Gallardo es muy lento para darse cuenta de todo: esquema a utilizar, ubicación de jugadores, nivel de los jóvenes. Eso es lo que más me hace calentar de nuestro director técnico. A la larga, acierta con un par de refuerzos, pone el esquema que los que entendemos sobradamente de fútbol habíamos pedido hacía meses atrás y termina ganando la Libertadores o alguna Copa Argentina, es decir torneos que finalizan a fin de año y en formato mata-mata.
Son incontables los casos de jugadores que debieron tener minutos, sea por calidad propia y por haber destacado continuamente en reserva, sea por jugar en una posición en la que en primera faltaba algún jugador o el que estaba daba lástima. Hoy mismo podemos ejemplificar el primer caso con Santiago Lencina, que viene jugando muy bien en reserva desde hace muchísimo tiempo y antes de este torneo jugó solamente un partido (¡que encima lo jugó bien!) y nunca más fue tenido en cuenta. En el segundo caso, podemos mencionar a De la Cuesta, quien juega en la posición de Enzo Pérez y Kranevitter. Lencina tendría que haber sido la primera alternativa de Mastantuono desde comienzos del año, pero insólitamente Gallardo insistió con citar a Matías Rojas cada vez que este no se encontraba en la camilla (tuvimos suerte, si este burro jugaba capaz hacía un par de golazos y hoy mismo lo estaríamos sufriendo de titular o de suplente. Porque ese es otro de los errores de Gallardo: un tipo le hace un gol y, por más que haya jugado horrible, lo deja en cancha [lo hizo mucho con Palavecino y Solari]).
Panichelli jugó muy bien en reserva, mereció su oportunidad y nunca se la dieron. Creo que ni siquiera llegó a entrenar con primera. Estuvo bien en irse, actuó con la seriedad de un profesional.
Esto escribí cuando muchos se espantaron de que Dadín vaya al campeonato mundial sin tener contrato:
Hay que tener un poco más contentos a los jugadores, y más si son volantes ofensivos o delanteros. Aclaro que Dadín no está jugando ni un 50% de lo que jugó Panichelli en su momento.