No, amigo. Contra San Lorenzo, Ortega estaba en el banco. Lo que se le criticaba a Simeone era no haberlo metido… cuando Ortega a duras penas se podía tener en pie.
¿Por qué no lo borró de entrada? Y… eran amigos en esa época. Además fueron varios DT que apostaron a recuperar a Ortega, no es un jugador para descartar así nomás. Ojo, Simeone no es santo de mi devoción pero por otras cosas… en esta le doy la derecha.
¿Por qué, Pablo? No, no estoy de acuerdo. Si River necesita en un partido a Ortega, me parece perfecto que el técnico lo use. Y después, una vez que salieron campeones, si lo tiene que borrar lo borra. Está PERFECTO. Yo también le tengo cariño a Ortega. Pero River existía desde mucho antes de que naciese Ortega… y justamente por permitir cosas como las de Ortega, es por lo cual River corre riesgo de no existir más, hermano. Entendamos eso, please.
Y por esos aportes en el pasado significa que hoy por hoy hay que tolerarle todos los desplantes, como el de hoy? No me parece, ningun jugador tiene derecho.
Pero yo lo planteo desde un punto de vista laboral. Simeone debió poner en claro el plan de trabajo desde un principio y hacerlo cumplir desde un principio. Todos tienen deberes y derechos en un trabajo; y tienen que ser claros. Pasa en cualquier laburo medianamente serio: las reglas deben ser claras y equitativas. Lo que Simeone permitió semanas antes de ser campeón no puede indignarlo un día después de ser campeón. Simplemente porque el propició eso (por acción o por omisión). Si vos te bancaste a Ortega indisciplinado y lo utilizaste (no pongo usar porque suena feo) cuando te convino sin ningún tipo de condicionamientos, no podés cambiar las reglas de juego basandote en un profesionalismo que ninguneaste un mes antes. A eso voy.
Y, ojo, Simeone me cae fenómeno. Pero en este caso la cagó.
Sobre lo último no opino porque no coincido y es otro tema, pero si River desaparece será por culpa de otra gente.
decir que Ortega salvó a Simeone es como decir que Bruno salvó a Labruna en el Metro 75… no tiene sentido, un campeonato tiene 19 fechas, no un par de partidos solamente
hace bastante debe estar bajoneado, ya desde antes de huracan…nomas q ahora pidio no jugar, el clasico nadie se lo queire perder… para mi dentro d poco anuncia q en diciembre se retira…
Ojo que a lo mejor es otra cosa,un problema personal o no se que,no me tilden de ignorante,se cual es el problema del burro,pero muchas veces los medios ven una noticia donde no la hay(sobre todo ole),con el burro cualquier cosa que haga ya dicen que es su adiccion.No digo que no sea otra vez el mismo problema,solo que a lo mejor no es lo que parece
Si estaba bajoneado antes del clasico SE PUEDE IR BIEN A LA RECONCHA DE SU MADRE por jugar asi. Me chupa un huevo si no se queria perder el clasico, fue una verguenza lo de este tipo y no veo la hora que se retire.
Cuantas veces mas vamos a tener que revivir este tema hasta que se retire y/o muera, me pregunto yo. A Ortega solo lo salva Ortega, por ahi empieza la verdadera recuperacion.
No quiero decir que River esté desapareciendo por culpa de Ortega. Lo que quiero decir es que River está desapareciendo por permitir esa clase de conductas, porque los hinchas mismos las tomen como naturales, porque a los hinchas les sirva de “bálsamo” para dejar de putear a la dirigencia, el hecho de que vuelve un tipo que está hecho mierda a nivel emocional y adictivo, por mucho que lo podamos querer…
Obviamente, el responsable no es Ortega. Es esta dirigencia… y son estos hinchas y socios.
Tenemos que asumir que Ortega no puede seguir asi, es malo para el y para River, no podemos seguir soñando con que se va a volver a ser el que fué. Debe retirarse y curarse si puede y Dios quiere. Que su lugar en el equipo lo ocupe alguien que tenga fisico y mentalidad de jugador activo, en este campeonato no hizo nada salvo el partido contra Chacarita. No me olvido de todo lo que nos dió, ojalá se recupere y sería lindo que antes de retirarse pueda jugar algunos partidos mas en un nivel mas aceptable.
Ortega, abatido, fue a la concentración el viernes a la noche y le pidió a Astrada no jugar hoy frente a Lanús. Aunque su decisión iría más allá: mal en lo personal y en lo futbolístico, ¿el ídolo dice adiós…?
Ariel Ortega le responde como puede a Olé. Es una clara y apresurada necesidad de despejar lo que todavía no se le había planteado. Es, también, la primera de las tres comunicaciones del día con el protagonista del día. A esa hora sólo se habla de su abrupta salida de la concentración. Sorpresiva, consensuada con el técnico y oficialmente con motivos reservados.
El diálogo se corta. Las versiones se acumulan. Los intentos de explicaciones del Burrito también. “Son temas personales, nada más. No es que iba a ser suplente ni nada. Y ojo que estoy al borde del desgarro”. En cada conversación se desnuda una comunicación trenzada, dañada por una tormenta climatológica y otra personal, evidentes ambas, aunque mucho más profunda la segunda que la primera.
Ariel Ortega volvió a deprimirse. Se siente otra vez aturdido por una insaciable tempestad que no lo abandona. Y así sus palabras se quiebran como la cintura del mejor Orteguita, zigzaguean indescifrables, van de acá para allá. Al último ídolo de River se lo escucha abrumado. Muy abrumado. “Puede ser que me retire”, acepta una hora después, cuando ya habían pasado casi 19 desde que le había comunicado a Astrada su decisión de, cuanto menos, no jugar hoy.
El jujeño llegó el viernes a la concentración del Monumental diez minutos antes de la hora estipulada (23.30) y, según varias personas que lo vieron, en buen estado. Charló con Almeyda, su compañero de habitación. Y después, le pidió hablar al Jefe. Ahí le comunicó al técnico que no se quedaría. Al rato, Hernán Díaz y Carucha Corti se sumaron a la reunión, pero ninguno logró convencerlo para que siguiera junto al resto de los jugadores hasta el duelo de esta tarde contra Lanús. Apenas si pudieron plantearle que se tomara la noche libre y que fuera a la práctica de la mañana siguiente. Nada. No apareció ayer y para algunos dirigentes resultó imposible hallarlo en su celular. “Ariel vino y me pidió irse. Hicimos lo posible para retenerlo, le pedí que no se fuera, pero no quiso. Los motivos quedan entre el jugador y el cuerpo técnico”, le explicó Astrada a Olé. El DT, que se curtió después del faltazo anterior, juró no ocultar ningún episodio más. Por eso juntó al plantel para informarle la situación. Un compañero del 10, por caso, entendió que el tema iba más allá de este partido y apeló al discurso basilista para salir del brete: “No comments”, respondió vía SMS.
El directivo que sí pudo dar con Ortega fue el de mayor peso en el club, aunque también sea el que más lejos está del país. El presidente JM Aguilar, en Zurich por un compromiso de la FIFA, habló con su debilidad futbolística y habría escuchado lo mismo que el Jefe en su momento, el abatido “ya está, no quiero jugar más”.
A diferencia de otras recaídas originadas por su “síndrome depresivo impulsivo” con tendencia al alcohol, esta vez el Burrito no venía alejado de sus dos grandes motivaciones: el fútbol y, principalmente, River. Es cierto que su actual torneo no pide Selección y que el rendimiento personal viaja por una curva descendente. Después de jugar cinco fechas completas, desde la sexta que no termina en cancha y los últimos dos partidos no fueron del todo felices: le atajaron un penal y fue el peor contra Boca, y sólo una asistencia lo salvó del Chenemigo ante Argentinos. Sí, curiosamente en los mejores encuentros de River en mucho tiempo.
Ortega es impredecible. Puede aparecer hoy y pedir jugar o ni presentarse mañana por más que lo haya prometido. Sus vaivenes emocionales, lamentablemente, lo afectan a él. Y a River. Y a los hinchas.