Jugó un partidazo River pero no ayer, en el estadio Único de La Plata, sino durante la semana. Movió primero el presidente, José María Aguilar, que decidió que tenía que hacer alguna declaración después de un semestre catastrófico y salió a declarar que “le enojaba que los jugadores no estuvieran enojados por estar últimos” y que eso no sería gratis, signifique eso lo que signifique.
La movida era muy redituable para el mandatario de la doble papada. En primer lugar se asignaba un lugar de espectador privilegiado, desprovisto de toda responsabilidad. River tiene muchos problemas, muchos de ellos –no todos– están relacionados con el pésimo nivel futbolístico mantenido a lo largo del año, apenas disimulado por la conquista del Clausura. No hace falta decir que un presidente no se puede sentir ajeno a la responsabilidad de ese panorama. Por otro lado, si el equipo le hubiera ganado a Estudiantes el último partido, y con la ayuda de Central hoy hubiera salido del último puesto, Aguilar se habría adjudicado el hecho de haber motivado al plantel con esas declaraciones.
La otra movida de la semana riverplatense la hizo su casi anónimo técnico, Gabriel Rodríguez, que, como su colega en suplencias Pepé Santoro, dirige en ropa deportiva. ¿A los técnicos suplentes nunca les dan un traje? Lo cierto es que Rodríguez esta semana se recibió de técnico con una de esas movidas clásicas de los entrenadores consagrados que es dejar al mejor jugador del equipo en el banco, en este caso, Diego Buonanotte. Está bien, el campeonato del Enano no fue el mejor, pero les recuerdo que en su lugar jugó Archubi.
Finalmente River no ganó, apenas empató 1-1 y quedó definitivamente último en la tabla, una circunstancia histórica que tiene algo de mero dato estadístico y algo de ominosa señal de futuro. Una de las cosas que más se ha remarcado en los últimos meses es la fidelidad de la hinchada millonaria, que está segunda en la tabla de recaudaciones a pesar de la catástrofe deportiva.
Lejos de alegrarme ese dato me trae resonancias de un modelo por seguir inquietante: Racing. ¿Se convertirá el hincha de River en una nueva reformulación del sufrido y fiel hincha de la Academia? ¿River es el Racing de mañana? ¿Hay vida en Marte? Preguntas, amigos, que nos hacemos ante la certeza de que el campeonato ha terminado y de que pasamos a tener más tiempo libre.
Luego de un primer tiempo anodino, que terminó con un elocuente cero a cero, Estudiantes y River se despertaron por esas cosas que tiene el fútbol y jugaron una segunda parte vibrante, con goles, una expulsión y varias jugadas de riesgo. Las modificaciones en Estudiantes –avanzado el segundo tiempo– le cambiaron la cara, ya que salieron los muy opacos Benítez y Galván y entraron en su reemplazo Enzo Pérez e Iván Moreno, dos futbolistas intensos, que demuestran ganas de jugar.
A los técnicos se les suele celebrar cuando un cambio mejora al equipo, pero esta columna, bastante insidiosa con los entrenadores, se pregunta: ¿no habrá sido un error no haber puesto a esos jugadores desde el principio? Como sea, Estudiantes se recuperó de estar 0-1 abajo en el marcador, luego de un cabezazo de Tuzzio, gracias a esos dos hombres, y lo puso a River contra su arco, aunque también se expuso a un gol de contraataque.
Cuando Tuzzio convirtió su gol, repitió algo que había hecho en la última fecha en que dirigió Simeone: fue corriendo hasta el banco y se abrazó con el técnico, que dirigía por última vez. Algunas empresas despiden a sus empleados y les dan lapiceras con su nombre inscripto en oro. River les da un abrazo transpirado de Tuzzio.
Luego del empate de Boselli, Estudiantes se sintió inspirado y siguió buscando desnivelar. No lo contuvo ni la expulsión de Verón, que arrancó bien y se fue quedando, creciendo en imprecisiones y en fastidio. Una persecución muy molesta de Galmarini lo dejó en el piso y, al levantarse, buscó con su bocha el mentón del Patito, que se desplomó como si hubiera recibido un golpe de Tyson. Sin su capitán, Estudiantes siguió buscando y terminó convirtiendo al joven Vega en la figura del partido.
Ya está, todo terminó y River es el último equipo de la tabla de posiciones. Las cosas que hay que ver.
Leanlo, no tiene desperdicio.