Enzo: "Simeone no tiene historia como técnico"

De acuerdo o no con lo que dijo siempre es importante escuchar/leer a uno de nuestros grandes ídolos. Ejemplo como persona y futbolista…

EL ENZO

“Ramón era el único que podía parar todos los problemas”

El Príncipe, picante como nunca, elogia al Pelado. Dice que lo sorprendió la elección de Simeone. Acepta que hoy River es una picadora de ídolos. Y revela que no es técnico porque no tiene tiempo ni ganas.

Enzo, ¿cómo ves al Cholo como DT de River?

—Es difícil hablar porque no estoy involucrado. Aunque dialogo con Aguilar, en ningún momento me participaron de nada en River. Recién ahora vengo un poco más al club, pero no estoy involucrado. Y hay un montón de preguntas que no puedo contestar…

¿Se suspende el mano de mano de Enzo Francescoli con Olé? Siga hasta la página 7 y lo sabrá…

—Sí te puedo decir que es un técnico joven, de poca experiencia. No lo conozco salvo de jugar contra él. Siempre fue un tipo temperamental, pero no sé cómo labura, no tengo un amigo en Estudiantes que me diga qué hace. A la Bruja (Verón) la vi tres veces… Ganó un campeonato que perdió Boca, pero bueno, no hay que sacarle méritos. Tenía un equipo con un jugador muy importante, como pasó conmigo cuando volví a River y con Riquelme en Boca, que es Verón. El volvió con ganas de ganar cosas y generó un ambiente diferente.

—¿Te sorprendió que lo hayan contratado?

—Sí, me sorprendió porque no es lo mismo tener una historia como jugador que como técnico. Es más: si yo mañana soy técnico, no quiere decir que vaya a ser bueno. Y Simeone no tiene historia, más allá de estos dos años con Estudiantes y Racing. Quizá no salió de la mejor forma de Estudiantes. Quizás eso a la larga lo puede jorobar. Escuché declaraciones de algún chico (Pablo Alvarez) que terminó mal con él… Y yo a estas cosas las respeto mucho. —Pero…

—No hay que ser hipócrita: no digamos más que respeto la palabra si no la respetás. Lo mismo pasó con Ramón, el único que la respetó fue Astrada. Esta es una profesión en la que se gana mucha guita si te va bien y muy poca si te va mal. Y es eso. Punto. Cada uno busca su mejor nivel profesional y económico. Yo quiero a la gente de River pero en su momento me fui a Francia. Tuve la idea de volver y muchos me dijeron “cumpliste con tu palabra”, pero fue porque se dio. También dije que terminaría mi carrera en Peñarol y no lo pude hacer porque no me daban más las piernas.

—¿Simeone, por su personalidad, es el técnico que necesita River?

—Lo único que cuentan son los resultados. Si sos más o menos temperamental… Yo jugué con tipos realmente duros, pero al más temperamental que vi fue a Maradona. Si Simeone es el ideal para River no lo sé. Ojalá lo sea. El único que realmente paraba todos los problemas era Ramón. Pero Passarella también tenía una historia muy buena y sin embargo se tuvo que ir como se fue.

—¿Por qué Ramón pararía los problemas?

—Porque la gente se acuerda de lo que ganó. Pero ojo que antes de aquel superclásico en Mar del Plata que ganamos 1-0 con gol mío (en el 96), lo invité a levantar el trofeo con nosotros porque la noche anterior los dirigentes dudaban entre sacarlo o dejarlo. Hoy yo escucho todo desde la lejanía y me sonrío bastante con las cosas que se dicen. Acá hay que ganar. Ya seas jugador o técnico, la exigencia es muy grande.

—Es extraño que justo vos digas eso del Pelado.

—Es que las diferencias fueron un tema de él. Yo se los dije a mis amigos: cuando lo vio aparecer en San Lorenzo, me dio placer. Porque el tipo le dio un lugar al jugador y él se dio un lugar que realmente es lógico. Cuando estaba en River no lo hacía. Y eso nos llevó a tener distancia.

—¿Y por qué lo hacía?

—Porque ponerse el buzo de técnico pudiendo ser jugador fue un problema para él. Le fue difícil marcar esa línea imaginaria de respeto con quienes dos años antes habían sido compañeros. Y la manera que él buscó fue separarse. Con casi todos los más grandes tuvo problemas. No conmigo, porque mi imagen era más fuerte que la suya y la tuvo que respetar.
Vos no podés subir a festejar la Libertadores y agradecerle a todo el mundo menos a los jugadores. Esa distancia la acomodaba yo. ¿Por qué? Porque tenía ascendencia con los jugadores. Yo siempre lo respeté como técnico, él me respetó como jugador y ganábamos. Por eso nadie movía nada. Porque la idea es ganar. Así de simple.

—¿Por qué creés que Ramón le dijo que no?

—Para mí no le pudo decir que sí. No pudo salir. Si decía que sí, quedaba muy mal parado. El siempre va a tener la puerta abierta en River. En su lugar hubiese hecho lo mismo. Bah, yo en su lugar no me hubiera juntado con la gente de River. Quizá se juntó por revancha, para poder después poder decirle no en la cara. Pero es el único justificativo que le encuentro.

—¿Hace falta conocer River para dirigirlo?

—Esas cosas son “pour la gallerie”, pero el técnico tiene que ganar y el jugador tiene que hacer goles, no hay otra. Si perdés, te tenés que ir. Los dirigentes son los últimos en irse porque son los que mandan. Esto es un negocio enorme. Igual hay que saber diferenciar, porque mañana mucha gente va a leer esta nota y va a decir: “¡Qué desalmado! A este tipo todo le chupa un huevo, que la camiseta…”. Y no. Yo con la camiseta todo bien, pero mientras la tengo puesta. Es una realidad. Yo a River me lo banco y me lo banqué más que otros que se llenan la boca. Pero también di todo en Marsella, en París, en Cagliari…

—¿Con cuántos hinchas de River te cruzás habitualmente por la calle?

—Con un montón.

—¿Y cuántos te pidieron que fueras el DT desde que se fue Passarella?

—Todos, y desde antes también. Davicce y Pintado me lo propusieron antes de que estuviera Ramón y les dije que quería jugar. Y después de que se fue Ramón me lo volvieron a ofrecer. Y antes de que viniera Passarella. Y antes de que viniera Astrada. Y después… Entiendo que hay un cariño, una visión de que como jugué bien y me fue bien, voy a ser un gran técnico. Y es equivocado. No se sabe.

—Bueno, pero tenés una espalda enorme.

—Pero la espalda se termina cuando perdés. Y la mía también. Todos los hinchas somos exitistas y queremos que el equipo gane. Si lo dirijo yo, vos o él, cuando el equipo pierde se olvidan de todo. Conmigo van a tardar un poco más, pero me van a putear lo mismo.

—¿No es tu momento?

—Hoy hay dos cosas que mandan. No tengo ganas y no tengo tiempo. Hay un compromiso formal con amigos, tenemos un canal de fútbol, viajo a Estados Unidos regularmente y tenemos planes de expandirnos. Al fútbol hay que vivirlo full time. Eso por un lado. Por el otro, si tuviera tiempo, no tengo ganas. No estoy preparado y no quiero ser un improvisado. Si algún día decido ser técnico, me voy a informar, formaré un grupo de trabajo, me aggiornaré…

—¿No es que te negás para conservar tu imagen de posibles críticas?

—¡¡Nooo!! Muchos me lo dicen y no es así. Es parte del riesgo de la profesión. Y yo, o al menos la gente con sentido común, cuando aparece el tema de Passarella en una mesa digo: “Sí, le fue como el traste pero qué monstruo que era”. Hay que diferenciarlo. Y supongo que eso pasaría conmigo el día que decida ser técnico. Eso no me preocupa. Me preocupa hacer las cosas cuando realmente tenga ganas y esté en condiciones. Siempre les dije a Davicce, a Pintado y a Aguilar que ojalá que el día que yo tenga ganas ellos estén en la mala y yo llegue como Salvador Gaviota. Sería espectacular. Pero no sé si pasará. Y tampoco quiero utilizar el afecto de la gente y que se malentienda esto. Me enganché con otra cosa. Y estoy bien.

—Pero Aguilar es muy insistente, porque igual te llamó antes que a Ramón Díaz.

—Sí, me llamó antes de hablar con alguno. Quería escuchar de mi boca si era sí o no. El día que me fui se lo expliqué y si bien me lo respeta, siempre que puede me lo pregunta, je. Es halagador para mí.

—¿Te pidió tu opinión sobre el sucesor de Daniel?

—No. Y fue bueno porque no estoy en un momento para dar una opinión. A veces me pasa que Paco (Casal) me habla de un jugador uruguayo y no lo conozco. De Nacho González me decían que la rompía y recién lo vi contra Brasil.

—Gallego, Merlo, Astrada, Gallardo, Salas y ahora Passarella… ¿River se convirtió en un club comeídolos?

—Puede ser. Es habitual que cuando al equipo le va mal se transforme en una picadora de carne de ídolos. Y no se salva nadie. Si yo volviera ahora, caería adentro de la picadora. Son momentos. Cuando yo llegué al club, era parecido. El final de Aragón Cabrera, la debacle de River, se venían a llevar las Remington, estuvimos dos meses de huelga porque no nos pagaban y mandábamos telegramas para quedar libres. Y sin embargo, cuatro años después, River fue campeón del mundo.

—¿Es normal lo que le pasó a Passarella?

—No. Bilardo, por ejemplo, era uno de los técnicos más respetados del mundo y en Boca le fue como la mona. Y sigue siendo respetable. No es mal técnico por eso. Todos tenemos buenos y malos momentos. Pero hay que saber bancársela cuando uno está allá abajo.

—¿Ortega es el único al que no se puede putear?

—Lo que pasa es que Ariel tiene una historia en River y uno le tiene mayor cariño por todo lo que le ha pasado. El es más intocable que el resto.

Después, hay muchos chicos y algunos nuevos. Y River es un club complicado, muy político. Entonces, el ambiente pesa. Ir todos los días a la práctica, poner la carita… Y eso que ahora se entrenan en Ezeiza, porque cuando entrenábamos todos los días en el club era otra historia: pasaban los socios y nos querían matar.

—¿El Burrito sigue siendo tu debilidad?

—Es un divino. Un tipo con un corazón enorme y un monstruo como jugador. No llegó a ser más de lo que es porque tuvo problemas en su vida. Viví cosas espectaculares con él y siempre lo voy a querer.

—¿Está bien que salga a hablar y les ponga pautas a los pibes?

—Siempre tiene que ser así. Acá se perdió esa transición que existía y que yo viví en los 80. Es como en tu casa: el más grande le transmite al más chico y esto ya no es así. Para que se acorte depende de dos cosas: del lugar que tomen tipos como Ariel y de que los pibes se acerquen. Porque si siguen detrás de la PlayStation, la mina y el auto, hay un vacío que nadie lo va a poder llenar.

—¿Y entonces?

—Entonces necesitás un tirón de orejas. Eso se vio en el Estudiantes de Verón, en el Boca de Riquelme… Más allá de la capacidad del jugador, hay otra cosa que se teje en el vestuario: los más chicos miran si este vino y corre, si este viene y juega, si este se concentra… Eso se transmite y me alegra que sea Ariel el que lo haga. Porque lo necesita, le hace bien y debe tomar esa responsabilidad de ser el tipo más importante del club. No hay otro. Tiene que ser el capitán y el que lleve adelante a River. Y los demás se tienen que acercar a él.

—Belluschi pudo haber sido un referente. ¿Le pesó que Passarella lo cotizara en 40 millones y le diera la cinta?

—Sabrá Passarella por qué lo hizo, él es el que estaba todos los días con Belluschi, lo conocía. Quizá vio que eso lo motivaba y no salió bien.

—¿Qué le falta a River?

—Algo fundamental: alguien que ayude a Ortega en esta historia de amalgamar el vestuario.

—¿Un líder?

—Los grandes equipos, históricamente, los hicieron buenos jugadores pero antes que nada, un grupo. Es muy difícil que un grupo con problemas internos perdure. Y hoy River necesita otro tipo más, que venga de afuera con hambre de gloria, de volver a sentirse vivo en la Argentina y de volver a ganar. Un poco lo que pasó conmigo.

—¿Se te ocurre alguno?

—Un montón, pero hay que encontrarlos.

—¿Puede ser Abreu?

—Puede ser, pero no tiene historia en River. Ojalá fuera porque le tengo un cariño especial. Puede ser Roberto Ayala, o Crespo, pero depende de ellos y de la propuesta que les hagan. D’'Allessandro, del que hoy se está hablando, es más joven pero puede ser. Tiene roce en Europa.

—¿Te gusta Buonanotte?

—Es un chico con una gran condición técnica pero tiene el tema físico: es muy liviano y va a sufrir mucho más de lo que sufrió Messi, que te das cuenta de que lo laburaron y tiene un pique y una potencia como nadie en el mundo. Le tiran el camión y no lo mueven. Buonanotte, sin compararlo, no cuenta con eso. Es algo en lo que nuestros países se descudidó.

—¿Por qué pasa eso?

—En Europa agarran a los chicos de 15 años y los preparan. Nosotros los agarramos y los vamos llevando porque juegan mejor. Si estudian o no, no nos calentamos. Si pesan 20 kilos más o 10 menos, no nos preocupamos porque hacen goles y en las Inferiores andan bien. Y da bronca porque no estamos en la miseria como Nigeria, por nombrarte un país de Africa. El fútbol dejó de ser improvisado. Improvisado es el caño que tira Ortega o Messi. Lo demás, no.

—¿Algún chico de River te llama la atención?

—No, porque lo veo muy poco. Si a Buonanotte lo conocí en el clásico… Alexis Sánchez me dejó una muy buena impresión. Deberá madurar, pero tiene condiciones. Aunque se queda mucho con la pelota.

—¿Te hace acordar al Burrito?

—Sí, pero Ariel era más desequilibrante. Cuando empezó era terrible. Me acuerdo de que en el ómnibus me le sentaba atrás y empezaba a martillarlo. Ibamos a la cancha de Boca y yo le decía: “Burrito, mirá que te tienen terror, estos tipos no durmieron porque saben que a vos no te pueden marcar”. Y era así… El tipo entraba y salía de una baldosa. Obvio que la edad ya no lo acompaña. Pero sigue siendo desequilibrante.

—¿Se te ocurrió acercarte hasta un entrenamiento de River a hablar con los jugadores? ¿Lo harías?

—Por supuesto. Pero me lo tenés que pedir. Y no porque me haga el raro sino porque no quiero que alguno piense que quiero ocupar un lugar que no me corresponde. Yo no soy ídolo porque lo decidí: me hizo ídolo la gente.

—¿Aguilar te lo pidió?

—No, la única vez que me consultó algo fue antes de que agarrara Leo. Y le dije que me parecía bárbaro. Pero nunca más. Y eso que yo hablo cada dos por tres para manguearle entradas para los recitales.

—La última: ¿te pegó mucho el Cholo cuando lo enfrentaste?

—Ni me acuerdo. Nos cruzamos cuando jugaba en el Pisa o en la selección. Me preocupaba poco el que pegaba. Es un tipo que le dio mucho a la Argentina y a todos sus equipos. No lo conozco pero lo respeto. Por algo hizo la carrera que hizo. Y más allá de todo, ojalá que le vaya como en Estudiantes o mejor. Hay que bancarlo. Hay que darle tiempo. Porque River no puede estar cambiando todos los días de entrenador.


“Todavía me alegra cuando pierde Boca”

¿Viste los afiches cargando a Boca?

—Sí, y son simpáticos. Me rompe las bolas cuando cargan a River pero me río un poco más cuando cargan a Boca. Es la idiosincrasia de acá. Lo que me apena es que se perdió la ética. Yo discutí al aire con Macri una vez que dijo que éramos los innombrables. Y él no puede decir eso. Que lo diga acá, tomando un café me parece bárbaro. Pero públicamente no puede. Pero eso es la Argentina en la actualidad.

—¿Querías que el domingo ganara el Milan?

—Siempre quiero que gane el que juega contra Boca. Hoy el Milan, el domingo Lanús, el que juegue. Porque a mí me dolía cuando ellos nos ganaban, los hinchas nos miraban con cara de culo y uno se siente mal. Y te duele. Entonces todo ese dolor que vivís cuando el rival sale campeón, lo expresás tratando de que el otro no gane.

—¿Viste el partido?

—No. Como estaba en Córdoba por el partido homenaje de Amuchástegui, fuimos a comer y nos acostamos tardísimo.

—¿Ni te dio para gritar un poquito los goles?

—No, no soy tan así. Si lo hubiera visto, me habría puesto contento, nada más. No soy desesperado.

—¿Y qué pensás de lo que pasa con Russo?

—Es una locura. Hay que mirar la parte llena del vaso. Perdiste una final, pero llegaste vos a la final. No llegó ni Barcelona, ni América de México, ni el de Cali, ni River… La verdad me puse muy triste y me sentí mal cuando perdí la final de la Intercontinental contra la Juventus, pero ahí llegamos nosotros. Yo fui a Japón, la pasamos bomba y si entraba la pelota de Ortega que pegó en el palo era otra historia. Pero fuimos nosotros. Es lo que siempre luché en Uruguay. Yo les decía que estábamos entre los 32 países más importantes del mundo al ir al Mundial. Ganarlo lo gana uno solo. Si tenés la suerte, espectacular. La historia de nuestros países te obliga a estar, pero basta, fiera. Peor es no ir.

—¿Cuánto pesó que no estuviera Riquelme?

—Lo que pesa es la derrota. Si Boca hubiera ganado, le estarían renovando a Russo, dirían que Boca demostró que sin Riquelme también puede. Siempre pasa. Palermo ganó una Intercontinental contra el Real Madrid, no hace 50 años. Y qué, ¿ahora no puede jugar más? Es una locura. Ojo, el que participa de esto tiene que saber cómo es y no hay lugar para las quejas. Cuando te va mal, hay que apretar los dientes y seguir para adelante. Lo deben saber Russo, Palermo, Ortega, Simeone, Passarella, Aguilar, Macri o yo.

De acuerdo o no con lo que dijo siempre es importante escuchar/leer a uno de nuestros grandes ídolos. Ejemplo como persona y futbolista…

EL ENZO

“Ramón era el único que podía parar todos los problemas”

El Príncipe, picante como nunca, elogia al Pelado. Dice que lo sorprendió la elección de Simeone. Acepta que hoy River es una picadora de ídolos. Y revela que no es técnico porque no tiene tiempo ni ganas.

Enzo, ¿cómo ves al Cholo como DT de River?

—Es difícil hablar porque no estoy involucrado. Aunque dialogo con Aguilar, en ningún momento me participaron de nada en River. Recién ahora vengo un poco más al club, pero no estoy involucrado. Y hay un montón de preguntas que no puedo contestar…

¿Se suspende el mano de mano de Enzo Francescoli con Olé? Siga hasta la página 7 y lo sabrá…

—Sí te puedo decir que es un técnico joven, de poca experiencia. No lo conozco salvo de jugar contra él. Siempre fue un tipo temperamental, pero no sé cómo labura, no tengo un amigo en Estudiantes que me diga qué hace. A la Bruja (Verón) la vi tres veces… Ganó un campeonato que perdió Boca, pero bueno, no hay que sacarle méritos. Tenía un equipo con un jugador muy importante, como pasó conmigo cuando volví a River y con Riquelme en Boca, que es Verón. El volvió con ganas de ganar cosas y generó un ambiente diferente.

—¿Te sorprendió que lo hayan contratado?

—Sí, me sorprendió porque no es lo mismo tener una historia como jugador que como técnico. Es más: si yo mañana soy técnico, no quiere decir que vaya a ser bueno. Y Simeone no tiene historia, más allá de estos dos años con Estudiantes y Racing. Quizá no salió de la mejor forma de Estudiantes. Quizás eso a la larga lo puede jorobar. Escuché declaraciones de algún chico (Pablo Alvarez) que terminó mal con él… Y yo a estas cosas las respeto mucho. —Pero…

—No hay que ser hipócrita: no digamos más que respeto la palabra si no la respetás. Lo mismo pasó con Ramón, el único que la respetó fue Astrada. Esta es una profesión en la que se gana mucha guita si te va bien y muy poca si te va mal. Y es eso. Punto. Cada uno busca su mejor nivel profesional y económico. Yo quiero a la gente de River pero en su momento me fui a Francia. Tuve la idea de volver y muchos me dijeron “cumpliste con tu palabra”, pero fue porque se dio. También dije que terminaría mi carrera en Peñarol y no lo pude hacer porque no me daban más las piernas.

—¿Simeone, por su personalidad, es el técnico que necesita River?

—Lo único que cuentan son los resultados. Si sos más o menos temperamental… Yo jugué con tipos realmente duros, pero al más temperamental que vi fue a Maradona. Si Simeone es el ideal para River no lo sé. Ojalá lo sea. El único que realmente paraba todos los problemas era Ramón. Pero Passarella también tenía una historia muy buena y sin embargo se tuvo que ir como se fue.

—¿Por qué Ramón pararía los problemas?

—Porque la gente se acuerda de lo que ganó. Pero ojo que antes de aquel superclásico en Mar del Plata que ganamos 1-0 con gol mío (en el 96), lo invité a levantar el trofeo con nosotros porque la noche anterior los dirigentes dudaban entre sacarlo o dejarlo. Hoy yo escucho todo desde la lejanía y me sonrío bastante con las cosas que se dicen. Acá hay que ganar. Ya seas jugador o técnico, la exigencia es muy grande.

—Es extraño que justo vos digas eso del Pelado.

—Es que las diferencias fueron un tema de él. Yo se los dije a mis amigos: cuando lo vio aparecer en San Lorenzo, me dio placer. Porque el tipo le dio un lugar al jugador y él se dio un lugar que realmente es lógico. Cuando estaba en River no lo hacía. Y eso nos llevó a tener distancia.

—¿Y por qué lo hacía?

—Porque ponerse el buzo de técnico pudiendo ser jugador fue un problema para él. Le fue difícil marcar esa línea imaginaria de respeto con quienes dos años antes habían sido compañeros. Y la manera que él buscó fue separarse. Con casi todos los más grandes tuvo problemas. No conmigo, porque mi imagen era más fuerte que la suya y la tuvo que respetar.
Vos no podés subir a festejar la Libertadores y agradecerle a todo el mundo menos a los jugadores. Esa distancia la acomodaba yo. ¿Por qué? Porque tenía ascendencia con los jugadores. Yo siempre lo respeté como técnico, él me respetó como jugador y ganábamos. Por eso nadie movía nada. Porque la idea es ganar. Así de simple.

—¿Por qué creés que Ramón le dijo que no?

—Para mí no le pudo decir que sí. No pudo salir. Si decía que sí, quedaba muy mal parado. El siempre va a tener la puerta abierta en River. En su lugar hubiese hecho lo mismo. Bah, yo en su lugar no me hubiera juntado con la gente de River. Quizá se juntó por revancha, para poder después poder decirle no en la cara. Pero es el único justificativo que le encuentro.

—¿Hace falta conocer River para dirigirlo?

—Esas cosas son “pour la gallerie”, pero el técnico tiene que ganar y el jugador tiene que hacer goles, no hay otra. Si perdés, te tenés que ir. Los dirigentes son los últimos en irse porque son los que mandan. Esto es un negocio enorme. Igual hay que saber diferenciar, porque mañana mucha gente va a leer esta nota y va a decir: “¡Qué desalmado! A este tipo todo le chupa un huevo, que la camiseta…”. Y no. Yo con la camiseta todo bien, pero mientras la tengo puesta. Es una realidad. Yo a River me lo banco y me lo banqué más que otros que se llenan la boca. Pero también di todo en Marsella, en París, en Cagliari…

—¿Con cuántos hinchas de River te cruzás habitualmente por la calle?

—Con un montón.

—¿Y cuántos te pidieron que fueras el DT desde que se fue Passarella?

—Todos, y desde antes también. Davicce y Pintado me lo propusieron antes de que estuviera Ramón y les dije que quería jugar. Y después de que se fue Ramón me lo volvieron a ofrecer. Y antes de que viniera Passarella. Y antes de que viniera Astrada. Y después… Entiendo que hay un cariño, una visión de que como jugué bien y me fue bien, voy a ser un gran técnico. Y es equivocado. No se sabe.

—Bueno, pero tenés una espalda enorme.

—Pero la espalda se termina cuando perdés. Y la mía también. Todos los hinchas somos exitistas y queremos que el equipo gane. Si lo dirijo yo, vos o él, cuando el equipo pierde se olvidan de todo. Conmigo van a tardar un poco más, pero me van a putear lo mismo.

—¿No es tu momento?

—Hoy hay dos cosas que mandan. No tengo ganas y no tengo tiempo. Hay un compromiso formal con amigos, tenemos un canal de fútbol, viajo a Estados Unidos regularmente y tenemos planes de expandirnos. Al fútbol hay que vivirlo full time. Eso por un lado. Por el otro, si tuviera tiempo, no tengo ganas. No estoy preparado y no quiero ser un improvisado. Si algún día decido ser técnico, me voy a informar, formaré un grupo de trabajo, me aggiornaré…

—¿No es que te negás para conservar tu imagen de posibles críticas?

—¡¡Nooo!! Muchos me lo dicen y no es así. Es parte del riesgo de la profesión. Y yo, o al menos la gente con sentido común, cuando aparece el tema de Passarella en una mesa digo: “Sí, le fue como el traste pero qué monstruo que era”. Hay que diferenciarlo. Y supongo que eso pasaría conmigo el día que decida ser técnico. Eso no me preocupa. Me preocupa hacer las cosas cuando realmente tenga ganas y esté en condiciones. Siempre les dije a Davicce, a Pintado y a Aguilar que ojalá que el día que yo tenga ganas ellos estén en la mala y yo llegue como Salvador Gaviota. Sería espectacular. Pero no sé si pasará. Y tampoco quiero utilizar el afecto de la gente y que se malentienda esto. Me enganché con otra cosa. Y estoy bien.

—Pero Aguilar es muy insistente, porque igual te llamó antes que a Ramón Díaz.

—Sí, me llamó antes de hablar con alguno. Quería escuchar de mi boca si era sí o no. El día que me fui se lo expliqué y si bien me lo respeta, siempre que puede me lo pregunta, je. Es halagador para mí.

—¿Te pidió tu opinión sobre el sucesor de Daniel?

—No. Y fue bueno porque no estoy en un momento para dar una opinión. A veces me pasa que Paco (Casal) me habla de un jugador uruguayo y no lo conozco. De Nacho González me decían que la rompía y recién lo vi contra Brasil.

—Gallego, Merlo, Astrada, Gallardo, Salas y ahora Passarella… ¿River se convirtió en un club comeídolos?

—Puede ser. Es habitual que cuando al equipo le va mal se transforme en una picadora de carne de ídolos. Y no se salva nadie. Si yo volviera ahora, caería adentro de la picadora. Son momentos. Cuando yo llegué al club, era parecido. El final de Aragón Cabrera, la debacle de River, se venían a llevar las Remington, estuvimos dos meses de huelga porque no nos pagaban y mandábamos telegramas para quedar libres. Y sin embargo, cuatro años después, River fue campeón del mundo.

—¿Es normal lo que le pasó a Passarella?

—No. Bilardo, por ejemplo, era uno de los técnicos más respetados del mundo y en Boca le fue como la mona. Y sigue siendo respetable. No es mal técnico por eso. Todos tenemos buenos y malos momentos. Pero hay que saber bancársela cuando uno está allá abajo.

—¿Ortega es el único al que no se puede putear?

—Lo que pasa es que Ariel tiene una historia en River y uno le tiene mayor cariño por todo lo que le ha pasado. El es más intocable que el resto.

Después, hay muchos chicos y algunos nuevos. Y River es un club complicado, muy político. Entonces, el ambiente pesa. Ir todos los días a la práctica, poner la carita… Y eso que ahora se entrenan en Ezeiza, porque cuando entrenábamos todos los días en el club era otra historia: pasaban los socios y nos querían matar.

—¿El Burrito sigue siendo tu debilidad?

—Es un divino. Un tipo con un corazón enorme y un monstruo como jugador. No llegó a ser más de lo que es porque tuvo problemas en su vida. Viví cosas espectaculares con él y siempre lo voy a querer.

—¿Está bien que salga a hablar y les ponga pautas a los pibes?

—Siempre tiene que ser así. Acá se perdió esa transición que existía y que yo viví en los 80. Es como en tu casa: el más grande le transmite al más chico y esto ya no es así. Para que se acorte depende de dos cosas: del lugar que tomen tipos como Ariel y de que los pibes se acerquen. Porque si siguen detrás de la PlayStation, la mina y el auto, hay un vacío que nadie lo va a poder llenar.

—¿Y entonces?

—Entonces necesitás un tirón de orejas. Eso se vio en el Estudiantes de Verón, en el Boca de Riquelme… Más allá de la capacidad del jugador, hay otra cosa que se teje en el vestuario: los más chicos miran si este vino y corre, si este viene y juega, si este se concentra… Eso se transmite y me alegra que sea Ariel el que lo haga. Porque lo necesita, le hace bien y debe tomar esa responsabilidad de ser el tipo más importante del club. No hay otro. Tiene que ser el capitán y el que lleve adelante a River. Y los demás se tienen que acercar a él.

—Belluschi pudo haber sido un referente. ¿Le pesó que Passarella lo cotizara en 40 millones y le diera la cinta?

—Sabrá Passarella por qué lo hizo, él es el que estaba todos los días con Belluschi, lo conocía. Quizá vio que eso lo motivaba y no salió bien.

—¿Qué le falta a River?

—Algo fundamental: alguien que ayude a Ortega en esta historia de amalgamar el vestuario.

—¿Un líder?

—Los grandes equipos, históricamente, los hicieron buenos jugadores pero antes que nada, un grupo. Es muy difícil que un grupo con problemas internos perdure. Y hoy River necesita otro tipo más, que venga de afuera con hambre de gloria, de volver a sentirse vivo en la Argentina y de volver a ganar. Un poco lo que pasó conmigo.

—¿Se te ocurre alguno?

—Un montón, pero hay que encontrarlos.

—¿Puede ser Abreu?

—Puede ser, pero no tiene historia en River. Ojalá fuera porque le tengo un cariño especial. Puede ser Roberto Ayala, o Crespo, pero depende de ellos y de la propuesta que les hagan. D’'Allessandro, del que hoy se está hablando, es más joven pero puede ser. Tiene roce en Europa.

—¿Te gusta Buonanotte?

—Es un chico con una gran condición técnica pero tiene el tema físico: es muy liviano y va a sufrir mucho más de lo que sufrió Messi, que te das cuenta de que lo laburaron y tiene un pique y una potencia como nadie en el mundo. Le tiran el camión y no lo mueven. Buonanotte, sin compararlo, no cuenta con eso. Es algo en lo que nuestros países se descudidó.

—¿Por qué pasa eso?

—En Europa agarran a los chicos de 15 años y los preparan. Nosotros los agarramos y los vamos llevando porque juegan mejor. Si estudian o no, no nos calentamos. Si pesan 20 kilos más o 10 menos, no nos preocupamos porque hacen goles y en las Inferiores andan bien. Y da bronca porque no estamos en la miseria como Nigeria, por nombrarte un país de Africa. El fútbol dejó de ser improvisado. Improvisado es el caño que tira Ortega o Messi. Lo demás, no.

—¿Algún chico de River te llama la atención?

—No, porque lo veo muy poco. Si a Buonanotte lo conocí en el clásico… Alexis Sánchez me dejó una muy buena impresión. Deberá madurar, pero tiene condiciones. Aunque se queda mucho con la pelota.

—¿Te hace acordar al Burrito?

—Sí, pero Ariel era más desequilibrante. Cuando empezó era terrible. Me acuerdo de que en el ómnibus me le sentaba atrás y empezaba a martillarlo. Ibamos a la cancha de Boca y yo le decía: “Burrito, mirá que te tienen terror, estos tipos no durmieron porque saben que a vos no te pueden marcar”. Y era así… El tipo entraba y salía de una baldosa. Obvio que la edad ya no lo acompaña. Pero sigue siendo desequilibrante.

—¿Se te ocurrió acercarte hasta un entrenamiento de River a hablar con los jugadores? ¿Lo harías?

—Por supuesto. Pero me lo tenés que pedir. Y no porque me haga el raro sino porque no quiero que alguno piense que quiero ocupar un lugar que no me corresponde. Yo no soy ídolo porque lo decidí: me hizo ídolo la gente.

—¿Aguilar te lo pidió?

—No, la única vez que me consultó algo fue antes de que agarrara Leo. Y le dije que me parecía bárbaro. Pero nunca más. Y eso que yo hablo cada dos por tres para manguearle entradas para los recitales.

—La última: ¿te pegó mucho el Cholo cuando lo enfrentaste?

—Ni me acuerdo. Nos cruzamos cuando jugaba en el Pisa o en la selección. Me preocupaba poco el que pegaba. Es un tipo que le dio mucho a la Argentina y a todos sus equipos. No lo conozco pero lo respeto. Por algo hizo la carrera que hizo. Y más allá de todo, ojalá que le vaya como en Estudiantes o mejor. Hay que bancarlo. Hay que darle tiempo. Porque River no puede estar cambiando todos los días de entrenador.


“Todavía me alegra cuando pierde Boca”

¿Viste los afiches cargando a Boca?

—Sí, y son simpáticos. Me rompe las bolas cuando cargan a River pero me río un poco más cuando cargan a Boca. Es la idiosincrasia de acá. Lo que me apena es que se perdió la ética. Yo discutí al aire con Macri una vez que dijo que éramos los innombrables. Y él no puede decir eso. Que lo diga acá, tomando un café me parece bárbaro. Pero públicamente no puede. Pero eso es la Argentina en la actualidad.

—¿Querías que el domingo ganara el Milan?

—Siempre quiero que gane el que juega contra Boca. Hoy el Milan, el domingo Lanús, el que juegue. Porque a mí me dolía cuando ellos nos ganaban, los hinchas nos miraban con cara de culo y uno se siente mal. Y te duele. Entonces todo ese dolor que vivís cuando el rival sale campeón, lo expresás tratando de que el otro no gane.

—¿Viste el partido?

—No. Como estaba en Córdoba por el partido homenaje de Amuchástegui, fuimos a comer y nos acostamos tardísimo.

—¿Ni te dio para gritar un poquito los goles?

—No, no soy tan así. Si lo hubiera visto, me habría puesto contento, nada más. No soy desesperado.

—¿Y qué pensás de lo que pasa con Russo?

—Es una locura. Hay que mirar la parte llena del vaso. Perdiste una final, pero llegaste vos a la final. No llegó ni Barcelona, ni América de México, ni el de Cali, ni River… La verdad me puse muy triste y me sentí mal cuando perdí la final de la Intercontinental contra la Juventus, pero ahí llegamos nosotros. Yo fui a Japón, la pasamos bomba y si entraba la pelota de Ortega que pegó en el palo era otra historia. Pero fuimos nosotros. Es lo que siempre luché en Uruguay. Yo les decía que estábamos entre los 32 países más importantes del mundo al ir al Mundial. Ganarlo lo gana uno solo. Si tenés la suerte, espectacular. La historia de nuestros países te obliga a estar, pero basta, fiera. Peor es no ir.

—¿Cuánto pesó que no estuviera Riquelme?

—Lo que pesa es la derrota. Si Boca hubiera ganado, le estarían renovando a Russo, dirían que Boca demostró que sin Riquelme también puede. Siempre pasa. Palermo ganó una Intercontinental contra el Real Madrid, no hace 50 años. Y qué, ¿ahora no puede jugar más? Es una locura. Ojo, el que participa de esto tiene que saber cómo es y no hay lugar para las quejas. Cuando te va mal, hay que apretar los dientes y seguir para adelante. Lo deben saber Russo, Palermo, Ortega, Simeone, Passarella, Aguilar, Macri o yo.

no me gusto, tiro mala onda

podes cambiar el titulo del tema poniendolo mas especifico como "“Simeone no tiene historia como técnico” Enzo.

“Es un tipo que le dio mucho a la Argentina y a todos sus equipos. No lo conozco pero lo respeto. Por algo hizo la carrera que hizo. Y más allá de todo, ojalá que le vaya como en Estudiantes o mejor. Hay que bancarlo. Hay que darle tiempo. Porque River no puede estar cambiando todos los días de entrenador.”

Como le gusta meter títulos para generar polémica a estos de olé

a mi si me gusto, no dijo anda fuera de lo comun, u n oesta lejos de la realidad de lo que pensamos casi todos… excepto por lo de simeone que a mi si me parecia el tecnico ideal despues de ramon… y al enzo se lo tendira que consultar mas, al igual que al beto… ellos saben lo q es jugar en river

Nota interesante .

Mas realista imposible.

todo bien con enzo es el jugador mas grande que vi en mi corta vida…pero que no me venga a dar charlas de moral que el vive haciendo tramoyas con paco casal y nadie dice nada!

no me gusto, tiro mala onda

podes cambiar el titulo del tema poniendolo mas especifico como "“Simeone no tiene historia como técnico” Enzo.

A mi tampoco me gustó,le tiro muy mala leche al cholo y se vanagloria de haber sido una especie de estrella mundial.y no creo q olé haya distorcionado tanto la entrevista,lo encontré demasiado soberbio para un tipo que arrugaba con boca,además el cholo como jugador fué mucho mas que el enzo,tampoco olvidemos que la supercopa del 97 no la ganamos gracias a el precisamente (erro un penal),esa copa se ganó gracias a salas.

Todo lo que diga el Enzo es palabra santa…

Cualquiera que lo contradiga es un pendejito sin idea de nada…

a mi lo que me intriga es que recalque apesar de que nadie le pregunto, “no estoy involucrado”…que te parece el cholo? “no estoy involucrado” jaja, me parece que algo hace en el club :?

Primero. lavense la boca antes de hablar de Enzo. Segundo, es su opinión personal, la cual yo no comparto, pero si es cierto que Simeone no tiene mucha experiencia como técnico. Igual para mí la experiencia no es sinonimo de seguridad, sino miren como le fue a Passarella y como le fue a un técnico casi sin historia como Cagna en un equipo chico.

Para mi en lo que habla de simeone tiene razon, no creo que haya dicho nada q no sea cierto

—Sí te puedo decir que es un técnico joven, de poca experiencia. No lo conozco salvo de jugar contra él. Siempre fue un tipo temperamental, pero no sé cómo labura, no tengo un amigo en Estudiantes que me diga qué hace. A la Bruja (Verón) la vi tres veces… Ganó un campeonato que perdió Boca, pero bueno, no hay que sacarle méritos. Tenía un equipo con un jugador muy importante, como pasó conmigo cuando volví a River y con Riquelme en Boca, que es Verón. El volvió con ganas de ganar cosas y generó un ambiente diferente.

no me gusto, tiro mala onda

podes cambiar el titulo del tema poniendolo mas especifico como "“Simeone no tiene historia como técnico” Enzo.

Qué?? acaso es mentira ??, NO…es un dato fáctico.

Primero el Enzo fue importantísimo en las victorias de los ´90 no sólomente por su destreza técnica en el campo de juego sino por su condición de líder innato. Sabía manejar al grupo, consolidandose los jóvenes y enarbolando la bandera de luchar todos juntos sin disparidades entre los jugadores. Cosa que hoy falta.

Fué, es y será inmEnzo!!!

me contó una amiga que fue el sabado a Cordoba a ver a Soda Stereo que tuvo acceso al VIP y a una joda que hicieron dspues del recital en noseque boliche, lo encontro al Enzo adentro la guacha y se saco una foto con él…jejeje: a comer???

es una nota interesante , mas viniendo de enzo

OLE y la re puta que te parió…que medio mas amarillista…solamente busca levantar mierda para generar puteríos dignos de los cabarets de boca. Si alguien sabe leer y a la vez interpretar, se dá cuenta que el Enzo no dijo ni mas ni menos que la verdad si tirar mala onda ni mierda contra nadie. Es la cruda verdad…y hay que ver todavía que hace simeone como tecnico…no tiene historia… ganó un campeonato de futbol con estudiantes y nada mas…lo mismo hizo Cabrero ahora último con Lanus…y con eso que? Convengamos que futbolisticamente los últimos torneos de futbol no ganaron los equipos que se destacaron por su buen fútbol…ganaron los menos desprolijos.
Por ello, eterna Salud al Enzo…siempre tan equilibrado adentro y afuera de la cancha.

es curioso que no haya tenido la misma opinion de Ramon cuando lo dirigió a él… hubiese sido mejor que se llamara a silencio

Yo pensé que los descerebrados eran solamente bosteros. Cómo puede haber “hinchas de river” que le critiquen algo al ENZO como jugador? Es un ejemplo a seguir por todos estos marmotas que visten la camiseta ahora. Por favor, las cosas que hay que leer, me voy a lavar los ojos y vuelvo.

El Cholo se va a tener que bancar esto y mucho más hasta que demuestre con hechos que puede ser ídolo. ¿Acaso Ramón tenía alguna experiencia cuando asumió? Me pareció que pudo haber ahondado en otros temas más picantes que suceden en River. En ningún momento habló mal de Aguilarcha. No me pareció tan jugada la nota pero el tipo está en otra, es más político, es como Pelé, que donde va dice que ese país va a salir campeón mundial, aunque esté en Haití.