Che no me llego la columna de este después de la derrota contra Godoy Cruz…
En momentos así, solo se necesita un “no nos volvamos locos” de Farinella.
Ahora no me llegó nada de este, no debe saber que decir después de haber bancado al técnico a como de lugar
Este estaba por escribir un libro con la historia de Demichelis no?
Termina igual que en GOT en la bodas de sangre pero no sigue.
Un mazazo inesperado
La verdad, nunca llegué a prestarle atención a la tabla de posiciones. Después de la eliminación con el Mineiro solo miré la anual. Para mí, era la única que valía. El objetivo era uno solo: clasificar a la Libertadores 2025. Lo escribí en este espacio. No me hice ilusiones. Cuando dejás tantos puntos en el camino durante un campeonato, tu margen de error pasa a ser cero.
Las metas estaban claras: mejorar el juego, meter un par de victorias consecutivas para clasificar a la Copa, hacer un poquito de fuerza para que en la vereda de enfrente no se diera ninguna vuelta olímpica y que el Muñeco sea lo más certero posible con el balance final para arrancar el 2025 con un plantel acorde a sus exigencias.
Nunca llegué a prestarle atención a la tabla de posiciones, insisto, a pesar del bombardeo mediático que necesita de los equipos grandes peleando arriba y vendiendo ilusiones. Sí admito que después del 0-0 de Vélez con Lanús del miércoles pensé: si ganamos en Mendoza, tendremos una mínima chance de pelear por el título. Mínima pero chance al fin.
Claro, el tema es que había que ganar en Mendoza. No se trataba de un desafío de los más complejos, siendo el rival el segundo peor equipo del año en puntos (sólo por encima de Sarmiento), y luego de que el Muñeco parecía haber encontrado el equipo.
Aunque estaba la mesa servida para conservar esa esperanza por un par de semanas más, el cachetazo nos devolvió esa sensación horrible de hace un mes. Fue tan inesperado el mazazo de ayer, sin comparar la importancia de lo que estaba en juego, como el de los tres piñazos en Belo Horizonte. Por lo imprevisto y sorpresivo. Aquella vez el equipo venía de superar dos mata-mata mostrando presencia y temperamento, y hasta se daba por descontado un empate Brasil. Nadie imaginó un 0-3. Tampoco nadie previó esta caída en Mendoza después de las tres victorias al hilo y la mejoría en el funcionamiento.
Cuando no ves venir la piña, el desconcierto te aturde más todavía. No terminás de comprender por qué pasó lo que pasó y entonces todo te parece un auténtico desastre y nada sirve y se tienen que ir todos. O casi. No creo que sea así.
La derrota en Mendoza se consumó en el noveno minuto adicionado, pero podría haberse sentenciado antes. Si no ocurrió fue porque Armani sacó a relucir sus tentáculos en modo 2018. En el primer tiempo le pusimos alfombra roja al hombre más peligroso del rival para que hiciera lo que todos sabíamos que mejor sabe hacer y teníamos que evitar (correr al vacío, enganchar y patear) y hubo que remar con esfuerzo para levantar ese error no forzado. River tuvo la pelota mucho tiempo (73 % de posesión) pero fue demasiado light. Le faltó determinación y ser más punzante.
En la segunda parte, el equipo se pegó una siesta tremenda y le ofreció todo tipo de obsequios al rival que después remendaba Armani con sus intervenciones y en los últimos 15 hizo lo que debió hacer en los 75 minutos anteriores: ir al frente con decisión a buscar el gol y por ende el triunfo. Lo tuvo tres veces Borja, una el Diablito y otra Aliendro.
La trifulca del final no sirve para nada. Al jugador le puede enojar el festejo en forma de metralleta de Villa apuntando a la tribuna de River, alguna cargada más que seguro hubo, pero más allá de las pulsaciones a mil y todo lo que eso implica, la mayor calentura seguramente tenía que ver con perder un partido en la última bola y quedarse sin chances de nada. Hacerse el guapo en público ya sabemos que es pour la galerie. Y termina siendo horrible como imagen de club. Los pingos se ven en el verde césped, como decía Angelito Labruna. Ahí tenían que correr a Villa y sacar a relucir la personalidad.
El año aún no terminó. Lamentablemente, el cierre todavía puede ser peor y hay que conformarse con un objetivo chiquito para las aspiraciones de un club como River. Estamos bien posicionados en la tabla anual pero todavía faltan sumar puntos para asegurar la clasificación. No hay que subestimar esa meta.
Después de conseguido, como esperamos todos, sí llegará la hora de la evaluación final del Muñeco. La dirigencia deberá analizar a fondo también la política de contrataciones de los últimos años, qué se hizo bien y qué mal, para no repetir errores.
Considero que River no puede traer 6 o 7 refuerzos en cada mercado de pases, o sea 12 o 14 por año, como viene ocurriendo desde 2021, porque se terminan acumulando futbolistas que luego juegan poco, más tarde se van a préstamo o tapan a chicos del club. River debe incorporar jerarquía y apostar a sus divisiones inferiores. Pezzella y Mastantuono. Ese es el mix ideal. Así fue históricamente.
También creo que hay que parar un poco con la histeria. Me re calenté con el grupo de 76 hinchas que integro porque en las victorias estamos todos contentos, iupi iupi, y apenas el equipo recibe un gol, empieza el reparto de puteadas a medio mundo. Es una muestra pequeña de lo que observo en redes. Así es muy fácil ser hincha. Ya sabemos a dónde nos depositó la soberbia en 2011. Y si River emergió como lo hizo después para vivir su etapa más gloriosa es por haber aprendido esa lección. No le sirve a nadie esta locura, salvo a los que buscan interacciones para monetizarlas de algún modo.
Lo mismo que el balance y el estadio. Después de una derrota fea como la de ayer viene el “nadie festeja los 62 palos de superávit”, o “todo muy lindo el estadio de 85 mil personas pero yo quiero ganar la Copa”. Sí, claro, ¿quién no quiere ver a su equipo campeón en cualquier competencia que dispute?
Lo que no me entra en la cabeza, y me parece hasta primitivo, es que no se valore ni sea motivo de orgullo tener un estadio espectacular y moderno como el nuestro, agrandado y embellecido como nunca antes. No solo eso: que se menosprecie y se critique una obra única e increíble. ¿Mejor tener un estadio obsoleto y para 55 mil personas y que se queden un montón de socios afuera? ¿O un balance en rojo, deberle a medio mundo, que la FIFA nos inhiba y no poder reforzarnos? Los ejemplos los tenemos cerquita. ¡Vamos, no seamos tan autodestructivos!
Todo porque la pelotita no entró. No digo que no haya entrado por mala suerte. Se debe revisar la política de fútbol y hacer una autocrítica severa. Pero hoy tenemos al DT más querido por los hinchas y hace tres meses se sumaron a dos campeones del mundo. No creo que todo sea una porquería ni que el 90 por ciento del plantel se tenga que ir ni que haya sido el peor año en la historia de River.
No quiero ni imaginarme lo que hubiera sido twitter (X) en la larga noche de los casi 18 años sin títulos.
Nos reencontramos el lunes.
Ya con el título está errado el pelotudo este. Ningún papelón es inesperado con este River…
Lo que ha robado con los fanboys de Gallardo este sujeto, la verdad lo felicito. Gran trabajo
Que asco da este hijo de re mil puta, siempre justificando la mediocridad con el peor momento de la historia, como si fuera moneda corriente, la concha puta de tu madre tibio ensobrado de mierda.
De que histeria está hablando? si el hincha de River es el más flojito del fútbol Argentino, hace tiempo que murió la exigencia en este club.
El mismo lo dice, en “cualquier” competencia, la realidad es que no competimos en NINGUNA.
Hay que ganar títulos y pelear campeonatos seriamente, de lo contrario las obras te las metes en el orto.
La pelotita no entró principalmente por culpa de los dirigentes.
La mayoría de la gente vivió el descenso y existía twitter, nada que ver a los 18 años sin salir campeón. Sin embargo, fue un escándalo, hasta se nos creó un apodo que todavía sigue.
Estos ensobrados por la dirigencia se creyeron que trayendo a Gallardo ya podían hacer la plancha de por vida, no saben que la histeria va a seguir hasta que no demuestren que están a la altura. Está clara la bajada de linea, porque cuando escribía Farinella decía lo mismo. “Paren con la histería”, “no nos volvamos locos”, etc…
La levantó en pala con esos libros de mierda que hizo gracias a los fanboys de Garcardo, la vio, un genio!
No me gasté ni en leerlos en PDF bajados truchos a esos dos libros, imaginate!
Nadie en su sano juicio leería esa mierda
Una cara trompleable tiene el jew este
La importancia de tener dos libretos
Arranquemos por lo positivo que nos dejó el debut de River en el torneo Apertura (al final se acomodó la terminología y el Apertura inicia el año y el Clausura lo cierra; ahora solo falta acomodar la cantidad de equipos que compiten, pero bueno, eso es apenas un pequeño detalle).
Perdón, vuelvo: las noticias positivas del debut fueron que River no perdió un partido que perdía hasta el minuto 86 y que no se lesionó ningún jugador. Fuimos varios lo que recordamos que en las últimas tres visitas a Vicente López le dimos mucho trabajo a la enfermería. En febrero de 2021 se fracturó el brazo Javier Pinola, en noviembre de ese año se luxó el codo Enzo Pérez y en octubre de 2024, de cara a las semifinales de la Libertadores con Mineiro, se lesionaron en el mismo partido Pezzella, Acuña y Bustos.
(Los campeonatos argentinos tienen ese qué sé yo, viste, cantaría el Negro Lavié: visitás a un rival dos veces en un año, en los dos años siguientes lo recibís en tu casa y después lo visitas dos veces en tres meses otra vez. ¿No sería más fácil una vez en cada cancha?).
Dos buenas noticias, entonces: no perdiste un partido que casi todos imaginábamos perdido hasta un minuto antes. Y no hubo averiados.
Sí se dio una desgracia, aunque no en cuestiones vinculadas a la salud: Franco Armani se metió un gol insólito, de esos que ya se han transformado en meme seguramente. Pero hasta esa adversidad encontró un correlato positivo: lejos de amilanarse, el arquero campeón del mundo se levantó como si nada y con dos grandes atajadas (un disparo de Minerva en el PT y un mano a mano a Lotti en el ST) evitó el 0-2 que hubiera significado la derrota definitiva.
“A todos los arqueros nos van a meter 200 goles tontos… el tema es que no sean en un mismo partido”, decía el gran Amadeo. El Pulpo estará por siempre en el altar de los arqueros más influyentes y queridos en la historia de River. Nadie le quitará ese lugar. Pero deberá intentar que no le metan esos 200 (o 3) en un mismo campeonato.
Seamos sinceros: si antes del partido al hincha de River y al de Platense le daban para firmar un empate, ya sabemos que de nuestro lado un 95 % lo rechazaba y desde enfrente el mismo porcentaje agarraba la lapicera con los ojos cerrados. En sentido opuesto, me da la sensación de que el hincha de Platense se fue a dormir amargado por el empate, y el de River -más allá de la bronca por el mal desempeño del equipo y por las expectativas creadas- con una mueca de satisfacción y alivio. Zafamos.
Gallardo se mostró muy contento y entusiasmado por el mercado de pases, por disponer de la mayoría de los refuerzos en tiempo y forma, por la pretemporada y por el momento institucional del club. Lo afirmó en la rueda de prensa del jueves en la que se prestó a responder durante 50 minutos sin que faltaran sus característicos enojos (si no se calienta, no es el Muñeco). Extrañábamos esos intercambios tan ricos en los que el DT se explaya con generosidad.
En la rueda de prensa, Gallardo no le esquivó a la responsabilidad que le cabe por la enorme erogación que se hizo en refuerzos en los últimos mercados. También advirtió que nadie te la hace fácil en el fútbol argentino, “empezando por el partido del sábado con Platense”, como declaró.
El Muñeco y sus colaboradores tenían recontra claro que la dupla Orsi-Gómez plantearían un partido muy táctico, con achique de espacios y aplicación máxima a la marca. Ya lo habían vivido en octubre del año pasado cuando se dio un 0-0 espantoso en el que River casi no generó situaciones de gol. De hecho, a Platense le habían convertido un solo gol en su cancha en las últimas siete presentaciones (5 triunfos, 2 empates). Es un equipo rocoso, difícil de penetrar. El problema es que sabía que iba a ocurrir y no encontró el antídoto. Y casi lo pierde.
Lo peor del asunto es que la sensación era de película repetida. Rival que se cierra con dos líneas de 4 o 5 bien pegaditas, River que tiene la pelota y la lateraliza con pases cortos y predecibles, sin imaginación ni ingenio para romper. Cuando intenta entrar por el medio, si se saca a un rival de encima aparece otro, y si acelera con una buena pared, al final cuando pretende la segunda, choca y pierde la pelota. Es muy difícil tener precisión en velocidad en cinco o seis toques seguidos. Lo más preocupante es que salvo en los 10 o 15 minutos posteriores al gol en que River se acercó con cierto peligro, en especial gracias al dos-uno que hacía Montiel por derecha, después casi no generó situaciones, no había sensación de peligro inminente.
Gallardo se refirió al mal estado del campo y a cómo se cerró el rival, y aclaró que no era una excusa y que la mayoría de los oponentes le plantearán a su equipo estrategias similares. En ese sentido, creo que River debería tener dos libretos preparados. Para simplificarlo: uno para casa, donde la pelota rueda a una velocidad de infierno y donde los alcanzapelotas te pasan la redonda casi al mismo instante en que está saliendo, con 85 mil tipos metiendo una presión que enloquece al visitante y donde podés sorprender con juego interior y meter un golazo con 10 o 15 toques seguidos.
Y después armar otro plan para cuando vas a campos de juego más chicos o donde te dejan de regar el pasto durante una semana y sabés que los rivales no te van a dar un centímetro y se van a tirar alternativamente al piso para que se juegue lo menos posible. En ese caso, apelar al juego vertical, abrir a los costados y tirar centros, como se intentó este sábado en el último cuarto de hora con Solari. Por esa vía llegó finalmente el empate, luego de un rechazo defectuoso del arquero Cozzani.
Como rasgos positivos, además de no haber perdido el partido ni sufrido bajas, me quedo con la inteligencia y la personalidad de Montiel para ser ancho y profundo por la derecha, pasando la pelota con criterio y yendo a buscar, y también para prepotearlo a Ronaldo Martínez, que se la pasaba tirándose al piso y agarrándose la cabeza para demorar. También destaco la importancia de que los volantes lleguen seguido al gol para que convertir no dependa casi en exclusividad de Borja o Driussi. Hoy le tocó a Matías Rojas, el martes pasado fue Galoppo y en el amistoso anterior, Lanzini. Es clave que los mediocampistas se acostumbren a meterla.
El próximo miércoles, ante un Instituto que llega agrandado por el 3-0 del debut, hay que empezar a transformar otra vez el Monumental en la tremenda fortaleza que fue hasta hace muy poco (20 triunfos al hilo).
Ah, y aunque no lleven la banda roja, ¡qué lindo es sacar pecho por nuestro semillero! El Diablito, Mastantuono, Ruberto, Subiabre y Obregón, nuestros embajadores en el 6-0 histórico del Sub 20 sobre Brasil. El Diablito ya se fue, pero también tenemos al arquero Jeremías Martinet. Son cinco representantes de River; los equipos que le siguen tienen dos.
Vocero de Kim Jong-Un parece el moishe este. Qué manera de decir gansadas.
Falta contar que River es Aruba…
Prólogo de Hernán Castillo.
Mucho texto, no leí una mierda jaja
Tenes para hacer un diccionario con la cantidad de pelotudeces que escribio este boludo
Hay como dos mentiras en el titulo de ese libro
Alguien tiene la columna de hoy? la de pelotudeces que debe haber dicho