mrgreen:

¡Saber que se puede…!

Qué nochecita! Quiero escribir los versos más lindos esta noche. Reescribir el Soneto XX, de Neruda, y que no queden dudas que siempre te volvería a elegir. Y decir por ejemplo que tiritan azules, los astros, a los lejos… y que titilan los cuerpos aún bajo el cielo húmedo del Monumental. Que ese Lamela pareció un cometa disparado por la estrellas, que Pavone fue un ventarrón imparable, y que el Negro Acevedo es capaz de ser Otelo y brindarse con esos celos que enceguecen repletos de fútbol. Quiero escribir que anoche quedó lacrado de nuevo este pacto de amor. Que quedó en el aire flotando la esperanza de “Saber que se puede”. Que el viento de la noche y esa mudas gotas todavía giran sobre nosotros y el cielo canta: “Yo te quiero…”.

Aunque sobrevinieran noches de sentir haberla perdido, jamás la vi en otros brazos. Siempre quise esta camiseta y ella también me quiso. Gracias Dios, por hacerme este guiño. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído y vaya si ella escuchó.

Siempre habrá un domingo más, un cielo infinito para volver a creer. Y mucho más cuando la esperanza viaja en “colectivo”. Es humilde, se sube al bondi. Saca el pasaje más barato que hay y da muestras de que le espera un año duro, pero no baja los brazos. Esa es la mujer que quiero. El River que me puede. Esa muchacha que no se queja por la realidad dura que le toca y cuando llega el finde explota de entrega. Me gusta. La quiero. La admiro desde los pies a la cabeza. Cuando veo que está sólida, bien plantada, que sabe que no todo es erotismo. Me da seguridad, abrigo. La amo en la vocación ofensiva y agresiva del Loncho Ferrari, que recuperó la memoria y se acuerda de cruzar la cancha haciendo surcos sin descompensarse. En la serenidad y lo fácil que hace todo el uruguayo Díaz. En la fe y la capacidad de reacción del paragua Román. Y en esas corajeadas de Ferrero, que empuja como lo hizo en el segundo tiempo.

Hasta en la ausencia de Maidana, que no se sintió. Así, voy sintiendo de atrás para adelante, de afuera hacia adentro y de arriba hacia abajo, que “el camino al andar” se va haciendo. Y que Chichizola pasa inadvertido. Y que eso es bueno. Y que Almeyda, en el minuto 90 va a por más y quiere su gol. Y ya no es el león, es el “hombre nuclear” que contagia a todos. Y Acevedo, casi como doble cinco, quita, juega y hace jugar. Mete tres bochas de gol en la primera etapa, juega corto, tiene cambio de frente, y se va metiendo en el engranaje del “bondi”. Igual que Pereyra, que ayer tuvo poca claridad, pero que tiene quinta velocidad para cuando hace falta. Y el Manu, que es un diamante en bruto al que hace falta pulirlo nada más. Y Erik. ¡Ay, Erik! Absorbido, como displicente, sobrador en un tiempo y de repente ¡zas! Las palabras del vestuario que le sacuden la modorra y aparece el faro que todo esperamos.

La pelota que empieza a pasar por Lamela y el pibe que encuentra los espacios y se encuentra a sí mismo. Por la izquierda anuncia el gol que va a venir. Y después, esa joyita de colección con Díaz, dos metros y al pie. Acevedo igual. Pavone que sale a pivotear y hace lo que le pedimos (que la devuelva a un toque) y Erik queda de cara a Monzón. Vuelve a ser el chiquilín del Drysdale de Carapachay. Definición de papi. Y a partir de ahí, todo el repertorio.

Y encima entra el Enano -a quien, como buenos riverplatenses, deberíamos mimarlo un poco más antes de su partida- y se mete en el toqueteo. Ya con Pavone, dando lo que uno le pide a un delantero. Una y una. Una corta y una individual. Más sorpresa. Descarga por un lado y caballos de fuerza por el otro. Y ya River deja su mejor versión desde que está JJ. Al punto que el amor va creciendo hacia arriba y el estadio explota. Y las palabras de Passarella durante la semana -sacadas de contexto- empiezan sonar más a “viveza” futbolera que a realidad. El “River no está para campeón” malinterpretado sirve para meterle presión al resto.

Antes, no me olvido, hubo tiempo donde los caminos parecían clausurados. Sin embargo, se apeló a la paciencia. Una prédica que parece hacerse carne en el plantel y en los hinchas. En la cancha y en lo institucional. Yo me subo a este “bondi”. Lo veo maduro, con espíritu de equipo. Esa muchacha que me hace escribir los versos más lindos, porque es sacrificada, seductora, le gusta volar bajito, pero sabe planificar el día a día.

Esa piba que me hace ilusionar y me hace amanecer cantando: ¡Saber que se puede! Si, River, siempre se puede. Cómo no reescribir el Soneto XX del gran Neruda y decirte: Es tan corto el amor y tan largo el olvido. Jamás serán estos los últimos versos que yo te escriba. Ahora, a copar Avellaneda.

¡Saber que se puede…! - River Plate - La Pagina Millonaria - Sitio 100% No Oficial
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¿Tomamos un café, Erik?
Por Pablo Desimone - 25/02/2011 - 10:16

Dale Coco, permitime tutearte. Sentate, tomemos un “feca” y hablemos un rato. ¿Sabés quién soy? Un amigo de tu viejo. Sí, de José, el “Pana”, como lo llamábamos en el barrio. Pensá que yo sé qué tipo de sangre tenés, porque vi en vivo y en directo cómo tu viejo se divertía en una cancha. ¿Alguien te habrá contado lo que jugaba, no?

Es feo establecer comparaciones. Aparte no te invité para eso, es para ir entrando en clima y convencerte de que lo que se hereda no se hurta. Corre “fútbol arte” en las venas de los Lamela. Si tu viejo era un irreverente, como vos. Un guapo con la pelota que se enchufaba en los partidos más picantes. Donde sea, en Los Polvorines, en Boulogne, en Parque, en Olivos, en los campeonatos de villa, y podían caer vasos, botellas, lo que venga. Y él, bajito, así como era, se la aguantaba. Y ni hablar de las patadas. Nunca lo vi arrugar. Es cierto, se jugaba todo los días. Y también es cierto que no era profesional. Ni tuvo que cargar con la mochila de ser el nuevo “Alonso”, por así llamarte. Y de eso quería hablar, de la presión, de la sobre exigencia. Porque esto es diferente a todo, ¿lo sabés? ¿Te contaron la anécdota del Beto Menéndez que le aconsejaba a Passarella que no se mirara al espejo con la banda puesta, porque esta camiseta tiene plomo en serio?

Me decía tu viejo que el te ve a un 10% de lo que podés rendir. Me parece exagerado, pero en algún punto le creo. Si el día contra Quilmes, cuando todavía estaba Cappa, me agarraron escalofríos de ver a un jugador con un glamour diferente. Me emocioné de tal manera que ese día, que después nos terminó empatando Quilmes, pensé: “Volví a ver al Beto”. Después pasó esa seguidilla de desgracias, ese Dios salvaje que son los resultados. Esa porquería que tiene el fútbol de imprevisible e injusto a veces. Y todo pasó como una ráfaga, casi inexistente. ¿Te acordás? Pero volvamos al tema de la ansiedad. Tranquilo, Erik. El miedo escénico existe y vos pibe venís medio enlodado. Con las insinuaciones del Barsa desde los 12, igual que ahora del Atlético y del Milan.

Seguro que están mirando. Pero vos, jugá. Hacé la de tu viejo. Ponela contra el piso. Amasala. Frená, levantá la cabeza, mirá y volvé a arrancar. Hay que saber pasarla y pasar en el juego de la vida y en la cancha. Parece fácil decirlo. Pero es así. Cortita y al pie y después una larga. Vas a ver cómo el resto viene solo, Erik.

¡Oíme nené! Y disculpá el exceso de confianza, pero te siento como un hijo. Ya paseaste lo más difícil. Que era el miedo al desarraigo tempranero. Después te metieron en el freezer, vaya a saber por qué, hasta que Kuyumchoglu te estimuló y te devolvió la confianza. Mientras tanto creciste de manera desmesurada si parece que ni tu físico podés manejar todavía, ja. En eso saliste a tu mamá, ¿no? Debe ser raro mirarse al espejo y no reconocerse. Me lo confesaba “el pana”: “Está hecho una bestia”. Y encima me enteré de que en las pruebas físicas les pasas el trapo a todos. Bueno, ahí tenés. Apropiate de eso. ¿Vos sabés que hoy el que no corre no juega? Tampoco la estupidez, Erik. Pero mirá al Barsa y fijate cuánto tarda en recuperar la pelota. A ver si Iniesta y Xavi no corren.

Todo es cuestión de solidaridad. Y a vos te vi que lo sabés hacer. Sólo noto que a veces entrás en tres cilindros y te cuesta meterte en el partido. Como el domingo en el primer tiempo. También es cierto que tus compañeros juegan y te la tienen que dar. Fijate que Pavone cuando se da cuenta de que tienen que jugar para el equipo y no para él, demuestra su importancia. Y lo suyo vale más que el gol que no se le da. ¿Te baja la presión con la ansiedad? Mirá, bajá el aire. Relajate. Ahogate antes de salir. Vas a ver que de a poquito todo eso se va yendo. Es normal, chiquilín. No leás nada, ni escuchés nada. Andá dando vuelta demasiado Sir, Lord, dulces melodías principescas.

Todo lo que tenés que hacer es mirar ese símbolo que es Matías y aprender cómo disfruta. Y vos jugá. A un toque primero. Rotando, buscando los espacios. Buscá sociedad. Con el Manu, el Enano…hasta que puedas soltarte, pasar y romper línea. Y vas a ver que cuando te sueltes, vas a ser un tren. No te vengo a dorar la píldora, ni a retar. Me gusta el olor del café, para sincerarme y hablarte de los pro y las contras. Te digo que al Beto le pasaba lo mismo cuando arrancó. Y parte del periodismo primero lo endiosó y después lo degradó hasta el escarnio porque no se tiraba a los pies. ¡Una locura! Bueno vos eso ya lo sabés hacer. Ahora, soltá ese pedazo de jugador fino, elegante y potente que está latente en vos. Falta animarse a volar un poco. Igual no te apresures. Te tocó lidiar con una época dura de River.

Y tampoco te enloquezcas con los cantos de sirenas de Europa. Aguantá un cachito más. Consolidate acá. En un año, con este nivel en ascenso te van a venir a secuestrar. Escuchalo al Pelado, que de esto sabe un poco. (Perdón José, no te quiero desautorizar). Pero lo peor que le puede pasar al Coco es que pierda el hambre de gloria temprano.
La última Erik. Decile a tu viejo que aguante y no se haga tanta mala sangre. Que yo me acuerdo cuando el debutó a los 15 al papi y había veces que se nos hacía un nudo en la panza. Después, ja, ja. Se agrandaba y te canchereaba. Chicles, caños, paredes, tacos, la tenía atada.

Erik: sos un pura sangre. Y te banca la hinchada más grande del mundo. Te queda primero irte ídolo de Núñez. Tenelo en cuenta. Esa fórmula nunca falla. Después, todos sabemos y tenemos claro que sos una mezcla de Rivelinho, Rivaldo, Alonso, con más velocidad. Sólo falta que vos te la creas. Pero siempre, sin soberbia. Con humildad. Después, sí pibe, andá y juga. Uy, se te enfrió el café. Disculpá. Pero te lo tenía que decir, aunque tu viejo se enoje conmigo. Vos sos un hijo del potrero, decile. Sos una parte nuestra, también. No queremos que te endiosen para que te vayas sin antes madurar. Te queremos disfrutar en River. Sabelo, Coco.
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:lol:

CONTRA EL BICHO, TURISMO DEL CORAZON EN NUÑEZ

Decididamente, estamos para el diván los hinchas de River. Si vamos últimos reventamos las boleterías. Si vienen las vacaciones relojeamos a full el almanaque. Dejamos todo por Mar del Plata o Mendoza. Si jugamos de visitante a las cinco de la mañana ya estamos con la almohada pegada en la cara haciendo cola. Si se juega el superclásico, de Usuhaia a la Quiaca, la gente larga todo por venir. Todo en uno o dos días a lo sumo. Y si hay feriado largo, como este fin de semana, a nadie le importa. River es una droga. No hay remedio para esta enfermedad. No hay familia. No hay día soleado. No hay Chascomus, Mar del Plata, Entre Rios, no hay cuatro días tres noches. No hay amorcito “quedate” que valga. No hay siestero, asado, ravioles, cine, jueguitos, ni Shopping. Todo queda stand by. Estamos concentrados. Hay lugar para unos choris, unos patys y una que otra birra tempranito. Lo que hay, es cementera pasión. El domingo 19.10 explota la Sivori alta y todos los rincones del Liberti contra el bicho de la Paternal. Solo eso. Si. Adictum. Somos esclavos. ¿Escuchó doctor?. Y a mucha honra.

¿Cómo?. ¿Qué la cancha va estar como la ruta 2 o la 9?. ¿Y qué duda cabe…y a quién le importa? Nosotros los hombres dejamos la caña de pescar en el freezer y nuestras “amazonas”, las guardianas del Monumental, la única pilcha que plancharon fue la banda y los jeans. Las pinturitas…los perfumes, esas remeritas sexis, que hacen portación de ombligo, pueden esperar. Y si doctor, mudamos el picnic al tablón. No. Es más fuerte que nosotros. ¿Qué me va a decir?. Qué es una locura. Que no se puede ser tan fana. Diga lo que quiera. Yo en el face…tengo todo tipo de contactos. Pibas, pibes, jóvenes maduros, casados, separadas, solos, solas. profesionales, desocupados, clase alta, media, baja, toda la fauna que usted guste elegir. ¿Que es para hacer un estudio sociológico?. Ahí si, estoy de acuerdo. Si viera los tatoo. ¿Cómo se explica este amor? ¿Por qué esta hinchada no afloja, eh?. Ayer se me pegó una frase de Woody Allen.¿Lo conoce? -el director de cine. Decía: ¡No hay felicidad sin sufrimiento!. Y algo de eso debe estar pasando. Porque esta hinchada la pasó mal de verdad. Pero aún así. Siempre puso el pecho y se fue rumiando de bronca para adentro pero altiva y estruendosa para afuera.
¡Cómo pretender cambiar dos días de playa por dos horas de Monumental a pleno!. No , no hay comparación posible. No, la emoción y la fiesta de volver a ver a River puntero es única. Además, se percibe un espíritu de unidad, de equipo como hace rato no se veía. Se olfatea…que hay ganas de ir por más. Pero que la consigna es clara. Soñemos despiertos -baja linea Jota Jota. Cada partido es una final y los jugadores lo saben. No es momento de ser bocones. Para eso están nuestros primos desheredados de gloria a morir y su archi conocido Cabaret.

Yo no tomo pastillas, ni rivotril, voy a alentar “tordo”. Me limpia…alentar. Me entrego.
Me siento como en el coro de la iglesia…que se yo. El último astronauta del viaje a Venus. Ramsés, el hombre mirando al sudeste y disfruto de este presente, aunque no me importan tanto esos malos resultados. Disfruto de esta paz que se va alcanzando sin cientistas, ni egresados de Harvard, filósofos, ni geniales lingüistas. . Gente común, vió, Doc. Que está armando un equipo como queriendo reencarnar en aquel glorioso del 75. Y para eso el “Discurso del Rey Daniel”, bastante tartamudo, por cierto, se va haciendo entender cada vez mejor. Habla poco, igual que su adlater in campus. No dan para la cátedra oratoria, pero si para la arenga y la táctica. Para lo básico. Como para que se entienda. Que no teniámos ni tenemos equipo para campeonar…pero si los que eran candidatos no rinden y nosotros crecemos y esta masa impresionante cree y empuja…quién le dice. ¡Ja! Manso y tranquilo, como decía Piero, el tren de carga va. Repleto de austeridad y también de ilusiones. Pero con la fuerza de Ghandi. Así esta River hoy. Queriendo liberarse de su reciente pasado oprobioso. Calladito y expectante. Mientras tanto. Nosotros…nosotros no tenemos cura. Dejamos la reposera, la heladerita, el protector solar, los boletos de avión, las reservas telefónicas, los planes de las minivacaciones para más adelante. Nos quedamos acá. A matar al Bicho que viene agrandado por la Copa. Y si…necesitamos diván… pero a esta altura, la mejor terapia es terminar en cueros al grito de “jugando bien o jugando mal… yo te quiero….¡te vengo a alentar!.” Turismo del corazón que le llaman…. Venga tordo. Clase práctica de sublimación del sexo. Erotismo puro, sin contacto. ¿Sabe que tour?.

Me gustó mucho. Igual le sigue dando al porro

El viejo y el joven Frankenstein

(Por Pablo Desimone) River es la metáfora perfecta de Frankenstein. Revisando archivos no sería temerario afirmar que River duerme con su enemigo hace más de una década. Y en su sueño aparece esta pesadilla, también conocido como el “moderno Prometeo”. La novela gótica de Marie Shelley que explora temas como la moral científica, la destrucción de la vida y la audacia de la humanidad en relación con lo espiritual. Un humanoide creado como alegoría de la perversión de la mente de un supuesto supremo saber. El científico Andrew Crowsse busca la vida a partir de la materia inanimada, de cadáveres putrefactos y electro-shocks. Todo armado para el terror. Su ambición lo lleva al límite de la irracionalidad y la corrupción. A diferencia del mito de Prometeo que pretende esculpir la humanidad desde la arcilla y es castigado por los propios dioses, “el monstruo” tiene que ser destruido por su creador, antes de que destruya todo lo que queda en pie.

Una tarea que Passarella encaró tarde, pero que deberá atender de manera urgente antes de que se lo fagocite, si es que esto en parte no ocurrió. “Frankie” estaba vivo y se lo ignoró. No se lo vio. O no lo quiso ver. Sólo hubo que repetir conductas. Entre errores propios y ajenos, circuló la omnipotencia y ese halo de misterio de lo desconocido y nunca investigado para que se devorara todo, porque si algo faltaba era mandarnos a la B. Almeyda bien pudo ser Prometeo y no le alcanzó, pudo más ese duende maléfico que como una nube tóxica se escapó de la Caja de Pandora, que nunca se quiso abrir. Es hora de matar al muerto de verdad. Habrá que acudir a los Cazafantasmas, en el peor de los casos.

El trauma del descenso cayó como una granada sobre nuestras cabezas y desgarró nuestros corazones en mil pedazos, como si la mano del monstruo hubiera perforado nuestras entrañas. Quien escribe apenas si pudo agarrar la máquina nuevamente e intentar pegar una línea amorosa entre tanta sordidez culpabilizadora. Uno sabe que hay que volver a empezar. ¿Se trata de unir lo inasible? Ese conjunto de sensaciones amargas que no nos abandonan con algunas más compasivas. En mi caso particular: ¡quiero que se sepa todo! No se puede seguir encerrado en esta pesadilla circular. Admito formar parte de una mayoría de idealistas. Nunca nada será tan puro y transparente, menos en política. Pero desde los negociados de Santilli y el Racing de Matra, pasando por Traversone, más todas las carpas que se armaron con “el pibe de Villa Urquiza”. Poco y nada ha cambiado.

Ahí andamos todavía mutilados. Sin terminar de creer que lo que sucedió es cierto. Arremangados de nuevo. De cuclillas -literalmente entre los escombros- juntando nuestros pedacitos de gloria. Pegándolos como podemos a nuestra conciencia. A nuestros muros periodísticos. A ese instinto de vida que toda vida nos queda y del que arañamos su carne. Esa que nos va a salvar. Incluso cuando todavía nos cueste respirar, ir podando los brotes de melancolía, acompañarnos para iniciar la reconstrucción. Allí estamos juntando también las esquirlas del “monstruo” que explotó e implosionó al hincha de River, cuando ingenuamente lo creímos extinguido.

Ahí estaban la lengua diabólica de Aguilar, la mente maquiavélica de Israel, la piel de Judas de las intrigas palaciegas, el cabello rapado de los “sansones del tablón”, los ojos que no ven de parte la corporación mediática, los colmillos de Grondona, la cara zurcida de Pezzotta. Frankenstein estaba vivo e iba a volver si los resultados no aparecían. Volvió con todo. Está feliz. En su naturaleza. Esa oscuridad donde reside igual que el escorpión. Era tan fuerte y tan invisible a la vez, tan conspirativo, de adentro y de afuera. Tan “obvio” que lo perdimos de vista. Nos cegó la pasión. Y perdimos de vista los negocios que nos fueron desangrando. Ya no hay pibes en el semillero de “los grandes”. A los mejores de la década pasada se los llevaron de muy chicos y los nuevitos van a Lanús, Vélez, Banfield, Estudiantes, los clubes modelos. Por austeridad, regreso a las fuentes y honestidad.

De todos modos con River se les fue la mano. Rascaron la lata hasta sus cimientos. El terror de la “caída de un grande” es enloquecedor -dice Tomas Abraham-. Lo de River es forma parte de una “metafísica del absurdo”. Nada justifica tanto dolor. Es una cagada para el fútbol mundial. La primera palabra de un argentino es “gol” y la segunda “yo no fui”. Ni siquiera se puede comparar con lo de la Juve, el Milan o el Corinthians. El respeto de la comunidad futbolera en general ha sido conmovedor. La gente entendió que no daba para la “gastada”, por lo menos todavía no. Ya habrá tiempo para ello. Hoy, nada es más importante que la tragedia de River. Importa hasta políticamente. Nada sucede porque sí. El mundo gira todavía alrededor de ciertos principios de acción y reacción, pero rápidamente deberá de salir del lugar de víctima. Ya… ¡Hay que despertar!

River vivió su 2001. El post- modernismo ha traído aparejada entre otros males la “guerras de pobres contra pobres”, la pérdida de cultura del trabajo, el individualismo, el aislamiento y la angustia existencial. Se ha perdido calidad de vida, de placer, de goce. Se ha abierto un campo orégano para los negocios fáciles y la industria del “espectáculo del fútbol” se ha convertido en uno de los cinco más redituables del mundo. Le han crecido tantos brazos a “Frankie” que se parece más a un pulpo que a un zombie.

Demasiadas expectativas puestas en “una camiseta de fútbol”. Y todo está puesto en términos de ganar o perder. Un darwinismo evolutivo, que hace de cada otro un enemigo. Todo lejos, muy lejos de un juego sin trampas. El monstruo olió la sangre y con una pequeña descarga eléctrica tendida por algún “plomo pago” de algún recital. Resucitó para matar y morir. Aún así, manipulado, sin corazón, alguno de sus brazos políticos suele querer tener vida propia. No siempre se bancan ser una criatura que tenga como fin último el poder antes que el bien común. Es toda una disquisición existencial.

El contramodelo del mito aquí descripto es aquella maravillosa película de Mel Brooks: El Joven Frankenstein. El antihéroe al que lo salvó el amor. Una indispensable condición para volver a empezar El mito siempre enseña. River enfrenta la madre de todas las batallas como la narrada en la Ilíada. Los griegos la ganaron gracias a la inteligencia de Ulises más que por la cólera de Aquiles. Y si de atravesar odiseas y matar monstruos se trata, habrá que obrar con mucha astucia. ¡Manos a la obra! Claro, también, archivo en mano River.

Yo ya ni las leo las de él.

Realmente flashea mucho.

Es buen tipo Pablo, yo lo conozco personalmente desde hace un tiempito, pero desde hace muchos años lo conocía porque estaba en un programa partidario, creo que se llamaba “Tu Grato Nombre”, conducido por un muchacho de apellido Gercovich (no confundir con Guido Bercovich de TyC).

Ahi hacia una sección que se llamaba “El poeta de la zurda”, el tipo escribia poemas, ensayos, todo en un tono muy literario, le daba un toque de color al programa, que se basaba en información y debate. Después hubo un tiempito que escribió en la página oficial de River, pero tengo entendido que tuvo un entredicho con el editor de sus notas, parece que le censuraron algunas críticas que hacía, y renunció.

Más allá del “estilo” y de que se pueda coincidir o no con su mirada, es un tipo que sigue a River desde hace muchos años, va a la cancha con sus hijos, es un rostro visible dentro de todo, y la verdad, no tiene mucha pinta de fumón que digamos :lol: