En el mercado anterior, con la soga un poco más al cuello que hoy y con 60 puntos para sacar de la galera por delante, el plantel tenía goteras por todo el techo. No solo había que incorporar como mínimo 4 o 5 titulares indiscutidos sino que había que hacer una limpieza devastadora de nombres que alteraban el buen funcionamiento del equipo y atentaban seriamente contra nuestra pelea por evitar el descenso.
El 90% de ese trabajo se hizo magistralmente en junio pasado. Solo quedaron por remover algunos escombros que todavía están y la mira de los refuerzos estuvo a la altura como nunca en los últimos cinco años por lo menos, excepto por supuesto algunas que otras excepciones de nombres propios, quedando solamente la deuda de ese volante con gol y sacrificio. Es cierto que hasta faltando seis fechas el futuro estaba gris oscuro pero con un poco de orden desde el banco de suplentes el equipo demostró que estaba capacitado para intentar salir a flote y consiguió la primera parte del objetivo.
Relajarse ahora pensando que como ya pudimos cumplir esa mitad de la meta con estos nombres la historia esta resuelta es caer en el error más grande del mundo. En el mercado actual las clavijas están bastante más ajustadas en el once inicial y no se necesita de demasiadas herramientas para potenciarlo. Como aquella vez hace seis meses exigimos una limpieza y reestructuración, ahora debemos pretender algo similar en cuanto a las pretensiones. El discurso de no incorporar toca el corazón de lo financiero pero no el del futbolístico que va a la par o peor en cuanto a las urgencias y necesidades. Suena muy lindo al sentido común económico pensar solamente en saldar deudas, pero desde la lógica si o si también hay que darle de comer grandes bocanadas a nuestras posibilidades de ganar esta fatal pelea de los promedios.
En mí cuadro de situación, lo ideal para asegurarnos un mayor porcentaje de salvación definitiva hubiese sido incorporar una compañía de Pavone que llegue para ser titular, un carrilero que llegue para ser titular en lugar de Ferrari o por izquierda para cambiar de punta a Pereyra, un recambio terrenal de zaguero adaptable a la línea de tres y un recambio de media punta o volante con gol también dentro de los terrenales. Y, si es posible, deshacerse de buena parte de los cuatro o cinco gérmenes que ya sabemos que le hacen muy mal a este plantel en lo futbolístico.
Hasta el día de hoy, y a menos de un mes de la primera final, solo llegó una apuesta que juega de delantero, quien lejos esta de garantizar rendimientos concretos e indiscutidos en lo inmediato. Suena a nada. Es nada. A esta altura de los acontecimientos, me daría por satisfecho si llega uno de esos dos “titulares” y aunque sea algún recambio terrenal que pueda adaptarse al otro de los puestos, apostando fuertemente a encontrar en Buonanotte y en Caruso a dos refuerzos inesperados más, teniendo en cuenta lo que hicieron en el último campeonato. Si además cae tambien ese recambio en la zaga, mejor aún, pero lo prioritario hoy por hoy pasa por tapar primeramente los baches ofensivos y sobre todo de falta de gol que tiene el equipo.
No me parece que estemos exigiendo demasiado, menos aún con posibles 10 palos o más en el bolsillo si se concreta esto de Funes Mori. Las posibilidades de préstamos por 1 año o 18 meses ahora son una moneda corriente en las negociaciones actuales y son más económicas y adaptables a nuestras realidades como para intentar hacer uno o dos intentos por jugadores importantes que lleguen para ser titulares.
Quiero y necesito confiar en Passarella, en sus reflejos para las jugadas sorpresivas y en su conocimiento como entrenador. El mejor que nadie sabe en su interior que con este plantel las posibilidades de sacar los otros 30 puntos de la galera existen y son reales, pero también que pueden correr serio peligro. Un simple paso en falso y se nos va todo a la mierda. Ya jugamos demasiado con fuego estos 3 últimos años como para seguir poniendo más leña…