Todos decían haber visto a Cristian Fabbiani el día de ayer, pero nadie sabía exactamente dónde estaba. Ni siquiera su mujer, la bella Victoria Vanucci. Finalmente, conseguimos hablar con el ahora ex-jugador de River:
-Estuve todo el día solo, llorando. Si ni podía ir a mi casa, no podía hablar con mi señora, me la pasé el día dando vueltas por ahí
Su auto lo atestigua. En el asiento de acompañante se amontonan servilletas sucias y bolsas vacías de un conocido local de comidas rápidas. En el vidrio de la ventanilla hay una mancha que parece ser de mayonesa. Sobre el piso se vislumbran dos cajas vacías de pizza y una bandejita de panadería, con restos de harina y dulce de leche. En el asiento trasero hay un profiláctico usado y algunas papas fritas aplastadas.
-Ogro, ¿Cómo te sentís?
-Estoy hecho mierda. Este es un golpe muy duro, me partieron el corazón. Para mí River era, y es, más que mi hija, más que mi vieja. No se lo iba a decir a nadie, pero si querés te lo digo: pensé en suicidarme.
El Ogro acaba de tirar otra de sus frases que quedará en la historia. Son palabras de un hombre que está muerto en vida, que no encuentra consuelo al desasosiego de su alma:
-Lo que más bronca me da es quedarme afuera por culpa de un bostero y merquero como Astrada, un reverendo hijo de mil putas. Él me había dicho que me quería en el equipo, pero claro, se ve que después alguien lo convencio de lo contrario, y no sé quién fue, no quiero tirarle mierda a nadie sin tener pruebas, pero me parece que hubo un complot, un complot entre Caselli, D’onofrio, Francescolli, el Beto Alonzo y Labruna, esos viejos gerontes, los ídolos de ayer que sienten envidia por uno.
-Pero Labruna se murió.
-Era lo que yo te decía, perdón, quise decir ese otro, el viejo, el que está con D’Onofrio, ese mantenido por el club, cómo se llama…
-¿Amadeo Carrizo?
Sí, ese hijo de puta. Hasta que River no deje de prestarle atención a esas voces negativas del pasado, va a seguir como está. Yo dejé todo por venir acá. Y así me lo pagan… (lo llaman por teléfono).
Es Victoria. Aparentemente se enteró de la mala noticia y está enfurecida. Desde el celular de Fabbiani se escuchan su llanto: “Yo a ese país grasa no voy. Es lo único que te digo, ¿entendistes? (sic) y mejor que te vayas a lo de tu vieja porque hoy acá no dormís”. Fabbiani intenta explicarle:
-No te preocupes bebé, algo va a aparecer, algo se me va a ocurrir. Podemos ir a Bailando por un sueño. Recién hablé con mi representante, y si no sale nada en Portugal, puede haber algo en la segunda división de Grecia o en Chacarita…
Pero es inútil. Del otro lado de la línea se dio por terminada la conversación. El ogro se queda mudo por unos instantes. Acto seguido, mira a su alrededor y susurra:
-Puta de mierda…
-¿Qué?
-Nada, nada. ¿Sabés qué? Justo ahora me tengo que ocupar de un par de cosas, voy a tirar un par de líneas para un reportaje con Rial en la semana, y te digo, van a caer un par de muñecos. Te lo aseguro. Esto no queda así. Yo a River vuelvo como sea.
Fabbiani mete tercera y se va en su 4x4. Por cuánto tiempo más seguirá en esta situación, nadie lo sabe. Pero si hay algo que siempre le sobro al Ogro, es optimismo. Y confiamos todos en que va a salir de esta.