Catarsisssssssssss… debería haberla hecho en el post ad-hoc, pero bueno.
En fin, cuento la historia. Resulta que la otra vuelta, vuelvo de Pergamino, de laburar, con mi notebook al hombro. Tenía más hambre que el Chavo del 8, así que opto por parar en el bar enfrente de la estación de micros, en Rojas.
Comí un pollito al spiedo, todo joya, blablabla. Cuando voy a salir, noto que el maletín estaba demasiado liviano: me habían afanado la notebook.
Así terminé el año.
Año nuevo, vida nueva… jodiendo en el Bar Central, abajo de casa. Me dicen que cerraban, que se quedaban en fiesta privada… listo, me voy a la mierda. Tenía que comprar cigarrillos, y como siempre en Rojas, todo cerrado, lo único que había para comprar eran las estaciones cerca de la ruta.
Resulta (sigo contando) que se me ocurrió en este tiempo bajar 15 kilos y lo logré (ja, en realidad la meta eran 25, sigo en el camino). Entonces, desde que ahora estoy flaco de nuevo, se me antojó (ya que tenía que hacer 20 cuadras mínimo para buscar puchos) probar un par de piques cortos para ver cómo estaba (el que alguna vez jugó fútbol me entiende).
Resulta que a un flaco del bar le robaron la billetera con 500 mangos, las llaves y toda la cuestión. De esto me entero al otro día cuando me vienen a encarar (de mal tono) a mi pieza al otro día, ni bien me despierto. Como me vio salir corriendo, pensó que lo afané yo. Lo invito al chabón a que revise toda mi pieza. Le dije “si encontrás cien pesos” (viene mal el laburo), “vamos y vamos”. No aceptó revisar la pieza diciendo “no soy policía”. Yo le dije que ya que estaba ensuciando mi nombre, que revise todo. A la hora cae el flaco pidiéndome disculpas.
Es el momento de ahora que, aún después de que el chabón se dio cuenta de que no fui yo (que por cierto, puedo tener un montón de defectos, pero nunca quedarme con lo que no es mío), me están mirando de costado.
¿Alguien tiene los ingredientes para armar una bomba y borrar una ciudad de la faz de la tierra, por el bien de la humanidad?
Abrazos, Martín.