Acabo de ver una mina en Youtube chupando un micrófono con forma de oreja. Tiene más de 100000 visitas, miles de “me gusta” y comentarios a montones festejando su “arte”. A mi edad puedo entender que una persona patine en un techo de París y se rompa la cabeza contra la vereda, porque si no existía Instagram mandaba las fotos posando a revistas hace 20 años. Esa clase de locuras, talento particular de por medio o no, siempre existieron. El tema es que ahora hay un movimiento internacional de idiotas que facturan con cosas imposibles de creer hasta hace pocos años. Superan lo bizarro, estamos involucionando como sociedad con la exposición pública a través de redes sociales. Antes lo masivo venía desde arriba, a partir de un gran talento que había sido selectivo en primera instancia. Con la democratización del arte, en cualquiera de sus formas, siempre se perdía un poco de nivel pero era lógico. El arte se adaptaba a las mayorías, para acompañarlas hacia un nivel superior. Hoy en día, lo que califican arte o talento, a partir de visitas o los “me gusta”, nace lo más profundo del pozo.
Boludazo es el que lo mira por gusto quizá, aunque hay otros adjetivos que encajarían mejor. De arte hablaban en los comentarios. Yo no entiendo cómo pueden catalogarlo así, pero menos que se humille de ese modo una persona.