La crisis del paladar negro
[b]Por [i][EMAIL="gyarroch@clarin.com"]Gustavo Yarroch[/EMAIL][/i][/b]
[b]Antes, River era el reflejo del fútbol lujoso y su gente se lo exigía. Hoy, alienta sin pensar mucho en las formas.[/b]
[[IMG]http://www.clarin.com/deportes/BUENAS-MALAS-GENTE-RIVER-EXIGE_CLAIMA20111230_0064_22.jpg[/IMG]](http://www.clarin.com/deportes/BUENAS-MALAS-GENTE-RIVER-EXIGE_CLAIMA20111230_0064_19.jpg)
[b]EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS. LA GENTE DE RIVER YA NO EXIGE COMO ANTES.[/b]
- 30/12/11
Desde que el equipo sufrió el descenso de categoría, el tema es [i]carne de debate[/i] en las tribunas, en los pasillos del Monumental, en los medios partidarios y en las redes sociales: ¿el hincha de River archivó su histórico paladar negro y protagoniza una suerte de [i]Racinguización[/i] , como se llama de un modo tribunero y simplista al fenómeno de los fanáticos que se conforman con celebrar su propio aliento aun ante el peor escenario? A grandes rasgos, la sensación es que sí: que, luego de acostumbrarse a sufrir un golpe tras otro en los últimos años, el hincha de River dejó de lado la exigencia de tiempos mejores para entregarse a apoyar al equipo [i]“en las buenas y en las malas mucho más”,[/i] como dice uno de los [i]hits[/i] de la popular.
En la década del 80, era poco menos que imposible que los hinchas de River celebraran a rabiar un triunfo ajustado o inmerecido: para que la alegría fuera completa, necesitaban buen juego. Hoy, en cambio, una victoria sufrida como la que consiguió el equipo ante Patronato hace dos semanas, se festeja con fuerza: el anhelo por volver a la A en junio suele anteponerse a las cuestiones estéticas.
Claro que también hay excepciones: están los hinchas que les exigen un replanteo a sus compañeros de tribuna. Enzo Francescoli, uno de los grandes ídolos del club en la era moderna, puede hablar con propiedad al respecto. “A mí me costó entrar en el corazón del hincha. Al principio me miraban de reojo, con indiferencia. Pasó mucho tiempo para que me ovacionaran. Ahora las cosas cambiaron y los hinchas alientan ante cualquier circunstancia.
Tampoco sé si eso está tan bien ”, le dijo el uruguayo a Clarín .
Francescoli no lo dirá, pero esa famosa platea San Martín que en los 70 supo silbar a un futbolista exquisito como Ermindo Onega, y ante la que el propio uruguayo tuvo que rendir muchos exámenes antes de recibir la aprobación definitiva de los hinchas, es la misma que últimamente ovacionó a jugadores aguerridos pero limitados técnicamente, como Alexis Ferrero o Danilo Gerlo.
En su número dos, la revista partidaria 1986 plantea que hoy “es innegable la crisis de identidad” de los hinchas. “La cuestión generacional influye al confrontar opiniones. Quizás ésa sea la cuestión más profunda. ¿Qué les explicamos a los más pibes? Los de 20 discuten con los de 80.
Unos aplauden y alientan sin parar; los otros se frustran ante cada pase mal dado ”, profundiza 1986 en su editorial, y el planteo es de lo más razonable.
Un planteo en la misma dirección realizó Política en River , un blog cuyos autores se definen como “un grupo de periodistas socios de River y 100% independientes, ni oficialistas ni opositores”. En su última nota, el blog sostiene: “ Debate: ¿alentar o exigir resultados? ”. Y afirma que “todos los hinchas se encuentran ante una encrucijada cuando River no gana: alentar o exigir resultados”.
En algunas de las tantas tardes aciagas para River de los últimos tiempos, en las tribunas se vieron peleas entre los hinchas. No tuvieron que ver con la interna de la barra brava, sino que derivaron de discusiones entre algunos que se manifestaban disconformes con lo que veían y otros que pedían alentar igual. El añejo paladar negro está en crisis.
Al fin se hicieron eco los medios.