Lo que nos tocó sufrir ayer por la noche es una más, y lamentablemente no la última, de las tantas secuelas de un proceso que lleva años y que hoy agoniza sumergido en la propia incapacidad de quienes son sus responsables. Un proceso del que Aguilar y su titiritero Israel son las cabezas visibles o quizás sus máximos exponentes pero que comenzó a gestarse incluso antes de la llegada del dragón de las siete papadas.
Los Esnaider, los Pizzi, los Rambert, los Castillo, los Fonseca eran el presagio del comienzo del desguace. River remataba sus figuras y sin pensar a futuro las reemplazaba por jugadores que llegaban mas por negociados,o por satisfacer caprichos de empresarios o del técnico de turno que por convencimiento y raciocinio. Claro que eran tiempos dulces, de conquistas recientes que daban soga a los disparates y servían para ocultar los desmanejos. Aguilar y sus bufones, crías de aquella dirigencia, como buenos discípulos se encargaron de orquestar el paso de comedia final de lo que hoy es una decadencia sin precedentes en la historia del futbol mundial. El mas grande de América se conviertió en el hazmereir de todo un continente.
Hicieron de River un despojo de lo que fue. Usuaron su nombre sin escrúpulos y lo degradaron a mas no poder tanto en lo deportivo como en lo institucional. Hoy no nos presta un centavo ni el banco de Moldavia y para cerrar sus balances recurren a hacer tratos con la mafia rusa hipotecando el futuro del club a expensas de contratos que encierran cláusulas de usura. Remataron juveniles vendiendo porcentajes de sus pases a empresarios quebrados o testaferros, sus turbios manejos llevaron a que mas de una vez las relaciones con otros clubes, tanto nacionales como extranjeros, se tensaran tanto que hasta en algún momento hubo que pedir perdón ante el embajador de un país. Deportivamente nos degradaron a mas no poder, con eliminaciones vergonzosas producto de planteles sin jerarquía armados con la nuca buscando que los remiendos del pasado los salven de su idiotez y de tanto “Pinocho” con la camiseta puesta. No es un detalle menor que el promedio de River haya descendido mas de 0.50 con respecto a su media histórica y de no ser por el Clausura 08 de repetir otra campaña como las que últimamente ha sabido cumplir, River comenzaría el próximo Apertura con un promedio igual o inferior al de Racing.
Lamentablemente estamos asistiendo a lo que es la punta del iceberg ( y no lo digo solamente por el clima que templa el pecho de nuestros jugadores). Hablo del comienzo de un período aún mas oscuro que comenzará en los próximos 6 meses y que se extenderá al siguiente mandato independientemente de las intenciones de quien asuma, porque la inercia del mismo será fulminante. Un período que ni la mente mas macabra haya podido imaginar. Un período donde el descalabro institucional profundizará aún mas este desatrozo presente deportivo. Realmente produce escalofríos pensar lo que estos macabros personajes pueden llegar a pergeniar con tal de salvar su pellejo de acá a fin de año.
Es el tiempo de que River construya pensando a futuro y deje de mirar con la nuca. River debe dar una vuelta de página y aprender de lo que pasó. De esto no se sale con los remiendos del pasados, ni con recetas mágicas, ni con capitales golondrina, ni con mesías o elegidos. De esto se sale laburando, con proyectos serios a futuro, a conciencia y con esfuerzo. Esto va a llevar años y requerirá de muchísima paciencia. De este desmadre no se vuelve tan fácil.
Frases y personajes nos fueron advirtiendo de lo que se estaba gestando. “River se tiene que acostumbrar a perder” dijo Pellegrini. “En Aruba a veces está nublado” llegó a decir el Simeone. “El tiempo me dará la razón” dijo Passarella. “Si me rajan hablo” asustaron en su momento Ramón y hasta el propio Ahumada. Mas allá de las simpatías o broncas que despierten los anteriormente mencionados todos con sus frases (seguramente se les puede reprochar que solo se quedaron en eso) y a su manera advirtieron y dieron a entender que las cosas venían torcidas y que en poco tiempo este barco iba a empezar a hacer agua por todos lados.
Que mas quisiéramos nosotros que estar orgullosos de nuestros dirigentes y de quienes nos representan. Sin embargo esta macabra caterva de energúmenos jugando a ser dirigentes no solo que no nos enorgullecen sino que ni siquiera nos producen asco. Nos generan algo mucho mas contundente y terminante. Nos produce VERGÜENZA que sean quienes nos gobiernan y que en manos de ellos esté el destino de quien supo ser el mas grande lejos.
Como siempre, y dejando en claro que seguramente las madres de estos personajes sean o hayan sido unas santas, no tengo mas que volver a pedir que a estos engendros, que tanto han hecho y harán sufrir al hincha riverplatense, definitivamente un viento huracanado los levante del traste y los deposite lejos … bien lejos de River en la recalcada loma de sus prostitutas progenitoras.
Saludos