Pipo de la paz
Gorosito llegó preocupado a una reunión con Aguilar porque sus pedidos no se cumplían. Su temperatura bajó tras saber que Fabbiani, Mercier, Ortega y hasta Gallardo están ahí. F
Cinco partidos, tres empates, dos derrotas (superclásicas) y cero refuerzos. Después del peor final en el 2008, el inicio del 2009 se parece a una simple prolongación de lo que venía ocurriendo con Simeone y el interinato de Gabriel Rodríguez. Cambió el técnico, sí; pero no los resultados ni el pobre nivel futbolístico del equipo. Encima, las camisetas para estrenar siguen sin uso por falta de caras nuevas y sobran algunas más de las previstas por las partidas de Abreu y Ponzio. Este último punto --a cinco días del debut en el Clausura-- se transformó en una gran preocupación para Néstor Gorosito, que mutó aquel “no hay apuro” en el inicio de su era por el casi desesperado “necesitamos los refuerzos ya” que comentó el lunes en las radios.
Por eso, el técnico quiso reunirse con los principales dirigentes para meter un poco de presión. El hombre de los rulos llegó al Monumental con mucha preocupación acumulada porque ninguno de sus pedidos se había cumplido: primero insistió por un central y nada, Mercier fue un nombre que anotó desde el primer día y nada, comprobó que necesitaba un lateral izquierdo y le dijeron que lo busque… En contrapartida, vio que la negociación más avanzada era la de Gallardo, un jugador que le ofrecieron cuando pidió un enganche (Insúa, Romagnoli y Aimar eran sus candidatos) y que desechó. Entonces, su temperatura interior se elevó y, hombre de pocas pulgas, Pipo fue al encuentro con la intención de llevarse noticias concretas o, en caso contrario, reveer su situación. ¿El técnico podía pegar un portazo a un mes de haber asumido? Sólo él sabe si hubiera sido capaz de canalizar su preocupación de esa manera, pero lo cierto es que en ningún momento lo planteó en la mesa. Las novedades hicieron que comenzara a pensar en el equipo que armará con los refuerzos que parecen estar al caer.
Una de las primeras cuestiones que trataron fue el caso Gallardo. A los dirigentes no les gustaron los dichos de Gorosito en referencia a la llegada del Muñeco (“depende de la revisión médica, decide el doctor”) y lo aflojaron para que se ponga en contacto con el jugador y lo reciba bien, más allá de sus gustos. El 10 ayer volvió a postergar el turno que tenía previsto para realizarse la revisión. Ahora, tras esta charla entre Aguilar, Israel y Cuiña con el técnico, se la haría hoy o mañana para luego sumarse al plantel.
Con ese punto acordado, los directivos le dieron un dulce al técnico y le confirmaron que la compra de Juan Mercier --el futbolista por el que más insistió-- podría cerrarse esta tarde. Jorge Cyterszpiler, representante y dueño del 50% del volante, regresó de un viaje por Europa y se sentará a cerrar la transferencia que está encaminada pero con puntos a definir. Aunque se habló de u$s 1.500.000 dólares por el 50%, River podría comprar la totalidad del pase y Nicolás Domingo, a pedido de Argentinos, podría ser parte de la operación.
Ya más tranquilo con las novedades que escuchaba y sabiendo desde temprano que ahora sí Fabbiani está a un paso (ver página 6), Gorosito se entusiasmo con que Ortega también esté entre sus dirigidos en los próximos días. Para eso hoy habrá una reunión entre Héctor Grinberg, tesorero de River, y Daniel Vila, presidente de Independiente Rivadavia. En Núñez no quisieron dar pistas sobre la propuesta que harán para recuperar al Burrito, aunque aseguran que no desembolsarán el 1.500.000 dólares que habían pedido los mendocinos para devolver al jujeño cinco meses antes de la finalización del préstamo.
Así, Pipo se relajó. E ilusionado con lo que podría ser el River con refuerzos, les recordó a los dirigentes que ahora quiere un arquero, algo que la directiva le había señalado como necesidad. Barbosa y Sessa fueron mencionados, y más tarde hasta surgió el nombre de Caranta. Quedó la promesa de hacer las gestiones y así, tras una extensa reunión, en Núñez se escuchó “habemus refuerzos” y asomó el humo blanco de la Pipo de la paz.
“River va a pelear la Copa y el campeonato”
Fabbiani abortó su pase a Vélez por su obsesión por la Banda y hoy se le cumpliría el sueño. El Ogro se ve en la cancha el domingo y confía en un River ganador.
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No puedo. No me veo con la camiseta de Vélez. Yo quiero jugar en River". Cuando en Núñez ya se habían resignado a contar con él y en Liniers habían anunciado su presentación oficial, Cristian Fabbiani dejó a los médicos del Fortín con la jeringa en la mano. No se presentó a la revisión médica porque por sus venas sólo corre sangre riverplatense. “Anoche (lunes) hablé con Cristian (Bassedas) y le di el okey. Pero cuando me fui a dormir me puse a pensar que no puedo abandonar mis principios, lo que siento. Lo de Vélez surgió por un acuerdo entre los clubes, pero yo estoy metido desde hace rato en River y por eso me la jugué”, cuenta el Ogro.
La actitud de Fabbiani despertó idilio en los hinchas y en los dirigentes millonarios. “No lo podemos creer. El amor de este pibe por River es algo que no vimos nunca. En cuanto la pise, el Monumental se va a venir abajo”, se entusiasman los directivos. Y no están errados, porque el Gordo transmite el optimismo y el entusiasmo que se extinguió hace rato en Núñez. “Yo quiero ayudar a River a salir de esta situación. Algunos me dicen que estoy loco por querer ir ahora, pero yo estoy seguro de que River va a pelear por el título en el campeonato y en la Copa”.
Como dijo Gorosito, el Ogro ya es referente de River y algo más… Aunque la paradoja es que todavía no es jugador de la Banda. Si bien todo indica que la novela del verano tendrá un final feliz, hasta anoche los dirigentes millonarios no habían logrado llegar a un acuerdo con Newell’s, fundamentalmente porque Santiago Salcedo sigue firme en su postura: no acepta volver a Rosario. “Yo quiero seguir en River para revertir la imagen del semestre anterior, es un tema que ya hablé. Si me hacen una propuesta formal, lo analizaría, pero por el momento nadie lo ha hecho”, dijo el paraguayo. El guaraní tiene la llave para destrabar la llegada de Fabbiani a River. Hasta el propio presidente de Newell’s, Guillermo Lorente, lo reconoce. “Empieza a jugar una cuestión de necesidad. Si lo de Vélez prosperaba tendríamos muy a gusto al técnico. Hoy, creo que definitivamente necesitamos cumplirle a Sensini con el número 9 que viene pidiendo. Por eso, si lográramos el refuerzo que requiere el DT, estaríamos muy cerca de cerrar”. Clarito, ¿no? Si Salcedo acepta regresar a la Lepra, el Gordo se pone la de River.
Por este motivo, hoy en Núñez apuestan sus cartas a convencer al paraguayo (se reunirán con su representante Pedro Aldave). Así, se anularía su préstamo con River, que pagó u$s 1.000.000 por 18 meses. En ese caso, además, Newell’s recibiría un resarcimiento económico de u$s 250.000 para resignar los seis meses de vínculo que le quedan a Fabbiani. “Ojalá que se haga. Por él, por Newell’s, porque se concretaría esta gestión de que el paraguayo vuelva al club y porque la gente de River conseguiría algo que la hinchada le está pidiendo”, alentó Lorente. ¿Qué pasa si Sasá no acepta? El plan B es ofrecer lo mismo que iba a pagar Vélez: el resarcimiento más u$s 500.000.
Mientras se cierra el pase, el Ogro ya se ve en la cancha el domingo. Trabajó “sólo con un Profe” durante el verano, pero asegura que está para jugar. “Si me ponen, juego a full. Por ahí pasaré vergüenza, pero me tiro de cabeza a todas. Por la camiseta de River yo me mato”. Y, es lo único que le falta…
Sin ayuda
El regreso de Ariel Ortega tuvo un condimento extra y político, por la tarde. Carlos Avila, ex dueño de Torneos y Competencias y uno de los candidatos a presidente de River, anunció en La Red que se había comunicado con Daniel Vila para facilitar la vuelta del Burrito. Esas palabras provocaron enojo en los dirigentes, que oficialmente comunicaron que ellos están realizando la gestión, sin ninguna colaboración.
“Pueden convivir como tantos otros”
Israel aclaró que no será un problema juntar a Gallardo y Ortega, quienes siempre se elogiaron en público pero adentro de la cancha se disputaron el protagonismo.
Uno ya le dijo a Gorosito que “quiere que le den todas las pelotas para que el resto descanse”. El otro hasta anoche todavía esperaba hablar con Pipo, pero también le gusta que el juego pase por él. Uno repitió varias veces que “Marcelo te simplifica el juego y es una ventaja contar con él”. El otro le dijo en noviembre a Olé que “Ariel es un jugador distinto, de los que los hinchas toman como propios”. Uno es ídolo y está a punto de volver. El otro también. Y justamente por tener tanto en común, en Núñez no faltan los que se preguntan cómo se llevarán Ariel Ortega y Marcelo Gallardo. ¿La respuesta? “Simple: van a tener que convivir como tantos otros”, avisó Mario Israel, el secretario del club, en radio Del Plata.
No, el Burrito y el Muñeco no están peleados. Nunca lo estuvieron. Pero en el club saben que no son amigos y que conservan una distancia tácita. Más allá de gustos personales y formas de vivir, los principales roces los tuvieron adentro de la cancha. Ahí, como una lucha de egos, a ninguno le gusta resignar el papel de figura. Y se sienten incómodos con el otro cerca. Saben que son distintos y disfrutan sintiéndose protagonistas, mandando a sus compañeros, manejando las pelotas paradas y convirtiéndose en la referencia futbolística que, por ejemplo, hace poquito reclamó Falcao. En singular, claro. Otra es la historia afuera de la cancha. Porque mientras Gallardo asume en el vestuario el mismo liderazgo que adentro del campo, luce con orgullo el brazalete de capitán y siempre es uno de los primeros de la fila para hablar con el técnico (¿o no, Mostaza?) o los dirigentes, el jujeño adopta un papel de reparto. Y sin molestarse. En el primer semestre del 2008, por caso, jamás fue un secreto que el camarín local era manejado por Tuzzio, Abreu, Ferrari y Ponzio cuando el capitán (elegido por Simeone) justamente era Ortega.
Más tímido y si se quiere hasta infantil, el Burrito siempre prefirió la compañía de los más chicos a la responsabilidad de conducir el grupo. Por eso más allá de algún cruce de palabras por ver quién se hacía cargo de un penal, nunca terminaron de enfrentarse. Y por el entusiasmo que ambos muestran para que se concreten sus regresos a River y, así, poder cambiarle la cara al equipo, todo indica que sabrán seguir conviviendo sin que salten chispas. Además de la mirada de los dirigentes, estará en Gorosito lograr que la armonía no se rompa y conseguir lo mejor del Burrito y del Muñeco por el bien de su equipo.
Dos a la cancha y dos a pelearla
Si llegan todos, Fabbiani y Mercier serán fija. Y quedará un solo puesto para Ortega y Gallardo.
Después de tan convulsionado verano, de los cachetazos con el rival que más duele, de las interminables negociaciones, ¿qué equipo podrá formar River en este año que se insinúa movido, tenso, con los ánimos impacientes? Con las gestiones en curso concretadas, es decir el mejor de los escenarios posibles, Gorosito podrá contar con Fabbiani, Mercier, Ortega y Gallardo. Uno para aportar equilibrio, tres para sumar volumen de juego. Los dos primeros tendrán un lugar asegurado, ¿no así los dos viejos ídolos del club?
En el arco, Ojeda aparece mejor posicionado que Vega. En la defensa no habrá nombres nuevos y el técnico tendrá que reem- plazar a Quiroga, lesionado. El candidato: Nico Sánchez. En cuanto a los laterales, Pipo probó con Ferrari por la izquierda y Galmarini de 4. El resultado fue malo, por lo que Villagra arrancaría de 3.
En el medio se mantendrían Ahumada y Abelairas, y se sumaría Mercier -un polifuncional, según Gorosito- para buscar equilibrio. Para los tres puestos ofensivos, Falcao y Fabbiani se perfilan como fijas. Ortega y Gallardo, entonces, comenzarían disputando un lugar. Los cuatros juntos, en principio, suena a una apuesta para momentos puntuales. Buonanotte, Rosales y Augusto quedan como opciones para la rotación necesaria por la seguidilla de compromisos por torneo y Copa. ¿Hay equipo para enderezar el rumbo?
Ya es ídolo
El Ogro movió cielo y tierra para jugar en River, y el hincha lo reconoce. Ah, y ya habla mal de Boca…
Por actitud corporal, por discurso, por acción decidida, el Ogro firmó con River mucho tiempo antes de cumplir con la formalidad de estampar su nombre en el contrato, algo que de hecho todavía no sucedió. Cuesta encontrar en el archivo a un jugador tan comprometido con un deseo ligado a una camiseta. El 8 de enero, cuando Newell’s le había depositado el dinero que le adeudaba para evitar que quedaba libre, Fabbiani aceptó gustoso posar con la camiseta de River en una nota con Olé, por las mismas horas en las que otro goleador, Sebastián Abreu, decidía dejar River para jugar en la Segunda de España. La comparación, aunque odiosa, ilustra los extremos.
“River es lo que busqué toda mi vida. No puedo dejar pasar esta oportunidad”, decía a los cuatro vientos, contradiciendo el manual de todo futbolista, que no sabe/no contesta hasta que el último papelito legal está firmado. Al Ogro no le importaron formas ni reglas diplomáticas. Provocador compulsivo, arremetió contra todos, no le importó decirle sí a Vélez y no a Vélez en un abrir y cerrar de horas. Y cuando más de una vez el conflicto pareció llegar a una vía muerta, el delantero no se movió de su intención primaria: “Yo ya me decidí, de última estaré seis meses parado, a Newell’s no vuelvo más, tendrá que ir mi doble. Yo me la juego por River”.
A tal punto llegó su movida, que después del accidentado partido contra San Lorenzo, salió a respaldar a ¡Falcao! como si fuera su compañero: “Le dije a Radamel que yo lo voy a defender”, dijo.
Néstor Gorosito, hay que decirlo, jugó de entrada el mismo juego. “Fabbiani puede ser el Barros Schelotto de River”, decía Pipo sin despeinarse. Y viendo el embale que traía Fabbiani para jugar en River, Pipo fue más allá: “Por cómo se metió, es un referente sin haber jugado”. Mamita…
Poco a poco, la postura del jugador fue generando muecas de aprobación en el siempre difícil anillo del Monumental. Y ante una plantel desgastado, anímicamente anémico y espiritualmente golpeado, el contraste con el Fabbiani exhultante se hizo evidente. “Este muchacho hizo todo y más para jugar en River. Y está claro ahora de que no fue incentivado por nosotros. Para mí es un caso fuera de lo común, la insistencia de este chico es única, nunca lo vivi. La fuerza que ha puesto… Es un orgullo escucharlo. Ojala lo podamos tener porque si asi quiere a River me imagino que en la cancha lo va a demostrar”, es ilusionó Mario Israel.
Y como si le faltara algo, alguien le preguntó si hubiera hecho este mismo esfuerzo por jugar con la azul y oro: “Antes muerto que jugar en Boca”. Sí, Fabbiani también ya juega los superclásicos.
No huele bien…
Quiroga finalmente será operado por la fractura del tabique y se perderá, por lo menos, tres partidos.
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A todos los problemas, se suma otro más: hoy a la tarde, Facundo Quiroga será operado de la fractura del tabique nasal producto del codazo de Viatri y deberá estar sin jugar hasta fin de mes. Aunque había hablado con Gorosito y la idea e intención del DT era postergar la intervención quirúrgica, la tomografía que le hicieron ayer y su posterior análisis llevaron a esta decisión. “Como el golpe fue de frente, tiene fracturas en las dos paredes de la nariz”, contó un miembro del cuerpo médico. El zaguero fue a la consulta con su mujer y con los estudios en sus manos, el doctor Seveso hasta ingresó a la reunión entre DT y dirigentes para avisarles que iba a ir al quirófano.
Así, Pipo pierde a un titular indiscutido (le quedan Cabral, Nico Sánchez, Gerlo y Musacchio) y no lo tendrá en al menos tres partidos: Colón, el debut por la Libertadores (seguramente vs. Nacional de Paraguay) y Central. Y es difícil que pueda volver con Banfield. Todo apunta al clásico ante San Lorenzo, el 1° de marzo. La operación estará a cargo de Carlos Trillo, cirujano plástico y presidente del departamento médico de la institución.
Saludos!