Sobre “izquierdas” y “derechas”, el concepto viene de la Revolución Francesa. La parte izquierda del parlamento estaba a favor de la revolución y la derecha a favor de sostener la monarquía.
De allí que ser de “izquierda” tiene más que ver con el poder instituyente, con revolucionar las cosas; es no atenerse tanto a las tradiciones o a modelos clásicos, sino a poner en jaque un orden establecido, cambiarlo hacia algo que se considera mejor.
Ser de derecha, es intentar por todos los medios de conservar el orden establecido, aferrándose a las tradiciones, a que las cosas no cambien demasiado, a conservar un status-quo.
Desde ese punto de vista, ser comunista en un país o en un mundo capitalista, es ser de izquierda. Ser capitalista en un país o en un mundo capitalista, es ser de derecha. La última dictadura militar en Argentina se plantó como de derecha, ante la intención de frenar una amenaza de revolución por parte de una fuerza física e intelectual que intentaba “subvertir” el orden imperante. Sin embargo, no siempre la fuerza militar fue en Argentina fue de derecha. San Martín, desde la luz de estos conceptos, fue profundamente “zurdo”, por ejemplo, en la medida en que luchó contra el orden imperante de su época. La Iglesia se identifica con la derecha hoy, porque tiene una misión de conservar las relaciones de poder dominante a nivel social, pero Jesús fue fundamentalmente de izquierda, hasta tal punto, que partió la historia occidental entre un antes y un después de él. Se enfrentó al poder de su época par dar “un nuevo mandamiento”.
Sobre cuestiones de moral, la derecha generalmente la asocia con “el bien”, mientras que la moral, desde una perspectiva de izquierda, sólo es una costumbre que se fue asentando a lo largo de las épocas, y que es preciso que se adapte a las demandas y coyunturas actuales. El mejor ejemplo: la ley de matrimonio igualitario.
Es curioso ver cómo las personas que se identifican con la izquierda y con la derecha, se posicionan inconscientemente siempre dentro de un grupo de ideas que se enfrentan, siempre.
Yo sé que si una persona relativiza lo hecho por la dictadura, y pide dar vuelta la página, seguramente también es católico, también capitalista, también pide mano dura hoy, también habrá estado en contra del matrimonio igualitario, también se habrá opuesto a la ley de medios, se habrá identificado con el campo durante la crisis con el Gobierno, habla mal de Fidel, del Che y de Cuba, estará en contra de la legalización del aborto, a favor de la penalización del consumo de droga, quizás a favor de la pena de muerte, seguramente pone como ejemplo la organización de países europeos como Alemania, odia a los Kirchner, etc, etc, etc.
Siempre se dan esas “casualidades”, o al menos, frecuentemente.
Mientras que una persona que trata a los dictadores del '76-'83 de genocidas y que se tienen que pudrir en la cárcel, seguramente también son anticatólicos, más de corte comunista o socialista o anarquista, son garantistas, habrán estado a favor del matrimonio igualitario, habrán estado a favor de la ley de medios y en contra de los monopolios, habrán estado en contra de la SRA y la mesa de enlace y a favor de las retenciones, ven con simpatía al Che, Fidel y Cuba, están a favor de la legalización del aborto, de la despenalización del consumo de droga, en contra de la pena de muerte, mira con desdén a Europa, simpatiza con el gobierno actual, etc.
Es como que detrás de toda postura, hay una lógica de pensamiento que la sustenta. Y esa lógica, determina la postura sobre determinada cuestión. Hay que tener en claro una cosa: una ideología no debe determinar los pensamientos. Debe ser a la inversa, nuestros pensamientos deben constituir una ideología, quizás una con muchos puntos en común con alguna ya existente. Pero jamás permitir que una ideología existente determine nuestra forma de pensar. Siempre hay que producir primero pensamientos, para que después, de estos, surjan las ideologías.
Muy bueno tu análisis, Hernán. Gracias por lo de teórico e idealista. Yo no sé realmente cómo definir mi forma de pensar. Pienso, razono, saco conclusiones, y después, lógicamente, estos pensamientos se identifican con ideologías preexistentes, pero eso se da sin buscarlo.
Si me preguntan sobre cómo organizar la sociedad, yo primero soy proyectovenusista. De no ser posible, anarquista. De no ser posible, comunista. De no ser posible, socialista. De no ser posible, peronista. De no ser posible, kirchnerista. Y eso hoy por hoy, es lo más posible en nuestro país: el kirchnerismo. Saludos ideológicos.