El mejor soberbio hijo de mil puta de la Argentina. El arquero “equipo”. El arquero “Rambo”.
Asi terminaste HIJO DE PUTA.
En la reseva de Lazio, la concha de tu madre.
Rompete los ligamentos por jugar con mi vida, SORETE.
No, es un PELOTUDO que sabe atajar, pero que no tiene nada en la cabeza entonces tira a la mierda lo que ataja.
Igualmente tampoco hay que creerse eso de que es uno de los mejores arqueros del mundo, es un buen arquero que por momentos es un muy buen arquero pero que en cualquier momento se puede mandar alguna que te haga perder hasta los partidos mas insolitos.
Yo me pongo a analizar las diferencias entre Carrizo y Burgos. Justo hoy pensaba en eso.
Burgos también tenía el hecho de mandarse cagadas, o alguna vez padecer bloopers insólitos, como la vuelta que la pelota le pica en un tetra chiquito de Cepita y se le levanta (Ferro-River, por suerte atajaba para Ferro :mrgreen:) o la vuelta que de un córner, cabecea un jugador, la pelota pega en el palo, le pega en la jeta a Burgos y entra (River-Peñarol, por la Libertadores).
La GRAN, INMENSA, GIGANTE diferencia entre Burgos y Carrizo era que Burgos, cuando pasaban esos bloopers o cuando pasaban esas cagadas, agachaba la cabeza, NUNCA buchoneaba a un compañero y de ahí en más te sacaba 20 pelotas imposibles ese partido. En cambio este sorete, ante el gol que se come contra San Lorenzo, lo quiso redondear con otra cagada gigante prueba de su soberbia que casi nos termina costando un punto más.
Por eso Burgos va a ser recordado como un tipo querido y uno de los mayores responsables de que la Libertadores del '96 esté en la vitrina de River. Y Carrizo va a ser recordado como un vulgar tereso.
Mirá, en esa época, los bloopers de Burgos nos han costado más de un punto, jaja. :lol:
(y, por cierto, más de una vez a él le costaron el puesto, hasta que Tito Bonano se volvía a comer de a 9 en dos partidos). :mrgreen::mrgreen::mrgreen:
Te detesto con el alma hijo de puta te deseo lo peor en todo lo que hagas. Todavía me acuerdo ese día yo a punto de tirarme de la Belgrano Alta, con la cara desencajada y con lágrimas puteando a este sorete, soberbio de mierda y había gente que me puteaba. Nunca estuve tan cerca de cagarme a trompadas en una tribuna.