Pero ahí ya es un tema de diferentes concepciones del mundo, no de poner pros y contras en una balanza. Estimo que entenderán que una economía de mercado tiene ventajas estructurales mejores a las que pueden ofrecer otros modelos. Justamente el sábado jugando al poker discutia con un amigo macrista sobre el tema de las inversiones y la mar en coche. Le dí el ejemplo de los tambos, que están pidiendo que les compren el litro a 4 pesos para poder hacer rentable la producción (con los 2 pesos y centavos que le imponen a la cadena los supermercadistas están operando a pérdida), pero los supermercados se niegan a bajar el margen de ganancia de ¡6 pesos! sobre los 15 a los que están comercializando el sayet.
La discusión venía por el lado de si la expansión de la producción agrícola (central a la propuesta del gobierno) sería capaz de amortiguar el peso del nuevo ciclo de endeudamiento. Basicamente, para tomar deuda y refinanciarla en los mercados casi constantemente se necesita no sólo de disciplina fiscal sino de una balanza comercial positiva. Pero la única forma en que la balanza comercial sea positiva es abriendo mercados para los productos existentes o hacer variar la oferta, ya sea produciendo cosas nuevas o agregando valor a las existentes. Yo creo que la apuesta macrista de mediano plazo pasa por agregar valor a la producción agrícola existente y abrir nuevos mercados para la misma, porque para una maquila industrial de exportación al país le falta muchísima desregulación laboral y reformas en sentido contrario al Estado de bienestar.
Los ciclos de endeudamiento abren una doble carrera, una frente al dólar (variable maestra, al tener Argentina una economía bimonetaria y con activos dolarizados) y otra con respecto a las exportaciones. La primera es indispensable para el manejo de la macro y el control sobre las expectivas. La segunda es para tener más munición con la qué manejar los pagos de la deuda externa. En este segundo punto aparecen la discusión sobre la política comercial argenta y el TPP como una herramienta que el gobierno entiende como viable para este modelo.
Volviendo a la lechería, sin un gobierno que intervenga en la economía para recuperar la rentabilidad que hoy les niegan los supermercadistas, a los tambos les queda una sola salida: poder exportar. Acá retomo la charla con mi amigo porque para él la dinamización del campo implica dinamizar ramas industriales que hoy tienen presencia y bastante grado de desarrollo local, no precisamente por políticas de mercado, sino por políticas proteccionistas. Solo para graficar: voy aplaudir al gobierno si se utilizan vagones de producción y diseño nacional para el Belgrano cargas, por ejemplo. Pero lo que estimo que va a pasar es que, en una eventual negociación del TPP, Argentina va dejar montones de sectores de la producción local sin protecciones arancelarias o para arancelarias, a cambio de insertar su producción agrícola en otros mercados. Ergo, va a ser más ventajoso importar los vagones de carga.
Puede que un vagón de carga parezca intrascedente, pero es al mismo tiempo lo más cercano a un fierro que el campo puede demandar y que la industria local está en condiciones de fabricar. O sea, estos acuerdos implican pensar que existe un techo industrial al que estás dispuesto a renunciar, que va desde lo más ambicioso que debe existir (no sé, fabricar motores de combustión, ponele) hasta los pisos más mínimos (cinco chapas soldadas y con ruedas abajo, les dicen vagones de carga). La pregunta cuando firmás un TLC es: ¿a qué estas dispuesto a renunciar? Porque las ventajas de estos acuerdos son claramente sectoriales, nunca beneficiaron a los trabajadores y tampoco proporcionaron beneficios al conjunto de la sociedad. Los TLCs y ALCs no trajeron beneficios salariales ni laborales tanto a los trabajadores de EE.UU. como a los de México o Perú, Japón, Canadá, etc. : lo único que hicieron fue ganar rentabilidad a los sectores de interés de las distintas burguesías de cada país. Si pudieran leer sobre Canadá se sorprenderían de cómo muto el país a raíz del NAFTA, y entenderían en parte porque ganó un candidato “laborista” en la última elección.
De nuevo con la lechería, los tamberos podrían encontrar una salida al problema mediante la exportación. La pregunta más elemental es: ¿a quiénes les estás exportando? Porque exportar implica no sólo qué otro país acepte el ingreso de tu mercadería sino también que tengás en cuenta a tus competidores, vigentes como potenciales. En este sentido, hay que ver qué tan ventajoso puede ser el TPP porque precisamente el anzuelo que tiró EE.UU. fue el ingreso de textiles y alimentos contra su protegida industria textil californiana y sus subsidiados farmers. Pero no es que cualquier miembro firmante puede hacer cualquier cosa, sino que cada país fue negociando con cada uno qué le puede exportar, con qué prerrogativas y en cuantas cantidades. Y cómo EE.UU. es el mercado consumidor mundial por excelencia es que entonces fue negociando distintas llaves: ingreso de lechería desde México, ingreso de textiles desde Vietnam. ¿A qué países dentro del TPP podría la Argentina venderle su producción lechera?
Por tanto, lo primero que subyace a este tipo de acuerdos de area de libre comercio son negociaciones multilaterales muy ríspidas entre países y burguesías que van a defender sus intereses (lógico). El texto del TPP ya está saldado y esta a disposición de los congresos y parlamentos de los países suscritos para que lo aprueben o rechazen de lleno. Esto a mí me generan ciertas dudas sobre cómo la Argentina puede ingresar al mismo sin entregar el orto (desde el punto de vista comercial): tengan noción de que las negociaciones llevaron 4 años y abarcaron todos los rubros existentes entre países muy disimiles en cuanto a sus producciones. No fue moco de pavo y todavía hay que ver si se termina materializando.
Subyace otra cosa también importante al mismo. Si el acuerdo no despierta enormes expectativas entre quienes siguen la materia comercial y también ha sido objeto de tantas críticas, ¿cómo es que se llegó al mismo? Solo se entiende desde la praxis existente. En efecto, estos países que integrarían el TPP hace años que tienen TLCs con otros países o que integran ACLs. La diferencia sustancial es primero que el TPP integra comercialmente a jugadores muy pesados (EE.UU. y Japón), con capacidad geo política incluso para volcar la letra chica de los acuerdos a su favor, con jugadores de fusto intermedio (México, Australia, Canadá, etc) y otros de poca monta (Brunei, quién te conoce…?). Y segundo que establece varias vueltas de tuerca en cuestiones de arbitraje comercial y de prerrogativas que los Estados poseen para intervenir en la economía. Por ejemplo, así como la producción de medicamentos genéricos quedaría terminantemente prohibida, tampoco el Estado podría generar políticas económicas que favorecieran a empresas estales o locales en perjuicio de las extranjeras. Esto va desde compras de insumos para hospitales hasta un subsidio a un sector.
En el caso de Argentina, es fundamental entender que nuestro país no tiene praxis previa en estos menesteres. Todos esos países practicamente han allanado el terreno para que pueda implemantarse tamaño acuerdo, mediante TLCs, reformas a sus leyes laborales, etc. Desde el punto de vista político, me parece preocupante.
PD: yo subi en su momento este primer artículo sobre el TPP, lo vuelvo a dejar acá:
El Acuerdo Transpacífico: Orígenes y Geopolítica en el Asia Pacífico