DESDE AGOSTO DEL PRÓXIMO AÑO
Macri aplicará multas a peatones imprudentes
Cruzar por la mitad de la calles, no respetar los semáforos, esperar los colectivos en la calzada: todo será castigado sobre la base de normas.
El gobierno porteño comenzará a castigar a los peatones imprudentes con una pena que ya existe en el Código de Faltas de la ciudad desde el año 2000. A partir de agosto de 2010, el Cuerpo de Agentes de Control de Tránsito y Transporte penará con multas de 25 a 100 pesos a los transeúntes “que crucen calles o avenidas por lugares no habilitados” y que “no respeten las luces del semáforo que permitan el cruce”. Los especialistas consideran positiva la iniciativa aunque son escépticos sobre la factibilidad de su aplicación. A nivel mundial, el 50% de los accidentes de tránsito que suceden en las ciudades cuentan con la participación de peatones. Los castigos que dispondrá el gobierno porteño están previstos en el artículo 56 del capítulo uno, sección sexta, de la ley 451, que establece el uso de la senda peatonal y que, hasta ahora, desde su promulgación en el año 2000, nunca fue aplicado.
Fuentes del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño aclararon que, antes de llegar a la sanción, la comuna terminará un mapa de riesgo que incluya las zonas con mayor cantidad de accidentes con peatones involucrados. Sus voceros afirmaron que, según cifras actualizadas a diciembre, “este año descendió un 48% la cantidad de peatones muertos por accidentes de tránsito”, una baja que relacionan con “el endurecimiento de las normas de la ciudad hacia las faltas de los conductores”.
Antes de agosto, la comuna terminará con medidas específicas para evitar que el peatón viole las normas, como mejor semaforización, demarcaciones más eficientes y la correcta instalación de paradas de colectivos, para que los pasajeros no esperen en la calzada, como sucede a diario en los barrios de Constitución, Retiro, Chacarita y el microcentro, como la esquina de Avenida de Mayo y Chacabuco, donde la cola de pasajeros supera las tres hileras paralelas y los 100 metros de extensión en hora pico, especialmente luego de las 18.
El esbozo de la medida fue dado a conocer por el ministro Guillermo Montenegro. En las Primeras Jornadas de Seguridad Vial: Los Niños en la Conducción, el funcionario anticipó que “así como existen conductores imprudentes capaces de ocasionar un accidente, también existen peatones que por imprudencia al desplazarse en la calle pueden ocasionar un siniestro, poniendo en riesgo su propia vida y la de terceros”.
Fuentes del gobierno porteño confiaron que luego de aplicar el Código de Faltas avanzarán en “medidas más creativas como las que se aplican en otros lugares del mundo”.
Gustavo Brambatti, subgerente de Seguridad Vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), le dijo a este diario que la medida “puede ser una estrategia valiosa, pero será muy difícil sancionar a los peatones”. El especialista afirmó que “los peatones cometen muchísimas infracciones y sancionarlos podría ordenar el tránsito, pero el gran tema es hacer efectiva la sanción. No será simple tomarles los datos a los infractores, trasladarlos una comisaría y menos cobrarles la multa”. Sobre la responsabilidad penal de los peatones en los accidentes, Brambatti explicó: “En la Argentina, la Justicia tiende a proteger al peatón porque lo ve como el actor más vulnerable, no hace un análisis muy técnico de cómo fue el siniestro. Igualmente, cada vez más está habiendo casos en los que la Justicia toma un rol más equilibrado”. Brambatti agregó: “Para el conductor, las situaciones que se generan con peatones imprudentes son muy difíciles de resolver”.
Crítica de la Argentina comprobó en la calle que las opiniones de la gente en torno a la posible sanción de peatones están muy divididas. Laura Estévez, empleada, de 28 años, está a favor de éstas y defiende su posición haciendo un mea culpa: “Yo varias veces cruzo por el medio de la calle, algo que sé que está mal, pero que si no me sancionan voy a seguir haciendo”. Victor Levy, ingeniero, de 75 años, también apoya en general la iniciativa macrista: “Estoy de acuerdo, pero creo que antes de que se empiecen a aplicar las sanciones debería haber un tiempo en el que los agentes se dediquen advertir y retar sin cobrar la multa”. Enfrentada con estas posturas, Clementina Pruneda, comunicadora social, de 30 años, señaló: “No me parece para nada bien porque va en línea con la política de sancionar y sancionar del gobierno de Macri, en vez de enfocarse en la educación y en mayor participación ciudadana”. Muchos porteños creen que el objetivo que se esconde tras la intención de multar a los peatones es “puramente recaudatoria”.
EL MUNDO APELA A MÚLTIPLES RECURSOS. En todo el mundo existen dos formas para combatir la imprudencia de los peatones: las multas y el ridículo.
En América Latina, el mayor ejemplo punitivo lo tiene Bogotá que hasta agosto pasado registraba 170 peatones muertos y una deuda por multas a transeúntes que superaba los 4 millones de dólares, es decir unos 8.000 millones de pesos colombianos. Antes de la pena, la municipalidad de esa ciudad desarrolló campañas que apelaron al ridículo. Allá, los transeúntes imprudentes fueron simbolizados con payasos y elefantes en pleno centro, pero en otros lugares del globo fueron más lejos y combinaron el ridículo con la pena.
En Yakarta, la capital de Indonesia (Ásia Pacífico), la policía exige a cada peatón varón en falta que haga flexiones en la esquina, mientras que a cada mujer le reclama que se mantenga en un solo pie por 30 segundos y delante de todo el mundo. En otros puntos de lejano oriente, como Singapur, las autoridades obligan al imprudente a cantar el himno nacional a los gritos. Las penas económicas también se aplican en Madrid y Barcelona.