Pezzota fue agredido y rompió el silencio
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Pezzota sufrió un ataque en una parrilla de Rosario.
[b]Edición impresa[/b]. El árbitro fue increpado en una parrilla de Rosario y decidió contar su verdad ante [i][b]Crónica [/b][/i][b]de Santa Fe[/b].
Las heridas del descenso de River aún permanecen abiertas a lo largo y a lo ancho del país. El jueves por la noche, el árbitro [b]Sergio Pezzotta[/b], de polémica actuación en el cotejo de Promoción ante Belgrano, fue increpado en una parrilla de su Rosario natal por una persona que se identificó como simpatizante “[i]millonario[/i]” e intentó agredirlo físicamente.
Según narraron testigos del episodio a Crónica Santa Fe, en el momento en que Pezzotta se retiraba de la Parrilla “Estilo Las Palmas”, ubicada en la esquina de Alvear y Córdoba, fue abordado por un hincha de River que lo insultó e intentó abalanzarse contra el juez, que finalmente fue separado por otros comensales y logró salir airoso del incidente.
A pesar del hermetismo absoluto con el que se ha manejado desde el polémico encuentro, Pezzotta atendió el llamado de Crónica Santa Fe y admitió los episodios ocurridos. “Fue algo menor y uno como árbitro está acostumbrado a que estas cosas sucedan. No me pegaron, no me hicieron nada y por lo tanto no le doy importancia”, expresó el referí, que recientemente impartió justicia en la Copa América.
“Estoy absolutamente concentrado en el entrenamiento y en llegar lo mejor posible a la próxima temporada. Lo que tenía para decir acerca de River ya lo hice en los lugares correspondientes. Mi vida sigue su curso de manera normal y no se alterará por episodios menores como éste”, añadió.
Más allá de los intentos del juez de subestimar el entredicho, está claro que su vida cotidiana cambió de rumbo a partir de las equivocaciones cometidas en el encuentro que decretó el descenso de River a la B Nacional.
Además de las amenazas que dijo haber sufrido en el entretiempo de aquel partido, su familia también fue víctima de llamados telefónicos intimidatorios, por lo que el árbitro debió apelar a la cautela absoluta.
Tan es así, que hasta la entrevista concedida a Crónica, se había llamado a un prudente silencio y prácticamente no había frecuentado los habituales lugares por los que suele vérselo en Rosario.
Aquel encuentro de Promoción, aunque el árbitro lo niegue, ha marcado un antes y un después en su carrera y probablemente necesite mucha paciencia y tiempo para reacomodar la cotidianeidad de su rutina personal.
Pezzota fue agredido y rompió el silencio
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