Es muy raro este River, un equipo que parece tener todos los condimentos. Capáz de enamorarte un domingo y traerte fantasmas a la cabeza al domingo siguiente. Que por momentos parece que acelera quinta a fondo y a los dos minutos pone reversa. Que parece que tiene muchas de las piezas del rompecabezas pero que aparecen aisladas, sueltitas, buscando cada una a su limítrofe de al lado para encastrar y empezar a armarse. Seguramente que es difícil y es una picardía ser exigentes con un plantel que no tiene márgenes de error. Hoy en día, los resultados son lo único que importa y llevándonos solo por eso la suma de puntos esta a la altura de las necesidades. Pero hay muchos aspectos que no debemos dejar pasar por alto.
Me gustaría que, ante igualdad de rendimientos, Cappa no saque a quienes son los líderes de cada una de las líneas como hizo con Ferrero. Propongamos una especie de ecuación o regla de tres simples futbolística: Si en este campeonato Maidana no ha sido más que Ferrero ni viceversa, ¿Por qué sale, de los dos, el que más aptitudes de líder tiene? ¿Por qué sale el que tuvo que ceder su puesto para la adaptación del otro? ¿Por qué sale, pese a sus limitaciones técnicas, el referente de la interesante solidez defensiva que se había conseguido? Hoy River, por ausencias o por lesiones (Almeyda), no tuvo líderes defensivos en cancha, y vaya si se notó la falencia.
Me gustaría que ante la adversidad el equipo no recurra a estrategias “Astradisticas”. River hoy se trae un punto del Sur por la pura impericia de los jugadores de Banfield para terminar las jugadas de gol y no por la lectura de los cambios. Resulta bastante curioso que un entrenador como Cappa que siempre ha apostado a una identidad, termine apostando prácticamente a una improvisación ofensiva. Me animo a decir que el 90% de los puntos obtenidos son en base a improvisaciones futbolísticas en ataque y no a un funcionamiento que promueva una intención o que plasme una idea.
Me gustaría que haya más planes estratégicos ante las pelotas paradas. Solamente vi ordenado al equipo en este aspecto en el debut ante Tigre, después jamás ha mostrado un patrón definido de marca. En la misma pelota quieta, se ven jugadores marcando hombre mientras otros tratan de implementar una zona que siempre queda en la intrascendencia. Si tu arquero partido a partido da malas señales de juego aéreo ante los centros no hay que promover a desprotegerlo.
Me gustaría que las estrategias se adapten muchísimo más con los jugadores que forman parte del once inicial. Si Pavone por buen márgen es el delantero con más jerarquía para terminar una jugada no se entiende porque tiene la orden de tirarse mucho a la raya y jugar de wing, sabiendo que Funes Mori puede hacer ese trabajo. Tenemos una dupla fantástica de delanteros, que si están al 100% pueden entenderse a la perfección, y está siendo 100% desaprovechada. La decisión de que el pasador sea Ortega y la tozudez de no adoptar al fondo de cancha como una religión atentan contra el funcionamiento del tándem. Si Lamela tiene aptitudes para tirar diagonales o formar parte de la organización del juego no se entiende porque no tiene ordenes de intercambiar posiciones y termina muriendo siempre en la intrascendencia de la franja. Si Arano entorpece la salida y a su vez conoce territorio de raya final una vez cada dos partidos no se entiende para que forma parte del equipo. Cuando la crítica ante determinadas situaciones de juego ya es reiterativa es porque falta reacción desde el banco.
Llegando a mitad de torneo, es chocante la señal de que hoy se haya mostrado el peor fútbol del Apertura, porque hay una final del mundo a la vuelta de la esquina el próximo lunes.
La confianza por un lado y la preocupación por el otro, distribuidas en un 50 y un 50. Sinceramente, a esta altura, esperaba algo más de este River…