Qué barbaro ya hace dos años que se lo mandé, bue acá está. Jeje.
Beatriz Sarlo:
Ante todo disculpe mi atrevimiento al escribirle.
Mi nombre es Ariel, tengo 25 años y soy estudiante de psicología (o debería decir de psicoanalisis?) de la UCES, a la vez trabajo en la CNEA.
Usted me parece una de las mejores intelectuales que tiene este país, y no lo tome como una adulación, sino como un elojio sincero.
Leo sus notas habitualmente en la revita viva, y me llamó particularmente la atención la del último domingo donde habla de una película en la que se da cuenta de la violencia y la agresión de jovenes marginales en una escuela francesa de los suburbios. En un pasaje de la nota usted dice que el profesor perdió una oportunidad inmejorable para hablarles de freud como representante de la cultura vienesa. Esto me hizo acordar a la enseñansa sesgada que se imparte en buena parte de las facultades de psicología del país, en donde se confunde a freud con el pope máximo de la psicología. Uno parecería que lo que estudia es psicoanalisis y no psicología ya que de la psicología como ciencia de la conducta y de los procesos mentales es poco o casi nada lo que se ve. En las universidades americanas, canadienses y europeas el psicoanalisis se ve como historia de la psicología. La enseñansa que se imparte en las mismas es científica y responde a un paradigma cientificista muchas veces confundido con el positivista.
Me parece bochornoso, como dice mario bunge en 100 ideas, que sólo se lea a freud y a lacan, lo que desde mi punto de vista da muestra del estado de atraso de nuestras queridas universidades en lo tocante a la psicología. Y es repugnante el grado de soberbia, snobismo y dogmatismo que uno tiene que tolerar. No hay lugar al disentimiento, no hay pluralidad ideológica. Es, citando a bunge, el equivalente laico de un seminario religioso.
A uno no lo introducen en las críticas feroces hacia el psicoanalisis; las críticas son negadas y ocultadas. Por suerte, y a diferencia del “credulismo” de mis compañeros, se me dió un día por cuestionar la enseñansa que recibía. He leído el libro negro del psicoanalisis, las críticas de Popper, de Jaspers, de Bunge, la crítica soberbia que hace JJ Sebrelli en el olvido de la razón, entre otros, lo que me permitió conocer las falacias y fraudes intelectuales de Freud y Lacan. Sus mentiras, sus casos falsos, sus artilugios teóricos.
Por estos motivos me anime a escribirle, porque me sorprendió que usted señalara al cuentista de viena (otra vez citando a Bunge) como símbolo ineludible de viena.
Además usted realmente cree que a esos alumnos les hubiera interesado la teoría freudiana? no cree que hubieran estallado en una carcajada igual que la despertó lacan en una universidad francesa, las mismas que despertaba Freud en los círculos médicos de su época?. No por nada fueron los gurues de sectas estóricas, elitistas y cerradas.
No cree que hubieran reaccionado con una risotada si el profesor, por ejemplo, les explicaba su agresión como la manifestación de la pulsión de muerte, o causada por un super yo debil, producto de un pasaje no satisfactorio por el complejo de edipo? No cree que se hubieran reido de las explicaciones delirantes de Freud sobre los sueños refutadas luego por la ciencia? (Si usted cuando llamó a Freud el más grande interpretador de sueños lo hizo con tono irónico, permitame decirle que fue sublime) Acá me desubiqué jeje.
Recordemos que Freud las cuestiones sociales las dejó de lado, por supuesto por conveniencia teórica, nunca hubiera explicado de forma rigurosa los conflictos padecidos por estos jovenes.
En fin, quería hacerle estas preguntas. Quiero además que sepa que no pongo en duda su saber, usted es una intelectual de prestigio y yo no soy nadie. Pero me preguntaba si la referencia a Freud que usted hace no proviene de la visión que se tiene de Freud en el imaginario popular argentino.
Le agradezco su tiempo y la molestia en leer esta humilde carta. Ojalá me de una respuesta. La espero ansioso.
Pd: Le confieso que no he leído ninguno de sus libros, usted podría recomendarme alguno? y a su vez podría recomendarme algún autor que a usted le parezca me pueda interesar? Yo le cuento, soy lector de las obras de Camus, Sartre, Beckett, Ingenieros, Sabato, Bukowski, Mailer, Grass, entre otros. ( Por supuesto no he leído la totalidad de las obras ya que el tiempo me es escaso)
Muchísimas gracias nuevamente, disculpe la molestia y el atrevimiento nuevamente.
Cordiales saludos.
Ariel
Esta es la respuesta lacónica de sarlo:
Estimado Ariel,
conozco que el psicoanalísis es un tema de debate científico, aunque no me convencen las imprecaciones de Bunge ni de Sebreli. Leo el Times Literary Supplement, posiblemente la mejor revista de libros de todo occidente, donde, cuando se menciona a Freud, en general se acompaña ese nombre con la ironía consistente en afirmar que sólo en algún puñado de países todavía se lo toma en serio. La ironía es buena, pero los argumentos no tanto. O sea que estoy, como usted enterada de que en la psicología norteamericana prevalece hoy la idea farmacológica del tratamiento, que a las neurosis se las llama disfuncionalidades, a los maníacos depresivos se los caracteriza como bipolares, poniendo la atención en el síntoma y quizás solucionando más rápidamente los males de los pacientes, como también se creyó que era más veloz y eficaz el conductismo y todas las formas de psicología del yo, y antes todavía se confió que los pacientes podían ser electroshockeados o, incluso, lobotomizados (seguramente usted ha leído las decenas de volúmenes de historia de la enfermedad mental publicados en USA y Europa por gente para nada freudiana). No tengo posición en este debate técnico, dado que no soy psicoanalista ni psicóloga, ni neuróloga, ni pastilladora profesional ni me animaría a insertar dos agujitas y pasar corriente eléctrica por el cerebro de nadie.
Pero si de algo puedo hablar con propiedad, porque es mi disciplina académica, es de historia cultural: Freud sigue siendo el condensado de la cultura vienesa fin de siglo XIX, junto a Schönberg, Schnitzler, von Hofmannstahl, Berg, Wedekind, Kokoschka, Otto Wagner, Adolf Loos. Usted me pide que le recomiende un libro. No voy a recomendarle ninguno mío (porque me ocupo de la Argentina). Le recomiendo “Viena fin de siglo” de Carl Schorske. Está en castellano. Estoy segura de que leerlo no lo volverá freudiano pero le ayudará a entender porqué Viena fue un escenario fascinante de la modernidad y Freud un personaje central allí.
Muchos saludos
Beatriz