Aguante que existen ambas opciones.
Hay gente a la que la sacás de las grandes ciudades y se deprime, se siente mal, extraña el ruido y el movimiento. Y a otros nos sacan de las localidades más pequeñas y tranquilas y enloquecemos. Tanto una cosa como la otra tienen sus pro y sus contras.
Lo intolerable, lo terriblemente insufrible, es vivir en un lugar que a uno no le gusta. Ahí cagaste. No te acostumbras más. Si de entrada le tenés fobia al lugar en que vivís es un garronazo infernal.