Kirchnerismo (parte 1)

¿Quiénes lo dicen, los Gustavo Grabia de la sección política y actualidad de clorín?

El Gordo Tuto :lol::lol::lol: Laburo conmigo en una Dirección del GCBA en la época de Telerman, barra de Chaca, buen compañero (:mrgreen:).

Me acuerdo el día que estaba viendo el quilombo en el hospital francés y lo vi, me cai de orto :lol::lol: Y también laburaban ahí Joe, el de la hinchada de River.

Argentina: La provincia de Tierra del Fuego tendrá internet por fibra óptica - FayerWayer

11/05/2012 EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

Argentina, la que menos armamento militar compró

Entre los países socios de la UNASUR, la Argentina fue la que menos recursos destinó a gastos de armamento militar entre el 2006 y 2010. Se destacan Brasil y Colombia.

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21:29 | Quito, 11 de mayo.- En sólo cuatro años, los 12 miembros del bloque Unasur -Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela- destinaron 126.110 millones de dólares a los gastos de defensa entre 2006 y 2010. De esa cifra, un 43,7% correspondió a Brasil, un 17% a Colombia, un 10,7% aVenezuela, un 9% a Chile, un 8,3% a Argentina, un 4,5% a Ecuador y un 4% a Perú.

Pese al incremento del gasto en ese período, “el gasto total de defensa de la región como porcentaje del PIB es estable a lo largo del quinquenio, teniendo un promedio de 0,91%”, explicó un informe del Centro de Estudios Estratégicos de Defensa de la Unasur, con sede en Buenos Aires.

Los gastos de los doce miembros de la Unasur en relación al Producto Interno Bruto (PIB) fueron de 0,90% en 2006, 0,86% en 2007, 0,92% en 2008, 0,95% en 2009 y0,93% en 2010.“La evolución de los presupuestos de defensa en la Unasur no registra variaciones por valores significativos durante el período ni elementos que permitan establecer una tendencia armamentista o reflejen una militarización de la región”, señaló el informe.

El estudio indica observa que “este indicador evidencia que Suramérica se encuentra por debajo de otras regiones a nivel mundial, así como por debajo de otros países con un gasto de defensa significativo”.

Por presupuestos nacionales en 2010, Ecuador fue el que más invirtió en gastos militares de acuerdo a su PIB (2,74%), seguido de Colombia (1,89%), Surinam (1,49%), Bolivia (1,47%), Chile (1,40%), Guyana (1,31%) y Uruguay (1,06%). El resto destinó menos de 1%.

De acuerdo con el estudio, el gasto regional promedio por habitante entre 2006 y 2010 fue de 67,4 dólares y la cantidad de militares por cada 1.000 habitantes es de tres soldados. Del total de gastos, 58,7% se destinó al personal, 23,5% a operaciones, 17,3% para inversiones y 0,5% a investigación.“El Registro Suramericano de Gasto en Defensa es producto de la voluntad política, cooperación y el consenso regional, y constituye en sí mismo una tangible medida de confianza mutua”, destacó la Unasur.

Fuente: Diario de Cuyo - Argentina, la que menos armamento militar compró

Por suerte vivimos en una región pacífica, no estamos en medio oriente

¿Se dan cuenta que aquí se tratan los mismos temas que el thread No Kirchnerismo? :mrgreen:

CFKArgentina

Por eso me enorgullece tanto decir que además de nacionales y populares somos democráticos porque nunca en toda la historia hubo un gobierno tan denostado, criticado, injuriado, agraviado mediáticamente y aquí estamos felices y contentos haciendo cosas. Porque lo importantes saben qué, no es el juicio de tres o cuatro que escriben o tres o cuatro que hablan por la televisión. A mí el juicio que me importa es el juicio de la historia y de mi pueblo. Y por eso voy a seguir trabajando.

Buena nota. Ojalá se pueda.

¿Se puede evitar que la historia se repita? - Tiempo Argentino | Es tiempo de un diario nuevo

Tirifilo :lol:

Yo creo que Moyano la está jugando de “neutral” ahora que se vienen las elecciones en la CGT. Veremos si despues se mantiene así o vuelve a acercarse al Gobierno. PAra mi le conviene lo segundo, en este país está demostrado que las reivindicaciones de los trabajadores vinieron con el apoyo del Estado y no a traves de grandes protestas y movilizaciones.

Anibal dijo que es lo mismo decir ser kirchnerista que ser peronista.

La nota entera, para los que les interesa algo más que solo el títular vendehumo:

Perfil.com | Edición Impresa | “El peronismo pasa hoy por el kirchnerismo”

—¿Sabe como me tienen podrido los que mencionan a Perón treinta o cuarenta veces y después hacen lo que se les ocurre, cosa que nada tiene que ver con lo que decía o pretendía hacer Juan Perón? Que su nombre no lo pronuncien nunca con tal de que cumplan con lo que decía Juan Perón. Le reitero: ningún gobierno interpretó a Juan Perón como Cristina o como Néstor. Ninguno, ninguno. Y es verdad lo que dice usted: ellos no eran de mencionarlo a Perón. Y me halaga que no lo mencionen. Le repito que me tienen podrido los que mencionan a Juan Perón y aprecio fuertemente a los que comprendieron la política que reclamaba el General. Con mucho criterio, Cristina dijo: “No somos neutrales en esta posición política”.

Definió como David en Tucumán…

Correa esta dando catedra en canal9

Mensaje cargado de un evitismo extraordinario.

Vamos presi, carajo…

//youtu.be/JQGQNjKUjh8

La vieja puja en un nuevo escenario

         [b]No parece casual que la estocada de Cristina Fernández a  los dirigentes sindicales haya sido lanzada el mismo día que la UOM  cumplía un paro de actividades en demanda de un aumento del 30%. [/b]

Alberto Dearriba

         Nunca fue fácil contener desde la política la  contradicción básica entre el capital y el trabajo, expresada  claramente en la puja por el ingreso. El 12 de junio, 20 días antes de  morir, Juan Domingo Perón debió apelar a toda su autoridad para sostener  el Pacto Social que comenzaba a hacer agua por el lado de los precios y  de los salarios. Anteayer, Cristina Fernández intentó hacer algo  parecido para evitar que se le desmadren los acuerdos paritarios. Pero  el tono de ambos discursos fue diametralmente opuesto: el anciano líder  se ubicó como un mediador de las contradicciones, en tanto la presidenta  fustigó duramente a una de las patas de los acuerdos tripartitos. 

Si bien insistió en que los empresarios deben sostener el crecimiento por la vía de la inversión, fue mucho más dura con los sindicalistas a los cuales acusó de borrarse cuando todo se pudre. ¿Qué fue lo que generó su “rabia” para disparar tan agriamente en forma generalizada sobre un sindicalismo que, con sus más y con sus menos, acompañó la instalación del modelo?
No parece casual que la estocada haya sido lanzada el mismo día que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) cumplía un paro de actividades en demandas de un aumento salarial que –entre sumas fijas y ajustes porcentuales– en el gobierno calculan en alrededor del 30 por ciento. El secretario general de la UOM, Antonio Caló –observado por el gobierno como el posible remplazante de Hugo Moyano al frente de la CGT– tuvo que salir a aclarar que su gremio no cumplía un paro contra el gobierno, sino contra las empresas.
En el gobierno interpretan que si la poderosa UOM consiguiera tras un paro un incremento salarial testigo del orden del 30%, contagiaría medidas de fuerza en otros gremio que intentarían arrancar aumentos similares por la misma vía. Los sindicalistas sostienen en cambio que es preciso tener en cuenta sobre qué salarios se aplicaría el incremento: “Un camionero gana 14 mil pesos y un obrero metalúrgico 5000”, advierten. Es obvio además que el reclamo está estimulado por la interna en la CGT, ya que Caló no puede pretender competir con Moyano con un incremento salarial escuálido en momentos en que se decide la renovación de autoridades de la central obrera.
A esta situación apuntó Cristina Fernández cuando les dijo a los trabajadores que los aumentos salariales conseguidos hasta ahora no fueron obra de las huelgas que conducen sus dirigentes, sino un efecto del modelo instalado a partir de 2003 por Néstor Kirchner. En suma, la presidenta parece disputar allí la autoría intelectual de la prosperidad, que no hay duda corresponde al modelo kirchnerista, pero que contó, con sus más y sus menos, con el acompañamiento de la mayoría de los sindicatos.
Para algunos dirigentes oficialistas la presidenta salió con furia a azotar a los gremialistas porque teme que aumentos superiores al 23% generen la idea de falta de gobernabilidad, de descontrol y de inflación desbordada. Esta interpretación parece corroborada con el párrafo en el cual señaló que “cuando se arman los barullos los dirigentes se van, viven bien y los trabajadores se quedan sin trabajo”. La figura encaja con justeza sobre el ex titular de la CGT, Casildo Herrera, que cuando el gobierno de Isabel Perón naufragaba, cruzó el Río de la Plata y cuando le preguntaron por la situación en Buenos Aires dijo suelto de cuerpo: “No sé. Yo me borro.” Otros dirigentes sindicales se habían borrado también. Pero muchos fueron fieles hasta el final con el gobierno democrático y pagaron por ello con cárcel.
En la actualidad, se calcula que hay en la Argentina 70 mil sindicalistas, entre dirigentes y delegados de base. Muchos de ellos son desclasados, viven en casas importantes, se trasladan en autos lujosos y han cambiado mucho más sus vidas que las de sus representados. Pero no es el caso de la enorme mayoría. Como tampoco lo fue en el pasado, cuando muchos pagaron con sus vidas la defensa de sus compañeros.
Pero es cierto que los sindicalistas tienen mala prensa en la Argentina y probablemente la presidenta cabalgue sobre esas creencias: para la visión setentista, constituyen una burocracia que se mantiene en sus cargos sin defender como corresponde a sus compañeros, mientras que para los sectores conservadores constituyen una casta corrupta que es la causante de todos nuestros males. Los primeros cuestionan a la dirigencia por sus desviaciones y los segundos, lo hacen muchas veces por los aciertos. Dicho de otro modo, no toleran que los “negros” sean capaces de discutir no sólo el salario, sino el modelo de país que se gesta en las decisiones políticas.
Precisamente por discutirle el poder a la presidenta cayó en desgracia Hugo Moyano, pese a haber acompañado la instauración del modelo en los tiempos inaugurales y en momentos difíciles como los de la 125 o la elección de 2009. Moyano fue una contención para las demandas más desbocadas en las sucesivas negociaciones partidarias. Pero el camionero saltó el límite cuando se creyó socio y no aliado del gobierno, lo cual lo llevó a demandar cuotas de poder político que Cristina Fernández no le concedió.
Tras la ruptura con el camionero, el gobierno enfrenta por primera vez ahora negociaciones paritarias sin una referencia firme de los principales dirigentes sindicales. No pocos se preguntarán cuánto irá a reclamar Moyano para los gremios del transporte, si se tienen en cuenta que Antonio Caló, el dirigente al cual el gobierno parece mirar como un sucesor aceptable en la CGT, llevó su sindicato a la huelga por un aumento cercano al 30 por ciento.
En el tira y afloja, el gobierno está dispuesto a aceptar con agrado incrementos del orden del 21% como el que cerraron los estatales de UPCN. Pero se niegan a superar esos niveles teniendo en cuenta que el índice de precios minorista que elaboran diputados opositores –un dibujo exagerado– acaba de totalizar una variación interanual del 23 por ciento. Recuerdan que el año pasado ningún acuerdo paritario bajó del 25 % y que el promedio homologado rondó el 30%, con lo cual se produjo una recomposición del poder adquisitivo. Se preguntan entonces por qué media docena de sindicatos insisten en reclamar incrementos superiores a esa cifra, cuando todos los economistas –interesados o no– coinciden en señalar que el menor nivel de actividad económica que se advertirá en el segundo semestre, servirá de freno a la inflación.
Con el crecimiento económico, los precios se exhibieron como indomables para una sociedad que guarda en su inconsciente el trauma inflacionario. Carentes de otros argumentos más sólidos, los dirigentes opositores insisten en culpar al gobierno de la inflación y exculpan en cambio a los empresarios, que son los que realmente realizan los ajustes de precios en lugar de maximizar ganancias con más producción.
Los dirigentes sindicales comparten esta visión con el gobierno, pero no están dispuestos a pagar los costos, pese a que la presidenta los convoque a una responsabilidad política que supere los límites sindicales.
Cristina Fernández vive con desencanto el hecho de que los sindicalistas tensen la cuerda hasta llegar a la huelga, bajo la gestión de un gobierno que restituyó las paritarias, mejoró el salario y, especialmente, redujo el desempleo, utilizado en los ’90 como poderoso disciplinador de la clase trabajadora. Pero así como no es innovador el intento de aplacar políticamente la contradicción entre el capital y el trabajo, tampoco es nuevo que la conflictividad laboral crezca paradójicamente cuando las condiciones de vida de los trabajadores mejoran.
Con una cuarta parte de la mano de obra desempleada, los reclamos sindicales se remitían a finales del siglo pasado a sostener las fuentes de trabajo. Se aceptaban incluso recortes inconstitucionales de salarios, con tal de no perder el empleo. La historia argentina muestra además que las mayores luchas fueron llevadas adelante por trabajadores con buenos niveles de ingreso, como los que gozaban los mecánicos de las plantas automotrices que motorizaron el Cordobazo.
Lejos de aquellas batallas, la mayoría de los trabajadores apoya hoy a Cristina Fernández, pero cumple con las medidas de fuerza dispuestas por sus sindicatos en demanda de mayores ingresos. No es más que una nueva manifestación de la contradicción básica del capitalismo, que la prosperidad kirchnerista no sólo no atenúa, sino que hasta puede estimular.
Para el gobierno, el problema es que la tensión se da en un marco más complejo que en anteriores paritarias, signado por la crisis del capitalismo mundial. La presidenta pareció admitirlo cuando dijo anteayer que no se cumplieron los pronósticos agoreros que indicaban que la Argentina se caería del mundo, pero en cambio “el mundo se está cayendo encima nuestro”. Con mayor estrechez, sin un liderazgo sindical nacional incuestionable y en medio de las tensiones que produce la renovación de autoridades de la CGT, las paritarias pueden acarrear mayores conflictos en los próximas semana.

Un crack de aquellos, que buena entrevista, la ví hasta las 2 de la mañana y me quedé dormido, no puede tenerla tan clara. Con respecto al temita de la reelección, podría hacerse un intercambio latinoamericano, les mandamos a CFK y que nos manden a Correa por 4 añitos, no ? Yo creo que es un trato justo.

:lol::lol::lol:

Un grande, con la primer frase se definió a sí mismo.


Estuvo buenísima no? a quién te hizo acordar hablando a jean paul sartre?

No quisiera tener a un filósofo de gobernante …

No, con los abogados nos fue barbaro…
Más con los abogados truchos…

Se levantaron mimosos hoy?