¿Porqué se instala “La pasión en la política” como si fuese una virtud?¿Lo es, realmente?
En estos momentos, todos leemos notas y escuchamos declaraciones, de seguidores y detractores, que definían a Kirchner como “un apasionado de la política”. Coincido 100%. No así en que sea causa de reverencias, ni en él ni en nadie.
Puedo entender que la gente actúe con pasión cuando se trata de fútbol, de mujeres, de autos, de música, etc. El corazón, la sensibilidad, la intuición, nos llevan por caminos audaces y complejos, que si uno lo piensa fríamente, no lo haría. Y bienvenido que uno sí lo haga.
Pero cuando se trata de partidos políticos, que finalmente terminan decidiendo los destinos del país, no hay en juego un beso, una pelota, una carrera en Monza. Hay en juego POBLACIONES. SOCIEDADES. PERSONAS. VIDAS.
Una mala decisión arrastra familias enteras a la falta de comida, de educación ó de salud.
¿Es válido marginar funcionarios ó dirigentes ó especialistas, ó lo que fuera, porque piensan diferente de uno? ¿Quién gana cuando se lleva la “pasión” a un terreno cuasi-futbolero en el que vale la confrontación a cualquier precio, no se habla de adversarios sino de enemigos, en donde la violencia institucional verbal ó corporal queda plenamente justificada? ¿Le sirve al país la patoteada, la prepotencia, el apriete? ¿Qué tan lejos está la ideología de la “pasión”, de los enfrentamientos sindicales callejeros en los que mueren militantes?
Sin embargo, parece que no aprendemos más. En pleno luto, sigue habiendo cantitos hostiles contra Magnetto y Cobos; se siguen escuchando declaraciones del tipo “hay que ser soldados de la Presidenta” ó “hay que seguir peleando”; se oyen bocinazos de festejo; etc. Vivimos sumergidos en un estado de antagonismos. De un ado y del otro.
Puedo entender que muchos jóvenes sientan que Kirchner les enseñó a valorar la militancia, pero pasar del escepticismo, la apatía y la apolítica al enfrentamiento y la beligerancia permanente, me genera la sensación de que no entendimos demasiado. Y de que no superamos los errores del pasado.
Ojalá un día nos demos cuenta que la política que mejor le hace al país se construye de otra manera. Coordinando. Consensuando. Recorriendo. Integrando. Escuchando. Depurando con autocrítica. Cosas que, a mi entender, no deberían regirse por la “pasión”, sino por el “COMPROMISO”.
Un abrazo a todos
Angel