Demasiado líder de cartón deambulando con una impunidadad absoluta durante años. Demasiada mediocridad nociva disfrazada de experiencia desde hace mucho tiempo a esta parte. Por consecuencia directa, indefectiblemente llega un momento en que los tiempos se acortan, o la paciencia se acaba, o la realidad se rinde ante la evidencia de chocar cientos de veces la cabeza contra el mismo paredón. Por eso hay que despabilarse y reaccionar, antes de que el tren se vaya volando sin dejar rastro alguno.
A River le falta la audacia para asumir ese riesgo de apostar plenamente a la juventud en un semestre delicado desde todo punto de vista. El convencimiento de que hoy por hoy claramente son los pibes los que en su mayoría cumplen con más requisitos que el resto de sus competidores de puesto. Porque, acostumbrados a que en el último tiempo aparezca una joya cada tanto, afortunadamente en el último año y medio ha vuelto a resurgir una camada completa de jovenes interesante. Entonces, ¿por qué no darles de una vez por todas la confianza y brindarles el mismo protagonismo que los otros no aprovecharon nunca durante años?
Pezzella y Balanta como inamovibles en la línea de tres hasta las últimas consecuencias, con Mammana, Cabrera y Ramiro como recambio. Si la idea es defender con 4, Vega y Pantaleone como titulares. Kranevitter como el patrón indiscutido de la mitad de la cancha, indistintamente de que cuente con una compañía en la contención o que juegue solo. Un voto de confianza a Solari o Vega para hacer el carril derecho hasta la fecha 8 del campeonato como mínimo. Fabbro y Lanzini se pelean por no aprovechar sus chances, entonces qué tiene de malo probar con Andrada, Driussi o Gío y atacar con tres. O, si Teo continúa con esta apatía por momentos insufrible, pegar el volantazo a tiempo con alguno de esos pibes que llegan con hambre desde atrás y que le gane el puesto en buena ley.
¿Arriesgado tener en consideración a tanto piberío al mismo tiempo? Obviamente. ¿Tan mal nos puede llegar a ir? O mejor dicho, ¿nos puede ir peor de lo que nos está yendo? Considero absolutamente que no, porque además hoy el fútbol argentino está muy emparejado hacia abajo debido a su absurda mediocridad, y eso directamente aporta a la causa. Hay mucho por ganar, y también habrá mucho por perder, pero si la apuesta sale mal, la convicción habrá sido más sana e inteligente que la mostrada actualmente, de eso no tengo ninguna duda.
Hoy el factor experiencia y madurez es para River uno de los peores y más nocivos rivales a vencer. La llegada de Cavenaghi, y los posibles techos de rendimiento de Barovero y Vangioni parecen ser los únicos remedios confiables de un botiquín muy vacío de liderazgo superlativo. Ellos tres pueden y deben ser los encargados de marcar el camino a seguir para que el resto de los chicos acompañe y empiece a desplegar sus alas.
Si Ramón se decide a dejar de lado definitivamente al grueso de la “experiencia”, creo que los caminos para encontrar una cierta identidad van a ser un poco más sencillos y potables. Es momento de una determinación drástica de 180 grados, de un golpe de timón que le brinde frescura al equipo y que lo haga reaccionar de una vez por todas.
Desde los cuatro puntos cardinales del mundo River la soga del DT pareciera ponerse cada vez más tensa. Y nadie mejor que un tipo de su personalidad y su espalda para asumir un riesgo semejante, con el objetivo de resurgir de la sepultura futbolística de una vez por todas. Hoy, la experiencia del plantel lo condena. La juventud, por lo menos, le abre una cierta esperanza…