Gorosito: “River no me queda grande”
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Admite que llegó al club en una época de carencias, pero igual dice que ve el vaso más lleno que vacío.
Por: MIGUEL ANGEL BERTOLOTTO
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PONE LA CARA. Para Pipo, River puede ganar el Clausura. “Si jugando a un 50% de lo que podemos, estamos a 6 puntos de Vélez”. (Lucía Merle)
Gorosito: “River no me queda grande”
El pocillo de café ya está vacío. Se acoda en la mesa. Está serio, pero no pierde la vieja cordialidad. “Cuando quieras, eh”, invita a preguntar. No hay tiempo ni necesidad de preámbulos extensos. Gorosito sabe de qué se trata.
Pipo, ¿la camiseta de River le queda grande a la mayoría de tus jugadores?
La historia de River es muy grande, muy importante, y se escribió a través de los mejores jugadores del fútbol argentino, salvo Maradona. Por River pasaron Labruna, Bernabé (Ferreyra), Pedernera, Moreno, Walter Gómez, Amadeo (Carrizo), Alonso, Fillol, Passarella… Los digo de memoria y puedo seguir con la lista de tantos que hubo. Hoy, la realidad marca otro parámetro muy diferente, porque es prácticamente imposible mantener a los futbolistas de primerísimo nivel. ¿Cómo se resiste el club a las ofertas del exterior? Lo ideal, obviamente, es disponer de jugadores de aquella envergadura, pero entre las lógicas necesidades económicas del club y las presiones de los propios jugadores para ser transferidos, la posibilidad de retenerlos es una utopía.
No respondiste la pregunta…
Desde mi posición de técnico, no puedo pensar que les queda grande la camiseta. Si fuera así, tendría que poner a otros. Acá hay cuatro o cinco muchachos grandes, hechos (Gallardo, Fabbiani, Ferrari, Gerlo), y después casi todos son pibes. Es decir, tienen que adaptarse a las presiones y a la historia del club. En mi época de jugador era al revés: cinco o seis chicos y el resto, grandes. Ellos nos marcaban.
¿Y a vos, como entrenador con seis años y pico de trabajo, te queda grande River?
(Abre más los ojos, como si la pregunta lo hubiese sorprendido). No, no creo. Y no me afecta en nada si alguien sostiene eso. Tenemos plena confianza en nosotros, en la forma de trabajar, en las convicciones, en la manera en que queremos que jueguen nuestros equipos. Después quedará ver si la pelotita entra o pega en el palo. Pero que River nos quede grande, no; nada que ver. ¿Qué significa que te queda grande? Ni siquiera merece un análisis más profundo. Hay que ver el momento del equipo, con qué te encontrás, cómo podés solucionar los problemas. De todos modos, yo no tengo que hacer ninguna defensa de mi grupo de laburo ni de mí. Los que mejor pueden hablar son los jugadores y los dirigentes.
¿Te da bronca de que la chance de dirigir River te haya llegado en una época de carencias futbolísticas?
La realidad marcó eso. Y decidí asumir la responsabilidad. Somos los que estamos y hay que sacar el máximo provecho de lo que uno tiene. Lamentarse no sirve de nada y, además, no está dentro de mis pensamientos. Yo siempre pienso en positivo. Y por eso, desde que asumí, quise y quiero conformar un equipo con una identidad definida.
Justamente es lo que le falta a este River. Tus anteriores equipos siempre mostraron una línea clara. ¿Por qué acá no se ve todavía tu mano?
Lo de la identidad se logra por momentos. Y en otros momentos, no; se pierde. Cuando sucede esto último, River se transforma en un equipo confuso. Eso es lo que más me duele. Haber tenido que cambiar de dibujo y de nombres, por obligación y permantemente, debido a lesiones y a suspensiones, nos complicó mucho. Lo lógico y lo habitual en mí es no cambiar tanto.
¿Los jugadores entienden plenamente tu mensaje?
El fútbol es más simple de lo que parece. Y, dentro de un orden, yo soy de conceptos simples. No voy a poner a Ferrari de once ni a Ahumada de nueve.
En la evaluación que hiciste antes de incorporarte a River, ¿creías que el plantel tenía mayor jerarquía?
Siempre tuve confianza en lo que había; si no, no hubiera arreglado. Yo veo el vaso más lleno que vacío; es mi forma de ser. Uno tiene que generar confianza en el grupo de jugadores.
¿Estás arrepentido de algo?
Por ahí hay cosas de las cuales estoy arrepentido, pero que no tienen retorno porque ya pasaron. Y no conduce a nada que las diga públicamente porque no se pueden solucionar. Algunos dicen que este cuerpo técnico tiene poca autocrítica y es lo contrario: tenemos mucha autocrítica. Eso no significa que voy a hacer una autocrítica pública de mis jugadores. Si lo hago, les doy pie a ellos para que dejen de confiar en mí, para que tranquilamente digan que el técnico se equivocó en éste o en aquel cambio. Nunca voy a decir que el tres o el cuatro no cerraron, o que el cinco le dio un pase al contrario. Esto es un grupo y las cosas del grupo no salen de ahí.
Gallego, tras su debut con goleada en contra, dijo algo así como que a los jugadores de Independiente les daba lo mismo ganar que perder. ¿Eso pasa en River?
No creo que les dé lo mismo. Lo que pasa es que no todos los seres humanos sienten, se alegran o sufren de la misma manera.
Este plantel de River está catalogado como “cometécnicos”. ¿Tenés miedo de que a vos te pase?
No, para nada. Porque, primero, no pienso que es así. Te repito: siempre creo en las cosas positivas. Como nunca le vamos a hacer a los muchachos algo por atrás, pensamos igual de nuestros jugadores. Confiamos en ellos. Tenemos una muy buena relación. No les mentimos y jamás nos metemos en donde no nos corresponde. Mantenemos un orden, un respeto. Si vos no respetás, no van a respetarte.
¿Se puede levantar la enorme deuda que dejó la eliminación copera?
Hay que pelear el Clausura, ver si se puede ser campeón. Si jugando un cincuenta por ciento de lo que podemos estamos a seis puntos de Vélez, si llegamos a un setenta o un ochenta vamos a luchar sin dudas. Dependemos de nosotros. Después veremos para qué estamos. No tenemos que olvidarnos de que River viene de un semestre de catorce puntos… Los milagros no existen.
¿Por qué creés que los hinchas insultan a los jugadores y a los dirigentes, y a vos no?
Porque el plantel y los dirigentes vienen, desde tiempo atrás, de un desgaste importante. Y yo llegué hace poquito. El apoyo de la gente hacía mí me da más fuerzas para salir adelante. Pero yo, como todos, queremos el beneficio para River. El domingo, por momentos, el hincha alentó con todo; fue muy bueno. Si se insulta a los jugadores probablemente van a jugar peor… ¿Si a un médico lo putean cincuenta mil personas va a operar mejor? No. El clima político también es perjudicial. Debemos estar todos juntos hasta mitad de año por el bien de River. En junio o julio haremos una evaluación a fondo. Hoy no se pueden hacer grandes cambios.
River no te queda grande pipo, te queda enorme. Renunciá ladrón.
