Las comparaciones son odiosas y mas aún si no se ponderan los contextos que rodean a las situaciones que se comparan. Por eso pretender que en tiempos de miseria nos demos los lujos de los tiempos de abundancia es una utopía rayana a la estupidez. Que no se valoren los puntos obtenidos por River en Rosario y La Plata, en el contexto institucional y deportivo de River es simplemente un despropósito mas allá de las formas que haya empleado el equipo para lograrlo. Sobre todo teniendo en cuenta que hace no mucho tiempo atrás en esos mismos escenarios, River pasó papelones sin precedentes volviéndose con 3 o 4 goles en la canasta. Pero los nostálgicos de Suecia 58 siguen regodeándose en el engaño que, aun con esas 3 o 4 pepas adentro, eramos los campeones morales por ir al frente.
Hoy pueden leerse expresiones que tildan al planteo de River de miedoso y por lógica trasladan ese adjetivo al técnico. Algunos se rasgan las vestiduras porque Carrizo, con River ya con 10 hombres, hacía con parsimonia un saque de arco. Esas mismas expresiones terminan con la ya trillada y demagógica frase que anuncia “esto es River!”.
Estimados amigos, gracias a Aguilar, a sus secuaces y sus antecesores, gracias a técnicos soberbios o de escasa capacidad, gracias a jugadores de nula jerarquía, River dejó de ser River hace rato y quien no lo entienda se va a hacer trampa al solitario, y lo peor es que de esa manera van a contagiar al resto. Decir “esto es River!” es un delirio de quien todavía se cree que estamos en los 90 con equipo galáctico y un contexto deportivo e institucional absolutamente diferente del que se vive hoy.
River dejó de ser el millonario al que le sobraba la guita y salía con las minas mas lindas. Hoy a River le toca bailar con la mas fea, obligado a juntar centavito por centavito para subsistir y no hablo de cuestiones económicas únicamente. Primero lo primero. Antes que nada River tiene que recuperar su dignidad. A River, hasta hace no mucho, se le reía en la jeta cualquier pelagato al que visitaba y en nuestra casa los invitados nos jodían a mas no poder. Hoy los que nos visitan no se van con menos de dos pepas y cuando River va de visita empieza a dejar en claro que vas a tener que jugar muy bien para ganarle ya que el equipo no se regala como antes porque ahora conoce de sus limitaciones.
Analizar a River fuera de este contexto es hacerse trampa al solitario. Si River viniera de ser Campeón de la Libertadores y ahora llegado Simeone juega de la manera que lo está haciendo sería el primero en la fila para criticarlo. Pero yo no como vidrio y se de donde venimos. Venimos de 4 a 0 con Olimpo y otras goleadas varias. Venimos de apenas 23 puntos el campeonato anterior. Entonces no tengo menos que rescatar que de aquello a esto hay un paso adelante sin dejar de reconocer que hay muchísimo pero MUCHISIMO que mejorar, porque sino yo también me estaría haciendo trampa al solitario y engañando al resto.
Nadie pretende conformarse con lo visto. Las exigencias serán mayores a futuro a medida que se vayan dando los pasos necesarios y cumpliendo objetivos. El primer objetivo de River debe ser recuperar su dignidad futbolística. Y, mas allá del vergonzoso tropezón con los peruanos, de a poco lo está haciendo. Quienes nos visitan temen irse con la canasta llena y nuestros anfitriones ya terminan con una muesca de fastidio por no poder burlarse como antes. Pequeño paso adelante pero paso al fin.
Por eso hay que bajar un cambio y bajarse de la nube. River ya no es River. River es lo que puede y lo que lo dejan ser. Y si en ese contexto luego de jugar con Estudiantes y Newells afuera y con San Lorenzo en casa, este River, devaluado deportiva e institucionalmente, está a dos de la punta con su arco invicto en condición de visitante, no tengo menos que abrir el crédito a quien esté a cargo de esta empresa.