Víctor Frankenstein comprende en ese momento el horror que ha creado, rechaza con espanto el resultado de su experimento y huye de su laboratorio. Al volver a él, el monstruo ha desaparecido y él cree que todo ha concluido. Pero la sombra de su pecado le persigue: el monstruo tras huir del laboratorio, siente el rechazo de la humanidad y despiertan en él el odio y la sed de venganza hacia su creador.
Demasiado tarde para lágrimas. El monstruo está suelto y cobró autonomía. Un monstruo que cobró vida gracias a la obra nefasta de políticos, dirigentes, periodistas, jugadores e hinchas. Si, a todos les cabe parte de la responsabilidad en la creación de este engendro.
No solo éste, sino todos los gobiernos que pasaron y pasarán, utilizan a estos energúmenos como fuerza de choque. Los hacen escoltar por la policía cual “hijos de la realeza” mientras los miembros mas caracterizados de estas mafias planifican con las cúpulas de las fuerzas a ver por donde se van a mover los “muchachos”. Lo curioso que esta modalidad ya cruzó la cordillera. Hace poco un responsable de la seguridad de Colo Colo contaba por radio de sus reuniones con barras de Boca antes de viajar a Chile en ocasión del partido por la Libertadores y de sus continúo contacto con la cúpula de la barra de River. Insólito. Luego prentenden hacernos creer que se cumplen con los derechos de admisión. A cualquier hijo de vecino le meten la mano hasta donde no da el sol durante el cacheo en el ingreso al estadio. Estos muchachos entran con cuchillos y armas … deben ser émulos de Copperfield para que nunca los descubran.
Los dirigentes, que cuando se las ven negras se hacen las víctimas, han apañado a estos delincuentes y hasta les han dado cabida en reuniones de comisión directiva para “hacer entrar en razones” a la oposición (teléfono Aguilar). Les “ceden el manejo” de los estacionamientos. Los usan para apretar a técnicos y jugadores. Participan de los pases de los jugadores y hasta meten sus narices en las inferiores “aconsejando” a los padres de los pibes. Hace poco se anunció que Boca ponía un sistema de ranking para sus socios con el fin de evitar las ventas de entradas para los partidos de visitante … Pregunto. El muchacho que ayer aparecía en la tribuna de Boca en Bahía subido al alambrado con signos de haberse tomado hasta el agua de los floreros o darse con la fábrica entera de Poxipol, estaba entre los mejores rankeados? Nos están jodiendo?
Los periodistas no están absueltos de culpas. Los mismos que hoy saltan mostrándose consternados por la situación son los que fomentaron la cultura del aguante. Basta con ver lo que era aquel patético programa de TyC Sports donde se fomentaba la cultura del odio a quien ya no era el rival sino el enemigo. Incluso han llevado a sus programas a estos delincuentes y los han entrevistado de la manera mas condescendiente como si se trataran de personajes ilustres. Pero eso si, cuando hay hechos de violencia los cubren de la A a la Z mientras como santurronas se persignan apesadumbrados por la situación. Son partícipes necesarios de un sistema que necesita mostrarte que la cancha es tierra de nadie para que te quedes en casita, pagues el codificado y asi los medios para los que laburan y Grondona aplaudan mientras facturan en grande.
Jugadores e hinchas completan el cuadro, aunque probablemente sean los que menos responsabilidad tienen en la creación del monstruo. Los primeros dándoles entidad ya sea subiéndose al paravalachas con ellos o visitándolos cuando caen en cana. Los hinchas cantando sus canciones en las que en lugar de alentar al equipo se fomentan y vanaglorian las fechorías de estos delincuentes.
Quitar puntos, jugar a puertas cerradas o solamente con los visitantes son aspirinas para el cáncer. Si no existe la decisión política de terminar con Frankestein el monstruo va a seguir existiendo. Y como parece que les trae mas beneficios que problemas no creo que tengan demasiado entusiasmo en desactivarlo.