[b]A pelear por todo otra vez
HORACIO GARCIA hgarcia@ole.com.ar[/b]
Desde que el fútbol es fútbol existen tres resultados posibles. Y dentro de esa lógica, esta vez a Boca le tocó perder una final. Por eso la Copa se la llevó con justicia el Cruz Azul, que en el segundo tiempo supo aprovechar sus oportunidades y marcó la diferencia. Por suerte para el pueblo bostero, de las tres variantes, la derrota es la menos frecuente. De todos modos, a pesar de la caída, en esta etapa de preparación se pueden encontrar hechos auspiciosos. Más allá de un error de cálculo en el tercer gol, el arco hoy tiene dos opciones: Caranta y Migliore. En defensa, a los centrales se los ve firmes e ilusiona la aparición de Roncaglia. En la zona de generación de juego está creciendo Dátolo, más participativo y agresivo. El uruguayo Alvaro González, en estas primeras apariciones, mostró que es rápido, agresivo y que dispone de buena pegada. Y adelante hay goleadores: cuando no mojó Palermo apareció Boselli.
La gira por EE.UU. continúa, pero Russo sabe que tiene que apostar al trabajo. Aún falta gente importante como Palacio, Ibarra y Banega. Con ellos, más algún refuerzo y la magia de Román, el equipo estará a punto de caramelo y dispuesto a luchar con todo y por todo. ¡Como siempre!
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Arbitros parciales
Los jueces yanquis de esta Copa quedaron felices por dirigir a Boca.
CLAUDIA VILLAPUN cvillapun@ole.com.ar [/b]
Miguel Russo se acerca al cuarto árbitro. Le señala hacia arriba, se enoja. El juez intenta entender cuál es la protesta. La pantalla sigue emitiendo las imágenes del partido, algo prohibido en Buenos Aires. El relato también se escucha, aunque bajito, por los parlantes del estadio. Y, de a ratos, algunos de los jueces se guían por las repeticiones para corroborar sus fallos. Eso es lo que enoja al DT. “Es muy diferente el juego aquí, pero es emocionante tener a estos equipos, los mejores de América, jugando en estas tierras”, explica Michel Merger, quien está encargado de los árbitros en esta competencia. Se pasó (y aún sigue) toda su vida con el silbato, y es la primera vez que en su país puede ver fútbol de esta calidad. Y sus ojos van directo hacia un hombre: “Martín Palermo, una maravilla”, dice.
Richard Heron es el árbitro principal, un morocho de más de 1,90 metro que asusta hasta que sonríe. “Cada partido es importante. El estilo es distinto, se juega más fuerte”, cuenta mientras intenta mantener la rectitud. Hilario Grajeda es el cuarto hombre. Habla español porque tiene a su madre en Zaragoza, con lo cual nadie pudo hacerse el vivo con algún insulto, porque entiende todo a la perfección. Jason Cullum (rostro al estilo Beverly Hills 90210) y Jeff Muschik son los líneas (aquí nadie le dice linesman). Los cuatro, además de Michel, están entusiasmados por esta Copa, única en Estados Unidos. “Yo fui juez durante más de 15 años y aún no lo puedo creer. Me encantan estos equipos. Para la MLS es un paso importantísimo, porque recién estamos empezando y queremos crecer. Esperamos que clubes como Boca puedan venir más seguido”, dice Merger, quien siempre dirigió partidos de equipos semiprofesionales, universitarios, pero nunca tuvo la chance de participar en partidos así.
“Boca es incomparable. Me sorprendió mucho Palermo, es un señor, muy gentil. Realmente admirable”, agrega. Y se tienta. Mira el campo y quiere entrar. “Ojalá tenga mi chance”, se ilusiona.
PHOENIX (ENVIADA).