Las Falkland Islands no quieren unirse a Argentina

Esto ya alcanza para cerrar cualquier discusión sobre “por qué reclamamos las Malvinas”, ¿no?


en qué sentido?

Que divulgaron que la cantidad de petróleo no justificaba su explotación

No entiendo cuál es el palito que pisamos

Que con eso intentaban calmar los ánimos. Aún hoy hay muchos convencido que se reclama un pedazo de tierra inútil por capricho

[b]“Seguridad política y jurídica para los monopolios petroleros”

[/b]
Reportaje a Jorge Altamira realizado por la oficina de prensa del sindicato docente de la Universidad Federal de Santa María, Brasil.

-Dado que la cuestión fue retomada con más fuerza y tenemos las declaraciones de ambas partes, el envío de un buque de guerra británico moderno a la escena, el bloqueo de los barcos con la bandera de las islas Malvinas por parte de algunos países de América del Sur, el envío del príncipe Guillermo a las islas, entre otras cosas. ¿Cuál es el carácter del conflicto, hoy?

-Lo que ha acelerado el conflicto por Malvinas no es la inminencia del aniversario de la guerra de 1982, sino la posibilidad del hallazgo de petróleo que pueda ser comercializado en el mercado mundial. Que la zona pueda convertirse en un polo petrolero mundial, bajo la soberanía de una potencia extranjera, sembraría una inestabilidad política crónica en Argentina. Gran Bretaña, por su lado, necesita un acceso al territorio continental por necesidades de logística y seguridad internacional. Por eso está buscando un acuerdo con Argentina sobre este asunto de la explotación del petróleo, como condición para iniciar discusiones sobre soberanía (La Nación, 5/2). Las amenazas de cada lado apuntan a influir en las negociaciones que podrían iniciarse a corto plazo, luego de la celebración del aniversario, nuevamente -como en 1982- a instancias del gobierno norteamericano.

-¿El bloqueo aéreo a las Malvinas (que aislaría al archipiélago tanto del abastecimiento de productos como de transporte) sería el “siguiente paso” del gobierno argentino? ¿Cuál sería el impacto de esto?

-El bloqueo de Malvinas, que Argentina alega haber obtenido de los países del Mercosur, es una ficción, porque no afecta a barcos fletados por Gran Bretaña. El abastecimiento de Malvinas se realiza, básicamente, desde Londres. Si el comienzo de negociaciones no prospera, Argentina podría malvinizar su política bajo la presión de la crisis interna que acosa a CFK, como consecuencia de la crisis fiscal y de las divisiones políticas crecientes en el gobierno. Argentina enfrenta también una crisis de abastecimiento de petróleo y de gas, así como una crisis con la empresa Repsol-YPF. Podría ocurrir que el gobierno retire concesiones de explotación a esta compañía, en beneficio de PDVSA. Esto sería contradictorio con la política de acercamiento del gobierno argentino al norteamericano y con la pertenencia de Argentina al G-20.

-¿Prohibir a LAN (principal línea aérea chilena, que realiza vuelos semanales a las islas y es de propiedad privada) está al alcance del gobierno argentino? Si no es así, ¿qué podría hacer?

  • Argentina podría bloquear los vuelos de LAN si impidiera su paso por el espacio aéreo de Argentina. Aunque el gobierno tiene conflictos comerciales con LAN, esta prohibición no sería bien recibida por Brasil y Uruguay.

-¿Existe la posibilidad de una reanudación del conflicto armado?

-No existe ninguna posibilidad de conflicto armado, porque las Fuerzas Armadas de Argentina tampoco tienen condiciones de llevarlo adelante. El anuncio del gobierno de que daría a conocer el “informe Rattenbach” -una investigación sobre la guerra que se mantiene en secreto desde 1982- inculpa de tal modo a las Fuerzas Armadas, que no parece coherente con la intención de plantear un conflicto. De todos modos, llamó la atención que un especialista internacional muy respetado, Gabriel Tokatlian, quien tiene ideas progresistas, haya recomendado la necesidad de reequipar a las fuerzas armadas nacionales.

Argentina reclama “negociaciones diplomáticas”, o sea concesiones recíprocas, que contemplen una transferencia cierta de soberanía sin que importe el plazo, así como la seguridad jurídica y política para las inversiones de los grandes monopolios petroleros en el Atlántico sur. El grupo siderúrgico Tenaris, que domina el mercado de tubos o caños sin costura para la industria petrolera, se beneficiaría enormemente de semejante salida.

-¿Cuál es la solución posible y viable a la cuestión (aunque temporal)?

-El mundo transita por una fase de guerras internacionales crecientes, que alterarán en forma radical el mapa político -incluida la posibilidad de revoluciones sociales victoriosas. La cuestión Malvinas no puede ser aislada de este contexto, como tampoco ocurrió en 1982. Este cuadro de guerras posiblemente refuerce la presión para activar negociaciones secretas entre Gran Bretaña y Argentina. Argentina acaba de llenar la vacancia de la Embajada en Londres, luego de varios años. En estas negociaciones interferirá, con seguridad, la crisis interna de Argentina, vinculada con la sucesión de la Presidenta actual -los británicos tienen preferencia por la oposición.

po1211 | PARTIDO OBRERO

Propongo milicias populares a la cabeza de Jorge Altamira para volver a Malvinas.

Que el hecho de haber contestado la provocacion del premier ingles, les dio la excusa de militarizar la zona

Nosotros a cambio le daríamos carne, verduras, lácteos, bebidas y productos varios a bajo costo. Le daríamos comunicación constante (Aerolíneas Argentina daría vuelos) y con charters brindaríamos servicios de correo y mensajería a bajo costo.
Y pondríamos (Si YPF de compra) una estación YPF con bajo costo. Osea le daríamos combustible a precio menor que lo dan la empresa argentina-chilena.
Ademas la idea es que Mecosur unida como se analizaba haga un bloqueo comercial primero (cerrar los vuelos de Malvinas a Chile, prohibirle a le empresa argentina-chilena que abastezca de combustible a las islas, prohibir que las empresas argentina-chilenas le den comestibles y otros productos y un bloqueo comercial prohibiendo en la Argentina que barcos ingleses, de las Malvinas y de la mancomunidad inglesa ingresen a nuestros puertos).
Además sacar al embajador argentino en Londres y hechar al embajador británico acá. Sacar los vuelos de Londres para apretarlos.
Y después ellos van a aceptar porque además les sale más barato.
A cambio de que? Que los Argentinos visiten las islas y que les den si desean una residencia para vivir y estar ahí. Y un 10% de las ganancias petroleras.
Osea primero le armamos quilombo y despuésCameron y el presidente se juntan a tomar cafe en Puerto Argentino.

No me interesa que los actuales kelpers sean argentinos.

Creo que a nadie le interesa eso, a mi me interesaria mas que haya por lo menos UN Argentino nacido en Malvinas dentro de un tiempo, como lo fue el primer ser humano en nacer ahi.

Jona, de donde viene la palabra “Kelper”?, o sea, por que se les dice asi?.

De wiki:
Los isleños son apodados kelpers porque las islas están rodeadas por grandes algas marinas, llamadas “kelp” (palabra de origen tehuelche). Ya no es utilizado en las islas ya que los isleños lo consideran un término peyorativo y prefieren autodenominarse islanders.

Mira vos a los ingleses llenos de algas por qué se llaman así. ¿El apodo se lo pusieron acá o en Gran Bretaña? No me extrañaría que sean despreciados en ambos extremos del mundo

Jona pero vos te crees que Argentina recuperará las islas completamente diplomáticamente?
Ni soñando! Pero una alternativa sería esta.
Si no querés que los kelpers estén la única forma que queda es que el presidente de turno salga y diga: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla” que creo que nadie quiere ver eso si se puede negociar diplomáticamente

Bueno no seria la primera vez que se intentara algo asi

El Operativo Condor 1966

Ah, no lo había cazado. Igual Argentina está obligada a responder esas provocaciones, cualquier inacción puede ser entendida diplomáticamente como un reconocimiento de soberanía.


No hace falta que lo sean. Podrían mantener la ciudadanía británica como descendientes de ingleses, y seguir así por generaciones, por ejemplo.

La ocupación de las Malvinas en 1982

Un simulacro de soberanía que terminaría en tragedia

El canciller, Héctor Timerman, le agradeció edulcoradamente a la subsecretaria de Estado norteamericana para América Latina, Roberta Jacobson, la postura de Washington sobre Malvinas -manifestada poco antes por la portavoz de Hillary Clinton, Victoria Nuland: “Alentamos a la Argentina y Gran Bretaña a resolver esto de manera pacífica, a través de negociaciones”.
En un contexto diferente, fracasada ruidosamente la política de “seducción” hacia los falklanders que intentaron Carlos Menem y su canciller Guido Di Tella, el gobierno argentino torna al camino en el cual Leopoldo Galtieri creyó sustentar su política respecto de Malvinas: la búsqueda de respaldo en la diplomacia norteamericana para forzar una negociación con Londres.
Cristina Kirchner señaló en qué consistirían esas negociaciones, cuando se refirió a la calificación de “colonialista” que el primer ministro inglés, David Cameron, le había dado a la Argentina: la Presidenta le recomendó al premier que hablara con los CEO’s de empresas británicas radicadas aquí “para que le cuenten cómo somos”.
Por cierto, podrían darle a Cameron excelentes referencias de las facilidades que tienen para sus negocios y negociados argentinos los ejecutivos, entre muchos otros, del Banco Patagonia (asociado con el Lloyds TSB Bank); o los del HSBC (controladora de la Rockhopper Exploration, que en estos momentos tiene sus plataformas petroleras en las aguas circundantes de las islas Malvinas); o del Standard Bank; o de Metro Gas (perteneciente al British Gas Group). Incluso los de Repsol, agentes de la City londinense.
En definitiva, el reclamo de una soberanía formal es un simulacro de soberanía, cuando es formulado por un gobierno que muestra como cartas credenciales su protección a los pulpos imperialistas en el territorio continental.
Hace ya treinta años, ese simulacro derivó en una enorme tragedia.

Una dictadura en crisis terminal

El 15 de diciembre de 1981, el comandante de la Armada, Jorge Isaac Anaya, llamó a su despacho al comandante de Operaciones Navales, Juan José Lombardo, y le dio una orden que debía ser mantenida en estricto secreto: preparar un plan de desembarco militar en las islas Malvinas. El propio Anaya había diseñado un plan de ese tipo en 1977, cuando era comandante de la Flota de Mar, pero Lombardo se encontró con una primera gran dificultad: no podía consultar ese material porque estaba en poder del Servicio de Inteligencia Naval (SIN), una cueva de infidentes donde resultaba imposible mantener algo en reserva. En otras palabras, la disgregación terminal de la dictadura y de las Fuerzas Armadas hacía de todo el conjunto un armatoste inoperante.
Menos de un mes antes, esa lucha entre camarillas militares había provocado el derrocamiento del presidente de facto Roberto Viola y su reemplazo por Galtieri, de quien el periódico ultraconservador norteamericano The Christian Science Monitor había dicho que era “un duro y perspicaz estratega y un caluroso aliado de los Estados Unidos”.
Días antes de aquella orden que le dio a Lombardo, Anaya había recibido los primeros cinco aviones franceses Super-Etendard de una partida de catorce. En un cuadro de caída de la producción, inflación galopante, especulación financiera sostenida con emisión de moneda casi descontrolada y un sistema bancario en crisis (tenía una cartera de incobrables de casi 10 mil millones de dólares), la dictadura gastaba 6 mil millones de dólares anuales en equipamiento militar.
De un modo u otro, la dictadura era un régimen acabado a comienzos de 1982. El periódico clandestino Política Obrera lo anunció así, en una tapa en marzo de ese año, como corolario de la devaluación del peso decidida por Martínez de Hoz. Si el de Viola había sido el último intento de unidad burguesa en torno del cuartel para reordenar la economía y permitirles a los militares retirarse en orden, el de Galtieri era el gobierno de una camarilla, de la franja del capital financiero más vinculada con los Estados Unidos -su ministro de Economía era Roberto Alemann-, y no podía menos que volcar hacia la oposición incluso a la mayor parte de la burguesía nacional.
El entreguismo sin bozal en el plano interno encontraba su continuidad en la política exterior de la dictadura, en su compromiso con las bandas de militares narcotraficantes que habían asaltado el poder en Bolivia y con los regímenes criminales de América central. No obstante, también en ese plano estaban liquidados: la dictadura boliviana ya hacía frente a una resistencia de masas activa y multitudinaria, mientras en Centroamérica los paramilitares argentinos, al servicio del Departamento de Estado yanqui, recibían una paliza detrás de la otra.
Entretanto, el movimiento obrero aceleraba la recomposición que -en forma de una resistencia sorda, molecular- había comenzado a semanas del golpe y encontraba su punto de inflexión en la huelga general de abril de 1979, cuando más de 4 millones de trabajadores pararon en medio de la congeladora dictatorial. El 30 de marzo de 1982, tres días antes de la ocupación de las islas, una enorme movilización obrera derivó en una batalla campal durante todo el día, y mostró que el conflicto social tendía hacia el estallido de una crisis explosiva.
En ese contexto, Malvinas fue el intento -sobre la base de un cálculo groseramente fallido- de reconstruir la posición de la dictadura y establecer una nueva relación de fuerzas imperialistas en el Atlántico Sur, con el régimen militar argentino en un lugar de importancia -lo cual, en la imaginación de Galtieri y compañía, les permitiría permanecer en el poder indefinidamente.

Malvinas, base militar norteamericana

La intención de la dictadura al ocupar las Malvinas se desprende de una serie de artículos en el diario La Prensa, firmados por Jesús Iglesias Rouco -un portavoz de la camarilla de Galtieri. Por ejemplo, uno del 3 de marzo de 1982 (un mes antes del desembarco militar) reclamaba la “comprensión” norteamericana. La soberanía argentina en las islas, decía, “constituye, a esta altura, condición sine qua non para el establecimiento de una adecuada estructura defensiva en el Atlántico Sur, de cara a la penetración soviética en la zona”. En aquellos días, conviene recordar, la dictadura acariciaba la idea -también Washington- de constituir una Organización del Tratado del Atlántico Sur, una Otas, hermana de la Otan, alianza militar del imperialismo contra el bloque soviético.
La ocupación no tendría un gramo de antiimperialismo y La Prensa lo decía explícitamente. “Buenos Aires -señalaba Iglesias Rouco- estaría dispuesto a ofrecer a la British Petroleum y otras empresas británicas una participación en la explotación de hidrocarburos y otros recursos en extensiones importantes de la región, lo mismo que facilidades para su flota, todo ello en forma tal que la soberanía no implique mengua alguna -más bien al contrario- de las perspectivas de Gran Bretaña en el Atlántico Sur” (ídem).
Incluso en Londres, el Latin America Weekly Report (12/03/1982, dirigido por Rodolfo Terragno) escribía: “Galtieri siente que una acción drástica sobre las islas Malvinas (…) podría hacer maravillas con su popularidad. Algunos observadores creen que él podría usar la cuestión como una plataforma para el lanzamiento de un partido oficial o semioficial”. El semanario inglés agregaba que la disputa por las islas “puede abrir el camino a la instalación de una base militar norteamericana”.
Esto es: la ocupación apuntaba a reforzar la dominación imperialista en la zona, de ninguna manera a suprimirla.
po1211 | PARTIDO OBRERO

Empresarios URUGUAYOS viajaron a Malvinas para hacer negocios

Estuvieron en el archipiélago para “profundizar” la relación comercial e intercambiar experiencias; “El balance fue positivo”, dijo el presidente de la Sociedad Uruguaya de la Lana

La creciente disputa entre la Argentina y Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas no desincentivó a 19 empresarios uruguayos que decidieron viajar al archipiélago para “profundizar” negocios e intercambiar experiencias, invitados por la Cámara de Comercio Uruguayo-Británica.

Los empresarios uruguayos están vinculados al agro. Joaquín Martinicorena, presidente de la Sociedad Uruguaya de la Lana (SUL), participó de la misión y aseguró al diario El País que el balance de la visita fue “positivo”.

El productor explicó que Uruguay importa lana de las Falklands desde hace dos años. “Es un mercado que produce una lana similar a la de Uruguay, aunque con menor rendimiento al lavado. Producen un millón 600 mil kilos”, contó.

Consultado sobre el despliegue militar británico en las islas, Martinicorena contestó: “Después del año 1982 [la guerra], las islas tienen una base de las fuerzas británicas, a 40 kilómetros de Puerto Stanley. La vida de ellos no ha cambiado”.

El veterinario Nicolás Negrín, quien participó del viaje, dijo que Uruguay y las islas “tienen una relación muy vieja, que data de unos 200 años de relación comercial”.

“La idea de esta misión, entre otras, era retomar y explorar ese viejo comercio”, agregó. “El tema central fue la producción, los inviernos, las pariciones y las posibilidades de negocios”.

“Hay una gran estima por el Uruguay, nos preguntaban por amigos del British [una escuela inglesa de Montevideo] y algunos que hacen viajes regulares al Mercado del Puerto nos contaban sus recuerdos y anécdotas”, relató…


No era que Latino America estaba con nosotros???

Cuando vamos a entender que “la unión latinoamericana” que nos venden es una mentira…
NUNCA un empresario de cualquier pais del mundo va a defender los intereses de ningun trabajador, ni de ningun pueblo. Los empresarios hacen sus negocios con sus colegas de otras lugares, aca se dan cuenta que el concepto de “patria” es otra mentira, los capitalistas no tienen patria para hacer negocios y les chupa un huevo su lugar de nacimiento y su pueblo, les importa obtener ganancia sea a donde sea explotando a cualquier trabajador sin importar de donde sea.

Los capitalistas tanto de Uruguay como de Argentina, como de todos los paises del mundo, son aliados del IMPERIALISMO. Y contra ellos tenemos que luchar. Los que nos tenemos que unir somos los pueblos de todo el mundo contra ellos.

IRLANDESES APOYAN A LA ARGENTINA

//youtu.be/XDgO6NIXe0A

Todos los irlandeses nos quieren. Les digo porque tengo un contacto irlandés y dicen que nos quieren. Además odian a Inglaterra.
Tendríamos que recibirlos bien y hacer lazos con los irlandeses.