Primero, el problema no es de nacionalidades. No pasa porque sean yanquis o latinoamericanos, el imperialismo es la fase superior del capitalismo, como decía Lenin, el imperialismo es el monopolio y la concentración capitalista y su expansión por el otras naciones. En America Latina tenemos a las burguesias nacionales, a las oligarquias y a los gobiernos, unos más, otros menos transando con el imperialismo. Ellos son los hijos de putas, cipayos y proimperialistas.
Por otro lado, como quedó demostrado siempre, tanto con el golpe a Chavez, Correa o ahora a Lugo, salimos a repudiar los golpes a denunciar a los golpistas derechistas como tambien a explicar las causas del golpe o intentos de golpes que tienen sus raices en las limitaciones y contradicciones del nacionalismo burgues.
Golpe de Estado en Paraguay
Las concesiones a la derecha realizadas por Fernando Lugo -en especial luego de la masacre de campesinos- no sirvieron para evitar el golpe. Lugo asumió con la promesa de la reforma agraria y con la crítica a la apropiación de tierras públicas por parte de la oligarquía paraguaya. Sin embargo, cuando las ocupaciones de tierras de las organizaciones campesinas fueron denunciadas a la Justicia y esta convalidó los títulos de los terratenientes paraguayos y brasileños, Lugo se jugó a desalojarlas. El hambre de la soja, que vive un boom exportador en Paraguay, no permite concesiones en materia de tierras. El desalojo violento de las tierras de Blas Riquelme -terrateniente del Partido Colorado-, en el que murieron once campesinos y seis policías tiene el antecedente de los desalojos “pacíficos” de Ñanducay, en los primeros meses del año. La denuncia del gobierno, de que los colorados -el partido de la oligarquía terrateniente- se encontraban atrincherados en la Justicia y en el parlamento, sirvió para… una capitulación frente a la Justicia y al parlamento.
El nombramiento del colorado Candia Amarilla como ministro del Interior luego de la masacre de Curuguaty fue un último intento de generar un gobierno de acuerdo con la derecha. Algunos observadores lo atribuyen a un intento de cambio de alianzas de Lugo, con vistas a las elecciones de abril, lo que detonó la ruptura final con el partido del vicepresidente Franco (Partido Liberal). No le dio el resultado que esperaba, porque colorados y liberales se conjugaron para voltearlo. La política agraria de los golpistas es una guerra sin cuartel contra el campesinado, en defensa de los “agronegocios” con Monsanto y con los pulpos de la producción de semillas y transgénicos. Esto no impide que a tan sólo 48 horas del golpe se haya producido una nueva ocupación de tierras en Capiibary (O Globo, 23/6). El polvorín agrario en Paraguay está intacto.
Río Tinto
El golpe se entronca, sin embargo, con una segunda crisis. Sucede que la minera Río Tinto -canadiense- está negociando, desde hace tres años, la construcción de un mega emprendimiento de producción de aluminio en Paraguay, que pasaría a exportar casi 700.000 toneladas anuales. La planta transformaría el aluminio en el segundo producto de exportación de Paraguay. La entrada de Río Tinto cambia el cuadro de influencias en la burguesía paraguaya.
El tema central de la instalación de la planta pasa por el uso de la energía. Paraguay utiliza 2.200 MW de energía; la planta utilizaría 1.100 MW más. Río Tinto chocó con Lugo sobre los precios de la energía. Reclamaba un precio de 30 dólares por MW (una estafa monumental) y el gobierno había fijado, en una primera ronda de negociaciones, el precio de 60 pesos por MW (Reuters, 14/6). Pero, lo más importante, un volumen de consumo de ese nivel por parte de una empresa monopólica lleva a reconfigurar todos los acuerdos por el uso de la energía entre Brasil, Argentina y Paraguay, por Yacyretá y, sobre todo, por Itaipú. No resulta casual, entonces, que el primer país en saludar el golpe de Estado y en reconocer al nuevo gobierno haya sido Canadá.
El embajador estadounidense visitó al nuevo Presidente paraguayo el sábado previo. Bajo Lugo avanzó en Paraguay la penetración militar de Estados Unidos. Los yanquis capacitan una parte de las fuerzas armadas paraguayas, tienen bases y sectores militares actuantes en el Chaco paraguayo con motivos “humanitarios”. Lo reconoce la propia embajada en su página web. La importancia geoestratégica de Paraguay, una base para acceder al Amazonas y una reserva clave de agua y de energía, resulta un factor de interés para el imperialismo norteamericano.
Brasil y la Unasur
Los propietarios brasileños de tierras en Paraguay son un sector importante. Estos “brasiguayos” reclaman al gobierno de Brasil que reconozca al gobierno de Franco.
El canciller brasileño, Patriota, había viajado antes a Paraguay para disuadir a los colorados del golpe. La misión fracasó (Página/12, 24/6). El gobierno de Brasil teme que se vean afectados los acuerdos por Itaipú, que quedarían comprometidos por el ingreso de Río Tinto, una rival de la minera brasileña Vale do Rio Doce. Si el golpe sojero apunta contra la minería, Brasil pasará a apoyarlo a corto plazo, en defensa de los contratos de energía. Ya hemos dicho en estas páginas que la Unasur es un armado de la burguesía paulista, que depende de la energía paraguaya. Río Tinto, al igual que la presencia estadounidense en Paraguay, son un factor de desestabilización para Brasil y de choque con la burguesía brasileña.
La política brasileña no consiguió disimular las rupturas al interior de la propia Unasur. México señaló que el proceso había sido legal. El golpe derechista a Lugo golpea el eje chavista.
El apoyo de la Unasur no salvó en su momento al hondureño Zelaya de la destitución. Los golpistas se apuraron a consumar el golpe, en parte, para poder negociar desde el poder con los gobiernos vecinos. Un acuerdo en torno de los factores en disputa -la energía, la tierra, etcétera- podría mandar al diablo la “lucha anti golpista” de Dilma Rouseff y de Cristina Kirchner. El elogio de todos los gobiernos del discurso de Lugo de retirarse y no llamar a las masas a movilizarse -la “resistencia pacífica”- marca que tienen límites insalvables para enfrentar el golpe por la vía de la movilización popular, que pondría en jaque, no solamente el control sobre la tierra de la oligarquía paraguaya, sino todo el esquema de colonización económica montado en torno de la represa de Itaipú y de los intereses brasileños.
La movilización política independiente contra el golpe debería ir acompañada del planteo en favor de una asamblea constituyente contra el Estado “colorado” de Paraguay, una tarea de los trabajadores y del pueblo de toda Latinoamérica.
Golpe de Estado en Paraguay : Prensa Obrera 1228
La historia “no oficial” de la matanza
La cantidad de muertos no se conoce y organizaciones campesinas denuncian que siguen encontrándose cadáveres, ya que la matanza continúa. Las organizaciones humanitarias paraguayas llaman a “garantizar la vida de los campesinos heridos”. No hay información clara sobre detenidos, muertos y heridos. La TV paraguaya sólo mostró policías muertos.
Es Curuguaty, departamento de Canindeyú, una de las zonas más pobres del país y, al mismo tiempo, rica en tierras fértiles y en plantaciones, entre la soja, en las miles de hectáreas de tierra en disputa, aún siguen apareciendo cuerpos de campesinos en lugares donde no llegaron las balas de la policía. ¿Quién los mató? ¿Quién los mata?
Riquelme, el empresario, no se ha visto por allí; pero todos hablan de él.
La Radio Comunitaria Popular clama a los cuatro vientos las verdades del pueblo, que distan mucho de aquellas que la “prensa oficial” de Asunción ha dado a conocer.
La gran desigualdad social del país -donde el 90% de la tierra está en manos de poco menos del 10% de la población- se hace patente en la zona, que en algún momento fue capital del Paraguay y que fue tierra elegida por el libertador uruguayo José Artigas para su última morada.
Un comunicado de los vecinos
“Las organizaciones sociales y campesinas, ante los hechos públicos del 15 de junio durante el desalojo de las tierras, a 35 kilómetros de la ciudad de Curuguaty, hacen un llamamiento a las autoridades para garantizar la vida de los campesinos heridos que aún siguen en los montes, y los desaparecidos y evitar más hechos de violencia en el lugar. Solicitar la presencia de una comitiva interinstitucional con representantes de los tres poderes del Estado, comisiones de derechos humanos y organismos internacionales en el lugar de los hechos, que permita una tregua de las operaciones de policías y militares, y lograr el retiro de los fallecidos y la asistencia de los heridos que reclaman los ocupantes”, dicen los vecinos.
Son los mismos que denuncian las detenciones arbitrarias de las personas que no tienen nada que ver con la ocupación, detenidas por auxiliar a los heridos, por ser familiares, “que inclusive fueron torturados y en estos momentos están en el calabozo de la comisaría de Curuguaty”. Recurren a la solidaridad nacional e internacional para lograr “la recuperación de las tierras”.
Allí expresaron su firma los movimientos ecologistas y campesinos, foros educativos y cuanta organización social trabaje en la zona de Curuguaty, apenas horas más tarde de la matanza más trágica de la historia moderna de Paraguay.
El concejal Santiago Martínez conoce la zona. “La visión de los medios de la capital ha sido muy parcial, en los canales de televisión se vieron las fotos de los policías fallecidos, pero ni se mencionan los nombres de los campesinos muertos. Las tierras no son de Riquelme, las tierras públicas son para la reforma agraria como se estableció en la década del ’60. Eso fue legalizado durante los ’90, pero la poca capacidad y debilidad institucional nunca hizo valer eso. La gente tiene sus derechos (…). Son propiedades sujetas a la reforma agraria, todos los sin tierra tienen derecho de acceder a ese pedazo de tierra”, dice uno de los referentes políticos de la zona.