“Les di muchos títulos”
Pepe metió el descuento de Lanús y se lo dedicó a la San Martín con un ‘‘medio Topo Gigio’’. La hinchada lo bardeó feo y él sacó su palmarés. Le labraron un acta.
MARTIN MACCHIAVELLO mmacchiavello@ole.com.ar
El gesto que desató la turbulencia. La gente de Lanús lo bancó con un “olé, olé, Pepe…”.
El gesto que desató la turbulencia. La gente de Lanús lo bancó con un “olé, olé, Pepe…”.
Ese oscuro pasillo, monumental, tantas veces frustrante para su futuro riverplatense, lo encontró una vez más silencioso. La catarsis de este correntino de 27 años ya había sido enterrada en el campo de sus sueños. Detrás había dejado a un calvo agente policial labrándole un acta contravencional a pedido de la Fiscalía n°11 (a cargo de la doctora Claudia Barcia) por incitación a la violencia. O algo así, visto y considerando… Después de haber convertido el descuento granate, su séptimo grito en Lanús, Pepe salió lanzado hacia la dura platea San Martín y, palma derecha envolviendo su oreja, en una suerte de medio Topo Gigio riquelmeano, desató una furia impensada. Diego Abal lo amonestó. Así, desde ese fatal minuto 67’, unos 35.000 tipos no dejaron de silbar al goleador histórico de las Inferiores de River. Y, de repente, el 9 resultó eje de todas las puteadas. Al fin, de alguna manera, le dieron su reconocimiento, le prestaron atención a un —ya no tan— pibe de 11 goles en el club y 58 partidos jugados (sólo 28 como titular), con un promedio de escasos 47’ por juego. Esos hinchas, malacostumbrados a verlo a préstamo por la vida (Colón, Banfield, Independiente Rivadavia, Vitoria de Bahía, Defensores de Belgrano…) no se bancaron el viejo cumplimiento de la ‘‘ley del ex’’. Bah, a Sand no lo soportaron desde el vamos. “Yo les di muchos títulos. Acá gritaron el nombre de cualquiera que venía de afuera”, refunfuñó ante la primera cámara de TV que lo cruzó en el césped, mientras Passarella le sugería que no entrara en el juego de la gente y Sand se golpeaba el pecho y sacaba a rotar su dedo índice, símbolo inequívoco de vueltas olímpicas. Aunque haya sido una nomás, entre grandes, la del Clausura 2004…
Poca bola le habían dado hasta ahí. En todo sentido. De hecho, esa combinación Peralta—Velázquez que terminó en centro rasante y definición corta de José, resultó su primer tiro al arco de Ojeda. Lo más emocionante de su tarde, hasta el quiebre, fue su cambio de botines, sus foules de ataque y el par de veces que se llevó puesto al arquerito rosarino. Hasta que cometió el pecado de embocar a su formador (en el Apertura, ya había sufrido el mismo trauma ante el Sabalero y el Taladro, aunque sin mediatización judicial) y poner a Lanús, que le pagó al Millo un millón y medio de dólares por su ficha, en partido. A continuación, escuchó ese “fra-ca-sa-do…”. No más duro que “correntino botón, vos sos hincha de Boca, la puta madre que te parió…” pero más naif que aquel “no te olvidés, que a vos te dimos de comer…”. Sus compañeros, viejos y nuevos, se lo llevaron urgente hacia la manga. Antes, ya en el 1-3, había forzado un cabezazo que pintaba para roja de proyectarse el festejo. Tendrá ahora cinco días para prestar su declaración en las dependencias de Arias 4491, Saavedra, a cuadras de ese oscuro pasillo monumental.
http://www.ole.clarin.com/notas/2007/09/17/01500863.html
que pais generoso