Dialogos con la flaca de pelo grisaceo

Justo estoy leyendo a Derrida. No se si es porque no entiendo nada, pero el tipo me parece un tibio total. Me está complicando la vida.

PD: Gracias por el link Dylan.

Naaah, si hay algo que no se le puede criticar a feinmann es su claridad expositiva. Yo me refiero a la escritura de forster no a exposiciones orales que por otra parte creo que lo escuché una vez sola. Por eso los libros de feinmann se venden a lo loco porque te pueden gustar o no pero los podés leer, el tipo tiene una concepción democrática del conocimiento y a tipos como forster no los conoce nadie. Y nadie compra sus libros salvo algún que otro iniciado en la materia.

Nah, Ariel, lo (nos) mataste. Le tiraste un libro entero para leer. Tirá un resumen, unas puntas o una tabla comparativa con 5, 6 puntos como para saber si vale la pena darte bola o no…:lol:

Algunas de las críticas de mario bunge en forma muy resumida:

La crítica de Mario Bunge al psicoanálisis
Bunge ha atacado vigorosamente al psicoanálisis en numerosas oportunidades. Las razones que ha ofrecido pueden agruparse en dos tipos: razones metodológicas y pruebas empíricas. Las primeras constituyen una crítica al modo de proceder de los investigadores que han desarrollado el psicoanálisis, desde Freud hasta nuestros días. Ese modo de proceder, afirma Bunge, está reñido con los requisitos mínimos aceptados por la comunidad científica internacional para considerar que una investigación es científica. En otras palabras, los psicoanalistas no utilizan la estrategia general de indagación conocida como método científico. Las razones del segundo tipo muestran que los datos no apoyan las ideas psicoanalíticas.[23] [23] [24] [25] Bunge considera que el psicoanálisis es una pseudociencia.[26]
Las razones metodológicas que Bunge ofrece pueden resumirse así:
El psicoanálisis contiene hipótesis irrefutables La ciencia intenta describir y explicar cómo es el mundo y lo hace a través de datos, hipótesis, modelos y teorías. Los científicos ponen a prueba sus ideas (hipótesis, modelos y teorías) acerca de la realidad utilizando dos tipos principales de control: el más conocido de ellos es el control empírico, vale decir la puesta a prueba de las ideas por medio de datos empíricos.[27]
Para poder ser sometida a contrastación empírica una idea debe ser refutable. Es decir, ha de ser posible imaginar un dato empírico que, si resultase verdadero, refutaría la idea en cuestión. Pues bien, una de las críticas al psicoanálisis más difundidas —y que Bunge comparte— es que gran parte de sus hipótesis son irrefutables. Estas hipótesis están formuladas de tal modo que, por principio, no puede haber datos que las pongan en entredicho. Bunge provee el ejemplo de la hipótesis del contenido sexual —manifiesto o latente— de los sueños.[27]
Esta hipótesis es irrefutable porque si un sueño determinado contiene elementos sexuales está claro que la hipótesis se confirma. Pero también ocurre que cuando el sueño no contiene ningún elemento sexual ostensible, el psicoanalista lo da por supuesto y justifica su actitud recurriendo al supuesto de que el contenido sexual está latente. Desde luego, lo latente es muy difícil de registrar empíricamente.
Otro ejemplo es el de la atracción sexual de los niños por los padres del sexo opuesto y la correspondiente represión. Para el psicoanálisis, sostiene Bunge, tanto da que uno haga A o B. Si hace A, es prueba de que se siente atraído sexualmente por, digamos, su madre. Si hace B, no significa que la atracción no exista, simplemente está reprimida. Claramente, la latencia y la represión funcionan inmunizando contra la experiencia a las hipótesis del contenido sexual de los sueños y la atracción por el padre del sexo opuesto respectivamente. O sea, no hay ningún dato imaginable que pueda refutar estas hipótesis psicoanalíticas.
[editar] Carece de consistencia externa

Contra lo que suele pensarse, la principal crítica de Bunge al psicoanálisis no es que éste sea irrefutable (la crítica de, por ejemplo, Karl Popper), sino que, a diferencia de las disciplinas científicas genuinas, el psicoanálisis no cumple el importante requisito de consistencia externa. Las diferentes disciplinas científicas interactúan apoyándose las unas a las otras tanto en sus aspectos teóricos como empíricos. La intensidad de estas interacciones, obviamente, varía según los campos de los cuales se trate, pero hay un mínimo: las ideas científicas tienen que ser compatibles (consistentes, congruentes) con el grueso del conocimiento confiable pertinente.
El grave problema del psicoanálisis, sostiene Bunge, es que se trata de una disciplina aislada del resto del conocimiento (no interactúa con disciplinas obviamente pertinentes, tales como la psicología experimental y la neurociencia cognitiva). Más aún, el psicoanálisis no es congruente con las ideas desarrolladas por estas disciplinas. Según Bunge, la biopsicología (término con el que engloba las disciplinas científicas mencionadas) no ha hallado nada que pueda apoyar al psicoanálisis, sino que más bien ha provisto información que lo contradice (por ejemplo, que los niños no tienen su órgano sexual más importante —el cerebro— lo suficientemente desarrollado como para experimentar los deseos que el psicoanálisis les atribuye).
[editar] Dualismo mente-cerebro

El tema clásico de la relación mente-cerebro (alma-cuerpo en la tradición filosófica), objeto de estudio de ese ensayo, es tan fascinante como complejo y difícil, pues ya la mera selección, clarificación terminológica y formulación de planteamientos adecuados hacen que este estudio resulte muy laborioso y hasta a veces muy confuso.
Dualismo mente-cerebro: Esta tesis ontológica afirma que cerebro y mente son cosas separadas y está presupuesta por los estudios psicoanalíticos y la práctica psicoterapéutica. Tal presuposición sale a la luz al analizar cómo investigan los psicoanalistas y descubrir que no se interesan por estudiar los mecanismos cerebrales que subyacen a la conducta humana (y que, en cambio, están siendo estudiados con gran éxito por las neurociencias). De igual modo, el intento de la psicoterapia de tratar las enfermedades mentales sólo mediante palabras traiciona el mencionado dualismo. Desde luego, para Bunge la mente no es algo separado del cerebro. Más precisamente, la tesis que defiende es la de la identidad psiconeural, la cual es, según el autor, uno de los presupuestos de la investigación científica de la mente humana; eso que llamamos mente no es una sustancia sino que se trata de una propiedad que emerge cuando se “encienden” ciertos subsistemas neuronales. O sea, la mente es una propiedad emergente del cerebro de ciertos animales “superiores”, entre ellos el animal humano. No es que el cerebro cause la mente (en cuyo caso serían dos cosas diferentes), sino que la mente ES el cerebro en funcionamiento.
[editar] El psicoanálisis no somete sus ideas a control empírico

Aunque algunas de las hipótesis fundamentales del psicoanálisis son irrefutables, vale decir, inmunes a los ejemplos desfavorables, también contiene hipótesis que sí pueden ponerse a prueba. A pesar de ello, sus practicantes no se ocupan de contrastarlas empíricamente. Por ejemplo, los psicoanalistas no utilizan la estadística para cuantificar objetivamente los efectos de sus tratamientos y tampoco realizan experimentos para averiguar si es cierto que los bebés pueden experimentar deseo sexual.
Según Bunge, esta falta de control muestra que la “teoría” psicoanalítica no es concebida por sus cultores como un cuerpo de ideas falibles que deben ser controladas (tanto conceptual como empíricamente) para conocer cuál es su valor de verdad. En otras palabras, el psicoanálisis no es un cuerpo de conocimientos científicos.
Con respecto a las pruebas empíricas desfavorables, Bunge destaca, por ejemplo, que los estudios de Michael Rutter han mostrado que los seres humanos no quedamos marcados para siempre por los recuerdos de la niñez, sino que, antes bien, somos bastante resilientes a las vivencias de esa etapa y que nos desarrollamos y reconstruimos toda la vida. Con respecto a la famosa hipótesis del complejo de Edipo (su versión femenina, el complejo de Electra), el argumento reconstruido por Bunge es así:
[ol]
[li]deseo sexual infantil[/li][li]atracción del niño hacia padres y hermanos[/li][li]tabú del incesto como construcción social[/li][li]represión del deseo que se acumula en el inconsciente[/li][li]manifestación de la represión como odio al padre (Edipo) o a la madre (Electra)[/li][/ol]Los datos y argumentos que refutan la hipótesis edípica, según Bunge son:
[ol]
[li]el sexo depende del hipotálamo y en los niños éste no está completamente desarrollado[/li][li]debido a lo anterior, no puede haber atracción sexual en los niños[/li][li]el antropólogo social Edward Westermark afirma, apoyándose en datos empíricos, en su History of Human Marriage, que los humanos no nos sentimos atraídos sexualmente por las personas con las cuales nos criamos desde la infancia. Datos parecidos provenientes de los kibutzim israelíes muestran que los niños que se crían juntos casi nunca se casan entre sí.[/li][/ol]También Arthur Wolff ha llegado a conclusiones similares tras analizar el éxito sexual de dos clases de matrimonios tradicionales en Taiwán. En una de ellas, los futuros consortes viven juntos desde la niñez, en la otra se conocen recién cuando van a cohabitar. Estos últimos resultaron significativamente más exitosos tras analizar su avenencia sexual mediante indicadores tales como el número de hijos, los divorcios y el adulterio.
En resumen, si no hay deseo sexual infantil, no hay atracción por los padres y, por ello, no hay Edipo ni Electra. Por otra parte, si los niños que crecen juntos desarrollan cierta aversión, antes que atracción sexual. Parece que la atracción entre hermanos no es algo natural para nuestra especie y que el tabú del incesto no es una mera construcción social. Sin deseo incestuoso, no hay represión del deseo incestuoso.

Comparto parcialmente lo que decis de Forster Ariel. Ese “escribir dificil” es muy propio de èl. Pero cuando habla lo noto mas claro, y churrete mediante, esta mas que bueno escucharlo, jaja.

Respecto a lo otro, comparto plenamente. Me irrita de sobremanera, como ahora los relatores de Futbol para Todos que le mandan un “Nestor” hasta en un cambio de frente, y Javier Vicente, lo mas cerca que debe haber estado de “Nestor” es cuando escucho un tema de Nestor en bloque en algun estadio :slight_smile:

Jeje, donde lo escuchas en encuentro? o habla en otro lado? Me quedo con josepa jaja.

Sí, la verdad son patéticos, tipos como araujo por ej. me dan asco.

Lo escuche en 678, en TN, tambien con Aliverti en radio, etc.

Sobre lo otro ni hablar, me genera ganas de tirarle el control remoto contra la TV. Me provoca nauseas.

Jaj, ahora Sí. Gracias Ariel.

Che, rajen a todos y dejen solos a Sarlo y a Forster… Mal Sarlo insinuando que la van a editar y tersgiversar. Mal 678 llevando a Mariotto, y mal Mariotto pateando el tablero de la conversación.


Juajua es un cago de risa la vieja… los está haciendo calentar a todos :lol:

Cómo lo ves a Mariotto? A Majul y Lanata les pegó un baile

Mariotto es un gran comunicador. Pero en lo discursivo Forster y Sarlo están a otro nivel y se nota…

Lo que lo perjudica es que hable como exaltado, aunque no lo esté realmente

COMO SE LA MANDO A GUARDAR A BARONE

Me lo perdi lpm, saben si lo repiten?

Ya que estamos…

Beatriz Sarlo: “Soy una social-demócrata, ex marxista y ex maoísta”
Año 3. Edición número 157. Domingo 22 de mayo de 2011
Por Miguel Russo
mrusso@miradasalsur.com
(GUIDO PIOTRKOWSKI)
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Se corrió el velo de un relato

Con la muerte de Néstor Kirchner se corrió un velo que tenía que ver con un discurso monótono que parecía ser el portador de la verdad de lo que pensaba la mayoría de los argentinos sobre el ex presidente. Al correrse ese velo, lo que apareció fue una parte importantísima de la sociedad que fue a rendirle homenaje y a despedirse. Lo hizo con una intensidad única e histórica.
Una disputa que tuvo claros objetivos políticos

Las declaraciones de Elisa Carrió contra Ricardo Alfonsín, Hermes Binner y Margarita Stolbizer no fueron un exabrupto producto de la personalidad de la jefa de la Coalición Cívica (CC). Los ataques llegaron en el momento en que se consolida la idea de que la fórmula presidencial del Acuerdo Cívico y Social (ACyS) –formado por la UCR la CC, el GEN y el socialismo– será Alfonsín-Binner. La fórmula se instaló, entre otras cosas, porque todo sugiere que Julio Cobos quedará en el camino.
2011: el año de Cristina

El 2011 empieza con una gran sorpresa para los sectores que después del resultado electoral de 2009 creían que el ciclo kirchnerista había llegado a su fin. La presidenta Cristina Fernández lidera todos los sondeos de opinión. Hoy ganaría la elección presidencial en primera vuelta y también en cualquiera de los escenarios de ballotage. Según los analistas consultados por Miradas al Sur, los motivos que explican este mapa político son los logros de la gestión.
“Este es un libro sobre un desacuerdo”

Debió ser el día más otoñal del año. En verdad la noche, porque mientras las luces de la calle y de los autos rebotaban en el pavimento mojado, el periodista y el fotógrafo se aterían de frío bajo la lluvia sobre Azcuénaga, a metros de la Facultad de Medicina, a la espera de ser recibidos por José Pablo Feinmann. Es que este encumbrado y prolífico filósofo argentino sólo funciona a esas horas. Duerme de día y escribe mientras el músculo del resto descansa.
Con Pino cambió el paisaje

Contra el triste 8 por ciento de los porteños que en septiembre de 2009 opinaban que la situación del país era “buena o muy buena”, hoy la proporción de los optimistas pasó al 38 por ciento. Contra el alicaído 20 por ciento que aprobaba la gestión de la Presidenta, en febrero pasado el porcentaje subió al 47 por ciento y en abril trepó un poco más: 49. En sentido contrario, la desaprobación a la gestión de Mauricio Macri creció del 33 por ciento registrado en marzo de 2008 al 55 por ciento en este mes. ¿Estos números hablan de un escenario harto favorable para el kirchnerismo en Capital?
Vivo, como nuestra democracia

La separación que frecuentemente se hace entre reflexión intelectual y práctica política es una de las operaciones más forzadas que se puedan concebir. Sólo basta detenerse a pensar lo que se escribe o se dice por un instante para comprender que la acción política comporta por definición una reflexión. Más aún, pocas acciones sociales son menos automáticas que la intervención consciente, programática en los asuntos colectivos que es la definición misma de la política.
Publicó La audacia y el cálculo, un recorrido por el ideario político de Néstor Kirchner en el período 2003-2010. Y, polémica por excelencia, recibió críticas por derecha y por izquierda. Una charla donde desentraña el rol de los intelectuales y define posiciones.

El mozo del bar de la esquina no pregunta. “Va a ver a Sarlo”, dice, como si un libro abierto y unas páginas con anotaciones sobre la mesa sólo remitiera a una persona: Beatriz Sarlo. No espera ni un sí ni un no, vuelve a la lectura de Clarín abierto en la página de deportes. TN, en el televisor colgante, machaca con su indignación profesional. Cuando trae el ticket, recibe una pregunta: “¿Paga Cablevisión el abono?”. No dice ni sí ni no. Vuelve al Clarín.
En la calle, el fotógrafo (con ese don que tienen los buenos fotógrafos de ver algo que pasa desapercibido y luego de su intervención será visto por todos como algo nuevo) mira las vidrieras donde guitarras eléctricas se reflejan sobre la superficie dorada de los saxos. Unos pisos más arriba, unos minutos después, Beatriz Sarlo (la mujer que, entre otros libros, escribió La ciudad vista, esa forma de usar las palabras como imágenes, y el reciente La audacia y el cálculo. Kirchner 2003-2010) abre la puerta de su estudio y ofrece mate –ritual argentino que emula la pipa de la paz– para arrancar la charla.
“Empecé mal el día; la vi a Sarlo en el bondi”, arranca La audacia y el cálculo. Y la frase, perfecta para cualquier novela, preanuncia la mirada de una intelectual atípica.
–¿Viaja en bondi?
–Todos los días, no tengo auto.
–Dijo en una entrevista que circula por la web: “…podés llegar a tener el nombre de la persona, pero me pareció más discreto ponerlo así. Si tengo que jurar ante un juez de la Nación, digo que era político”.
–No, si eso salió así está mal. Leí en twitter ese mensaje. Y escribí que no empezaba mal el día si veía a un kirchnerista en el colectivo o en el subte. Un “kirchnerista”, así como yo soy “no kirchnerista”. Además, los políticos no viajan en bondi ni en subte, solamente algún diputado de vez en cuando subiendo en Congreso para ir hasta Castro Barros. Pero sí, viajo en transporte público a cualquier hora del día y de la noche. Y llego en transporte público a mi casa. Me parece que es una de las formas de afirmar que Buenos Aires es una ciudad vivible por completo.
–¿Pasó de “no kirchnerista” a “macrista”?
–No, para nada. Macri dice que Buenos Aires no es una ciudad vivible, que la gente no puede viajar en transporte público, que está desesperada. No es así. Con mucha menos violencia que se encuentran los argentinos que van a Río de Janeiro de vacaciones. Cuando hay algún acto de violencia en las vacaciones de los argentinos en Brasil, me pregunto qué pasaría si ese mismo acto de violencia hubiera transcurrido en alguna playa argentina: para los titulares argentinos sería una catástrofe.
–A veces se habla de los dos mil autos por minuto en las rutas a la costa durante los fines de semana largos como sinónimo de felicidad. ¿Es otra lectura de la sociedad el uso del transporte público?
–En efecto, eso da el poco contacto con la gente que puede tener un intelectual. El contacto no sólo se hace por encuestas o por observación etnográfica. El transporte público, y andar por la ciudad en lugares que no sean Palermo, es otra lectura, sí. Los intelectuales andan en nichos ecológicos miserablemente chicos, con experiencias reducidas al límite. Mi lugar no es Palermo. Cada uno, con su práctica urbana, debe ser coherente con los discursos ideales que emite sobre la ciudad.
Llega un volante del PRO por debajo de la puerta. “Mirá vos, por mano, Macri en sobrecitos a cada uno de los vecinos”, dice Sarlo. Y cuenta: “Es esa propaganda totalmente asquerosa que sacaron, la de ‘Sos bienvenido’ con una serie de caras que supuestamente no serían bienvenidas si Macri no les permitiera la entrada. Ahí está la más patética, la del pibe con la camiseta de River. Todas tienen ese sentido: vos sos diferente pero acá te damos la bienvenida”.
–Hay cierto grado de mal gusto en las campañas políticas. Habrá visto la de María Eugenia Estenssoro afirmando tener “un sueño entre ceja y ceja”.
–Muy mala elección de frase. Creo que la Coalición Cívica tiene algo más para decir que una mala frase de campaña. Es como si partidos, que por momentos son muy ideológicos principistas, desembarcan con una campaña que se asemeja a lo que los italianos llaman ‘qualunquista’. Es muy raro cómo eso se combina: cuánto hay de discusión política de la campaña.
–Más allá de que recién dijo que la Coalición tiene mucho más para decir, asombra la defensa que hace de Elisa Carrió en su libro.
–Yo creo que Carrió analizó bien el escenario político. Ella dijo que los precandidatos se iban a caer como muñecos. Y eso, efectivamente pasó. Mientras gran parte de los analistas políticos, kirchneristas o no kirchneristas, decían cómo venían posicionados en el sistema de alianzas que se iban a hacer, Lilita anunció sus caídas. Y eso ocurrió. Ahora hay un panorama con dos nombres y Lilita como una candidata que va a poner en escena ciertos principios: republicanos, institucionales, de separación de los poderes, de no usar la cosa pública como si le perteneciera. No es una defensa, sino una descripción. Andaba todo el mundo desesperado proponiendo las alquimias más extravagantes. Y Lilita llamó a la tranquilidad.
–No parecía muy tranquila cuando anunció que la gente andaba por la calle deseosa de matar a Néstor Kirchner o a Cristina…
–Carrió tiene un discurso a dos velocidades. Basta verla en el transcurso de un programa: hace una intervención extremadamente racional y luego hace una entrada que se empezó a categorizar como “mesiánica”, adjetivo que a mí no me gusta.
–¿Por eso utiliza el de “chamánica”?
–Claro. Por su cuerpo, como por el de cualquiera que encarna algo, como un chamán, pasan sus ideas. Su cuerpo es como la materia transmisora de sus ideas. Mucho de lo que se dijo alrededor de la muerte de Kirchner, también tenía que ver con que su intencionalidad política había pasado por su cuerpo hasta quemarlo. A nadie le pareció que estaba mal ese análisis. Pero cuando pasan por el cuerpo de Lilita Carrió todos dicen que está mal. A nadie le parecía que estuviera mal que por el cuerpo de Eva Perón pasara su devoción y su consagración a su tarea. Y cuando las ideas pasan por el cuerpo de Carrió, se dice “mesiánico”. Parecería que hay gente que tiene derecho a tener psicología y gente que no. La Presidenta tiene derecho a tener psicología porque es viuda. Alfonsín tiene derecho a tener psicología porque es huérfano. Y Carrió no tiene derecho a tener psicología, es simplemente “mesiánica”.
–Una cosa es psicología y otra patología. Usted menciona la viudez de la Presidenta o la orfandad de Alfonsín. Dentro de esa línea, ¿qué pérdida le aportaría el derecho a Carrió?
–Todo el mundo tiene derecho a tener psicología. ¿Por qué a algunos se les reconoce de manera eminente y pública el derecho a tener una psicología? Dicen “la Presidenta está afectada por la muerte de su esposo” o “Ricardo Alfonsín lleva sobre sus hombros la pesada carga de la herencia paterna”. Otros, en cambio, parecen como si les hubieran barrido la cabeza. Y sólo tienen defectos.
–Más allá de Carrió, aunque sirve muy bien de disparador, ¿no hay en el discurso político actual una pelea contra las personas en lugar de contra las ideas?
–Alfonsín o Binner no pelean contra personas, más bien son de una discreción extrema. Critican modalidades de gobierno.
–Son dos…
–Sí, está bien, pero dos que son candidatos presidenciales de la oposición o la fórmula de la oposición. No son cualquiera, no jodamos. Pero la personalización del poder está también del lado del kirchnerismo. Contamos los minutos para saber que la Presidenta elegía a Filmus y Tomada para ser candidatos del independiente Estado de Buenos Aires. Ese personalismo es un rasgo que se encuentra en las políticas de la posmodernidad.
–¿Las crisis de los partidos?
–Crisis donde el poder tiende a encarnarse en una figura.
–Retomando aquello de los intelectuales y la inserción en la cosa pública: ¿le preocupa ser una preocupación para los políticos?
–No creo ser una preocupación para los políticos. Puedo llegar a ser un punto de debate para otros intelectuales, pero no creo que los políticos me conozcan. Mantengo un diálogo con los asesores de los políticos, periodistas, cientistas sociales, egresados de la facultad de Filosofía y Letras. Después, quizás, esos asesores les pasen un párrafo subrayado a algún político. Los políticos tienen muy poco tiempo para leer. No hablo porque sí: fue mi experiencia cuando trabajé en el Frepaso. El periodismo político o de opinión que escribimos es leído por una minoría. Y una minoría que es personal estable: esto se ve en los diarios que tienen foros más activos, como el caso de La Nación. Allí, más allá de los trolls kirchneristas y furiosamente antikirchneristas, el personal es muy estable. Son muchos, es cierto, pero siempre los mismos. No me doy más trascendencia que esa. No soy Feinmann.
–¿Chicana o golpe bajo?
–No, verdad. No me creo tanto. No creo en la repercusión del discurso intelectual en los políticos. Creo que sí hay una esfera de opinión muy activa, que se irá agrandando a medida que se acerquen las elecciones
–¿Cuánta gente integra hoy esa esfera de opinión activa y dónde está representada?
–En el kirchnerismo está el punto y medio o dos puntos de 6,7,8, que es mucho, muchísimo. Un equivalente son los programas de la noche de TN, donde desfila la oposición pero también el kirchnerismo, ya que responden a una lógica periodística de dualidad. Pero un dato sintomático es que, más allá de 6,7,8, no hay programas políticos en los canales de aire. Estas ausencias ocurren por primera vez en la historia de la televisión argentina de aire.
–Bueno, con TN, Canal 13 no parece necesitarlos…
–Sí, pero el que hace la imagen en la televisión es el aire. Y en el aire ponen a Tinelli o a quien demonios esté en el preciado espacio de las 10 de la noche. Esa es la imagen de la televisión, eso es lo que repercute en la tapa de las revistas, eso es lo que crea celebrities, de eso habla toda la televisión durante el día y la tarde siguiente.
–¿No cree que hay una ebullición política que hace que la injerencia de los intelectuales, se llamen Sarlo o se llamen Feinmann, para ahorrar chicanas, sea mayor que en otros momentos de la historia reciente argentina?
–No lo sé. Pero no lo sé de verdad, no es que dude. La cuestión sería reconstruir los años ’80 y ’90 como los reconstruye un historiador. Olvidemos los ’90, en los ’80 nosotros éramos muy jóvenes, no teníamos la experiencia de visibilidad que tenemos hoy.
–Pero había otros intelectuales…
–Es probable que los hubiera y es probable que su incidencia fuera más profunda en algunos campos. Carlos Nino tiene una influencia muy fuerte sobre Alfonsín como filósofo del derecho. El famoso discurso de Parque Norte fue escrito por intelectuales: Juan Carlos Portantiero, Emilio de Ipola, etcétera. No sé si esa incidencia no era más profunda en el nivel ideológico. Hoy, Carta Abierta le proporciona a Kirchner una palabra fundamental para caracterizar el conflicto con el campo.
–Destituyente…
–Palabra que evita todos los peligros de una mala caracterización. Evita la repetición sonsa y vacía, neurótica, de la palabra “oligarquía”. Y evita la calificación de “golpista”, lo que le hubiera quitado toda verosimilitud. Ellos proporcionan esa palabra que tiene, además, la virtud de ser adoptada hasta por la oposición. Kirchner dice “destituyente” y los que estaban en contra dijeron “no somos destituyentes”. Después está la célebre visita de Néstor Kirchner a Carta Abierta, pero, pensemos, ¿cuánto del discurso complejo de Horacio González pudo incidir en el pensamiento de Kirchner? Yo creo que, para un político, González no proporciona las armas para una acción inmediata. Por eso Aníbal Fernández no escribe la segunda parte de los ensayos de John William Cooke sino la segunda parte del Manual de Zonceras, un libro sencillo escrito por un gran estilista como era Arturo Jauretche. Como una manera de decir “meta palo y a la bolsa”.
–En abril de 2010, en una nota de La Nación, desarrolló la idea de la batalla cultural ganada por Néstor Kirchner.
–Fue la idea que me trajo más dolores de cabeza en mi existencia.
–¿Se lamenta?
–Qué sé yo, ya estoy vieja para lamentarme de algo. En ese artículo decía que, frente a los discursos que interpretaban al kirchnerismo como pura construcción de hegemonía sin dimensión cultural, una mezcla de imposición y prebenda, allí había una serie de objetos y dispositivos simbólicos que estaban funcionando y que no convencían sólo sobre la base de planes sociales o imposiciones. Eso se fue armando después de 2008. Antes, el kirchnerismo era muy pobre en símbolos. Después de 2008, Kirchner muestra que es un político audaz y firme. Allí sale al armado de este dispositivo, que está hecho sobre una red de medios kirchneristas, financiados con publicidad pública, claro. Pero al margen de las críticas que se le pueden hacer a las formas en que se arma ese dispositivo, hay que tener en cuenta que no se arma en una mesa de la Secretaría de Inteligencia del Estado, no es concebido por una mente. Se arma por una mezcla de iniciativas individuales, de artistas e intelectuales, con apoyo del Estado. Así se arman los dispositivos exitosos. Y, otro costado a tener en cuenta es que eso tuvo su respuesta.
–¿Por ejemplo?
–Uno puede tener toda esa red de intelectuales y artistas y no obtener la respuesta social que obtuvo. No se puede pensar que esa respuesta se obtuvo sobre la base de bolsas de shopping para las capas medias. Allí estaba ese cemento del cual hablaba Gramsci y que unía distintos segmentos de la sociedad. Eso quise decir.
–Pero…
–Pero, claro, siempre hay un pero. De repente, los kirchneristas me convirtieron en intérprete de algo que yo no decía de ellos. Y los antikirchneristas en una suerte de traidora que atribuía a Néstor la victoria del combate de Ayacucho por el cual los españoles abandonaron América latina. Ese malentendido por partida doble marca un enfrentamiento muy fuerte de la sociedad argentina. El alineamiento, de uno y otro lado, fue muy tajante.
–Disipemos dudas: unos días antes de cubrir los actos del 25 de mayo de 2010, había escrito que los festejos “tendrán algunas puestas en escena en el espacio público, pero va a pasar sin que nos demos cuenta”.
–Me equivoqué. Me equivoqué fiero. No vi que se estaba organizando. No fue una equivocación política o ideológica.
–¿Se equivocó sobre lo que el Gobierno estaba organizando o se equivocó en relación a la respuesta social?
–Me equivoqué porque supuse que el Gobierno estaba como distraído de la cuestión. En cuanto a la respuesta social, no fue una celebración de cuatro días kirchneristas. Fueron cuatro días de fiesta popular, en la tradición de las fiestas populares francesas desde la Revolución. No percibí dimensión kirchnerista. Percibí dimensión de fiesta. Y está muy bien que un gobierno logre organizar una fiesta así, completamente segura, en la cual reinaba la buena onda de todos. Está muy bien que el Gobierno se apunte un poroto.
–¿Podría hacer una caracterización de los candidatos presidenciales lanzados hasta ahora?
–De Carrió ya hablé. Pero algo más: salvo que suceda algún entendimiento que no logro ver por ahora cuál es, y que hablaría de la inteligencia y el tiempismo de los políticos, Carrió va a ser la candidata que represente una serie de valores en estas elecciones. A quien muchos votarán diciendo “si la suerte está echada, voy a hacer un voto de principios”.
–Ricardo Alfonsín.
–Quiere un frente de centro izquierda con los socialistas y el GEN, pero se puso un obstáculo fuerte al no descartar a De Narváez. Cuando se elige llevar a la provincia de Buenos Aires, el 40 por ciento del padrón, a De Narváez se está llevando a un gran elector para ganar las elecciones. No lo lleva en Catamarca para ganarle al saadismo. Se metió sólo en un brete. Si armara ese frente con el socialismo y el GEN, tendría algunas posibilidades de entrar a una segunda vuelta. Aún perdiendo las elecciones, sería bueno que cambiaran las representaciones parlamentarias, que permitieran un gobierno con un alto control. ¿Sabés cómo le dicen en Brasil a los Decretos de necesidad y urgencia? Medida provisoria. Me encantaría que un parlamento pudiera parar esos decretos o, al menos, hacerlos provisorios.
–Duhalde.
–Con toda la consideración que me merece el tipo que tomó el gobierno en 2001 y entregó un país ordenado en 2003, no lo veo. Duhalde tiene muchas etapas en su vida: de la maldita policía y el flagelo narco a pilotear una salida a la crisis. Pero en este momento, no lo pondría sobre la mesa.
–Cristina.
–Néstor Kirchner había ideado una especie deloop donde se podían suceder entre él y Cristina por varios mandatos. Esto se quebró. La sucesión de Cristina va a empezar a ser discutida el próximo 12 de diciembre. Si en los Estados Unidos, Obama tiene que empezar la campaña dos años después y no tres y medio, imaginemos lo que puede ocurrir en la Argentina con el Justicialismo donde hay varios que se sienten presidenciables y una Presidenta que, hasta ahora, ya no tiene re-reelección. No sé si Cristina quiere una re re, y no creo que quiera poner a todo el país fuera de la ley. Me resulta muy difícil de creer en una persona como ella.
–¿Dónde se para ideológicamente?
–Soy una social demócrata sin partido. Lo soy desde 1980, cuando hice una crítica de mi pasado marxista maoísta. Desde ese momento, adopté lo que muchos marxistas críticos tomaron como camino en algunos países con la opción de tener partidos socialistas: caso España, Francia, Brasil, Chile, Uruguay. En la Argentina, el peronismo hizo imposible, en el sentido que ocupó todos esos lugares, la instalación de un partido socialista. No pudieron insertarse como verdaderos partidos de masas y me quedé sin partido.

Bue, me lo perdí. Deben haber estado buenas las cerradas de orto a Barone que leí. Y a Mariotto :lol::lol:
LTA 678.

En el facebook de 678, un usuario publicó

“BEATRIZ SARLO ANTI K…
BEATRIZ SARLO ANTI…
BEATRIZ SARLO AN…
BEATRIZ SARLO …
BEATRIZ SARLO K…
BEATRIZ SARLO ULTRA K…”
:mrgreen::mrgreen:

LTA 678? Todo lo contrario, una hora y media con una antikirchnerista de las más calificadas hablando libremente sobre lo que le viene en gana. Es un golazo de 678 y de la TV Pública.

Además se confirmó la teoría de que no es que 678 no invita opositores, sino que los opositores no quieren ir a 678.

¿Te imaginas Alejo una entrega del Martin Fierro televisado por Canal 13 en el que se premie a 678?

Vos creés que 678 merece un premio?
El 99% de los programas repiten los informes “del momento”, se zarpan en goebbelistas, porque un día vaya un opositor no los hace un mejor programa ni mucho menos. Es el A dos voces de Canal 7 (con la diferencia de que a 2 voces invitaba siempre a algún oficialista).