La marcha de Milei a la hiperinflación
No pasa un día sin que Milei, Caputo y sus alcahuetes no se jacten de haber conseguido un superávit fiscal y de haber ‘dinamitado’ la inflación de los precios.
Lo cierto, sin embargo, es que el Gobierno ha perdido la capacidad para financiar al Tesoro, la madre de la inflación y de la hiperinflación. Es lo que se vio el martes 29, cuando no pudo renovar los vencimientos de la deuda pública a pesar de haber ofrecido tasas de interés anual del 66 por ciento (el doble de la inflación esperada para el año), a plazos ultracortos, de 15 a 45 días. El déficit de financiamiento ha sido de 3 billones de pesos sobre un monto total de 10,5 billones.
De aquí en más la cosa empeora. Los vencimientos que siguen son de 27,5 billones en agosto y 61 billones de pesos en octubre. “La Nación” calcula esta necesidad de financiamiento en un 7 % del PBI (unos 40.000 millones de dólares).
Del otro lado del mostrador se encuentran los bancos y los fondos comunes. Las llamadas “entidades financieras” han entrado en modo de rebelión, porque el Gobierno reemplazó la deuda con garantía de pago del Banco Central (que emite dinero) por deuda del Tesoro (que no tiene esa posibilidad). El Banco Central capituló ante esta insubordinación en menos de lo que dura un suspiro. Enseguida recurrió al “sistema de pases”, que consiste en tomar deuda con los bancos sobre una base diaria. El impasse del oficialismo ha llegado al extremo de que el gobierno del capital financiero debe enfrentar la insurgencia del capital financiero. Para que esto ocurra, la especulación financiera siente que ha tocado el techo de la pirámide.
La otra cara del déficit financiero lo representa el déficit de reservas del Banco Central: su deuda supera en alrededor de 8.000 millones de dólares sus tenencias líquidas. Con el dólar aplastado, los ingresos de la exportación fueron consumidos por la salida de divisas. El Central no ha parado de endeudarse con bancos internacionales y el FMI, incluso mediante el empeño del oro. En esas condiciones, no podría detener una corrida cambiaria. La corrida y la devaluación son la premisa de la hiperinflación. La híper que llevó a los libertarios-liberticidas al Gobierno será también la que contribuirá a la caída.
La novela de la “estabilidad” que repite el Gobierno es simplemente un engaño, o sea, una estafa. La guerra arancelaria internacional demuestra que los Milei no están solos en la desgracia. Para usar una expresión muy repetida: “es el capitalismo, estúpido”.
Ponemos al debate esta agenda en la campaña electoral para convocar a la reflexión. Además de la ola de despidos, suspensiones y quiebras de estos meses, además de la caída catastrófica del consumo, además del despunte de una nueva recesión, sin haber salido de la precedente, también asoman la crisis de financiamiento del gobierno y la hiperinflación. El voto por un programa y candidatos socialistas es más imprescindible que nunca, como parte de una lucha para frenar la nueva catástrofe que amenaza a los trabajadores.
Planteamos: desconocer la deuda pública con bancos y fondos; nacionalización del sistema financiero; monopolio estatal del comercio exterior; por un plan de obras públicas en gran escala, financiado con impuestos progresivos a las corporaciones capitalistas y a las mayores fortunas.